Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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El Allianz Peineta

Circula por ahí una trola que ha difundido la brigada de esparcir  chaladura, ese teatro de títeres que dirige Gil Marín, cuyos muñecos al parecer son licenciados en ¡Ciencias de la Información! Érase un club de fútbol, arruinado y desprestigiado, al que el alcalde va a regalar por Reyes una cantidad de dinero fabulosa y un solar para construir un estadio.

Veo la decepción pintada en vuestros rostros. Os suena la historia, ¿verdad? Pero lo bueno de la nueva versión son algunos pormenores que enriquecen la antigua, ¡oh, sí! Prestad atención y contened la carcajada, si podéis. El estadio será olímpico pero ¡sin pistas de atletismo!, ¿¡no es una idea genial!? Es cierto que su aforo se antoja algo pobre (65.000 localidades), pero la obra se inspirará en el Allianz Arena de Munich, lo más de lo más.

Hay un inconveniente: el Ayuntamiento, a cambio de permitir la erección de un estadio olímpico sin pistas de atletismo (que es como decir, una silla sin patas ni respaldo), se reservaría la potestad de exigir la demolición parcial del graderío en caso de que Madrid fuese la ciudad designada para organizar los Juegos del año 2016. Claro, ¿dónde diantre iban a correr si no los atletas? (¡Curioso modo de propiedad, que sujeta al propietario a unas obligaciones tan inconcebibles y onerosas! Es como si edificases un chalé con piscina en un terrero tuyo y viniera un extraño y te conminase a rellenar la piscina para hacer una cancha de tenis. Y tú fueses y obedecieras.)

Otro pero insignificante. Se nos dice que el Allianz Arena ha costado 280 millones de euros y, simultáneamente, que el club sólo invertiría en La Peineta la tercera parte de los 320 ó 350 a ingresar por la recalificación del Manzanares. (Advertid que el precio del Calderón no ha cesado de crecer en la fantasía de esa carne de frenopático.) De modo que el Atleti ¡va a construir un Allianz Arena de 300 millones por unos 100! Pensaréis: qué quiere este hombre, ¡son de letras!, las cifras les resbalan. Pongo en duda que sean de letras o que calculen así debido a daños irreversibles en sus cerebros. Ocurre más bien que, si el Allianz Peineta entrañara un desembolso superior a 100 millones, no quedaría dinero para otros dos conceptos capitales: la rebaja de la deuda y la elaboración de una plantilla maravillosa. (Rico, bien instalado y campeón contemplan al Atleti la propaganda del club y los eternos becarios de los periódicos.)

El disloque era previsible y lo pronostiqué días atrás, porque conozco el modus operandi de Gil Marín. Los reiterados fracasos deportivos, que confieren a los próximos encuentros de la entidad colchonera el carácter de angustioso match ball (¡y sólo estamos en el inicio de la temporada!), en vez de provocar el análisis y la crítica sin contemplaciones, nos han deparado otra semana de exaltación del futuro rojiblanco, vaca de ubres prodigiosas de las que mana inagotable la felicidad. Gil Marín, que hubiera querido cortar la racha de derrotas con un económico ¡detente! (llegó a vaticinar con aires proféticos, el muy idiota, el triunfo en el último partido), arrollado por los acontecimientos, ha tenido que desempolvar otra vez la quimera del oro.

El cuento chino es la bebida isotónica de los pseudo-profesionales de la información, quienes, en vez de darle a Gil Marín con la puerta en las narices o de reírse en sus barbas, se prestan a divulgar podridas falsedades. Esbirros y cómplices, contribuyen a hundir el Atleti, pues en virtud de noticias como la del Allianz Peineta, todo, absolutamente todo, cobra de súbito un aire de relajada festividad. Se trata de que la afición no reaccione, catatonia que hace de ella la mejor del mundo. El beticismo, que le disputaba ese dudoso honor, acaba de tirar por los suelos una trayectoria de lustros, y ahora  abronca a Lopera, otro prócer como los Gil. Somos únicos, y nos moriremos antes.

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