Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Complejo superado

Esta vez ganó España; hace cuatro años el campeón fue Grecia. El triunfo de los helenos no acabó con el fútbol, pese a los desgarradores y funestos vaticinios; previsiblemente el de nuestra selección tampoco inaugurará la era del tiqui-taca, ni los chavales que van para jockeys decidirán a última hora cambiar la fusta y la visera por el balón de reglamento.

Un detalle sobre el que me gustaría llamar la atención. De los cuartofinalistas que vencieron en los dos primeros partidos y se ahorraron los titulares en el tercero, sólo sobrevivió España, que cedió un empate en esa ronda y tuvo que encomendarse a los penaltis frente a los azzurri. Portugal, Croacia y Holanda mordieron el polvo contra todo pronóstico (habían sido mejores y estaban más descansados). ¿Exceso de confianza? No lo creo. Me pregunto si en este tipo de competición, que comprime seis partidos en 20 días, una semana de asueto no se traducirá en una pérdida del ritmo, en un sutil relajamiento o pereza. Las desventajas de alinear a los titulares en un encuentro que nada decide son evidentes: el riesgo de sanciones o lesiones, la fatiga de los titulares, el desencanto y la falta de acoplamiento de los suplentes. Pero si uno fuera seleccionador, miraría ese tercer match como una tregua tramposa.

Luis siempre estuvo por encima de su palmarés. Como futbolista pudo y debió conseguir más títulos, pero no militaba precisamente en el super-protegido y multi-ayudado Real Madrid.(Tampoco necesito recordar aquella final ganada del Heysel que se empató in extremis y después se perdió.) Como entrenador, el destino no lo trató de un modo muy diferente. En calidad de míster, fue campeón con el Atlético (de liga y copa) y con el Barça (de copa), pero se quedó varias veces con la miel en los labios (de nuevo el Atleti, el Valencia...). Le tocó en suerte dirigir a un Barcelona en fase autodestructiva y a varios equipos del montón. (Y no se le cayeron los anillos por entrenar en Segunda al peor y más risible de todos ellos.) Sin embargo, ahora tiene algo que los demás no tienen, con la excepción aseguran del finado Villalonga. Aunque habría que preguntarse si se trata del mismo torneo. ¿Qué era en el 64 la Copa de Europa de selecciones nacionales? Una niña balbuceante; hoy es una hembra muy apetecible.

No obstante, Luis, que ha acertado en lo deportivo, ha fallado como hombre público. Ha mostrado una piel demasiado delicada; ha dado muestras de debilidad. Hombre de otra generación, estaba acostumbrado a cierta cantidad de fama, pero el puesto de seleccionador es el más visible del deporte en nuestro país, el más visible y el más abrasivo. Cierto: el botarate de Villar fichó un nosequé y contrató o apalabró a otro coach sin ningún disimulo, a instancias de los botarates de la prensa deportiva de Madrid, que trabajaron a Aragonés para que renunciara, sobre todo desde que cometiese el enorme delito de prescindir de Raúl (temían vender menos periódicos si el capitán del Real Madrid no participaba en la conquista del vellocino de oro), circunstancias todas como para exasperar a cualquiera. Pero Luis no es cualquiera y no debió permitirse multitud de exabruptos y salidas de tono.

Ignoro por qué hemos llegado a convenir que hacer el imbécil es conducirse de un modo fresco y espontáneo, y me asombra que tanta gente les ría a los jugadores el estúpido y vocinglero karaoke que pone desdichado colofón a los éxitos deportivos. Cada vez detesta uno más las celebraciones dentro y fuera del campo, las gansadas y horteradas inherentes a la victoria (por no hablar de los disturbios que jalonan estos fastos), como si vencer extendiera al elegido de los dioses un vale para conducirse no ya como un niño malcriado sino como un mono sin adiestrar.

Aunque los peores no son los profesionales sino los hooligans que desinforman. Me pregunto qué les pasará por dentro o qué tendrán en el interior del cráneo los locutores radio-afónicos que ya sólo oscilan entre la barbaridad y el mero aullido. (Por suerte, es inútil seguir extendiendo la mantequilla del triunfo; la rebanada no da más de sí. Se acabó, señores. El campeón ya lo ha sido. Váyanse a dormirla enhorabuena.)

