Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Prosternados ante un borrego de latón

 

1.- Pompas fúnebres

 

Ahora que os supongo convalecientes y casi restablecidos de tanto fasto, y aunque sé que sois duros de oído y os ciega el brillo de la hojalata, y que, lejos de ser una gente aparte o de estar hechos de otra madera, nada de lo humano os es ajeno, me atrevo a someter a vuestro juicio las siguientes consideraciones.

Así pues, no fue un chupito; fue un Dyc con hielo. Perdonadme si no os puedo felicitar. Sois tan ingenuos, por decirlo de un modo suave, que pensáis que el Atleti de hoy puede ganar algo que merezca la pena. Y no habéis tenido ningún escrúpulo en mezclaros con los turiferarios del club para hablar de un Atleti campeón de Europa (¡sic!); y no se trata de una licencia poética más. Tampoco os han molestado los habituales ditirambos de los periódicos: "El Atleti vuelve a ser un grande". Eso sí, os parecen compatibles el orgullo por la gran victoria alcanzada y el desprecio por los okupas. Os equivocáis. Tan autores son los okupas del descenso a Segunda como de la tremenda conquista de la Euro League. Y los esporádicos gritos que se oyeron en Barajas (¡presidente!, ¡presidente!), al regreso del equipo de Hamburgo, dedicados a un tal Cerezo, que pasaba por allí, corroboran un hecho que sorprende por su escandalosa simplicidad: el vicepresidente del descenso ya es tan campeón de Europa como vosotros, acaso mucho más que vosotros porque ha intervenido activamente en el frangollo del plantel que a la postre os ha dado la alegría. Que la Euro League no le importaba un sirle al club, lo prueba el que los megáfonos de los okupas, esos papagayos que trabajan para el Consejo, no para el público, la despreciasen; así, cierto imbécil de la SER (ya sé que no es una gran pista) la colocó muy por debajo del chupito, cuando el Atleti aún forcejeaba con el Valencia en cuartos y se había clasificado ya para la final de la Copa. Natural, parecía harto más fácil la conquista del chupito.

¿Y acaso protestasteis cuando el golfo de Gil Marín se atrevió a declarar antes del partido contra el Sevilla que los dos clubes llegaban al Nou Camp con los objetivos cumplidos? (¡Sic!). El objetivo del Sevilla era volver a la Champions; el del Atleti, volver a Europa (otra vez la pequeña inexactitud que demuestra bien a las claras cómo diminutas mentiras conforman un gran embuste). ¿Se puede cumplir un objetivo quedando noveno y a 52 puntos del campeón? ¿Qué clase de objetivo será ese? Del Nido lo puso blanco sobre negro: "El favorito es el Sevilla porque es el grande".

También os habéis lisonjeado con la idea de que los madridistas estaban hechos polvo con el triunfo del Atleti en la Euro League, o sea: os envidiaban los tradicionales envidiados. Bueno, se dice que hay gente tan ganadora que aborrece hasta perder a las chapas. ¿Habrá gente en el Madrid tan envidiosa que no quiera que el Atelti gane ni a las chapas? En general erráis de nuevo. La prensa merengue no os ha regateado elogios; os ha concedido el regreso al Walhala, os ha cooptado a la gloria. Ved si no cómo ensalza a vuestro presidente y a vuestro club un tipejo del Marca: "[Cerezo] volvió a dar muestras de esa sensatez con la que siempre se ha manejado y con la que ha dirigido al Atlético de Madrid hacia una temporada histórica" (¡sic!). [Cerezo aprovechó el paso por el foro... para] "realizar un tratado sobre hacia dónde debe dirigirse el fútbol profesional y cómo debe ser gestionado" (¡sic!)... "En definitiva, un tratado de coherencia y cordura de un hombre que ha conseguido llevar al Atlético a unas cotas impensables no hace tanto tiempo" (¡sic!). Al final los medios merengues os han concedido la copa de Europa (porque era una copa, ¿no? y además de Europa, ¿no?), con sospechosa generosidad.

