Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Espabilados

No hay nadie más ufano de sus pocas luces y de su ignorancia que un periodista deportivo. Titular: "¡Atleti, espabila!", y añaden los redactores: "Espabilar: verbo transitivo: hacer pasar a alguien del estado de modorra o sueño al de vigilia y actividad". Serán burros. Precisamente, si tomamos la acepción empleada en el rótulo, es intransitivo y puede utilizarse como pronominal: "Espabile, (o espabílese), oiga, si no quiere llegar tarde". Para que fuera transitivo habría que decir: "Espabilad al Atleti", en el sentido de "Espabilad la vela, que se apaga".

"Inzaghi regala la Copa de Europa al Milán". ¿Era suya? ¿Jugó él solo?

Los dos tontainas de Antena 3 que retransmitieron la final de la Copa de Europa, merengues sin mácula (de los que guardan en un cajón su cédula de limpieza de sangre), llevaron de comentaristas a Del Bosque y Laudrup. Dijo uno de los locutores, el más bobalicón: "Gatuso no pases que no es lo tuyo". Y Del Bosque: "Yo no menospreciaría a Gatuso". El otro, cuya audacia radica en el indudable magisterio de Michel, reculó: "Hombre no he querido decir…". Del Bosque: "Acaba de dar un pase al primer toque muy bueno".

Gatuso no es un exquisito, no tiene la técnica de Kaká, pero en cuestiones tácticas le queda poco que aprender. No es únicamente un jornalero del fútbol; se mueve con más sentido que los otros (bastante mejor que Pirlo, por ejemplo.)

Leo en "El País": "El Milán enriquece su leyenda". Debió decir su palmarés. Fue un partido poco legendario, tirando a vulgar, diría yo.

"Pirlo juega; Inzaghi marca". ¿Pirlo juega? Leo al cronista:

"Pirlo. Afortunado en el saque de la falta que supuso el 1-0, dirigió con precisión el juego del Milán como medio centro. Todos sus compañeros le buscaron para que jugara el balón. Le dio salida y profundidad al equipo, conectó con Inzaghi y se ofreció siempre ante la marca que sufría Kaká. A un toque, le puso un balón de gol al brasileño, que controló de forma genial antes de que el árbitro pitara un inexistente fuera de juego. Fue desequilibrante".

Yo vi al otro Pirlo: llamativa incompetencia la suya; regaló casi siempre la pelota al adversario; jugó con todo el mundo (hasta con el referee), menos con sus compañeros. Dio dos o tres pases a un amigo en todo el match; ni tejió ni estorbó; está acabado; chutó (creo que mal) la falta en la que el cuerpo de Inzaghi rectificaría la trayectoria del esférico.

La tierra ya ha dejado de temblar (a lo sumo se perciben las tenues réplicas del terremoto). De improviso, la casa, que había permanecido en pie de puro milagro, se desploma.

Terna para sustituir a García Pitarch: "Ruiz, Esnáider y Santi Denia". No son secretarios técnicos, sino firmantes de facturas. El primero ya mostró su ineptitud; a los otros dos se les supone.

El Atleti y el Osasuna andan a la greña por Raúl García. El presidente de Osasuna acusa a Gil Marín de querer engañarlo. ¡No! ¡Imposible! ¡Tiene que haber un error!

Gil Marín nos abre su corazón: el domingo pasó vergüenza y no sé que otra cosa. Miente. Pasó miedo. "¿Me desenmascarará este resultado?", tuvo que decirse al concluir la masacre. Luego recordó que le había salido gratis bajar a Segunda y permanecer en Segunda, y recuperó el pulso, el ánimo, la color…

(Pobreza de espíritu.) Ahora lo comprendo: toleramos los bochornos a condición de que al Madrid no le vayan bien las cosas y preferimos ridiculizar a un portero joven, sin suerte y de nombre poco feliz, antes que tomarla con los que lo han fichado o promovido. La resaca de la noche más afrentosa me devuelve dos imágenes: la de los aficionados que, vueltos hacia la presidencia, se quedaron como pasmarotes sin atreverse a sacar ni un triste pañuelo, y la del célebre cantante que desfiló, antes de que terminara el sarao, con ostensibles gestos de disgusto y que declaró a la salida: "He venido por última vez", sin explicar las razones de tan abrupta decisión. Notad que no hay un solo personaje público que censure a los okupas en público.

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