Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Vocación de tropiezo

Los cronistas de antaño utilizaban la fórmula: "Empate y gracias", que viene al caso. Los que hablan y no paran del caudal ofensivo del Atleti actual (fruto de no sé qué inversiones multimillonarias) no se enfadarán conmigo si les hago un resumen de lo que produjo el cuadro del Manzanares en La Condomina: un excelente gol de Agüero, un contraataque a tres pases (también en la primera mitad), que malogró el árbitro, un disparo de Raúl García al comienzo del segundo periodo y el cabezazo de Simao, que Notario desvió con la mirada en las agónicas postrimerías del choque. That’s all folks. Ahora bien, ¿no duran los partidos 90 minutos? Una hora y media larga, que da para mucho si se sabe aprovechar el tiempo. Inéditos o casi los presuntos cracks (Forlán, Simao, Maxi, Reyes…), sólo el quehacer a veces diligente de Maniche, apenas secundado por el lento y tristón Raúl García, dio cierto aire al centro del campo del Atleti. Con Seitaridis y Pernía confinados en la retaguardia (discutible estrategia porque son mediocres marcadores), y los medios más preocupados de compactar la zaga y de los rechaces en el área propia que de sumarse al ataque, el conjunto del "Vasco" vegetó e intercambió balonazos con el recién ascendido Murcia. Ni siquiera trató de especular, esto es: pudo (y no hizo) montar un rondó, arrimando los interiores a los medios, a la espera de algún desmarque, de alguna pared, de alguna subida de los laterales…Que si quieres. Encima Aguirre quitó a Agüero nada más volver los jugadores de las duchas (¿por qué no a Forlán o a cualquier otro?) y unos minutos más tarde al nueve uruguayo, contando con que el gran Mista y el no menos grande Motta pudriesen el asunto, pero Mista ni siquiera se pegó con los defensas pimentoneros (su especialidad es la bronca, pero prefiere liarla cuando el Atleti va perdiendo) y Motta quiso ejercer de guardia urbano y apareció por allí con la porra, el silbato, el walkie-talkie y cierto ademán que significaba "tranquilos que ya voy". No obstante, los oponentes lo trataron con tanta consideración como los conductores de Nápoles las normas de tráfico.

El insulso ir y venir iba para triunfo forastero sin pena ni gloria, pero el Murcia aprovechó un contragolpe y obtuvo la igualada (buen gol el de Gallardo, aunque Pernía colaborase con su soberbia cintura y su no menos magnífico caletre). ¿Qué equipo de hoy, por humilde que se nos antoje, no posee un par de figuritas que sepan jugar al fútbol? De ahí que sea cada vez más raro el match en que uno de los dos contendientes no disponga de tres o cuatro buenas ocasiones para perforar el marco enemigo. (Toda Línea Maginot en el fútbol de hoy es tan invulnerable como su ilustre predecesora.)

Así pues, el animoso Murcia se fajó, se lo curró, como la Mutua Madrileña el seguro de Garbajosa, a decir del cansino Maese Ratatatá, y conquistó un punto y la mención honorífica de vencedor moral del encuentro. A mí no dejan de asombrarme extremos tales como que el equipo que más ha madrugado en su preparación la lleve menos adelantada que nadie y que dos de sus tres extranjeros sean suplentes. Pero la culpa en esto, como en lo demás, tampoco la tiene Aguirre, aunque ayer no fuera su día.

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