Sin embargo, por una vez, estoy de acuerdo con vosotros cuando proclamáis: "Nos lo merecíamos". Os lo merecíais por aguantar unos dirigentes bribones y descerebrados; os lo merecíais por haber permitido que la gente más inútil y amiga de lo ajeno de la creación gobierne el club a su antojo. ¿Y qué os merecíais? Pues este trofeo de saldo ante rivales flojísimos o debilitados: un mediocre Valencia; el peor Liverpool que uno haya visto...; y en la final aún aguardaba el Fulham, ignorado team que había derrotado a otro grande venido no ya a menos sino a casi nada. El Fulham, que ha ganado ¡una liga de segunda y otra de tercera y cuyo palmarés europeo se reduce a una Intertontos! Nada diré de los arbitrajes, ni de las ausencias de los adversarios, salvo que devaluaron un trofeo ya de por sí de escaso valor. De hecho, ignoro por qué la UEFA no denomina a esta gran competición que ha ganado el gran Atlético de Madrid, la Failure League (ya que es un torneo para fracasados). Antaño la UEFA podía ser tan importante como la Copa de Europa porque no era infrecuente que el segundo o el tercero de una temporada fueran el primero y el segundo al año siguiente; hoy no es más que un barato mercadillo del triunfo todo a 100 para clubes perdedores. Reúne a la flor y nata de los "don nadie" europeos. Basta con echar un vistazo al cartel de las semifinales de esta primera edición: el duodécimo de la liga inglesa contra el sexto de la liga alemana y el undécimo de la liga española contra el séptimo de la Premier.

Pero la gente se ha vuelto majareta (o lo estuvo siempre), y es tan fácil echarle de comer victoria. Una característica de los estúpidos tiempos que corren (al menos en materia deportiva) es el prurito de celebrar. Se celebran las finales alcanzadas, como si fuesen las copas mismas; se celebran sin tapujos las lesiones de los otros y las derrotas del adversario en las que uno no desempeñó el menor papel. El caso es encaramarse como sea al carro del triunfo, aunque vaya cargado de pedruscos y tiren de él un par de bueyes asténicos (y en su defecto, qué inmenso placer produce contemplar cómo se le pinchan los neumáticos a la tartana del vecino). No es la adoración del becerro de oro; es la del borrego de hojalata. Sí, os merecíais esta copa histórica, quiero decir ‘histérica'. (La víspera de la final de Hamburgo hablé con un compañero de trabajo, Isaías, joven colchonero, estupendo profesional y buena gente, y no pude convencerlo de que este previsible triunfo ante el Fulham, además de zarrapastroso, era una derrota encubierta. "Sí, tronco, tienes razón, -me contestó-, ¿pero tú crees que podemos perder una final tan importante? ¡Es que esto es lo más, tronco!". Era la declaración de un enajenado, y por la boca de los enajenados hablan los dioses, según creían los antiguos. Ahora bien, resulta que uno es ateo y ha nacido en el siglo XX. (Digno broche a tanto exceso y tontería, la cursilada del hijo y heredero: "Hablé con el cielo en la prórroga".)

Pero lo peor del chupito y del Dyc con hielo es que la tarea de mínima oposición que desempeñaban plataformas, foros u organizaciones como la de Señales ha recaído en la nada (se la zampó casi sin masticar la euforia, como si fuese una aceituna sin hueso). Por ejemplo, Señales iba a presentar las catastróficas cuentas del club, analizadas por una auditora independiente, no por los paniaguados a los que los okupas contratan para acicalar sus latrocinios. ¿No era el momento oportuno? ¿Ha prevalecido el miedo a interrumpir el triunfalismo y a que tachasen de amargados a los patrocinadores del informe o el de no lograr hacerse oír entre tanto lo-lo-lo-ló? Se nos ha ido la fuerza por la boca.

 

2.- Dos finales

 

Yo a un portero le pido que juegue al fútbol; a un central, que juegue al fútbol; a un medio, que juegue al fútbol y a un delantero, que juegue al fútbol. En el Atleti abundan los jugadores que no juegan al fútbol. Su defensa consiste en un amontonamiento de hombres con incrustación de los dos medios de cierre; el centro del campo no carbura y desasiste a los delanteros (o los asiste a base de pelotazos sin porvenir); de los cuatro que actúan arriba, tres van a lo suyo, que no suele ser lo del equipo; el portero saca al patadón (lo hizo hasta contra el Fulham, ¡cuyo único punto fuerte era el juego aéreo!). Y mira que era fácil jugarle al modestísimo equipo inglés: bastaba con apoyos, paredes y regates. Pero el mejor pase que recibió Agüero fue el envío de un contrario (la jugada acabó en el tiro al poste de Forlán). Agüero, que nada más comenzar el partido, rescató una pelota perdida (el típico balón que alejan del área propia en el descuento los defensores de un conjunto que va por delante en el tanteador), se deshizo de sus dos marcadores y... se la hubiera dado a Forlán, pero éste se quedó pasmado. En la prórroga, Agüero, en una situación similar le señaló el pase a su compañero: ¡Coño, ven hacia mí!  

