Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Tarde de subalternos

No es la peor noticia para un equipo imponerse en un encuentro gracias a la actuación de sus jugadores secundarios. En este caso Galleti, que el domingo fue como si se hubiese puesto la elástica del Zaragoza, pues nos permitió evocar al exterior ratonero y astuto que militaba en el equipo maño. (Pero no hagamos de él un crack porque no lo es. También Aguilera tenía noches estelares.)

Con un Maniche y un Luccin concentrados y trabajadores (no entiendo los desmedidos elogios al galo y los reproches constantes al portugués, que se vacía y es tan seguro en el manejo de la pelota como el otro), Galleti incendió su banda y Torres las zonas del campo por las que transitó (que fueron casi todas). Es una pena que Torres, cuyo despliegue físico raya en lo ciclópeo, se ofusque cerca del área y en el área misma. Falló un cabezazo sencillo, marró un pase a Agüero que era gol. Hizo reversos prodigiosos y pifió paredes sencillas… Con dos tantos hubiese quedado como un príncipe, pero no tuvo suerte, ni equilibrio, ni puntería y nos dejó ese sinsabor especial del quiero y no puedo de Torres, quien es como el pollito que, una vez eclosionado el huevo, anda todavía por ahí con un trozo de cáscara pegado a salva sea la parte.

Atrás lo mejor fue el debut de Eller, al que aún le faltan algo de preparación y sitio, pero parece inteligente y no maneja mal la pelota.

El público, en el que calan todos y cada uno de los latiguillos de la prensa, pitó el cambio de Jurado. Era una decisión valiente, como la de prescindir de Agüero, porque Jurado (me pregunto cuándo verá puerta) acababa de abusar del balón una vez más, sin provecho para el conjunto, y el "Kun", en un partido caótico, apenas hizo nada.

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(El colosal clásico.) Un encuentro del montón con algunos goles magníficos, especialmente el último. Me alegra coincidir con Cruyff, que no ha puesto los ojos en blanco (o en blaugrana) a la hora de juzgar el match. Pero los críticos merengues, que padecen diplopía crónica (ven doble por sistema), aún no salen de su estupor. A todas sus leyendas les es inherente el hilo de saliva colgando de la boca entreabierta (normal, las redacciones de los periódicos semejan cotolengos).

Por cierto, tan penalti fue el de Guti como el que sufrió Ronaldinho, pero Undiano tampoco quiso perjudicar al muy damnificado Real Madrid.

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(Palabrería.) Messi afirma que, sobre el césped, él no piensa, se limita a actuar; pero los críticos no computan tales aseveraciones de los profesionales. Para ellos un delantero hábil es una mezcla de Einstein, Rafael Sanzio y arcángel del Señor.

 

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