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¿La culpa es de Aguirre? Revista de prensa.

Con motivo de la racha de juego y resultados que atraviesa el Atlético de Madrid muchas columnas de opinión están aportando un nuevo punto de vista sobre el origen de los males que asuelan a nuestro equipo.

El Mundo

Libre directo - Orfeo Suárez

El Atlético y el liderazgo

2 de febrero de 2009.- El Atlético destituye a Javier Aguirre, uno más. Lo hace a pesar de que el mexicano cumplió con el objetivo para el que se le reclamó, llevar al equipo a una Champions de la que todavía no ha sido eliminado, un hecho sobre el que la cúpula del club debería reflexionar, independientemente de que el técnico ofreciera evidentes síntomas de agotamiento, de sentir que su trabajo estaba amortizado, sin que de su discurso se desprendiera la energía necesaria para invertir la tendencia perdedora. Ha sido un entrenador, mejor o peor, según el momento, pero nunca un líder, que es lo que el Atlético necesita, sea o no en el banquillo.

Con una bicefalia en los despachos, entre Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil, que provoca equívocos y susceptibilidades, el cargo de entrenador en las rebajas y un vestuario sublevado, donde ya no está la referencia de Torres, el liderazgo que precisa todo proyecto en el que, además de poder, es necesario creer, no aparece. A la entidad no le falta sólo juego o resultados; le falta mensaje. La esperanza es que ese rol lo interprete el Kun Agüero, una apuesta estratégica pero de alto riesgo, porque está por ver si el argentino tiene el equilibrio personal necesario y porque su entorno puede desatar en cualquier momento el efecto de una bomba de racimo.

Guardiola ha cambiado a la misma plantilla del Barcelona que fracasó la pasada temporada, Messi incluido, porque ha cambiado el mensaje, y Raúl sobrevive en este Madrid de entreguerras porque ofrece lo mismo a sus aficionados. ¿Quién hace eso en el Atlético?

URL de la noticia: http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2009/02/02/libredirecto/1233606775.html

 

El Mundo

El Cortador de Césped - Julián Ruiz

Aguirre ya no sirve

2 de febrero de 2009.- No se sabe con exactitud la fecha de caducidad de Aguirre en el Atlético. Quizá sólo horas. Está condenado por la afición y por los Gil. Incluso está lastrado, desautorizado por los jugadores. Sólo con un milagro lograría la salvación.

Pero si se cree el aficionado rojiblanco que la salida de Aguirre o la cólera de 'Eldorado' atlético es la salida de su crisis, el error es grueso. El problema es de los dueños.

El problema es la familia Gil, un estigma, una desgracia para un club histórico que como decía Isacio Calleja antes siempre era, "al menos", el tercero de esta Liga. Ahora no se sabe, pero desde luego es un club caótico que incluso ha probado la Segunda División.

En la temporada que el "vasco" Aguirre logró la proeza de meter al club en la 'Champions', de llegar incluso a octavos, los Gil, con esa prenda postiza caída del "guindo" que es Cerezo, gimoteando como una cotorra que "tenemos un gran equipo" se gastaban menos que el Almería en fichajes.

Aguirre sabía que para una temporada tan larga estaban más desnudos de efectivos que un equipo de la mitad de la tabla. Pero los Gil y su portavoz Cerezo estaban más preocupados en lograr el pelotazo de vender el Manzanares y mandar al equipo a La Peineta. Ahora no se pueden marchar hasta que el negocio esté totalmente finiquitado.

Pero no contaban que el equipo se fuera al garete en el mes de enero, tras la debacle física y mental del Kun Agüero y Forlán. Y si algo ha aprendido Miguel Ángel Gil de los errores de su padre es que si te cargas el entrenador, te quedas sin protección. Pero ahora ya no pueden sostener más a Aguirre. Están sus cabezas de por medio.

Momento crítico, caprichoso, justo cuando los Gil podían lograr lo que siempre fue una obsesión: el Atlético como negocio. De repente, el entrenador Aguirre ya no sirve ni se le puede sostener.