Pero qué se va a esperar de una medular donde opera el muy apreciado Raúl García. Con el navarrico hemos descubierto lo imprescindible que resulta un futbolista que cada cinco o seis minutos regala un balón al rival. (Es increíble que todavía haya debate en torno a si es preferible Tiago a R. García o al revés. ¡Ninguno de los dos!, porque con ellos el once del Atleti es lento y débil.) Nada añadiré sobre el calamitoso, el pésimo, Perea, cuya mera alineación basta para abolir el fútbol. (Que el nombre de este negado siga saliendo en las alineaciones de los forofos es un síntoma de que la resignación de décadas ha terminado por repercutir ¡y de qué forma! en el gusto de los aficionados). En definitiva, aunque venció, el Atleti jugó fatal contra el Fulham (cómo sería el asunto que casi pareció alguien Jurado, pues, al menos, procuró rasear el esférico y ligar).

Ahora bien, el Sevilla era otra clase de enemigo. Y pese a los esfuerzos de su guardameta, el desenlace del match no ofrecía duda desde el minuto cuatro del primer periodo. Palop es un portero dado a las cabriolas que, inexplicablemente, goza de una sólida reputación. (Confiad, algún día Asenjo llegará a Palop). Pues bien, Palop se adornó para la foto y con ello logró que muchos hinchas del Atleti creyesen que el equipo había estado más cerca de beberse el chupito de lo que en verdad estuvo. No hubo opción, y no entiendo muy bien a qué tanta pleitesía para con la cantera. Domínguez fue una rémora contra el Sevilla y De Gea tardó en estirarse en el primer gol andaluz, pero ambos han adquirido el estatus de símbolos de no sé qué incontenible salud rodeada por todas partes de enfermedad y podredumbre.

Fuera de programa

(Anfield.) En el fútbol de hoy nadie se come a nadie. El poderoso, que suele adoptar los intimidantes humos de un ogro con el estómago vacío -lo incitan a la épica los cobardes y vocingleros cronistas deportivos-, puede morder el polvo y a menudo lo muerde. La gran hazaña de la temporada (y de muchas otras) fue la eliminación del Madrid a pies del Alcorcón. Anfield aguardaba el temor del Atleti, pero el Liverpool es un equipito, que ha sido pésimamente gestionado por su manager general (Benítez, que agotó su suerte en aquella final de la Copa de Europa contra el Milán) y por sus dueños (un personal ignaro proveniente de los EEUU). Así, por mucho que ruja "The kop", The kop no juega; el famoso jugador número 12 es un muñeco de futbolín ensartado, como éste, en una barra de metal.

(Un fracaso.) Este colosalismo es congruente con el tamaño de los aficionados, que disminuye a ojos vista. Cuanto más enanos los seguidores, más se agigantan las entidades. Así, el Barça trató de intimidar al Ínter, y sus jugadores exhibieron en su camiseta avant match la estupefaciente leyenda: "Nos dejaremos la piel". Creo haber criticado en mi libro semejante retórica de taxidermista. Preferible a ganar (y mucho más difícil) es perder con gracia. Además, el Barça era un equipo elegante, que siempre huyó del tremendismo (con la excepción de la batahola contra Figo), de las noches mágicas y de todas esas pavadas urdidas por la claque de los matones.

Guardiola sabe que el Barça fracasó esta temporada, y que buena parte de la culpa la tiene su política de descartes y fichajes, que no reforzó el plantel. El único futbolista que lo enriqueció fue Pedrito, otro canterano.

(Boutades). La de Shankly: "El fútbol no es una cuestión de vida o muerte; es mucho más"; la de Luis: "Las finales no se juegan; se ganan". La de Piqué: "Quiero que los jugadores del Inter lleguen a odiar la profesión de futbolista durante 90 minutos". Comentaré una de Guardiola: "No me importa el Inter; si conseguimos ser nosotros, ganaremos". Esto es una tautología, una vaciedad. Uno es siempre uno mismo, pero un partido es la colisión de dos modos de ser. Y siempre se trata de hacer e impedir que el otro haga. Es todo muy obvio, incluso si nos empeñamos en verlo de otra manera: si prevalezco, si me salgo con la mía, sigo siendo yo; si no prevalezco, es el otro el que desdibuja mi identidad y conserva la suya. Pero el Inter fue el Inter y el Barça, el Barça. Y ganó el Inter.

