Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Este año, tampoco

No es la única cosa (ni siquiera la más importante) de las que han ido fatal durante las casi dos décadas del Gilato. Me refiero a los duelos con el Madrid. Si nos ceñimos a la Liga, no recuerdo más de cuatro victorias atléticas (dos en casa y dos a domicilio) en 34 ó 35 confrontaciones. Otra hazaña que agregar a la vasta colección.

Yo era pesimista antes del partido, ya que, por increíble que parezca, no estamos en mejor forma que el Madrid. Y eso que los merengues nos dieron toda la ventaja del mundo. Ensimismados en su bonita crisis institucional, no pudieron perfilar su plantel hasta muy tarde. La gira por América y un calendario exhaustivo (como corresponde a los clubes con deberes en Europa), les impidieron una precoz puesta a punto. Ahora mismo no son ninguna máquina. Pero, ¿y los nuestros? Los nuestros forman un puzzle con varias piezas por encajar. La excursión por Shanghai, de la que disfrutó una barbaridad el dueño (algo rascó, no cabe duda), supuso para los jugadores una paliza injustificable (hay futbolistas del Atleti, como Torres, que sencillamente no han tenido pretemporada). Y el interminable tira y afloja por Maniche demoró la consolidación del medio del campo.

Si nos temería el Madrid que Capello volvió a utilizar la fórmula que ya empleara cuando vino por primera vez a España: "Nuestros amigos del Atlético…". Pero entonces el Atleti era un campeón al que mareaba la cumbre (lo que prueba que su sitio no era ese) y Capello procedía por antífrasis (‘amigo’ aún significaba ‘enemigo’); ahora el Atleti es un beodo que intenta (y no siempre logra) atarse los cordones de los zapatos, por lo que ese ‘amigos’ sonaba mitad a ironía mitad a carantoña condescendiente, ¡puah! (Capello estuvo, junto con Mijatovic, en el palco del Manzanares viendo el Atleti-Sevilla. Fijaos bien en la foto que los muestra. ¿No permite colegir que se aburrían de solemnidad? ¡Pobres!)

Por si fuera poco, se repetía el tedioso ritual de otros años. Desde que el Atleti volvió a Primera, dos deslenguados pseudoinformadores (un presunto atlético y un presunto madridista) entran la víspera del derbi en singular combate de baladronadas, a fin de calentar el gélido ambiente. No representan a nadie, pero a ellos les da igual y se arrogan el papel de alféreces provisionales de sus respectivas causas. Lo que intercambian por la boca constituye el apoteosis del bla, bla, bla y el apocalipsis del sentido común. Quisieran ser provocadores y sólo provocan bostezos. El del Atleti es un notorio mentecato, al que algunos de sus colegas, cuando se dirigen a él, llaman el mítico fulanito (fulanito posee un nombre que no escribiré para no abrumar este blog con una fealdad innecesaria). Desde luego, míticas parecen su necedad, su insolvencia y su falta de compostura. Pues bien, es el irresponsable que marca el tono colchonero en el altercado palabreril. (Otra de las fatalidades que, en realidad, responden a la colusión entre los granujas del club y la prensa blanca. Cuanto más tonto el abanderado del Atleti, más útil a Gil Marín y al eterno rival.) Desde que regresamos del infierno, el tipo repite la memez de que este año toca saquear el Bernabéu. Luego pasa lo de siempre. Un día acertará por chiripa y pretenderá que le convalidemos todos los anteriores "ya lo decía yo" que se ha tenido que comer con patatas.

Pues bien, fue un partido disputado pero no bueno. Ni siquiera mediocre.

El Atleti, que tuvo alguna ocasión más en el primer tiempo, sólo se vino arriba (sin llegar a desmelenarse) cuando el Madrid perdió a Ramos.

La principal fuente de satisfacción del lobby merengue es que Torres no marcó y, en cambio, sí lo hizo el genio y mártir al que un seleccionador cruel e injusto ha colgado por el respeto (eso tiene que doler). Torres, según quieren los blancos con mal empatar, personifica la incapacidad del Atleti para vencer al Madrid. Pues por Torres pasó todo el peligro del conjunto del Manzanares: las cuatro o cinco acciones de mérito que produjo el equipo de Aguirre en el match. De hecho jugó bastante mejor que contra el Sevilla.

Los tiros de la prensa vikinga contra Torres también son vendettas por el cuento, fingido o real, del lance con Ramos. (Me explicaré: todo cuento es ficción, pero hay jugadores, el "Niño" entre ellos, que teatralizarían incluso una rotura de tibia y peroné). Sin embargo, nada la reprochan a Guti, el cual sobreactuó de lo lindo en la media docena de zancadillas que le pusieron.

No obstante, otra es la jugada que quiero comentar aquí. Torres volvió a disponer de una ocasión de gol espléndida, justo al principio del segundo periodo. Se interna Seitaridis y centra raso hacia el corazón del área. Era un pase perfecto, con la dirección y la fuerza precisas, pero el ariete colchonero, en ventaja sobre Cannavaro, ni rozó la pelota. ¿Por qué? ¿Está acomplejado ese chico o es que no ve bien? ¿Y si, en vez de llevarlo al psicoanalista, Villalón pidiera la vez en el oftalmólogo?

Tengo la sensación de que Pernía jugó para hacer bueno a Raúl. En este partido, ¿no hubiese sido mejor emplearlo de interior zurdo? (¿Hasta cuando, oh Petrov, seguirás abusando de nuestra paciencia?) A ver cuándo rota Aguirre al búlgaro y lo pone en la cuarta fila del banquillo. Luccin se entonó únicamente cuando el rival actuaba con diez y Maniche parece muy lejos de su mejor forma. En cambio, mejoró Seitaridis, que pudo con Reyes. Mista, como Raúl, el gol y gracias.

En el Madrid, Guti pareció Zidane (el viejo Zidane de las tardes macilentas en el Bernabéu, tampoco hay que exagerar) porque los medios colchoneros son bobos (Luccin) o no pueden ni con su alma (Maniche).

Cada vez que el Atleti ha de resolver el problema planteado por un equipo en inferioridad numérica, las pasa canutas, indicio de que no le sobra talento y le falta preparación. El Sevilla y el Madrid lo han demostrado. No es que se acobarde (idea favorita de los ideólogos merengues); es que aún no es un buen equipo, aunque tenga media docena de futbolistas que lo anuncien.

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