Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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No me hable, amigo

Me pregunta un amable lector cómo va mi volumen "Abrazados a la miseria" y cuándo lo terminaré. La obra se compone de los artículos publicados en diversos medios de comunicación ("El crack 10", "La voz del deporte", "Don Balón") y de las columnas que escribí para Señales de Humo en la anterior etapa de la web. Contiene así mismo numerosos inéditos y concluye con las dos primeras colaboraciones para este blog. Ya he corregido y ordenado el texto. Ahora lo único que hace falta es encontrar un editor. ¿Lo hay? ¿Existe? Las experiencias con "El Rojo y el Blanco" y con "Pitágoras dejó el estadio" no fueron muy alentadoras. Tuve que publicar a mi costa el primer título y el segundo (un pequeño ensayo sobre el deporte) yace en un cajón, aunque procuro que no acumule demasiado polvo. De Pascuas a Ramos lo llevo a Correos, pero invariablemente me lo devuelven, al cabo unas semanas, con una tarjetita en la que pone: "Muchas gracias por su interesante… etcétera, etcétera, pero, lamentándolo mucho,… etcétera, etcétera."

No me puedo quejar: he vendido por ahora casi 900 ejemplares de "El Rojo y el Blanco" (recuperé lo gastado y gané algo de dinero); quizá se os antoje una cantidad modesta, pero me aseguran los que entienden de tales asuntos que está bastante bien, tratándose de una autoedición. Conjeturo que, si me hubiese respaldado una editorial, esa cifra se habría multiplicado como poco por 10.

Creo que no soy un completo desconocido en los ambientes que rodean al fútbol. No obstante, ningún reputado director ha tenido a bien abrirme las páginas de su periódico. (Les sobran los colaboradores sagaces y gramaticalmente competentes y por eso desdeñan a uno con las luces y la prosa justas.) Suerte que hay Internet y Señales de Humo.

Un par de redactores jefe de humildes diarios fueron más benévolos y me dejaron enredar en una esquina. Me consta que, a cambio, recibieron de todo, salvo felicitaciones. Sólo he cobrado dos artículos de los tres centenares que urdí desde que me inicié como free lance. Trabajo por las gracias, que es una pésima costumbre.

En fin, no pretendo aburriros con cuitas de autor que tampoco son originales, pero no quería parecer borde contestando a la pregunta de mi corresponsal con un seco: "No me hable, amigo".

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