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Regular

- ¿Regular? ¿Regular qué? ¿Habla Vd de militares melillenses? ¿De su vista? ¿De su calidad futbolística? Porque del Atleti no será, que dijo Vd que iba mejor …
- Pues sí, del Atleti hablo, que ayer ganó con dos golazos pero sólo estuvo regular.

Foto: El Mundo Deportivo
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Siempre me ha hecho mucha gracia esta época del año. Parece que hace bueno pero hace frío. El cuerpo se resiste a olvidar que hace un par de semanas paseaba en camiseta por una playa ardiente sin darse cuenta de que en camiseta ya no hay quien vaya. Según se haya visto o no la previsión en el informativo de la mañana, la gente sale en guayabera o con plumífero. En la misma parada de autobús coincide un tipo con bufanda y una quinceañera con camiseta de tirantes y chanclas. No me digan que no tiene muchísima gracia.
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No está el Atleti como para ganar 0-2 en San Mamés y que encima nos quejemos. Pero, qué quieren que les diga, uno es así de pesado. Sé que estas victorias son importantes y que al final lo que cuentan son los puntos, que al final de temporada no nos acordaremos de si este partido se jugó bien o mal, que los equipos campeones también ganan partidos como el de ayer. Ya. Ojalá. Pero ver que el equipo puede hacer más y no lo hace, por más que esté en fase de aclimatación, da rabia y siembra algunas dudas. Ayer se jugó bien un tiempo, se jugó mal otro y si no tenemos las cosas de cara y dos delanteros de bandera, la crónica sería más lúgubre que otra cosa.

Acaba de empezar el año futbolístico y parece claro que Agüero es y va a ser la referencia de ataque de este equipo. Ayer marcó otro gol de esos de abrazarse con los desconocidos, que es lo que esperábamos de él. Pudo marcar otro si le da por pegarla más fuerte y cuando tuvo la bola los jugadores del Athletic no sabían si iba a salir por un lado o por otro, si iba a seguir o a pararse, si iba mirando al tendido o al balón, si era un jugador bajito o dos gemelos muy móviles. Agüero en su estado de forma actual hace las cosas a una velocidad y con una facilidad que nos resultaría difícil de comprender si no nos estuviera acostumbrando Messi a lo mismo. Si juegan así juntos en Argentina más le vale a los rivales pedir a la FIFA ventaja, como que jueguen con una mano atada a la espalda o dos botas izquierdas. Ayer el Kun metió otro golazo y lo hizo con la misma facilidad que metió el de Murcia, o con la facilidad con la que regateaba a los defensas del Racing, o se iba de la defensa del otro equipo grande de la capital. Vamos, que no ha sido casualidad sino todo lo contrario. Agüero está en forma y esta es una gran noticia para todos salvo para los defensas rivales, que pierden el sueño la víspera del partido contra el Atleti, se encomiendan al patrón local y llaman a su mamá pidiendo consejo. Y es que, según está el Kun si sale a jugar con reloj parece que haría lo mismo mirando la hora, o hablando por el móvil, o doblando un mapa de carreteras.

Por si fuera poco, está Forlán. De Forlán volvemos a hablar para decir lo mismo que el otro día. Trabaja, corre, se enseña, mete pases de mérito como el que puso a Reyes con ventaja ante la portería del Athletic, lo intenta sin descanso. Esto es bueno pero quizás no suficiente para vitorearle. Lo verdaderamente valioso es que cuando tiene la ocasión de enchufarla, lo hace estupendamente. Ayer metió un golazo con la derecha, que maneja como la otra, así, como quien cose. Uno de esos goles que el que los mete sabe que van dentro desde el momento en que la pega, sin necesidad de esperar a ver si se mueve la red. Forlán parece siempre concentrado, atento, en el sitio en el que le viene mejor al compañero, ofreciendo siempre soluciones. Que siga así, que siga.

Tras estos dos párrafos triunfales se preguntarán qué le ha picado a este señor tan espeso para decir que el Atleti estuvo regular o, más exactamente, regulero. Pues muy fácil: si bien el Atleti tuvo el balón y dio sensación de control en el primer tiempo, esto se esfumó en el segundo. El Athletic, empujado por la grada, soliviantada a su vez por el arbitraje, por la provocadora gomina de Muñiz y el clima adverso que ésta crea, se tiró al monte y el Atleti no dio la impresión de poder capear el temporal. Lesionado Perea al caer estilo fardo (por cierto, el Athletic tiró el balón fuera al poco tiempo, algo a comentar con la que está cayendo), el hecho de que Pablo y Zé Castro fueran los llamados a repeler el previsible bombardeo invitaba a pensar en un final angustioso con los de Bilbao volcados hacia la pareja de centrales con más fama de blandos de la liga que ayer, mire Vd por donde, no lo fueron tanto. Eso sí, no fueron tampoco un muro de mármol, no crean.

El Athletic tocó a carga y eso, piensa uno, les honra. No lo hicieron con la suficiente cabeza, quizás por prisas, por la presión del público o porque la calidad de sus jugadores no da para más. Pero le echaron casta y ganas y eso, al que suscribe, le gusta. El Atleti se echó atrás ya con el cero uno, y si no es por Forlán nos tienen que ingresar a todos en el policlínico los últimos cinco minutos, algo excesivamente frecuente desde que nuestros pasos los guía Aguirre. Pegó un par de palos el Athletic, paró con mucho acierto Leo Franco un par de ocasiones claras y anularon dos goles, uno por fuera de juego claro y otro por falta que pudo no ser. En el segundo Llorente entró con más ganas de las que emplea Pablo para defender, apoyándose, sí, pero si este gol lo mete el Atleti y lo anulan a lo mejor nos mosqueamos. El hecho de que no fuera gol no es óbice para recordarle a Pablo que mide uno noventa y pico y que no es de recibo que le ganen en esos lances con esa autoridad (y eso que Pablo estuvo mejor que en otras ocasiones). Vamos, que si no se dan una serie de circunstancias y el Athletic ataca con más criterio en vez de apelar al “erre que erre”, podía haber remontado un 0-2 tan campante. ¿Se imaginan si eso, que no es descabellado, pasa?

Aunque esto, como todo, tiene dos lecturas (esto es, que el Atleti se echó atrás y se amilanó o que el Atleti aprendió a ganar sufriendo), hay algo preocupante. Agazapado atrás y achicando balones, el Atleti pierde al borde del área demasiados balones con demasiada rapidez, entrega al contrario el balón cuando debería guardarlo como el anillo de poder. El Atleti no lanza el contraataque con fluidez y muchas situaciones que podrían reconvertirse en ventajas dejan de serlo por lo poco que tardan nuestros medios centros en dar un mal pase que llega a un rival, o por la poca contundencia que mostramos al pelear balones en el centro del campo en situaciones que sí lo requieren. Lo normal es que acabemos más de un partido así esta temporada, como ya nos pasó las pasada, pero no sé hasta qué punto está el equipo preparado para ello. Ni Maniche ni, sorprendentemente, Raúl García (a quien le hacía yo genéticamente pensado para estas situaciones) mostraron ayer jerarquía para desfacer los entuertos defensivos en los que nos metemos a veces. Piensen Vds únicamente qué podrían haber hecho el Kun, Forlán y Luis García ayer durante los últimos quince minutos de asedio si el Atleti tuviera un centrocampista con la capacidad de cortar y lanzar a los delanteros… En fin, en fin. Lo dicho, mejorando pero regular ná más. Esperamos, esperemos más.

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