URL de la noticia: http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2009/02/01/elcortadordecesped/1233523470.html

 

Marca

Tirando a dar - Fernando Carreño (02/02/2009)

Tranquilos, que no se van

En fin. Lo malo de lo bueno -hablo de Nadal- es que normalmente tras disfrutar toca volver a la normalidad y a la vulgaridad. Quizá esta vez no tanto porque me ha sorprendido que buena parte de la afición del Atlético de Madrid haya pedido cuentas a los propietarios del club sobre su estado. Les han pedido que se vayan.

Hombre. Razones para indignarse sobre el estado del club a nivel deportivo, no sé yo si tienen muchas porque el Atlético de Madrid no es un equipo para estar ni mucho más arriba ni mucho más debajo de donde está. Razones para indignarse por el estado a nivel económico, pues no sé yo, tampoco, porque la verdad es que el club no es suyo, sino de los señores Gil y Cerezo, que poseen legalmente el 95% de las acciones pese a adquirirlas con una apropiación indebida comprándolas sin dinero, como reconoció el Tribunal Supremo (ya saben ustedes que las leyes son mucho más benévolas con los delitos que pueden cometer quienes hacen las leyes que con las demás). Es decir, que como el club es suyo, las cuentas son responsabilidad suya y si a la afición que compra los abonos se les permite la entrada en el estadio en los términos que tenían contratados, tampoco tienen mucho más que decir.

¿Qué razones tienen para indignarse? Pues, quizá, sí que tengan la de sentirse engañados aunque quizá haya que recordar el viejo proverbio árabe creo que es, que dice que “si tú me engañas, la culpa es tuya, pero si tú me engañas dos veces, la culpa es mía”. El Atlético de Madrid, me harto de decirlo en este blog, no es un equipo campeón, sino un equipo apañadito, al que no llegan grandes fichajes salvo en de un Forlán que es la excepción que confirma la regla, porque al Kun casi se le puede considerar canterano, porque llegó extremadamente joven y como inversión –díganme lo que quieran, pero yo estoy seguro de que van por ahí los tiros-. Ahora bien: cada año se le dice a la afición que debe comprar los abonos y el PPV que se ha fichado a Beckenbauer (Heitinga, este año), Passarella (Ujfalusi, este año) y Garrincha (Reyes, Petrov, Kezman…) y ellos van y se lo creen. Luego, cuando las cosas no salen como se pensaba, la culpa es del entrenador, que para mí bastante hace sacando partido de lo que tiene.

Ahora se oyen mil cosas. Que faltan españoles y gente que sienta los colores (excusa estúpida donde las haya que trata de ocultar que el Atlético lleva muchos años haciéndose con retales). Que la directiva pone dinero y lo pierde (fortunas deben tener entonces mayores que Bill Gates, y ánimo de perderlas con la que está cayendo) . Que la culpa la tiene el entrenador (ya han oído mi opinión…)

En fin. Yo sólo quería con este blog comentar que, irse los propietarios, no se van a ir. Si ustedes, los aficionados, quieren que se vayan, no les quedan más caminos que cuando el próximo año les vuelvan a decir que han fichado a Passarella, Beckenbauer y Garrincha, ustedes no se lo crean, no renueven los abonos, no compren el PPV, y por lo menos no se dejarán engañar. Ustedes ya no son propietarios del club (aunque ya ven a los del Real Madrid por ejemplo de lo que les vale). Son simplemente clientes. Y la defensa del cliente contra el mal servicio es no contratarlo. Si creen que el cine español no es tan bueno como les cuentan, no vayan a ver sus malas películas. Si creen que la oferta del Supermercado Pepe es una castaña, no la compren. Si les gusta el Atlético y creen que se lleva mal, pues no lo compren. De otro modo, no se van.

