Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Zona drama

¿No es aburrido el asunto? Me refiero al del maldito balompié español contemplado a través del espejo cóncavo de su selección nacional. (Pues no hay espejo más fiel, porque los clubes son tan representativos de la cosa como los multicines o los grandes almacenes).

Dada la capacidad de análisis de los comentaristas, ¿no sería mejor optar por el silencio? ¿Y si no hubiera realmente nada que decir? Ah, pero eso es imposible. Adoptemos pues un aire solemne, como corresponde a los juicios sumarísimos con ejecución a la vista. Al parecer, los males no se acabarían con la destitución de Luis; es preciso que se pire también Villar. Lujo entre la miseria: hay dos chivos expiatorios, dos ceros a la izquierda, dos malos muy perversos. Leo que unos jovencitos increpan al seleccionador: "¡Viejo, vete ya!". ¡Los años convertidos no ya en factor más o menos incapacitante, sino en injuria! Luis está contaminado de vejez; que lo depuren.

Los periódicos azuzan a los hinchas: ¡consumid voto!, aunque advierten (recato hipócrita en letra pequeña) de que sus encuestas no son científicas. Con unos pocos de miles de sufragios crean ellos el unánime clamor popular.

Sin embargo, hay cosas en las que no repara nadie. ¿Qué se puede esperar de un fútbol que amaña los dieciseisavos de final de su Copa para que jueguen ¡a doble partido! tres conjuntos de Segunda B contra los tres mejores equipos del país? Nada o muy poco. (¿Por qué no clasifican directamente al Madrid, al Barça y al Valencia?) Y encima los muy idiotas y muy bellacos (incalificables idiotas y bellacos) presentan tal género de sorteo ¡como un Gordo que les hubiese tocado a los humildes! (No si tendrían que pagar por perder.)

En realidad, la crítica deportiva (como ya he dicho multitud de veces, usurpa tanto el nombre como el apellido) está muy preocupada por el interruptus de la exitomanía chafardera. Y teme que le agüen el marketing de la mejor liga del mundo (aunque sólo lo sea cuando la gana el Madrid). Sí, sí, muy bueno el fútbol español, pero la selección fracasa siempre.

Como en la presente oportunidad se trata de fusilar a dos enemigos públicos, no hay pólvora para gastar en salvas. Es una suerte, ya que, por lo menos, no han vuelto a reproducirse las cursis majaderías de después del mundial. "Falta cultura de selección". Es un tópico merengue que tiende a explicar por qué el as madridista de blanco es un genio y de rojo, un tipo normal. El as madridista no se emplea en el combinado español porque no tiene cultura de selección. (Podrían enunciarlo así: la selección le importa tres cáscaras de nuez, lo cual no bastaría para transformar el embuste en verdad.)

"Es que el himno no tiene letra. Y así ¿cómo va a estar el país, unido como una piña, en torno a su selección?" Parábola extraída de la vida real: en no sé Eurocopa, hubo que perseguir por los hoteles de medio mundo a los futbolistas daneses, que estaban de vacaciones (Dinamarca no se había clasificado; tampoco recuerdo el equipo que hizo forfait y al que debían sustituir los animosos nórdicos). Pues bien, los capturaron, les dieron el uniforme y las botas, se pusieron a jugar y vencieron. Ignoro si todo el país estaba detrás o delante y el grado de unión de sus ciudadanos, pero lo imagino medio muerto de la risa.

"Es que el jugador español alcanza el cenit (en cuanto a la forma física) en febrero y a partir de abril decae". (La profunda observación es de Camacho; me he limitado a ponerla en prosa.)

Punto primero: un poco de fenomenología. Inglaterra empata en Old Traford con Macedonia; Dinamarca, en Copenhague con Irlanda del Norte. Escocia tumba a Francia. El vigente campeón mundial, Italia, no para de dar tumbos…; punto segundo: carecemos de una figura o dos de primer nivel y los mejores de los nuestros no están en forma; punto tercero: algunos de los ídolos de la afición española tienen la cabeza justa para adornar la parte superior del tronco (ejemplo: Joaquín); punto cuarto: los críticos se engañan y nos engañan.

(Coda dramática.) Maxi Rodríguez, el hombre con mejor puntería del Atleti, se lesiona de gravedad en un vulgar amistoso. ¿Escenario del match? Un plantío donde se hubiese averiado un tractor, y nada tiene de insólito que le tocase el garbanzo negro a un futbolista del Atleti porque el club del Calderón llevaba más papeletas que nadie en la lotería del siniestro (seis hombres). El consejero delegado de la entidad colchonera ha dicho (sólo sirve para la demagogia) que piensa demandar a la AFA y a la FIFA. (¿Y por qué no a la Federación Española, que homologó ese césped? Muy sencillo: la temporada ha empezado bastante bien desde el punto de vista del arbitraje. Además, Gil Marín ya rifó la salud de sus jugadores en los patatales de Shangai y Coruña; allí cayó Miguel.)

Los periodistas filorrojiblancos se indignan ahora con el presidente de la Federación Española, pero antes del partido permanecieron mudos. Peor aún: en vez de denunciar el peligro que corrían los jugadores, consagraron sus inanes comentarios al autobombo (¿no superabunda la plantilla del Atleti en internacionales?).

Aún no han intervenido a Maxi. Deberían buscar una clínica en los EEUU donde operen las roturas de cruzado con ayuda de un navegador, aparato que permite dotar al ligamento reconstruido de la tensión exacta (mucha, privaría de movilidad a la articulación; poca, la dejaría demasiado suelta.)

¿La "Fiera", otro héroe frágil o malhadado como Leivinha, como Vieri, como Caminero, como Kiko, como el último Jugovic?

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