Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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El ansia, la trampa y la bravata

(Desquite aplazado.) Las canteras del balompié mundial son Brasil, Argentina y África. De África vienen los diamantes en bruto; de Argentina y Brasil, ya pulidos. En el continente que fue la cuna de la Humanidad, los árbitros ya no pitan a caballo, ni el público invade el terreno de juego para resolver los partidos, sin dejar que los diriman en paz los jugadores, pero aún al astro que marra un penalti con su selección pueden quemarle el coche...

La mayoría de los cracks africanos enloquecen en los Mundiales y rompen la disciplina del equipo, lo que no se atreven a hacer cuando actúan con sus clubes (generalmente europeos). Tienen unas cualidades atléticas magníficas y son hábiles (salvo quizá en el chut), pero no saben jugar...al fútbol. U olvidan lo que saben. Anhelan ser los héroes exclusivos. Su patriotismo es aún tribal: se sobreexcitan, se emocionan más de la cuenta. Millonarios y felices, les ilusiona creer que atenúan el hambre y el infortunio de sus compatriotas cuando marcan un gol. Y lo quieren hacer de bandera. Quizá por eso chupan. En fin, otro año será, salvo que los dioses tutelares de Ghana dispongan lo contrario.

(Subasta pública.) Gil Marín no pretende vender al "Niño" porque no necesita el dinero. Y como no pretende venderlo, le ha puesto precio: 35 millones. Peiró (otro veterano que contemporiza con los desmanes de Gil Junior) dice que, después de que Barroso lo traspasara ("Nunca se viera mayor desatino: traspasar Peiró al Torino", escribieron unos aficionados colchoneros en su inútil pancarta de protesta), el Atleti siguió ganando. Le flaquea la memoria: durante un trienio, el que media entre 1962 y 1964, el club del Metropolitano decayó hasta el punto de que el entonces desconocido Vicente Calderón tuvo que sustituir a Barroso. Claro que Gil Marín bien podrá afirmar después de la pública subasta de Torres: "Antes no ganábamos y ahora tampoco. ¿Veis, tontitos, como nada ha cambiado?"

(Perfil). No es muy grande, ni tampoco muy ducho. Fuera del área no da pie con bola; dentro, dista mucho de ser infalible. Se cabrea cuando no le salen las cosas, que es casi siempre, y lo paga con las tibias del adversario. Padece de intemperancia crónica: tiene mal perder, no carácter. Empero, dice de sí mismo que es un ganador (sic), lo cual no significa que gane sino que le gustaría ganar (rarezas que tienen algunos deportistas). Se llama Kezman, un peso muerto en la plantilla del Chelsea que Toni Muñoz trajo al Atleti tras meses de intensísimas negociaciones. ¡Lo que cuesta hoy adquirir un petardo!

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