Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Es barato y nos divierte

Ya se sabe: para no encajar muchos goles, lo mejor es no marcar ninguno. Siempre más cerca de la derrota que de la victoria, salvo en el descuento, el Atleti tardó quince minutos en salir de su área (y lo hizo gracias a una internada de Seitaridis; algo después vino el primer regate de los dos primorosos que hizo en la primera mitad su única gran figura: Agüero.) La estrategia del Almería era muy simple: perseguir a los medios azules, tapar a los laterales y dejar que Pablo y Perea (y también Leo Franco) sirviesen pelotazos sin porvenir a un solitario "Kun". Cómo sería la cosa que el portero del Atleti (ayer irreprochable) se tomaba su tiempo para sacar. Mortalmente angustiados cada vez que el esférico les llegaba a los pies, los centrales y López lo despejaban sin tomarse la molestia de dirigirlo. El primer tiempo hizo crisis allá por el minuto 30, después de que el Almería desperdiciase un penalti y otras dos o tres ocasiones claras. Hasta entonces había jugado con una velocidad más que su rival, que no pareció desidioso sino desbordado. Después, invertiría en rellenar de aire fresco sus pulmones lo que restaba del primer periodo y un buen pedazo del segundo. No obstante, en los momentos en que el Atleti pareció capaz de apretarle las clavijas, recurrió a la falta, sin que el sonriente Pérez Burrull se diera por enterado (las señaló casi todas, pero sólo al final del partido comprendió que la reiteración es punible por fea y antideportiva). En especial Maxi, otra vez fuera de su sitio, no bien se buscaba la vida por el centro era derribado sin contemplaciones.

Dado el planteamiento de Unai Emery, se antojaba crucial que los interiores del conjunto forastero interviniesen, pero apenas se dejaron ver. Quienes enumeran la cantidad de grandes futbolistas que tiene el Atleti de medio campo para adelante incluyen en el lote a Reyes, Simao y Luis García, pero, hoy por hoy, entre los tres no dan para un titular completo; de ahí que ninguno termine de ganarse un puesto fijo en el once inicial. Por cierto, ¿quién es el inventor de esa absurdez de córner que reúne a Simao y a Reyes en un baldosín? ¡Con lo que cuesta cambiarse de banda y recuperar la posición! Y todo para que, en el mejor de los casos, la pelota muera en el cráneo del primer central o en las manoplas del portero. (Y digo en el mejor porque en el peor no muere sino que súbitamente cobra vida y se transforma en un contraataque vertiginoso.)

A veinte minutos del final el match volvió a nivelarse, lo que valió para que nos percatásemos del conocimiento que Emery tenía de los recursos propios y de los ajenos. Sus hombres empezaron a bombear la pelota hacia la posición del central zurdo del Atleti (que, como nadie ignora, excepto Pitarch, está maldita). Por suerte Pablo achicó su agua y la de Eller.

Aguirre creyó ahuyentar al espectro del fracaso (temía perder) poniendo a Motta, quien, debido su actual condición física, nada podía hacer y nada hizo, salvo emular al cojo del gol del cojo en una mala tarde.

Debutó en el campeonato Santana, que tuvo una actuación irregular. Lo peor es que no arrebató un solo balón al adversario. O cometió falta o se despistó. Además, estuvo muy dubitativo. Dio algún pase bueno y arrancó un par de veces con potencia, pero también falló alguna pared sencilla. Carece de ritmo y de acoplamiento y será difícil que los adquiera, ahora que Motta (la última esperanza blanca de los forofos) se ha recuperado de su enésima rotura muscular. Empero los que opinan que Cléber Santana es indigno de lustrarle las botas a Raúl García ya no recuerdan lo mucho que denostaban al pamplonés luego del ridículo contra el Gloria Bistrita de los Cárpatos. El hoy pilar indiscutible invirtió tres o cuatro partidos en enterarse de qué iba la fiesta. En los foros, lo más suave que le decían era "paquete". Hoy, a las nueve de la noche del 12 de noviembre de 2007, es un crack. No tenemos ni idea, pero es barato y nos divierte.

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