Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Silencio

Los breves aplausos del final (protocolarios y a petición del moderador) sonaron como el silencio en las corridas de toros y significaban lo mismo: una tarde gris, sin nada digno de ser reseñado. Los cinco representantes de la prensa (los espadas, por seguir con la analogía) le tenían cierto respeto a la afición y lidiaron sin gustarse. La afición de ayer era un miura muy resabiado, y por eso los diestros se dedicaron a salvar las canillas, ante los gañafones, y no a torear. Su reticencia inicial: "Lo mejor sería que nos preguntasen directamente", distaba mucho del celebérrimo: "Disparad primero, nobles franceses", de la Guerra de los Siete Años, y se asemejaba más bien a un arrimarse a las tablas, no muy lejos del burladero. Como el moderador (muy moderado él) les instara a hablar del Atleti y lo que con él están haciendo los periódicos, las radios y las televisiones, ellos empezaron por la tediosa monserga: "Los estudios de mercado indican…". Nadie les había reprochado nada aún, y la cosa evocó el viejo refrán latino: "Excusatio non petita, accusatio manifesta"

Los estudios de mercado, según ellos, recomiendan hablar mucho del Madrid y desaconsejan las malas noticias. En la facultad de Ciencias de la Información, por los tiempos en que uno apenas iba a clase, circulaba un viejo cinismo made in USA: "Las buenas noticias no son noticias", pero los alegres chicos de Deportes son más sabios, como Alá. En vano se les recordó que Peterman y el Alavés han vendido malas noticias, que todos estamos familiarizados con los desastres del Valencia o del Betis, que la palabra FRACASO (así, en mayúsculas), azota con furor la actualidad del Barça…

Ahora bien, en el caso del Atleti, ¿no convendría poner algún tropezón en el caldo alucinógeno (o sopa boba) que le sirven a la opinión pública? ¡Nooo! Alguno intentó justificar la ausencia de toda información pertinente sobre el Atlético de Madrid por la escasez de espacio en los periódicos, combinada con la importancia del Real Madrid. (Era su única idea y la defendió hasta el último hombre, viniese o no a cuento. –"Oiga, ¿por qué llueve para abajo?" -"El Madrid es el Madrid").

Todos los matadores, incluido uno que se apoda de tal guisa, coincidieron en señalar la responsabilidad de Giles y Cerezos en la desastrosa marcha del Atleti, pero no explicaron por qué ese dictamen no merece la divulgación. "¿Qué os dan esos bribones?", preguntó alguien un poco abruptamente. Aquí hubo un asomo de mosqueo porque la honestidad de los periodistas es indiscutible; los periodistas no cobran de los clubes en metálico, aunque sí, al parecer, en especie: exclusivas, bulos estupendos, rumores etc. Quedó patente que los decretos inflexibles de la mercadotecnia son compatibles con el acto reflejo de proteger las fuentes y el condumio. Hay dos gargantas profundas en el Atleti: Gil Marín y Cerezo, y los que quieran conservar este nexo privilegiado, este cordón umbilical, con los dioses del Olimpo, rara vez dirán nada que pueda incomodarlos.

No obstante, Gil Marín y Cerezo no sólo son malos gestores; también son muy granujas (no es un insulto; es un veredicto del Tribunal Supremo). Se nos replicó que no podíamos girar ad libitum en torno a la sentencia que condenó en su día a los okupas del Atlético de Sebastopol (pero, durante casi un año, hemos girado como el burro de la noria en torno a las elecciones a la presidencia merengue: su desenlace, sus consecuencias, las corruptelas del voto por correo y las impugnaciones, temas todos sumamente inamenos). Se les explicó que la delincuencia probada más allá de toda duda razonable exigía extraer conclusiones, y no avalar a los okupas proyecto tras proyecto, pues la sentencia había revelado un modus operandi que sigue vigente en el club. Reacciones: visajes de incomodidad y el machacón "El Madrid es el Madrid".

Alguien preguntó cómo es posible que se llame éxito al cuarto puesto del Atleti en la Liga y si es tolerable que un diario anime a los hinchas a celebrar tal proeza en Neptuno, mientras silencia o minimiza las protestas de los aficionados cabales en la Puerta 0, antes los partidos. Caras de vinagre, miradas huidizas, gestos como de cansancio…

Otro circunstante comentó que la falta de exigencia se ha convertido en la tónica cuando se trata de la entidad rojiblanca y que la prensa la ha instituido (o, al menos, asumido), por lo que es cómplice de lo que le pasa al club. ("El Madrid es el Madrid", rezongó el cansino de toda la tarde.)

También salieron a relucir la Peineta y el Calderón, las cuentas que no salen, la crisis del ladrillo, que obstaculiza, por el momento, la golfada… En el mejor de los supuestos, el beneficio del trueque de estadios no daría ni remotamente para ninguna de estas cosas: enjugar la deuda, levantar la ciudad deportiva y hacer un gran equipo de fútbol. ¿Lo van publicar? Ni por pienso.

Se habló así mismo de asuntos muy vidriosos, como la censura en el inocente ámbito de la prensa del deporte. Un miembro del público y uno de los invitados (rara avis) aportaron testimonios personales de tan cochambrosa práctica, si bien el misterio envolvió el origen de esas oscuras maquinaciones. Algún jefe de sección puso cara de poker (que es una cara muy dura), y el ex director de un periódico admitió la existencia de presiones de fuera, de arriba, de abajo, de los flancos, de Dios sabe dónde, pero no que se cediese ante ellas, ¡eso jamás!

En resumen, los toreros volvieron vivos a los toriles. No hubiesen confesado ni en el potro de tortura que sus medios de difusión han contribuido a hacer del Atleti una suerte de Español de Madrid, cuya debilidad le viene que ni pintada al poderoso vecino blanco; de ahí que la cultiven sin ningún escrúpulo. Unos cuantos hologramas con sendas cassettes, hubiesen dado el mismo juego.

 

Comentarios

supercolchonero ha opinado:

¡Qué bien lo reflejas, Seve! Aunque me temo que sólo lo entenderán los asistentes y no todos. A mí me gustó el Gaudeamus, pero se desaprovechó en parte. Había que haber porfiado más en las preguntas referentes a cómo veía cada uno de los periodistas el futuro del Atleti. Tal vez hubiesen tenido que mojarse.

# mayo 14, 2008 8:15