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Atribuye 'Vasco' su éxito a la fortuna

Javier Aguirre dijo que aquel temperamento agresivo que lo acompañó como jugador es cosa del pasado.

Jorge Jair Meléndez / Enviado

Madrid,  España (3 junio 2007).-  Aunque no tiene una gota de agua, el Manzanares es hoy día un río turbulento.

Avecindado en sus extintas riberas, el Atlético de Madrid, club experto en contratar y despedir técnicos por racimos, se debate entre el triunfo de conseguir por lo menos el sexto lugar de la Liga de España, que da lugar a Copa UEFA, o quedarse un año más con las manos vacías cuando al principio de la temporada se aspiraba a todo.

En la eterna tormenta de los Colchoneros hay, sin embargo, una figura que vive tranquila: Javier Aguirre. El mexicano desafía la historia del equipo y sabe que, pase lo que pase, va a seguir teniendo "chamba" en septiembre. ¿Su secreto? La suerte.

"Precisamente yo creo que ahí es donde radica mi tranquilidad (la suerte). No vivo obsesionado de que mañana no pueda venir aquí o que me echen de algún equipo, y con eso quiero ser bien agradecido con la gente que me contrató, ha sido maravillosa, ya no sólo por confiar en mí, tal vez fue por las circunstancias, sino que me mantuvo, me tuvo paciencia", destaca.

Así inicia el "Vasco" una larga plática con CANCHA, en la cual recapitula cómo la fortuna, hermanada con la paciencia, ha sido el común denominador en todos sus equipos.

"En el Atlante con Toño García, el 'Güero' (Alejandro) Burillo, (Miguel Ángel) Couchonal, (Hugo Enrique) Kiesse, en el 'Pachuquita' con los Martínez, Jesús, que es mi hermano del alma; su hermano, Andrés Fassi, el cuñado de Jesús, Pedrito, Armando Martínez. Yo nada más en los siete primeros partidos con Pachuca llevaba cinco derrotas ¡chúpate nada más esa mandarina! y en el Azteca debuto con el América y a ellos les echan tres jugadores y empatamos, en Neza ganamos de penalti y después vienen cinco derrotas, esos eran números suficientes para darte una patada en la cola inmediatamente seas quien seas, y me aguantaron, y estuve ahí tres años.

"Luego en la Selección con el apoyo de Jesús, del 'Güero' Burillo, de 'Manobeto' (Alberto) de la Torre. Ahí salimos de la eliminatoria y me aguantan el Mundial. Se acabó el compromiso y confieso que no me sentía capacitado para renovarlo cuatro años más. Me vengo a España a probar fortuna y también, Jornada 9 y Javier Aguirre: seis derrotas ¡seis de nueve!, números suficientes para irte a tu País nadando, pero me aguantó Patxi Izco cuatro temporadas, mano. Ahora vengo aquí y no voy a pasarme de hocicón, no vaya a ser que me echen en lo que queda de la temporada, pero esto es fortuna, mano, fortuna pura y dura", comenta Aguirre.

Sobre su experiencia en un club tan conflictivo como el Atlético, que ha tenido siete entrenadores en lo que va del siglo, el "Vasco" dice sentirse muy tranquilo.

"Me siento muy cómodo aquí, muy a gusto, me siento valorado, respetado. Por los jugadores, por la directiva y por el entorno, donde incluyo ex jugadores, prensa, afición. Luego el cariño se va ganando con el tiempo y yo creo que tengo buen ambiente de trabajo, no me falta nada, lo que necesito me lo dan. No tengo ninguna queja, ni una, entonces no hay pretextos", comenta.

'Bacachá', el secreto de la tranquilidad

"He tratado de manejar cualquier situación complicada con la mayor de las tranquilidades, porque a mí se me rompen tres jugadores muy importantes (Maxi, Petrov y Mista) en el primer mes de la competencia. Era para desgarrarte las vestiduras. Tal vez la 'música' iba por dentro, pero hacia afuera había que emanar tranquilidad.

"El jugador es muy permeable a tus conductas, fácilmente se da cuenta: 'El 'Míster' está encabronado, el 'Míster' tiene miedo, el 'Míster' está asustado en este campo', tú contagias estos estados de ánimo; luego en casa te las comes con tu mujer o pagan los chavos o el buen 'bacachá' que nunca falla, es la mejor terapia que conozco, un Bacardí blanco con coca... puu... A veces es una, a veces son cinco, depende tu estado de ansiedad", confiesa el Aguirre entre sonrisas.

'Era un malaleche'

En los campos de Majadahonda, un suburbio a unos 25 minutos del centro de Madrid, Javier Aguirre ha encontrado una nueva casa, diferente a la que tenía en Pamplona, pero similar.