P.D.: Si quieres descargarte la actualización del Anuario MARCA 2008, sigue este link

Actualización Anuario MARCA 2008

URL de la noticia: http://marcawas5.recoletos.es/blogs/Controlador?opcion=9&codPost=2366

 

El Hacha de Rubén Uría - Rubén Uría (02/02/2009)

Carta abierta a Don Javier Aguirre

En primer lugar, gracias señor Aguirre. Por su saber estar, por su respeto hacia la afición, por comerse marrones que no le tocaban, por lidiar con el desecho de tienta que le fichan,  por guiar este barco fantasma a puerto Champions y por su cariño hacia la afición. En su debe, que otros le afeen su acento de Jalisco, que otros le echen en cara las mañanitas que cantaba el rey Miguel Ángel Gil, que uno no entienda que no fichara a Riquelme, que sea reprochable que de Maniche hacia abajo haya diarrea o que su equipo practique un fútbol que haría vomitar a una cabra cada tres domingos. Es, créame, lo de menos. No albergue pesar en su corazón, Don Javier. Usted no mató a Manolete, fue Islero.


Usted sabe que le ficharon por entrenador serio, capaz, de resultado fácil, verbo correcto y objetivo cumplido. Usted estampó la firma con un histórico venido a menos, pero en la letra pequeña del contrato no le hablaron de sentimientos, de fútbol de altura, de gente que sufre, de historias de Gárate, de títulos, del Atlético de Madrid. Por el contrario, si uno firma un contrato con los Giles y Cerezo de turno, uno pasa de entrenador a ser entrenado. De educador a domesticador. De técnico a funambulista. Desde ese mismo día, usted pasó de entrenador fiable, coherente y trabajador, a empleado a sueldo, capataz de las obras de El Escorial y por supuesto, a técnico-yogur. Uno de esos que nunca acaban de cuajar, que son baratillos, y que siempre acaban por tener fecha de caducidad. Ahora pedirán su cabeza, la ofrecerán en bandeja de plata y a otra cosa mariposa.

Pero no sufra. Su defunción deportiva no mitigará el drama del Atlético, no será suficiente carnaza para aplacar a la afición. El problema de este Atlético, de este bendito y maldito sentimiento, Don Javier, nunca ha sido de entrenador. Siempre ha sido cosa de los dueños (si moralmente se les puede denominar así, cuestión discutible en materia de delitos prescritos). Usted no es el cáncer a extirpar porque, sietemachos o mariachi, Cantinflas o Padrecito, en el Atlético de los Giles y Cerezos, los entrenadores siempre tienen la culpa de todo. Primero por inercia, después porque sólo son simples empleados. Tipos que llegan, cobran y se van. No importa si trabajan o no, si sus equipos juegan a fútbol o no, si rinden o no, si promocionan a la cantera o no. Sólo están de paso. Entre otras cosas, Don Javier, porque en el Atlético de Madrid la única profesión de riesgo es la de entrenador. Pregunte por Luis Aragonés. Llame a Tomislav Ivic. O a un tal Radomir Antic. Que le cuente Clemente cómo lo echaron cuando su Atlético era segundo.

Y eso, querido cuate, eso es lo único que no ha cambiado en este Atlético de la Sociedad Anónima, la caspa, y el Desde que Amanece, Apetece. Ningún atlético de bien le habrá contado en qué consiste la epidemia gilista que deja este sentimiento como un solar para luego llevarse hasta el solar. Don Javier, el antiguo Atlético de Madrid respetaba los contratos. Firmaba hombres y los hacía futbolistas. Este nuevo Atlético, el Atlético que a usted le han hecho conocer, firma futbolistas que en algunos casos ni siquiera saben ser hombres. Este, su Atlético de ahora, el que le ha tocado, ya no respeta los contratos. El de ahora, el de la SAD, borra con el codo lo que firma con el brazo.

Quizá algún día, cuando usted porfíe sobre su experiencia en el Atlético, allá por algún confín del México lindo, entre Tijuana y Puebla, cuando se tome a güasa que le llamaban “Cantinflas” con tinte peyorativo, quizá ese día recuerde esta humilde proclama. Quizá ese día aún recuerde, de manera fresca, que usted no era el cáncer a extirpar. Entre otras cosas, porque de un tiempo a esta parte, ese estigma, esa maldición, ese hastío, esa calamidad, esa desgracia, ese virus, esa venta de humo infame, ha convertido al Atlético en un ente miserable y podrido, con la complacencia de la prensa y bajo el yugo de sus dueños (eso dicen ellos). Con ellos, señor Aguirre, el Atlético ha pasado de ser un club histórico, a ser una sociedad histérica.