Capítulo aparte merecen los analistas. Uno de esos asuntos que prueban que algo anda definitivamente mal en las cabezas de los periodistas deportivos es la falsa disyuntiva de si es preferible jugar bien o ganar, que han vuelto a traer a colación para darla por resuelta de una vez por todas. (De un tiempo a esta parte se había puesto de moda otra bobada. ¿Usted es partidario del juego directo o del juego indirecto? Dan unas irreprimibles ganas de responder: "Yo, oiga, prefiero el juego circunstancial".) Durante el campeonato, los comentaristas aprensivos rezongaban: "Sí, España está jugando muy bien, pero al final vendrán Italia o Alemania y …", porque son los partidarios del fútbol arte los que lo juzgan inadecuado para triunfar. Ya expliqué el asunto en mi libro "El Rojo y el Blanco", que o fue poco leído o fue leído sin ningún provecho. Que el equipo que juega mejor no siempre gane no significa que jugar mal otorgue más probabilidades de victoria. Italia y Alemania no ganan (cuando ganan, que también pierden) porque jueguen mal. Lo que ocurre es que jugar bien no consiste sólo en pasarse con rapidez y precisión el esférico. Todo jugar bien es descomponible en multitud de factores primos. El fútbol es un multifacético deporte colectivo de ataque y defensa. (Por ejemplo, un conjunto que no sabe defenderse acaba por no saber atacar y viceversa.) Para aspirar al éxito, hay que reunir y compaginar las características físicas, técnicas y anímicas de 22 ó 23 jugadores. Tampoco hay un modo de ganar feo frente a un modo de ganar bello, entiéndase bien, no lo hay "a priori". El buen fútbol produce siempre placer estético, pero nadie puede garantizarlo, porque no está en su mano cumplir esa promesa, mientras haya un rival enfrente digno de tal nombre; ni mucho menos puede jactarse de que renuncia a una manera de ganar (fea) para abrazar otra (linda) –¿quién va tan sobrado?–. Además, ¿qué significa jugar bien? Sólo esto: jugar mejor que el oponente. (El Madrid de la Quinta del Buitre sobresalía contra los pequeños de la liga española –era un conjunto mataenanos– y no daba pie con bola ante el Milán de Sacchi.)

España no tiene ningún crack superlativo, pero posee jugadores de muy buen nivel; varios de ellos rozan el estrellato y, al ser jóvenes, disponen aún de margen para la mejora. Durante el torneo recién concluido mostró (por comparación con sus adversarios) las siguientes virtudes: fue capaz de tejer un juego fluido, pero también de especular con el balón en los pies; atacó con bastante solvencia y contraatacó con eficacia. Fue sólida atrás y tácticamente lista; defendió sin apenas faltas y las raras veces en que no dominó la pelota, no se descompuso. (La dura prueba de Italia la pasó con nota porque fue capaz de jugar a ratos como España y a ratos como la propia Italia. Cuando no había un plan mejor, supo resistir contra los más resistentes.). Nuestros jugones del medio del campo, a los que sólo falta para ser grandes figuras algo de estatura y de peso (sin merma, claro, de su proverbial agilidad) recibieron el complemento de futbolistas de excelente condición atlética (Casillas, Ramos, Pujol, Senna, Torres…), que tampoco son unos zoquetes. ¿Echó alguien de menos a los extremos? No, porque abrieron el campo y los laterales y los delanteros. Tanto los integrantes del combinado nacional que tuvieron una temporada feliz (los jugadores del Villarreal ), como los que la tuvieron desdichada (los del Barcelona y Valencia) o simplemente cumplieron (los del Liverpool) alcanzaron un buen nivel (excelente por partidos). España no tuvo un salvador especial, sino varios campeones improvisados.

Pero éstas no son las virtudes de la España de siempre, sino las de este combinado singular que preparó Luis, un cuadro en el que sobresalió el extranjero Marcos Senna, el mediocentro ante el Altísimo. (Un buen mediocentro abrocha la defensa por delante y la medular por detrás, quita, pasa y chuta. Senna destacó en todas esas facetas.)

