Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Pasos procesionales

(I)

El locutor y el ex jugador, ambos insufribles, insistían: el primero en las buenas intenciones ("¡Qué buena intención llevaba ese centro!"), el segundo en lo difícil que es el balompié. Allá por el minuto veinticinco del primer periodo se produjo la coincidencia: el match era ¡trepidante! Pero lo mejor vino cuando uno de ellos soltó por la boca: "El Levante es la bestia negra del Atleti, y no nos referimos a Etien (un jugador negro del equipo valenciano), que nadie nos interprete mal". ¡De traca!

El campo se vació para ver a los niños. Ni la anunciada presencia del famoso mediapunta arrebatado al Madrid sedujo a los aficionados. Llovía, el alcalde había situado estratégicamente sus zanjas disuasorias y los del club habían decidido cobrar a la fiel hinchada. La gente, combatida por tierra, mar y aire, no fue.

El adversario era un recién ascendido con ocho o nueve suplentes. Ganó con todo merecimiento. En la barra del bar, un colchonero pidió la cabeza de Aguirre: "¡A Pamplona! ¡Qué vergüenza, con la plantilla que tiene el Atleti! Sin fuerzas para emprender una discusión que intuía borrascosa, murmuré: "Otro que lee demasiados periódicos deportivos". Porque si algo demostró el encuentro contra el Levante es que las excelencias de la plantilla del Atleti son una invención de los indocumentados de los periódicos.

Pronto empezarán a sacudir a Aguirre; después sonará, recio y unánime, el grito de guerra predilecto de una afición resignada: "¡Jugadores, mercenarios!" Con lo fácil que sería darles la carta de libertad a Gil Marín y a Cerezo.

(II)

Lo acaba de afirmar rotundamente Álvaro, el ex jugador del Madrid: "No hay calidad en la cantera". Se refiere a la de su antiguo club, cuyo filial milita en la categoría de plata. Por el contrario, los archifanfarrones del Calderón aseguran que las categorías inferiores del Atleti, cuyo segundo equipo se debate en los últimos puestos de la clasificación en Segunda B, viven una Edad de Oro. La cantera del Atleti es una fábrica de astros que trabaja en turnos de mañana, tarde y noche. ¿Dónde estaban ayer?

¿Qué venden las empresas? Mentiras junto con cierta cantidad de un bien o servicio, el que produzcan en cada caso. El Atleti (que es una empresa, no lo olvidemos) vende mentiras sin la contrapartida de ningún bien o servicio. Si no me equivoco, la cosa tiene un nombre poco halagüeño: estafa. Gil Marín había aprovechado el inicio bonancible y potrudo del once rojiblanco para esponjarse y gallear. (Al depresivo y deprimente Atleti de hoy lo define el anhelo de bravata. Da miedo pensar en lo que sucedería si algo le saliera bien.) Pero en Coruña el rumbo volvió a torcerse, y, así como los beatos católicos compran escapularios y estampitas del Sagrado Corazón, el Atleti adquiere los factores (y estigmas) del fracaso. A ver, póngame: cuarto y mitad de lesiones, medio de baja forma, doscientos gramos de desmoralización, cien de incompetencia y varios sobrecitos de mala suerte…

De cualquier manera, los imbéciles, a quienes basta con verse alguna vez por delante del Madrid, han tenido quince días de felicidad absoluta; que les quiten lo bailao. Lo malo es que hasta el año próximo no volverán las fiestas patronales y eso si el tiempo acompaña y la autoridad no lo impide.

Sopas bobas que no tardarán en servirnos en los quioscos: varios fichajes, un estadio nuevo, un equipo de balomano, la ciudad deportiva... ¿A cambio de qué escudan a Gil Marín los imbéciles?

(III)

El Atleti hodierno reacciona mal ante los imprevistos, pues lo hace con una mezcla de estupor, mala follá y jeremiadas. (Ahora bien, el deporte es un gran promotor de imprevistos.) El último ejemplo lo ha proporcionado la lesión de Maxi: otra pésima gestión de Gil Marín, quien se apresuró a evaluar las facturas deportiva y económica del contratiempo: 15 goles y seis millones de euros. Equivale a decir: adiós a nuestras aspiraciones en la liga y al sueño de unas cuentas equilibradas. El heredero también amagó con querellarse contra la FIFA y la UEFA por daños y perjuicios. ¡Mirad cómo tiembla Blatter!

Pero, ¿por qué solloza tan amargamente Gil Marín? Muy sencillo: ensaya la disculpa para cuando el club no logre alcanzar sus metas y el viento de marzo barra las cenizas de la ilusión. Hay otro aspecto del asunto. ¿Os habéis percatado de que, siempre que las cosas van peor que mal (van muy mal siempre; o sea, siempre hace frío, pero a veces la sensación térmica es de gelidez), y me refiero a cosas tales como la eliminación en la Intertontos, la imposibilidad crónica de jugar la UEFA, o ahora la lesión de Maxi, sale a relucir la misma cifra: seis millones de euros? ¿Será la cantidad que cada temporada sisa al Atleti el forajido? De esa manera el lloriqueo de Gil Marín significaría: ¡ojo con mis propinas: son sagradas! Ese es Gil Marín: una especie de tío penurias, tan roñoso y trincón como su padre; un licenciado en rasking por la facultad de Valdeolivas, para quien el chanchullo es un hábitat natural y la calderilla, una pasión irrefrenable. Él argumenta que el "gran esfuerzo" ha sido realizado ya, y que no hay pasta para coser el roto de las lesiones. O sea: ¡no toquéis mi hucha!

(IV)

Las plataformas a favor de esto o aquello, sin parecerme mal, me cansan porque no sirven de mucho. Su debilidad constituye un testimonio indirecto de lo compenetrados que están los hinchas con los imbéciles y el estafador. Y no hay quien rompa esa alianza viciosa. Sólo un acontecimiento nefasto (el derrumbe definitivo del club), que nadie desea, tendría el poder de electrizar a los seguidores del Atleti, pero ¡a qué precio! (Melancolía de la situación: nos obligamos a creer que mientras el perro esté vivo podrá sanar de la rabia.)

Sin enigmas: no se trata de salvar el Calderón, sino de ayudar al Atleti. Desconfiad, pues, de los que aún le encargan el boca a boca a Gil Marín (el alcalde, los periódicos, las peñas, los notables rojiblancos…), porque es una locura dejar a la desfallecida e inerme doncella del cuello alabastrino a merced de Drácula.

(V)

(Óptica para tuertos.) Leído en un diario de la capital: "A Roberto Carlos le han tenido que entablillar un dedo de la mano izquierda por culpa de Messi. El lateral brasileño, en un intento por coger de la camiseta al argentino, una vez que había superado a Cannavaro en la acción que pudo acabar en el gol del empate de Gudjohnsen, sufrió una fractura en el dedo".

No sé si ha sido suficientemente resaltada la culpabilidad de Messi. ¿Lo hizo a propósito? ¿Llevaba algún artilugio rompededos en su camiseta?

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