Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Maquillaje

El Atleti maquilló el resultado cuando los hombres del Racing se dijeron: "Otro día será". Había perdido el conjunto montañés a Jordi (expulsión harto rigurosa la suya) y acababa de encajar un gol de los que hunden a cualquiera y que suponía el dos a cero. Nada que hacer, debió de pensar Marcelino, el mister del Racing. Hasta entonces el Atleti no había parecido gran cosa, problema que, lejos de ser volitivo o de actitud, como prefieren creer algunos comentaristas, lo es de organización, clase y facultades; o sea: de aptitud. Con un Maxi en horas bajas y un Reyes errático e impreciso (estrambótica su autolesión que, por fortuna, quedó en mero susto), Maniche y Raúl García, sin casi ayuda en esa tierra de nadie que es el medio del campo, se las veían y se las deseaban. La cólera del forofo colchonero (abrumadoramente representado en el graderío) se complace hoy en apuntar contra tres dianas: Aguirre, Pernía y Maniche. Aguirre pasa por el coach más cobarde del orbe balompédico; Pernía, por un chisgarabís sin personalidad (amargado, se ha vuelto peligroso para los tobillos de sus rivales); y Maniche, por un mercenario borrachín y torpón. Le niegan el pan y la sal: desaparece de las crónicas cuando actúa bien y regresa a ellas en las malas tardes, como villano conspicuo. El único defecto de los trenes de cercanías de Madrid es que no los hizo Gallardón; el mayor de Maniche es no llamarse Riquelme.

Con todo, el luso y el navarro, que forman el eje del equipo del Manzanares, carecen de sustitutos, y para ellos no existen las rotaciones. Mal negocio, porque los partidos se acumulan. Mientras, dos de los tres señores que ocupan plaza de extranjero dormitan en el banquillo. Es la consecuencia de que fichen sabios de la categoría de Cerezo, Gil Marín y Pitarch.

Agüero, que tiene cosas de crack, también se embarulla a veces, y ayer, entre la jugada espléndida que no pudo culminar Forlán y que dio origen al primer gol rojiblanco, y el cabezazo a centro de Reyes (es decir, durante una buena hora de partido) estuvo algo fallón, aunque bullicioso y participativo, pero desde el punto de vista técnico se redimió con el gol y el pase a Forlán y acabó fulgiendo como la estrella que anuncian su desparpajo, su habilidad y su carácter. The man of the match también contra el Madrid, es ya el futbolista más importante del Atleti, lo que nos informa tanto de su prometedor talento como del nivel del once en el que milita.

De modo que la apoteosis del cuadro del Calderón vino en los minutos de la basura, que un público poco exigente disfrutó como si estuviera en el Bernabéu o en el Nou Camp. Hasta el correcaminos Simao marcó (aunque no le pegase bien a la pelota), en un lujo de Luis García (jugador que quizá valga sobre todo para estas sesiones de libertinaje y barra libre, en que el oponente es un turco confuso o un Santander derrotado).

Enfrente, Munitis tampoco fue el gran liante de otras ocasiones. En realidad, el Racing (fuertote, leñero y trabajador) no tuvo peligro ni a balón parado, que ya es decir.

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