Guardiola, que suele pensar lo que dice, intercala eslóganes voluntaristas para consumo de sus hombres y de los forofos. El hombre de acción está condenado a sustituir la reflexión por algo que se le asemeja pero que no puede ser más distinto. El asunto me recuerda una broma de Les Luthiers, quienes remedaban un concurso de televisión con el siguiente lema: "¡El que piensa, pierde!", que al deporte de masas le sienta como un traje a la medida.

(Irreversible.) El Gobierno quiere devolver a los clubes la posibilidad de lo sean de nuevo. Es un brindis al sol, porque únicamente volverán cuando sean guiñapos cosidos a puñaladas por las deudas y ya no sirvan ni para que los mercachifles que los han conducido a la ruina sisen una comisión y un sueldo. Cuando Gil Marín y Cerezo, con su proverbial falta de escrúpulos, se quejan de que el Madrid y el Barça tiran con pólvora del rey, no están pidiendo un retorno a la edad del club de socios sino que el Madrid y el Barça sean convertidos en SAD de grado o a la fuerza. (Pero el resultado sería el mismo.) Hay iniciativas más interesantes. El tope salarial, por citar una, contribuiría a reconducir el fútbol hacia una dimensión manejable, pero no interesa porque los poderosos verían mermada su capacidad de compra. Además, las mareas de aficionados, que el triunfalismo galvaniza, odian las economías; su sed de presunción es virtualmente inagotable. El pueblo nunca es inocente.

(Hito que quita el hipo.) El Atleti alcanzó una final europea después de 24 años. Dicho así parece un gran mérito de los golfos que saquean el club. Ahora bien, la cosa cambia cuando se añade a la frase una inocente pregunta: ¿Y cuántos años llevan al frente del Atleti los Gil? Veintitres. Ah, vamos.

Cuando volvió a Primera el Atleti, sus okupas pidieron un lustro para devolver a la entidad un esplendor que ya no tenía. Han pasado diez años, y ni a la cumbre de un ocho mil ni a la cota cien, pero eso sí, campeones de Europa. ¡Cómo mola!

(El circo.) Es la jugada la que manda, no el jugador. Hay una tendencia a hablar de la clase del jugador, haciendo abstracción del juego. Pero el circo está lleno de fabulosos dominadores del balón, que no practican el balompié. Uno de los aperitivos del mundial que comienza consistió en un concurso de virguerías a cual más asombrosa. Ningún profesional participó. De haberlo hecho, hubiese sido derrotado.

(Casi un pronóstico.) Con respecto al porvenir de España en el Mundial, queda por ver si el equipo es capaz de sobreponerse a la baja del estupendo Marcos Senna de la Eurocopa y al bolo de la Copa Confederaciones que Del Bosque se tomó completamente en serio, sobrecargando de partidos a los jugadores del Barça.

(Agüero.) En un sentido lato -es de Perogrullo- ningún jugador está por encima del club en el que milita, aunque sólo sea porque el futbolista pasa y la entidad permanece. Sin embargo, afirmar esto es poco porque hay clubes que despegaron hacia la gloria merced a un jugador o varios, los cuales estuvieron por encima de la institución, que no era nada cuando llegaron y que lo fue todo después. En la memoria de los aficionados con memoria se agolpan los nombres y los casos, que sería ocioso citar. Agüero, como antes Torres, está muy por encima del Atleti actual, club submarino y amorfo. Por tanto Gil Marín, al soltar la perogrullada, miente. Pero lo malo no es lo que Gil Marín diga, pues cualquier traductor simultáneo ya les ha cogido el tranquillo a sus ininteligibles y falaces peroratas; significan literalmente: "bla,bla,bla", sino lo que piensan algunos incondicionales del Atleti. Así, no son uno ni dos los que entenderían el traspaso de Agüero y montarían en cólera si los okupas pusieran en el mercado a De Gea. Los muy simples creen que De Gea es más atlético que las franjas rojas y blancas, que el oso del escudo y que la ribera del Manzanares (por supuesto, mucho más que Agüero). Es falso, pero, aunque fuera cierto, poco importaría porque el único futbolista especial que tiene este malhadado club es Agüero y vale más un Agüero en la baja forma de este año que veinte De Geas en plenitud. Los que están por debajo del club (de sus necesidades y posibilidades) son el 99,99% de los seguidores colchoneros y los okupas, cuya estatura no excede la de los hongos. Al Atleti le retiré un día mi dinero, para que no se lucrasen notorios delincuentes; si venden a Agüero, le retiraré mi adhesión. El día que Agüero salga del club, se romperá mi débil vínculo con este Atleti, por muy campeón de Europa que jure ser. Casi lo estoy deseando.

