Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Ni lo recordábamos

Es lo de siempre: los comentaristas creen que saben más que los entrenadores, salvo que los entrenadores tengan la labia de un Valdano o de un Menotti. Vox populi: el coach es un enemigo declarado del talento. Y ¿qué es para ellos el talento? La mera habilidad con la pelota. Por eso Valdano les cae bien cuando dice aquello tan profundo, ¿cómo es?, ah sí: "En el principio fue el balón", perogrullada estupefaciente que olvida que los principios no son los finales ni lo que ocurre en medio y que finge la originalidad por medio de una cuca apelación al origen.

Viene este largo exordio a cuento de lo que habría demostrado la victoria del Atleti contra el Villarreal, a saber: lo muy equivocados que andan por la vida Aguirre y Luis Aragonés. (El primero a causa de la suplencia de Jurado y de Agüero y el segundo por haberse atrevido a desconvocar a Torres para el match contra Rumanía).

Pero si el sábado el Atleti jugó un buen partido (quizá el mejor desde que volviese a Primera), ello tuvo que ver más con el desempeño de los secundarios que con la actuación supuestamente estelar de los jóvenes ídolos. Seitaridis, Maniche, Pernía y Luccin, sin olvidar a Antonio López y Ze Castro, fueron los principales artífices del interesante Atleti que emergió la otra noche. Lógico: el equipo empieza a estar en forma, y, si no la alcanzó antes es porque Gil Marín antepuso sus operaciones pequeño-especulativas en Extremo Oriente al necesario entrenamiento durante julio y agosto.

Sin piernas y pulmones, no hay talento que luzca y el balón deviene en la ingobernable sandía que deploraba Dirceu. Para incluir a Agüero en el once desde el pitido inicial era menester que los centrocampistas, liderados por Maniche, mordiesen, y la denostada alineación de Costinha era imprescindible mientras su compatriota "O Motor" ratease. Pero la auténtica novedad el sábado fue la titularidad simultánea de Pernía y Antonio López, pareja que se antojaba de hecho después de la lesión de Petrov, pero que no convencía a Aguirre, acaso por las razones antes apuntadas. Contra los Forlán, Riquelme y Cani, el lateral argentino se pareció a su sosias del Getafe. Y en fin, Ze Castro, aunque algo dubitativo y despistado al comienzo, ayudó a sacar el cuero jugado y marcó un gol. (A poco que mejore en las faenas destructivas, hará carrera.)

El sábado los colchoneros se pasaron el balón con rapidez y exactitud, tuvieron agresividad, velocidad y ritmo. Ya no recordábamos el fútbol en el Manzanares. Ojalá que no se trate del sueño de una noche de otoño.

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