Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Una vez le pidieron a Di Stéfano que se describiese como jugador. Él, con la reticencia a hablar de sí mismo característica de la gente de antaño, apenas abrió la boca para murmurar: "Decían que tenía rapidez y aguante". Nada agregó sobre la inventiva, la genialidad, el carácter o la técnica. Los doña calidad, facción dominante en la crítica de hoy, dan por supuesto que al balompié se juega con el cerebro y no con el cuerpo, con la imaginación y no con las piernas, con la mentalidad y no con los pulmones. Pero incluso para proteger el balón tan bien como lo hacen Zidane o Riquelme no basta con la clase; hay que tener un físico poderoso, protector. El caso de Francia, pese a su relativa vejez.

Muchos analistas se han dejado, como de costumbre, confundir por el score. Así, para la mayoría España fue superior en el primer periodo e inferior en el segundo. Yo no vi tal cosa. Fuimos (en un partido yermo, pues apenas hubo buenas jugadas) un poco peores casi siempre.

La posesión de la pelota no es un fin en sí misma; además, retenerla exclusivamente en la zaga contraproduce. Así, en cuanto el balón ingresaba en el medio del campo, Francia nos lo arrebataba o provocaba el error de los hábiles pero comparativamente débiles centrocampistas españoles. Sólo Ramos, Torres y los centrales ganaron algún balón dividido; y tiramos dos veces a puerta: cuando el penalti y en el golpe franco de Pernía. Esto por lo que respecta a la primera parte.

Por contra, en el segundo tiempo, poco a poco creció el espacio útil en el centro del campo. Hacia la mitad de ese periodo, el partido (hasta entonces dominado por la fortaleza de los azules) pareció que podía virar al rojo, merced a la fatiga de Makelele, Vieira, Zidane, incluso de Ribery. Pensé por un instante: "Si llegamos a la prórroga, son nuestros". Pero no llegamos…

La hipótesis, en virtud de la cual la anulación de Henry era la victoria, también se reveló equivocada. No cometimos errores en el fuera de juego y Henry apenas intervino, y sin embargo…

Supongo que todos los entrenadores quieren un equipo de demonios que jueguen como los ángeles. La España de Luis es un equipo de diablillos con algún angelote incrustado. Los diablillos difícilmente crecerán; confiemos en que, cara a futuros compromisos, los angelotes críen la suficiente pezuña.

¿Continuará Luis? El actual seleccionador, pese a cierta reputación de hombre áspero, ha sabido ganarse la confianza de la prensa y nadie le ha discutido las alineaciones. (Hemos llevado lo que tenemos; hemos sido lo que somos). Yo le pondría (por chinchar, más que nada) algún pero: la insistencia en Pernía, porque un defensor ante todo ha de saber defender y el hispano-argentino corta pocos balones; y su inclinación por Cesc en el primer tiempo contra Francia, cuando todo indicaba que el match contra los galos iba a ser una batalla de desgaste. ¿Por qué no Senna al principio?

Un mes antes de la Copa del Mundo, España no producía ni frío ni calor. Después, en parte por la inercia de la publicidad, en parte por el efecto del último amistoso y del primer partido en Alemania, se produjo la marabunta. El patrón recuerda al de las grandes catástrofes, en las que un mínimo gesto de temor desencadena el pánico general. También la euforia tiene ese poder de contagio. ¿Será una peste o un terremoto?

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