"No ha cambiado nada. Con respecto a Pamplona es el tráfico, nada más, de ahí en fuera son los mismos lugares, los mismos precios, es sólo que ahora tardamos más en ir a la escuela de los chavos, antes los llevaba en tres minutos y me daba chance de ir a meterme de nuevo a la cama o me iba por ahí con Silvia (su esposa) a desayunar, ahora no; me despido, salgo y luego de dejarlos me tengo que venir ya al entrenamiento", comenta.

Pero respecto a los cambios, el "Vasco" reflexiona sobre la forma en que ha transformado su manera de reaccionar.

"(De) jugador fui bastante agresivo y no estoy orgulloso de ello. Fui bastante 'malaleche', y de ahí degeneraban los típicos 'te voy a matar... nos vemos afuera'. Afortunadamente, nunca me encontré a estos enemigos luego en un restaurante o en la calle, pero realmente siempre me ha gustado respetar a los profesionales.

"Aunque sé que mi trabajo está sujeto a la crítica, hay veces en que (los periódicos) se meten en un campo personal cuando ponen un calificativo: 'es miedoso'. No me parece correcto, puede decir 'dio la impresión de Aguirre que su equipo fue timorato y no fue por más goles', pero a decir que 'Aguirre fue miedoso o fue cobarde porque no hizo el cambio que toda la afición esperaba', eso me agarras hace 10 años y me canso que voy y lo encaro. Hoy lo tomo con filosofía y la verdad me ha funcionado", asegura.

Cuando Aguirre se mudó a España casi no se hablaba de futbol en casa, donde él y Silvia compartieron un lapso con el menor de sus hijos, Iñaki, antes de que Ander y Mikel, quienes vivían en EU, se les unieran.

"Ellos (la familia) han cambiado el cine por el pinche futbol, y es que hay muchas copas: la UEFA, la Champions, hasta la Libertadores, todo el día en mi casa hay futbol ¡qué desesperación!", bromea.

El tiempo también ha sido el mejor aliado para que el "Vasco" haya aprendido a dejar los problemas de su profesión, incluso la presión de dirigir al Atlético, fuera del seno familiar.

"Tu a mí me ves de jugador armando bronca y luego diciendo 'bueno ¿qué culpa tienen tus hijos de que perdiste, güey?' y a base de pleitos en casa he aprendido que hay que saber separar.

"¿Qué culpa tiene un hijo de que hoy falló un gol Jiménez y el pobre quiere que yo haga la tarea con él? o Silvia (su esposa) que me dice 'vamos a comprar el mandado y pues vamos', no le puedo decir 'no pues es que pinche entrenamiento salió mal', 'pues ¿qué culpa tengo yo?'; tú tienes que ir a cargar las lechugas, porque tengo que decirte que aquí en España tú tienes que meter tus compras en las bolsas, no hay 'cerillitos', cabrón. No hay. Es una chinga y luego tienes que cargar las pinches bolsas al coche", finaliza.

No escoge jugadores

"Porque cuando llegué las plazas (de extracomunitarios) ya estaban ocupadas".

Así responde Javier Aguirre a una de las preguntas más socorridas en torno a su carrera en España, ¿por qué no contrata jugadores mexicanos? Al principio llevó a Carlos Ochoa y a Manuel Vidrio, y sólo duraron seis meses.

Pero no se queda ahí, y explica los entretejes alrededor de los fichajes para un equipo como el Atlético.

"Averiguas en México quién tiene pasaporte comunitario y hay muy pocos, eso ya es un handicap de entrada, más fácil los italianos o hasta los africanos.

"Tuve que mandar a Mateja Kezman al Fenerbahce para poder meter a (Sergio) 'Kun' Agüero. A final de cuentas si no los ha habido es porque de momento no se han dado las circunstancias: que al jugador lo necesite el club, que el jugador esté en el precio que el club pueda pagar y que el jugador reúna las características legales para jugar aquí", aclara.

Finalmente, Aguirre menciona algo que cree clave para explicar porqué él no ha podido importar compatriotas a la Liga.

"En España, a diferencia de otros lados, el que ficha es el club, no el entrenador. Cuando yo llegué ya estaban firmados Zé Castro, Pernía y 'Kun' Agüero.

"A ti te dan ciertos parámetros y te mueves, tú les das opciones y ellos eligen. Aquí yo no puedo tomar la postura de 'si no vienen Pérez, Sánchez y Jiménez yo no dirijo al pinche Atlético de Madrid'. No, nunca estaré. En eso yo me lo tomo con filosofía, es lo que hay, pues jugamos" remata.

URL de la noticia: www.reforma.com/cancha/articulo/775990/

Publicado jun 03 2007, 08:15 por SDHEditor
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