Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Horchata en las venas

Gondad. (No es un error. Si hubiese querido escribir ‘bondad’, lo habría hecho.)

Como se extinguió el affaire Pablo, ahora reavivan el de Torres, aunque apenas hay pavesas en esa fogata de asar sardinas. Después de la autohumillación pública del central (¡qué bobos y qué masocas son los jugadores, santo cielo!), varios son los recién llegados que han puesto sus barbas a remojar. Nos informan de que incluso el imberbe pibe Agüero ya estudia el manual del güen rojiblanco, según uno de cuyos artículos: el güen rojiblanco jamás jugará en el Madrid, y poco importa que tampoco lo haga en el Atleti. O sea, güen rojiblanco es aquel que, si futbolista hábil, antes o después se pirará del Atleti, pero nunca al Madrid. Van a incorporar a la camiseta de los blancos el eslogan: "El mejor club del siglo XX". En la del Atleti bordarán: "Pequeño club grande del que los cracks pueden marcharse cuando se les antoje, salvo al Madrid". Es un poco más larga pero no menos pertinente.

Soy un bicho raro, lo reconozco. A mí lo único que me molesta de los trasvases Atleti-Real es que a los madridistas les damos buenos jugadores y ellos, en justa reciprocidad, nos enjaretan paquetes.

Duro aprendizaje.

De cualquier forma, al asunto Torres le debemos algunas enseñanzas provechosas. Ahora sabemos, gracias a Gil Marín, lo que sienten los incondicionales de los clubes inferiores antes del inicio de una campaña cualquiera: la inquietud de no poder retener a ese jugador que, contratado por una módica cantidad o surgido como por arte de magia en las categorías inferiores, logra sobresalir. (Aunque no todos se dejan zarandear por el deseo de los grandes. Ahí está el Osasuna, a cuyo cotizado futbolista Raúl García nadie ha importunado con las supuestas ansias del Atleti por hacerse con sus servicios.)

Quien os entienda que os compre.

¿Es el Atleti un grande? No, si se ve obligado a vender a su jugador más valioso. Sí, haga lo que haga, en virtud de su historial. Ahora bien –discurren los mismos–, si el Atleti quiere volver por sus fueros, debería vender a Torres y con el producto de la operación fichar a dos o tres futbolistas que lo engrandecieran. Primera conclusión, irrebatible: el Atleti no es un grande o es un grande sedicente. Otra, hipotética: quiere y no puede. Tercera, suspicacísima: no quiere, pero lo disimula muy bien y no renuncia a presumir.

Gastad cabeza.

Yo deliberaría con el lógico pragmatismo. Por ejemplo: los buenos delanteros no abundan y Torres es (con todas sus imperfecciones) un buen delantero. Además, poseer un capital no garantiza su feliz utilización. Haced memoria: ¿qué le pasó al Barça de Gaspar? Con el fabuloso botín de Figo, trajo a Simao, Giovanni, Rochemback, Overmans, Petit…, al frente de los cuales puso a Reixach. O sea: tiró el dinero a la basura. Si me juráis que va a reinvertir la pasta que nos pudieran ofrecer por el "Niño" un Monchi, todavía; pero sus homólogos rojiblancos han sido hasta ahora verdaderas nulidades. De manera que lo aconsejable es quedarse uno como está. Torres es el pájaro en mano; sus sucesores, aún vuelan.

Semejanzas engañosas

Invocad precedentes, pero sin dejaros ninguno. Últimamente se ha esgrimido mucho el caso de Peiró, no así los de Mendoza y Hugo Sánchez. Peiró y Mendoza proporcionaron unos fondos que eran necesarios para proseguir, en un caso, y culminar, en el otro, las obras del Manzanares. Sin el "Galgo del Metropolitano", el Atleti dejó de ganar lo poco que ganaba (la Copa, la Recopa…) y atravesó un bache. En cambio, para cubrir la ausencia de Mendoza (cuyo mejor momento había pasado ya) existía en el plantel un joven que se llamaba José Eulogio Gárate.

No, la situación actual se parece más a la que envolviera el traspaso de Hugo al Madrid. Con los millones que el Madrid desembolsó por el puntal mexicano, Vicente Calderón trató, sin demasiada suerte, de reforzar el equipo con cuatro o cinco hombres: Da Silva, Uralde, Salinas, Setién, Alemao… (¿Lo habéis notado? ¡Tres nueves para olvidar a uno solo!) Pero el Atleti no volvió a esa añorada cumbre que, con Hugo, tampoco se había dejado escalar. (El que perora sobre salas repletas de trofeos miente como respira; también puede ser que desconozca el significado del adjetivo ‘repleto’. Ni siquiera en sus mejores años, tuvo el Atleti vitrina reventona.)

Juicio (sin duda condenatorio) de intenciones.

Tengo para mí que, si fuera por el hijo del Difunto, Torres se abriría al modo de Vieri, esto es: unas horas antes de comenzar el campeonato; así no habría forma humana de sustituirlo. Como este año se va a salir Kezman (el rey de los bocazas) y tal vez explote Agüero, Torres sobra. Es decir, para quedar décimos en la tabla no hace falta ningún Torres. ¿No sería mejor emplear ese dinero en devolver parte de lo adeudado, descontada una fuerte comisión para el mercachifle? Así razonan para su coleto el mercachifle Gil Marín y sus mariachis, esos zotes de marca mayor. Pero claro, ahí está el público. ¡Ay el día en que abandone su postura a lo guerrero de Xian! ¡Ay el día en que la estatua de terracota o de sal recupere el movimiento y la sangre vuelva a sus venas!

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