Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Ceremonia del adiós

Se consumó el enésimo trapicheo: los okupas cambian a Torres por 30 miserables kilos y Luis García. Y es en este punto donde resplandece en todo su siniestro fulgor la peculiar falta de lógica de los reporteros, que no halla incompatible el que Torres tenga que irse debido al pequeño tamaño de su club con el augurio del vertiginoso crecimiento del Atleti, a consecuencia precisamente de la partida de Torres. Como la entidad del Manzanares pagará 21 millones al Villarreal por Forlán (cinco años mayor que el "Niño" aunque, por ahora, un poco más goleador), os basta con restar y comprobaréis que, con el dinero sobrante del trueque de cromos (nueve millones), hay más que suficiente para romper el mercado (¡oh, sí!). ¡Y nos dijeron que la salida de Torres era la condición necesaria para armar un poderoso Atleti!

A la ganga (para el Liverpool) del traspaso de Torres, que denuncia la impaciencia de los okupas por deshacerse del jugador, añadid la llegada de Luis García, que nunca fue un crack y que quiere retirarse en La Peineta. Del Atleti jardín de infancia pasaremos al Atleti asilo en un santiamén.

Y luego están las grimosas circunstancias que envolvieron el negocio: los alevosos embustes de Gil Marín y Cerezo. "Conservaremos el 90% de la plantilla", cacareó "Twistface". Ya han reformado la cuarta parte y aún no ha concluido la revolución. "Torres seguirá con nosotros muchos años", apostilló el magnate de la lengua larga y bífida, mientras el club ultimaba el acuerdo con los Reds.

Torres y Raúl han sido los dos únicos futbolistas de renombre que ha dado la cantera del Atleti en la ominosa era Gil. Al segundo lo abandonaron junto al Bernabéu, sin cestita de mimbre (que tampoco era Moisés), pero con una nota en el pañal: "Es gratis; que os aproveche", y al primero lo traspasan hoy a precio de centrocampista trotón no exento de clase (y ni siquiera: Essien le costó al Chelsea 36 millones), o de central para el Madrid de Florentino, aquel ser superior (Samuel, Woodgate...). Es una vergüenza que no sonrojará a los okupas ni a su cohorte de abogados en los medios de desinformación (¡cargue con esos mantas el demonio!). Pero así es la vida: Gil Marín prefiere comprar caro y vender barato, quizá porque de las compras saca él los mayores pellizcos.

Ya sólo queda el Calderón y no por mucho tiempo. Cuando se lo pulan y las plusvalías hayan ido a parar a las carteras de los abnegados desvalijadores, tal vez se larguen con viento fresco. De todos modos, admira la impunidad con la que operan. Están habituados a hacer y deshacer sin que nadie se lo estorbe, sin un mal gesto por parte de la masa social, sin que los comentaristas objeten nada. Incluso Torres se ha prestado a la comedia del "hasta luego". ¿Va a volver si fracasa en Anfield Road? ¿Va a volver cuando esté viejo y harto del fútbol? (Qué detalle por su parte. No, muchas gracias.)

Según Torres fue él quien pidió al club que atendiera la oferta del Liverpool. Y Gil Marín habría accedido, con la sumisión de un esclavo de "Las mil y una noches": "Oír es obedecer". De ahí que la ceremonia de la despedida abundara en besuqueos y arrumacos. ¿No comprende Torres que tanta concordia y buen rollo lo convierten en cómplice de los okupas, que su consentimiento supone un espaldarazo a los destructivos incompetentes que se han cebado con el club durante dos interminables décadas? (No descarto que ayer fuese sincero, pero entonces le falta un tornillo.)

Tampoco comulgo con las zalemas que muchos aficionados y algún periodista medio imbécil le prodigan al ya ex capitán colchonero en la hora del adiós. El jugador mejor pagado de la historia del Atleti no ha sido el mejor jugador de la historia del Atleti. Y Torres no ha sacrificado nada por estar en el Atleti, ni nos ha hecho ningún favor. (Es una estupidez pensar que los futbolistas renuncian a algo por amor al arte; ni deberían, que conste.) El Atleti le dio fama y dinero. Él creció en un club gobernado por una banda, no cabe duda, pero una afición incondicional (temo que demasiado) lo arropó contra viento y marea y lo convirtió en ídolo. El Atleti y Torres están en paz. Ojalá las cosas le salgan a pedir de boca en el Liverpool. Pero, si eso ocurre, parte del éxito se lo deberá a los años desastrosos en el caótico Atleti de los Gil, pues le han de haber servido para fortalecerse y madurar. Conocí muy pocas figuras con talento suficiente como para hacer de un club mediano otro grande (Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona y …se acabó). Torres no llega a ese nivel, pero es uno de los delanteros más prometedores del fútbol del Viejo Continente. A poco que no le vuelva la espalda la fortuna, diosa con aspecto de ramera, y si logra pulir sus defectos, demostrará que los okupas han hecho lo contrario de lo que debían. Y asaz tarde, como siempre, el tiempo dará la razón a los sensatos y a los que dicen la verdad y se la quitará a los majaderos y a los mentirosos. ¡Ay!, asaz tarde.

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