Quizá ese día, cuando ya pueda contar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, querido Javier, quizá ese día entienda que el portavoz de la familia Gil se apellida Cerezo, es buen tipo pero realiza declaraciones de alcornoque y piensa que sus abonados se han caído de un guindo. Quizá ese día ya no sea esclavo de sus palabras y pueda contar que mientras usted pidió un pelotero, alguno podría andar liado firmando un pelotazo.

Pero insisto, no se aflija. Ni fue el primero en irse, ni será el último. En lo que queda del Atlético de Madrid, lo único que no ha cambiado es el oficio de entrenador. Les fichan, pero no saben ni cómo, ni cuándo, ni por qué. Sólo les fichan y luego, pasado un tiempo, cuando ya no sirve como coartada, les echan a los leones. En cualquier caso, Don Javier, ha tenido usted mucha suerte. Su adiós lo han decidido dos personas. Hace unos años, el futuro del entrenador, cuando enfilaba el corredor de la muerte, no lo elegían los pasajeros del palco. El encargado de tomar la decisión era un caballo.

En esa época, Jesús Gil (que en paz descanse), arreglaba Marbella y ejercía de gurú del Atlético. Sufría como un poseso, se reunía consigo mismo y su propia persona humana y encendía todas las alarmas. Paseaba, airado y excitado, fogoso y fagocitador de entrenadores, y visitaba el gabinete de crisis de su cuadra de Valdeolivas. Allí le esperaba un semental de color blanco. Gil le consultaba.

- Imperioso, ¿Qué hago con el entrenador? ¿Lo echo?
Y el caballo, obediente con su amo, le contestaba sin dudar:
- Échalo Gil.

URL de la noticia: http://elhacha.es/?p=3227

 

MaTa-Dor - Javier Gómez Matallanas (02/02/2009)

Gil Marín y Cerezo deben vender el Atlético de Madrid

La crisis de resultados del Atlético de Madrid ha sumido al club rojiblanco en su crisis institucional más grave de los últimos años. Ayer, los aficionados del Atlético no señalaron al banquillo para culpabilizar a Javier Aguirre por la derrota ante el Valladolid. No sé escuchó el “¡Aguirre vete ya!” de las últimas semanas y todos los reproches fueron hacia el palco del Vicente Calderón, presidido por Enrique Cerezo. Un cambio significativo entre la afición del Atlético, que puede provocar el cese del entrenador mexicano, algo a lo que ayer por la noche se seguía negando rotundamente Miguel Angel Gil Marín, consejero delegado del Atlético, que se encuentra en Dubai.

Con las operaciones del cambio de estadio, del Manzanares a La Peineta, y la de la ciudad deportiva de Alcorcón en marcha, la intención de los máximos accionistas del Atlético de Madrid (Gil Marín y Cerezo) no pasa por vender el club. Pero pueden verse obligados a la venta del club por su nuevo error de cálculo en lo deportivo, con un proyecto que apunta al fracaso porque si el Atlético no se vuelve a clasificar para la Champions la situación financiera del club se tornaría insostenible, por la gran cantidad invertida en fichajes los últimos años que no se vería correspondida con el incremento de ingresos que aporta la máxima competición continental, imprescindibles para la viabilidad económica del Atlético.

Lo mejor que pueden hacer Gil Marín y Cerezo es vender el Atlético de Madrid. No es su intención y, por supuesto, son muy libres de hacer lo que les venga en gana con su propiedad (cómo se hicieron con el club quedó claro en una sentencia del Tribunal Supremo (ver sentencia), pero el delito estaba prescrito y el Atlético de Madrid SAD es propiedad suya), pero la mejor salida es una venta si realmente encuentran un comprador. Gil Marín está en Dubai para negociar el patrocinio del nuevo estadio. Enrique Cerezo viajará también a ese Emirato las próximas horas. Quizás se encuentren por allí con algún millonario árabe que quiera invertir en fútbol y esté interesado en hacerse con la propiedad o un buen paquete de acciones del otrora tercer equipo de España. Sería la mejor decisión que habrían tomado en sus casi 22 años de gestión del Atlético.

