Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Fuegos artificiales

¿Puede un partido ser malo y contener siete goles? Sí, por supuesto.. ¿Puede un mal partido contener dos golazos? But off course. Pues bien, en el Día Mundial de la imprecisión, la jarana defensiva, los errores del trío arbitral, las patadas a destiempo y las pequeñas trifulcas hubo dos flashes platónicos: uno por la exactitud del centro y el remate en escorzo, y el otro por el fantástico contragolpe que, conducido por Simao Sabrosa (quién también dio el pase de la muerte), acabó en las mallas de Palop, no sin antes tropezar con el interior del pie diestro de Jurado. ¡Albricias: Jurado ha conseguido marcar después de 50 tiros!

El Sevilla pareció (y seguramente es) mejor equipo que el Atleti; pero el Atleti tiene un hombre, Agüero, que no tardarán en pulirse los okupas, capaz de sacar agua de las piedras. Abandonado a su suerte, ni se desmoralizó ni se aburrió, ni se impacientó; es un crakc, y cuando me percato de este sencillo hecho me entran sudores fríos. ¡Un crack en el Atleti! Los bribones nunca han tolerado ídolos que no fueran de materiales peores que el barro, porque temen que la afición le cobre apego a un jugador y se haga fuerte en torno a ese cariño.

El Sevilla eligió las rotaciones y el Atleti vivir al día. Forlán se lesionó y Maniche casi se rompe. Pero la culpa no la tiene Aguirre sino los pazguatos del Consejo que renuevan cada temporada la mitad del plantel para dejarlo tan perfectamente mediocre como siempre. (La cosa pudo ocurrir de la siguiente manera: Aguirre exige a Raúl García y luego abandona el cónclave en el que permanecen Twistface, Cerezo y Pitarch redondeando negocios mientras trasiegan unos whiskies…

—A ver, ¿tú a quién te pides?

—Yo, a Simao; ponme Chivas (sólo un dedo, que mañana madrugo).

—Pues yo me pido a Cléber y a Diego; Ballantine’s con Coca-Cola, por favor.

—A mí me gustan los porteros calvos y también Reyes; Cardhu con dos cubitos de hielo.)

Es comprensible: se trata de sacar dinero del Atleti, no de hacer nada útil por la institución. O sea: los jugadores pueden salir buenos o malos, pero si salen buenos es de pura casualidad. En el Sevilla militan varios brasileños que, a diferencia de los del Atleti, rinden. (La secretaría técnica del Atleti bajo los Gil tiene un récord nada fácil de superar: el de los peores compatriotas de Pelé jamás vistos por estos lares, aunque aún no he perdido la esperanza de que Cléber sea útil). El rival del pasado miércoles dispone también de africanos francófonos, cuyas raíces están en Mali o Costa de Marfil, los cuales confieren agilidad, vigor y consistencia al equipo. El Atleti no busca jugadores al otro lado de los Pirineos (Luccin vino del Celta) porque Gil Marín no conoce intermediarios en la Galia Comata (o Cabelluda).

Sin Kanouté, sin Poulsen, sin Renato y con un Alves irreconocible, el Sevilla presionó, dominó, achuchó…; sin embargo, fue a marcar sus goles en pifias mayúsculas de los zagueros rojiblancos. Cada córner o falta supusieron un quebradero de cabeza para el portero local y sus escoltas. Perogrullada: la defensa no se compone únicamente del portero y los cuatro que juegan atrás, pero hay veces en que los defensas están mal y uno de ellos está incluso peor. Zé Castro tuvo una muy mala noche y le pasará factura. Es corpulento (lento de cuerpo) y corputorpe. Su técnica y su estatura no compensan.

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