Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Puntos suspensivos

La doctrina según la cual al Atleti se le dan mejor los rivales fuertes y es temible a domicilio sufrió un atropello aparatoso el sábado en Mestalla. Pero hubo un momento culminante en la retrasmisión por la tele del fiasco rojiblanco. Tontorroneaba el cansino locutor los eslóganes de costumbre cuando, de pronto, casi logra una frase: "En este encuentro se enfrentan un equipo que juega para ganarlo todo y otro que…" El hombre, asustado de que la tragaperras que tiene por cabeza estuviese a punto de dar premio, enmudeció. El embarazoso impasse lo resolvieron Kiko y Salinas desempolvando un tópico de la edad de la inocencia: "Es que el Atleti es muy irregular", fórmula clásica que nunca lo describió y hoy menos que antes, porque el Atleti es un equipo regular tirando a mediocre y asaz previsible. De modo que permaneció en el limbo la oportunidad de que fuera escuchado en público y por cientos de miles de televidentes lo que es el Atleti hoy: un club que juega… para no ganar nada.

Aunque la crítica poco crítica bendijese el resultado adverso ("Era normal", "El Valencia tiene una gran plantilla", "Este Atleti tiene carácter, pero…", "Sabíamos todos lo que iba a pasar"…), hubo dos detalles que habrán producido inquietud a los aficionados más sensibles. Uno: Zé Castro, la sangre fría personificada, acabó descompuesto e imitando a Perea. Otro: pudimos ver cómo por la faz lívida de Aguirre cruzaba ese rictus (inconfundible amalgama de desconcierto, hartazgo y decepción) que antes se había posado, tal que un marabú sobre el cadáver de un búfalo, en los rostros de Luis, Manzano, Ferrando y Bianchi. Las ojeras de la derrota. Ay, amigo, nada que hacer.

Llegó la segunda mitad de la Liga, ese tramo de la competición en que el Atleti flaquea porque está desnutrido y los rivales salen del letargo invernal como osos hambrientos de gloria o de buenas clasificaciones. Nos dicen sagaces expertos que los hombres de Aguirre parecen fatigados. Pues si después de una treintena escasa de partidos y sin más deberes que disputar un match cada siete días, no pueden con las botas, que los internen en un geriátrico.

Aun así, llevamos unas jornadas confortablemente instalados en el refugio montañero de la crisis merengue. Nos han dejado un rincón con estufa, prensa y cafelito, y se está muy bien. (Por cierto, los ideólogos filocolchoneros que querían que siguiese Ramón Calderón han visto atendida su plegaria; vamos a ver lo que les dura la risa en la boca).

Por cierto, ¿bromea García Pitarch cuando declara que, con unos retoques de na, "estaremos siempre entre los cinco primeros"? No, es que a García Pitarch también le vale la UEFA. Es el listón de los listillos.

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