Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Club grande no quiere crack

García Pitarch ha gargarizado una iluminación que le vino después del desayuno, la comida o la cena: "Que una cantera produzca un Fernando Torres es difícil, casi imposible. Torres no es un jugador normal, es un crack". ¿Acaso sostiene Garcia Pitarch que los cracks crecen en las copas de ciertos árboles de Oriente o son fabricados, more Blade Runner, en secretas usinas ad hoc? Todos los jugadores, mejores o peores, surgen de las secciones inferiores de los clubes, previo paso por el vientre materno y la favela, el potrero, el descampao o el patio del colegio. (De la cantera del Atleti, por cierto, también brotó, y no hace mucho, Raúl; y de la del Ajax, equipos enteros campeones de Europa; tan imposible no será el milagro.)

"Tampoco creo que (Fernando Torres) pueda permanecer en el Atlético. Si sigue aquí es por voluntad propia, porque ha decidido quedarse. Hemos recibido una oferta millonaria, pero el club ha hecho un esfuerzo para que no salga, y él ha preferido quedarse". (He aquí un monumento a la falta de lógica de García Pitarch o de sus traductores —quizá habló en valenciano y no entendieron lo que decía—. En efecto, se tiene la impresión de que es inconcebible que Torres, siendo de la cantera, aún permanezca en el Atleti. ¿Sería la cosa diferente si lo hubiese comprado el club?)

De modo que el Atleti tiene un crack: Fernando Torres. (Bien es verdad que hasta ahora no le ha servido de mucho, aunque hay quien piensa que, sin Torres, habría vuelto a Segunda.) Sin embargo, lo importante aquí no es si Torres merece o no el rango de crack, sino el hecho de que, según colegimos de las palabras de García Pitarch, el Atleti no puede retener a su figura. Y si ese crack, que no cabe por las puertas del Calderón, ha decidido que de momento se queda, nos hace un gran honor/favor; pero ¿por cuánto tiempo? Me atrevería a vaticinar que no por mucho.

Desde hace un par de años el seguidor del Atleti asiste tan campante a un numerito de zarzuela que maldita la gracia. Sale el barítono del club y proclama: ¡Qué majo eres Torres y cuánto te queremos / uña y carne toda la vida seremos!, mientras murmura girándose hacia los espectadores: carajo, vete ya de una puñetera vez. El "Niño", en el papel del tenor, replica: ¡Soy del Atleti y siempre lo seré / y, aunque podría irme, no me iré!; si bien, mirando de reojo al palco, masculla: eh, sin empujar, que aún no me he decidido entre el Manchester y el Chelsea.

Quizá García Pitarch, siguiendo instrucciones de su patrón, sólo se limite a encarecer las bondades de una mercancía de la que está loco por desprenderse. Pero lo curioso es que, para tal operación de marketing, no le importe rebajar al club hasta volverlo indigno de dar trabajo a alguien como Torres. Porque ¿conocéis un equipo grande que no pueda permitirse un crack y sólo adquiera jugadores del montón? Es como si García Pitarch pusiera el siguiente anuncio en "L’Equipe" o en "La Gazzetta dello Sport": "Club grande busca futbolistas. Abstenerse cracks".

Estoy hasta la coronilla de semejante comedia. Pertenezco a la clase de aficionados que no cree en los amoríos, ni en los compromisos, ni en los afectos sin sólidas pruebas. Además, me pasa lo que al poeta: "no puedo cantar ni quiero al Cristo del madero, sino al que anduvo en la mar". O sea: más eficacia y menos deliquios. Torres no le debe nada al Atleti; se debe a sí mismo aprender a economizar las jugadas y a tirar. Que refine su técnica y nos ahorre sus declaraciones de amor al club, que deje de perdonarnos la vida cada junio y de avalar los niquiscocios de Gil Marín (no es asunto que le competa si hay que vender el estadio o comprar más jugadores; y, si se pronuncia sobre la actualidad del club, invocando su condición de atlético, que lo diga todo y no se calle las tres cuartas partes; de lo contrario podríamos sospechar que comulga con sus jefes).

