Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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La represalia

El Atlético de Madrid, en flagrante abuso del derecho de admisión, le ha negado el abono a José Luis Sánchez Ayuso, presidente de Señales de Humo. Se trata de una vulgar vendetta contra la asociación en la persona de su rostro más visible. Señales es una especie de tábano cuyos picotazos malhumoran al orondo buey. Por eso de tarde en tarde muge y tira coces contra el aguijón. Así, la famosa querella contra José Luis Domínguez (otro miembro de Señales) y ahora la cacicada de tachar a su tocayo.

Y aún cree algún comentarista que Gil Marín y el otro son unos gestores algo vagos que, como él cuando era estudiante, incurren en chapuzas por mera desidia. (El sujeto les imputa algún defectillo imaginario que sirve para enmascarar los vicios reales.) No, hombre: Gil Marín y el otro son muy diligentes. Algún día contaremos por lo menudo la historia de la okupación del Atlético de Madrid (esperemos que para entonces la entidad no sea un fiambre), y se comprobará que la familia no ha dado una puntada sin hilo. Lo que ocurre es que entre sus horizontes (estrechos como la madriguera de un topo) nunca figuró hacer del Atleti un club de primer orden, sino montar un próspero chiringuito de compraventa de futbolistas a comisión, birlar un estadio, etc. En otras palabras: Gil Marín y el otro serían pésimos gestores para un equipo de fútbol, pero estupendos para un puticlub, justamente lo que es el Atleti hoy. Y si hasta el presente han operado a sus anchas es porque al Real Madrid le viene de perlas que el insigne tándem de tontos útiles mangonee a orillas del Manzanares. La escasa oposición o ha sido espontánea (las pancartas de los seguidores lúcidos, que los esbirros del club se han encargado de quitar y destrozar), o la ha ejercido y ejerce Señales de Humo. Como disfrutamos de una prensa a la que la libertad de expresión le importa una boñiga de buey (es lógico: su vergonzoso y estúpido menester no la requiere), estas tropelías no hayan el menor eco (o lo hayan muy tenue, casi inaudible) en los medios deportivos, o sea: en los periódicos merengues. Por su parte, el analista de la galbana, perezoso incorregible, se limita a desear para el Atleti un ruso podrido de millones, a la par que subestima a los particulares que se atreven a decir lo que él y sus colegas callan, sin duda por pura astenia canicular. Y hay ingenuos que piensan que el pollo se está metiendo con los okupas, cuando lo único que hace es emitir un débil quejío: ¡Ay, ojalá que mi amo tuviera petrodólares! Pues nada, hasta que los tenga, punto en boca.

 

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