Comentarios

Javidelugo ha opinado:

Hacía bastante tiempo que no escribía un artículo. Los mal pensados y críticos creerán que estaba a cubierto de la " borrachera de títulos y gloria que sacudió al Atlético". Todo humo y trofeos menores que constatan la decadencia del club.

Coincido con su visión del "espectáculo".

Son pocos los que reparan que se arrancó la temporada con un entrenador y terminó con otro.

Si no se llega a conseguir esta devaluada UEFA ante una especie de Rayo Vallecano londinense, el ridículo hubiese sido calamitoso e histórico.

Lo grave es que con este humo , los okupas tienen coartada para otra década o más de saqueo e inmersión del club.

El próximo título que nos venderán cómo gran gesta será la Copa del Rey.

Nadie repara en que el Sevilla ganó antes que nosotros y dos veces consecutivas la cacareada Europa League.

O que hasta el Getafe jugó dos finales de Copa del Rey.

La institución está destruida y convertida en una empresa compra-venta jugadores. El próximo en salir será Agüero. ¿A qué aspirar vendiendo el jugador franquicia del equipo?

Si se marcha lo único que hace identificarse con este equipo, ¿qué queda?

Pero lo más grave es que hasta puede ser aconsejable que el Kun cambie de aires porque todo hace indicar que deportivamente ha tocado techo en este equipo.

Cómo decía, Agüero está muy por encima del club y a años luz de sus inútiles e ligítimos directivos.

Con una gestión honrada e inteligente, de gente que aunque no fuese forofa del club, pero sí buena profesional y con ganas de que este club vaya para arriba, Agüero podría ser ese empujón para devolver al club a competir otra vez con el Madrid.

Dice que hay futbolistas que cambian a los clubes a todos los niveles. Uno fue Di Stefano en el Madrid. Otro fué Cruyff en el Ajax. Y otro Beckembauer en el Bayern. No sé si el Kun alcanzaría tal magnitud, pero seguro que con Cerezo y los Giles de por medio es una utopía.

Saludos.

# junio 17, 2010 7:42

JESUSEZ ha opinado:

Leerle no es precisamente un placer. Porque zahiere de forma brutal con algunas verdades, por otro lado obvias y ofende profundamente cuando da por hecho que todos los aficionados del Atleti somos iguales.

Viva y deje vivir hombre de Dios. Aquí más o menos todos tenemos claro lo que es la EL, que lo de ser campeones de Europa es una filfa, que el "triunfo" nos puede perjudicar más que beneficiarnos, por mucho que algunos positivistas crean que así la afición puede volverse más exigente.

Pero deje que la gente piense que Dominguez y De Gea son muy atléticos, lo cual además, incluso puede ser verdad y usted ignora si es así o no. Cuando se habla sentando cátedra no valen las especulaciones ni las intuiciones y, usted, va de sobrado en esas lides.

En fin, que hay que ser muy ingénuo para pensar que este su artículo puede cuajar en el pensamiento de algún atletista, llevándole a la senda correcta. Que ya todos sabemos lo que es esta mierda de Atleti de los Gil, pero permítanos que sigamos enganchados, igual que usted, cuando desee, puede hacer libremente mutis por el foro.

# junio 20, 2010 12:01

gloriosoATM ha opinado:

Al fin y al cabo, ni un chupito ni un DYC con hielo no nos dieron de comer... en todo caso de beber, y beber de vez en cuando mata las penas a la que nos tienen acostumbrados.

Miente el atlético que diga que no le sentó bien aquella copa, a pesar de los indirigentes actuales.

(al autor): gran profesional, compañero y buena persona, pero demasiado crítica en algunos casos y excesivamente cruda en otros, para mi gusto.

Por otra parte, reconocerle al tio Seve que tiene razón en bastantes muchas otras cuestiones.

Por mi parte, quizás algun día me mire la enajenación que tengo por estos colores, aunque esto no tiene remedio. Nací escasos años antes de la era gil y no he visto otra cosa, así es la vida. Suerte quienes hayan vivido tiempos mejores. Pero no dudes que volverán mejores tiempos, tarde o temprano.

# julio 9, 2010 11:57