El Atleti tampoco le debe nada a Torres, siempre que le pague la ficha cuando corresponda, y debería quedarse con el "Niño", si cree que en un futuro no muy lejano puede valer 20 ó 25 goles limpios de penaltis. Si juzga que no, véndalo enhorabuena, pero sin humillarse, ni vejar a los aficionados, salvo que el último y perverso móvil de tan estúpido reality show consista en persuadir subliminalmente al abonado colchonero de que el Atleti, propagandas aparte, es un club canijo y así seguirá. Porque es una contradicción mayúscula buscar jóvenes prometedores para desprenderse de ellos en cuanto amagan con transformarse en estrellas. ¿O se va a dedicar el Atleti a la cría y engorde del crack?

Por lo demás, la prensa, incorregible, sigue a lo suyo. Ved si no qué titulares, qué comentarios."Se agarra a Europa", ¡oh sí, con uñas y dientes, como una fiera corrupia! "El Atlético ha estado entre los seis primeros en 15 de las 21 jornadas jugadas". Amigos, saludemos con tres hurras la singular hazaña; ¡que corran la zarzaparrilla y el pan de Madagascar! "El mexicano sigue siendo el 'rey'". Tuerto rey de los ciegos, aunque para dirigir la ONCE llamarán al que escribe estas memeces. "Desde que el Atlético regresó a Primera, nunca antes había estado tantas jornadas en puestos europeos". Tenemos ya más que suficiente y comprenderíamos que el nivel de producción de la dicha bajase, no se vayan a herniar los productores. "Mista se especializa en marcar en sus antiguos domicilios" Pues que Aguirre no lo ponga, porque ya no hay más antiguos domicilios que visitar. "El Atlético ganó en el Bernabéu". Esa es muy buena y me recuerda el bochorno de Cerezo celebrando (¡a través de Movilla, al que Gil Marín había echado aquel invierno!) la victoria maña ante el Madrid, en la Copa del Rey. "El triunfo del Levante llevaba el sello de cinco ex rojiblancos". Que lo disfruten con salud. Si se hubieran quedado en el Atleti, les habría ido peor.

Todos estos noticiones triunfalistas han sido extraídos de lo que antes fue un periódico vulgar y ahora es una vulgar sección. ¿Trae cuenta, comercialmente hablando, la chaladura? ¿Se lo preguntarán ellos, los así degradados?

Un medio congénere del anterior, por contra, está en vena pesimista. Y no se sabe muy bien el móvil de tan brusco viraje: ¿habrá habido por ventura una interrupción del suministro de favores por parte del club?, ¿se racaneó esta vez en el aguinaldo navideño?, ¿o es que la medrana ante las próximas finales invita a curarse en salud?

"Las segundas vueltas, punto débil de Aguirre" . Tíos, el que avisa no es traidor. "Amorrortu es un fiasco". O sea, Amorrortu kampora. ¿Lleva cuatro meses en el club y ya ha deshecho la cantera? ¡Qué eficiente! "Demoliciones Amorrortu", le llamaremos a partir de este instante. ¿Y quién lo contrató? Adivina adivinanza. (Si Amorrortu es un fiasco, qué no será Gil Marín.)

Sin embargo, para el año que viene (según la doctrina oficial del club, el de la felicidad absoluta, el del gozo saliendo del pozo) y aunque la base del once del Calderón es sólida y con uno o dos retoques bastaría y sobraría, ya hay tres fichajes y medio: Arizmendi, Diego, Mario y ¡Arteta! ¡Y los que vendrán, y los que nos quitarán in extremis!

Medio vacía o medio llena

la botella,

el caso es empinar el codo.

Que no decaiga, beodos.

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