Telegramas desde el Este (4)
España también puede aburrir. Su segundo tiempo contra una vulgar Francia fue anodino. Del Bosque volvió a colocar a Cesc de nueve, prescindiendo de los delanteros, pero la razón se la dieron Jordi Alba, Iniesta y Xabi Alonso, que fabricaron un buen gol en la única oportunidad de que dispuso el combinado nacional en la primera parte.
En la segunda, el plúmbeo forcejeo hispano-galo alimentó la pesadilla de que aquello pudiese desembocar en una prórroga. Con Iniesta y Silva fuera del campo, la ventaja quizá hubiese sido de Francia, no sé. Nuestros rivales fueron a menos con la entrada de sus puntas reservas. España a más, pero sólo en un par de incursiones del guerrillero Pedrito.
Es un dolor de estómago contemplar cómo Arbeloa recibe el cuero desmarcado y con ventaja para que noventa y nueve veces de cada cien recorte hacia su propio campo y la otra centre a bulto.
Da pena ver a Xavi Hernández triste y en tierra de nadie (se diría que sobra) y a Silva confinado en la banda derecha, pero el resultado lo soporta todo.
A vencer sin lustre y con más apuros de los necesarios llama ‘oficio' Del Bosque; él sabrá.
Insistieron mucho los locutores en que no le habíamos ganado nunca a Francia en partido oficial, como si las dos selecciones fueran siempre las mismas. Los que no cambian son ellos y sus fatigosos latiguillos.