Cuando prevaleció Grecia no se dijo (o se dijo poco) que la forma no es sustituible por el talento o por la combatividad y el carácter. Muchos de aquellos jugadores por los que nadie daba un duro llegaron a Portugal enteros y perfectamente compenetrados, lo que les permitió suplir su relativa escasez de clase individual. Para ilustrar la importancia que tiene la forma, pensemos en Cristiano Ronaldo y en Torres (sobresalientes en la Premier y en la Champions). Ninguno de los dos tuvo una actuación destacadísima en esta Eurocopa. Y es hasta cierto punto lógico. Para Torres éste habrá sido un año muy especial. Cambió el Atleti por el Liverpool, la Liga por la Premier. Llegó a un país de idioma distinto y ritos diferentes, con la obligación de hacerse un nombre y con la responsabilidad de rematar el juego de los Reds, uno de los clubes más prestigiosos del fútbol continental. Y las cosas le salieron a pedir de boca. Demasiadas emociones. El desgaste de Ronaldo fue de otra naturaleza: lo jugó todo y lo ganó todo; no quería competir más. Su cuerpo o su espíritu (quizá ambos) habían dicho ‘basta’.

Por suerte, España tuvo bastantes hombres en forma. Incluso Torres se desquitó en la final, como algunos intuíamos o deseábamos, aunque sigo sin comprender (o sin admitir) por qué se la va el balón de los pies sin que nadie le entre, porque alterna controles magníficos con otros deplorables, etc. (Tampoco lo entiende Luis, cuyos enfados con Torres provienen de esta circunstancia.)

En resumen: el campeonato en el que España se sacudió vigorosamente el sambenito de perdedora no demostró que el talento puede vivir sin el músculo. (Lo he contado en más de una ocasión: una vez le invitaron a Di Stéfano a que se definiera como futbolista. "Decían de mí que tenía velocidad y aguante", explicó reticente la "Saeta Rubia". Y no hace mucho hemos oído a Maradona afirmar: "No me extraña que Agüero triunfe: tiene la pierna fuerte". Sin esa velocidad y aguante y sin esa pierna fuerte, Di Stéfano, Maradona y Agüero habrían sido unos futbolistas astutos y habilidosos, pero no los grandes cracks que fueron o prometen ser.) Pero quizá si demostró otra cosa. En el fondo, todos esos años de fiascos eran una anomalía, propiciada acaso por el pobre argumento de nuestro fútbol, que vive de las gestas rutinarias (y no en escasa medida fabricadas) del eterno campeón o de su rival alternativo, el otro club poderoso. Y Luis y los jugadores la solucionaron de un modo convincente: no ya cumpliendo sino ganando. Sí, quizá el 29 de junio, la selección española hizo mucho más que vencer en un gran campeonato, pues se quitó de encima el complejo Real Madrid, que la empequeñecía injustamente.

Comentarios

supercolchonero ha opinado:

NO CREO EN EL TAN CACAREADO COMPLEJO, POR LO MENOS EN LOS JUGADORES SELECCIONADOS POR LUIS YA QUE DESDE SUS AÑOS JUVENILES LA MAYORÍA HAN SIDO CAMPEONES DE EUROPA O INCLUSO DEL MUNDO. GANAR UN TORNEO, QUE SE CELEBRA ADEMÁS CADA CUATRO AÑOS, ES MUY DIFÍCIL. FÍJATE EN EL PALMARÉS Y APENAS MEDIA DOCENA DE SELECCIONES LO HAN LOGRADO Y EN LA EUROCOPA SÓLO TRES (Alemania, Francia y España) HAN REPETIDO TRIUNFO.

EL 'COMPLEJO' LO CREAN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN QUE ANTE CADA EVENTO NOS SITÚAN COMO FAVORITOS (ESO VENDE) Y CUANDO NOS ELIMINAN BUSCAN RESPONSABLES PARA DESCARGARSE DE SU PROPIA FRUSTRACIÓN.

JUGAR BIEN NO ASEGURA EL TRIUNFO. PRIMERO PORQUE EL CONTRARIO PUEDE JUGAR MEJOR, PERO, SOBRETODO, PORQUE EL FÚTBOL NO ES UNA CIENCIA EXACTA Y, ADEMÁS, PORQUE ESTÁ MEDIATIZADO POR MULTIPLES VARIABLES AJENAS INCLUSO AL COMPORTAMIENTO DEL EQUIPO, TANTO COLECTIVA COMO INDIVIDUALMENTE. EN FIN, QUE SOMOS CAMPEONES DE EUROPA (¡QUÉ ALEGRÍA!), CON LUIS COMO SELECCIONADOR (¡QUÉ SATISFACCIÓN!) Y CON TORRES MARCANDO EL GOL DEL TRIUNFO FINAL (ORGAMIÁSTICO).

# julio 8, 2008 9:12