Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

Recursos Sindicaciones

Champán y ricino

Fue el derbi más rico en fútbol y emocionante en muchos años, y a juzgar por el alborozo del conjunto merengue (hacía tiempo que no veía tan genuinamente contento al Madrid), cuyos integrantes elevaron los brazos al cielo cuando Mejuto pitó el final, el Atleti vendió cara su piel. (Schuster había indicado la víspera que los madridistas le concedían menos importancia al partido que sus otrora eternos rivales. Cualquiera lo hubiese jurado, a la vista del bullicio en la grada. Los hinchas locales se acaloraron, bichofearon al adversario y rugieron, como si el mejor club de la Historia y vigente campeón de liga tuviese frente a sí a un archiodiado enemigo y no al moribundo Atlético de hoy.

Al temprano (y afortunado) tanto de Agüero (en mi opinión el jugador más sobresaliente del match), respondió el Madrid con la acometividad de costumbre. Fueron los mejores minutos del Real (superior en el aspecto físico a su adversario; no más veloz pero sí más fuerte, más vigoroso). Después del empate (estupendos el centro de Ramos y el testarazo de Raúl), no hubo quien dominase el choque, que se caracterizó por un continuo vaivén.

El Atleti elaboró más las jugadas, pero admitió el contraataque del Madrid, no siempre ejecutado con maestría, aunque sí con brío y entusiasmo. (El fútbol moderno es más dinámico que el antiguo. Como en el balompié velocidad y precisión son inversamente proporcionales y hoy la pugna transcurre a toda pastilla, hay un mayor número de jugadas, pero muchas no pasan de meros esbozos. Esos interruptus dejan a los profesionales, incluso a los más consagrados, convictos de torpeza, sin ninguna razón.)

El cuadro de Aguirre tuvo más empaque en el despliegue que en el repliegue. Percibí un error estratégico: si tienes laterales que descuellan más en la faceta ofensiva que en la defensiva, debes procurar dos cosas: que el ocho y el diez actúen cerca de los medios de cierre y de enlace y adelantar la defensa para reducir el campo tanto a lo ancho como a lo largo. No es lo que dispuso Aguirre. Aun así, el Atleti sufrió más en los rebotes y a balón parado que con la pelota en juego, lo que nos permite concluir que a la zaga colchonera le falta un hervor.

En el centro del campo, las parejas Guti-Diarra y Maniche-Raúl García libraron un duelo parejo y ambos metas sudaron, aunque tampoco la gota gorda. Brilló Raúl en el primer tiempo, pero se diluyó algo en el segundo. Robinho propendió al barullo en los metros finales; no obstante, la defensa madridista pareció más sólida, aunque el Atleti rondó con peligro la puerta de Casillas. Simao ganó y perdió alternativamente varios uno contra uno con Ramos, pero Forlán estuvo frío y tampoco puede sentirse muy satisfecho Maxi de su laboriosa pero gris noche.

Por su parte, el nueve del Madrid,Van Nistelrooy, compareció lejos de su mejor forma. Los holandeses Sneijder y Drenthe, indesmayables y consistentes, lucieron condición física y dotes técnicas, si bien distan de ser grandes figuras. (Schuster había comentado que ninguno de los jugadores que compró esta pretemporada su club vale lo que se pagó por él. Es cierto, pero lo mismo ocurre en el caso del Atleti. En el Madrid, a la hora de fichar predomina el criterio del alarde –que significa: nos sobra–; las decisiones al respecto en el Atleti las gobiernan los chanchullos de Gil Marín.)

Deslucieron el partido el gañafón de Pepe a Agüero (la típica vendetta, pero el central se quedó en el campo) y la semitrifulca de Ramos con el chaval argentino. Entre paréntesis, el lateral del Madrid es un magnífico futbolista pero en esta oportunidad pecó de macarra. (Le mostró el puño al "Kun" en plan "Que te pego, leche".) Este tipo de heroicidad, que ejercieron ilustres predecesores suyos (Benito, Hierro, etc.) merece repudio y castigo, pero el Madrid la practica porque los árbitros se lo consienten. Como las protestas. Ningún equipo con más capacidad de indignación que el del Bernabéu.

Perea reiteró las faltas, pero como le habían sacado la tarjeta amarilla una de las pocas veces en que no incurrió en nada punible, Mejuto le dio cuartel los 90 minutos. Por cierto, ¿fue el árbitro imparcial o simplemente contemporizador? Tengo para mí que las dos acciones de Ramos sobre Agüero cumplían los requisitos del penalti (no clamoroso pero sí claro). Sin embargo, antes había caído Raúl (¿sobre la línea delimitadora del área grande atlética?) y Pablo había agarrado de la camiseta a Van Nistelrooy sobre el punto fatídico.

El once de Aguirre combina mejor que el de anteriores campañas, pero está poblado de jugadores pequeños y livianos (sin ir más lejos, el ala izquierda), y los jugadores pequeños y livianos en el cuerpo a cuerpo no suelen prevalecer. Además, no pudo refrescar su zona ancha en la segunda parte porque Luccin estaba sancionado y porque Cléber Santana empezó a entrenarse el otro día. (Los despachos del Atleti son tan hilarantes como el camarote de los Hermanos Marx. Trajeron a Santana para la famosa jornada del Gloria Bistrita y luego no participó al no haber conseguido el club nacionalizar a tiempo a Perea. Entonces resolvieron darle vacaciones y hasta hoy.) Pero cuando Raúl García y Maniche se fatigaron, bajó Agüero a hacer jugadas de uno contra dos; también fue suyo el remate en el descuento que paró el guardameta merengue, y, como era de prever, el comentarista explicó que Casillas le tiene comida la moral. Pero el artífice de la presunta pifia atiende por Ramos, quien sujetó al "Kun" durante unos instantes preciosos. (Mejuto, como indiqué antes, quizá creyese que el Atleti le andaba debiendo un penalti al Madrid y se inhibió.)

La retransmisión pecó de casera, no ya sólo por los comentarios del locutor (blanco, blanquísimo) sino por las artimañas de los realizadores: primeros planos con los rostros (preocupados o felices) de los héroes locales, el chasco de Cerezo, que le reventó el tímpano a Calderón tras el gol de Forlán, para luego quedarse con cara de idiota (con el molde, que dirían en el Foro) cuando el referee señaló, certeramente, el off side del punta uruguayo, etc.

En fin, el Madrid se bebió el champán, mientras el Atleti sorbía otra cucharada de ricino. No fue un resultado injusto, pero tampoco el empate o la victoria del Atleti lo hubiesen sido. En el bar donde presencié el encuentro, un simpático vejete bromeó antes de que empezara la fiesta: "¿No dicen que la esperanza es lo último que se pierde? Pues yo tuve una novia que se llamaba así y me duró ocho días". "Abuelo, no sea gafe", sugirió un parroquiano. "A mí no me mires; el gafe es Cerezo", contestó el aludido.

Comentarios

Aún no ha hecho nadie ningún comentario. Escribe alguno y sé el primero :P