HABLAMOS DE FÚTBOL
Diego Forlán: 'Me encanta el amor-odio del fútbol español'
Diego Forlán. (JAVI MARTÍNEZ)
ORFEO SUÁREZ
MADRID.-
Con su perfil homérico y su abdomen de mármol, Diego Forlán parece
salido de un pasaje de la Iliada. El futbolista, en cambio, prefiere la
historia a la mitología, las causas duras que retrata José Saramago y
las crónicas de superación personal.
Razones tiene. Creció
marcado por el accidente de tráfico que postró a su hermana en una
silla de ruedas y llevó la noche a un hogar repleto de balones, donde
ahora amanece con cada gol del hijo señalado por el índice de la
fortuna. Forlán sabe de su suerte y por eso devora su destino con
pasión, instante a instante, lugar a lugar. Está ansioso por volver a
jugar, tras recuperarse de una lesión en Uruguay, donde todo empezó
frente a un muro.
"Mi padre siempre quiso que manejara las dos
piernas, y eso se consigue delante de una pared», cuenta Forlán, que ha
mantenido esta antigua rutina ya como profesional. «En Independiente no
hacíamos tanto muro, pero en Manchester o Villarreal, sí. Siempre he
tratado de hacerlo, porque es buenísimo. Además, si se la das bien a la
pared, así te la devuelve", continúa.
– Ahora se entiende por qué Alex Ferguson nunca llegó a saber si era usted diestro o zurdo.
Empiezan las risas, lo que el encuentro necesita.
Forlán
saltó el charco para irse al Manchester, pero antes había hecho un
viaje mucho más largo en la mente de un niño de 14 años: de Montevideo
a Avellaneda, en la vecina Argentina, para jugar en Independiente. "En
Uruguay el futbolista no se puede desarrollar, pero sí adquirir unos
fundamentos muy buenos para jugar en Europa. Somos tres millones y
medio y siguen saliendo grandísimos jugadores..."
–Pero no se refleja en una selección que casi ya no recuerda el Maracanazo.
Asiente
sin excusas: "Es pasado, lindo, pero pasado. Aprendí mucho hablando con
mi padre (el ex futbolista Pablo Forlán) y otros históricos, aunque
ellos también lo han hecho conmigo, en sobremesas muy duras. Ahora, en
la selección, nos falta la fuerza necesaria, la mentalidad para plasmar
nuestro fútbol. Tenemos que mejorar los jugadores y a nivel directivo".
De
su paso por la Premier recuerda, sobre todo, los campos llenos, pero no
cambia su pasión por la latina. Un caso atípico, que contrasta con la
autocrítica de muchos jugadores españoles seducidos por Inglaterra. "Yo
prefiero vivir el fútbol con el amor-odio que nos rodea aquí, en
España, o en Sudamérica. Me encanta porque es como un desafío. Lo otro
lo entiendo más como una forma de trabajo".
El lugar perfecto
Por
ello, el uruguayo está convencido de que ha llegado al sitio perfecto:
«El Atlético se vive de una forma muy parecida a cómo sucede en
Argentina con algunos clubes. La afición te acompaña en todo momento,
forma parte del equipo». En el Calderón, Forlán ha encontrado el amor,
aunque, como ha explicado, también le seduce el odio: "Me gusta
escuchar el silencio cuando marcas como visitante".
"Estaba
con más estrés en el Villarreal. Nada que ver con el Atlético, que en
una cosa se parece mucho al Manchester. Le da espacio al jugador para
que se preocupe nada más que del fútbol y pueda liberarse del resto"
Frente
a esa visión estereotipada de un Atlético sumido en el camarote de los
hermanos Marx, fraguada durante los años del gilismo, el uruguayo
ofrece una versión diferente: "Estaba con más estrés en el Villarreal.
Nada que ver con el Atlético, que en una cosa se parece mucho al
Manchester. Le da espacio al jugador para que se preocupe nada más que
del fútbol y pueda liberarse del resto, de los medios de comunicación,
de esta entrevista que no quería hacer...". Más risas.
– Hace dos temporadas, usted compartió la Bota de Oro con Henry. Hable, pues, como goleador. ¿Qué piensa antes del remate?
–
En el momento previo, procesas las opciones muy deprisa: ¿qué altura
tomará el balón, cómo botará, de qué forma recibirlo, golpearle? Todos
esos pensamientos pasan en décimas de segundo, se cruzan a la vez, y
tienes que tomar una decisión.
Decisiones trascendentales en
ocasiones, porque pueden valer un título, un descenso, y que en otro
orden de la vida se tarda mucho tiempo en tomar. Forlán otorga la razón
al contertulio y reconoce que sólo quien se adapta a esa velocidad
mental puede sobrevivir en su mundo: "Es algo que mecanizas desde
pequeño en el fútbol. Conforme pasa el tiempo, las decisiones son más
rápidas. Si no las tomas, no llegas".
Orfeo Suárez y Diego Forlán. (J. M.)
Para
cualquier delantero, el gol tiene que ver con el instinto, con valores
intangibles que sólo se explican desde la superstición, desde una mesa
de tarot. Forlán tiene a su lado el ejemplo, Kun Agüero. "Es diferente,
como Tévez o Messi. Son pequeños, rápidos, con calidad y gol, y eso sin
ser siquiera delanteros puros". Ese rol lo cumple, en su opinión, Van
Nistelrooy, con el que hizo buena amistad en Manchester. "Eso sí es un
delantero centrooo", dice impostando todo lo que puede.
No se
oculta cuando se le sugiere que Riquelme, al que no quiso Javier
Aguirre, hace mejores a los goleadores, a los futbolistas como él:
"Delante necesitas a gente como Román, como Pirlo o Kaká, que te puedan
dar el último pase. Aquí habría querido demostrar lo que no le han
permitido en Villarreal, seguro. Yo creo que un jugador bueno siempre
aporta cosas. Pero al Atlético ahora no le falta nada, crea muchas
ocasiones y marca. Es cierto que encajamos siete goles en dos
partidos... ¡Pero ante qué rivales: Sevilla y Villarreal, de lo mejor
de la Liga, con grandísimos delanteros!".
Entre gol y gol,
lectura y ayuda, para la fundación de su hermana y para los niños.
"Tenemos mucho tiempo de espera, en aviones, hoteles. Si tienes un
libro, es bueno. Leo a Saramago, a García Márquez, algo de historia
contemporánea y libros de gente que ha sobrevivido a experiencias duras
en su vida. También a Jorge Bucay", explica. Un psicólogo argentino que
ha escrito Cuentos para pensar. Está claro que a Forlán le importa algo
más que jugar.
URL de la noticia: http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2007/11/25/futbol/1195945381.html