Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

Recursos Sindicaciones

Tres minucias

(I)

La derrota contra el Mallorca contuvo un penoso incidente que ha pasado desapercibido para los medios de comunicación (al menos para los pocos que consulté). Y no me extraña porque los cronistas están más preocupados de Agüeros y Niños que de cumplir cabalmente con su tarea, la cual prescribe, entre otras cosas, una defensa sin ambages de la deportividad. Hablo del rifirrafe entre Kezman y parte de la hinchada del Calderón. El nueve serbio, en vez de aguantar impávido los insultos y recriminaciones que provenían de uno de los fondos (como era su deber), dio en contraatacar con gestos despectivos y palabras gruesas. Actuó de un modo irresponsable y nadie se lo reprochó.

Ya en mi libro "El Rojo y el Blanco" critiqué acerbamente la tolerancia para con los jugadores que se timan con el público. El juego deportivo se funda en una división de papeles estricta: los que juegan y los que miran. En cierta ocasión, Raúl, después de marcar un gol en el Nou Camp, se llevó el índice a los labios y mandó callar al público blaugrana. Un escritor dijo que aquel acto probaba lo "bien amueblada que tiene la cabeza" (¡sic!). Todo lo contrario: fue una necedad doble (la del as del balón y la del crítico).

Los deditos silenciadores de las hinchadas rivales, las celebraciones en las que los futbolistas trepan por la grada para abrazarse a la gente o multiplican las cucamonas y los diálogos entre los profesionales y la afición, tienden a abolir la frontera que separa el cemento del césped y convierten a los espectadores en partícipes activos del juego. Nada más contrario al espíritu del deporte y nada más peligroso, porque los más forofos sólo necesitan una señal (un leve pretexto) para intervenir por las bravas (es lo que ocurría a menudo en los juegos medievales precursores del balompié).

¿Qué era el público de los estadios antes? Un testigo privilegiado del acontecimiento. ¿Qué parece ahora? El verdadero protagonista del match.

(II)

Uno de los comentaristas de la actualidad colchonera menos sagaces –y los hay de concurso– acaba de descubrir que el Atleti no tiene un "equipo ganador". ¡En buena hora! Total, sólo quedan un par de jornadas para que el campeonato concluya. Tan lúcido analista, después de rezongar una serie de latiguillos y de dar por perdida la batalla en pro de la renovación de Murcia (¡qué paliza, –oh Señor–, nos han propinado con el asunto!), recomienda a Gil Marín y Cerezo que contraten a un equipo de psicólogos. No me opongo, a condición de que los atendidos en primer lugar sean él y la tropa junto a la cual se alinea (los de las pretemporadas triunfales, los del descenso "por culpa de la intervención judicial del club", los hinchas del Porvenir.)

(III)

Tuve la oportunidad de ver por televisión una entrevista a Di Stéfano, con motivo de haberle sido concedida la Medalla de la Comunidad de Madrid. En un momento de la conversación, el presidente honorario del Real dijo: "Mi suerte fue venir a un club grande". ¿Un alarde de modestia?, ¿un simple lapsus? Temo que algo más. El Madrid no era un club grande cuando se enroló en él Di Stéfano, pero el pobre ha oído tantas veces la letanía de la grandeur merengue que, en su cerebro anciano, el Madrid ya era mucho Madrid cuando él, la Saeta Rubia, cambió Bogotá por el Foro. ¡Y luego dicen que la propaganda es un conjunto de tretas inocuas que no tienen el poder de distorsionar nuestra noción del pasado, del presente y del futuro!

Mensaje implícito en toda presunción blanca: el Madrid siempre fue el mejor y por eso siempre lo será. En cierto modo su superioridad es una especie de arquetipo platónico; preexistía al propio fútbol. Hasta Di Stéfano lo reconoce.

Comentarios

Aún no ha hecho nadie ningún comentario. Escribe alguno y sé el primero :P