Porque el problema del Atlético no es coyuntural, no es un crisis del momento por perder varios partidos, el problema del Atlético es estructural, de falta de proyecto, de seguir una línea coherente. El culpable no es Aguirre, ni lo fue Bianchi, ni Ferrando, ni Manzano, ni Luis Aragonés, Zambrano, Ranieri o Sacchi. Tampoco fueron responsables del empequeñecimiento paulatino del club en los últimos cuatro lustros Miguel Angel Ruiz, Paulo Futre, Toni Muñoz o ahora Jesús García Pitarch. Entrenadores y directores deportivos han sido escudos, paraguas utilizados para seguir la huida hacia delante en busca del proyecto definitivo, y en todo el trayecto han llegado más y más futbolistas, descapitalizando de sentimiento atlético la plantilla porque en el Atlético no hay canteranos implicados como en el Barça (Valdés, Puyol, Xavi, Iniesta, Messi, etc.) o en el Madrid (Casillas, Guti o Raúl…), salvo la excepción de Antonio López. Por eso, y alguna circunstancia más, lo mejor para el Atlético de Madrid sería cambiar de dueños. Pero para eso deben decidir vender sus principales accionistas. ¿Se lo estarán empezando a plantear? Como decía el bolero Lucho Gatica: “Quizás, quizás, quizás…”

URL de la noticia: http://matador.elconfidencial.com/2009/02/gil-marin-y-cerezo-deben-vender-el.html


Marca

Tirando a dar - Fernando Carreño (03/02/2009)

Atlético: Las culpas claras

Hoy creo que es la primera vez que mi blog va a tratar sobre las reacciones de ustedes, los opinantes, al anterior. Yo suelo escribir mucho, quizá demasiado –y alguno me lo dice- entre líneas e ironizando. Sé que la ironía a veces no es fácil de captar –culpa sobre todo de quien escribe- y la verdad es que no me gustaría que por una cuestión de estilo parezca que yo soy tibio con la situación del Atlético de Madrid y algunas personas que descubrieron ayer el Mediterráneo me acusen de unas connivencias que ni tengo ni quiero.

Así que vamos a hablar claro. Sin metáforas.

Primero: ayer les escoció a algunos que dijera que los abonados al Atlético de Madrid son meros espectadores y que la única forma lógica de protesta que tienen contra quienes les proveen de espectáculo, los propietarios del club, es no ir. Me dicen que no es lo mismo. Que el fútbol es un sentimiento. Vale. En cuanto a sentimiento, poco le tienen que enseñar a uno que fue socio del Atlético de Madrid desde los doce hasta los 22 años y se iba él solo en noches de enero y lloviendo a ver partidos de Copa ante el Mirandés, el Burgos o el Salamanca. Yo estuve en el partido de Álvarez Margüenda y en el del Valencia en el que Dirceu la enchufó por la escuadra desde el círculo central, y el día de Vollack y el Bayer Uerdingen. Pero en junio del 87 guardé mi carnet en un cajón y me desencanté completamente del fútbol. Porque para mí todos los males actuales del Atlético de Madrid, y lo llevo diciendo en este blog desde hace mucho tiempo, vienen de la forma de ser gestionado que viene padeciendo desde que en 1987 don Jesús Gil y Gil se hizo cargo de la entidad.

Yo recuerdo muy bien aquellos días. Aquel presidente, con su basto populismo –que, por desgracia, tiene mucho público en España- comenzó a hurtar el club a sus socios. En 1987 los precios y abonos sufrieron una subida brutal. El club de la mejor afición, según dicen ahora, vivió años de gradas vacías mientras se instalaba en un personalismo atroz. No había plan. No había estructura. Deportivamente, fue un fracaso. Ni de lejos lo conseguido se acercó a lo prometido. El equipo, como digo, se hacía a base de retales. La suerte fue que en 1996 un buen sastre, Radomir Antic, logró hacer un traje con ellos.

Se dice que aquella presidencia salvó al club. Que puso dinero cuando nadie estaba dispuesto a hacerlo. Al margen de que se podría hablar sobre esas entelequias de la moral, los medios y sobre todo los fines, es razonable preguntarse qué dinero se puso cuando la consecuencia de todo aquello fue una intervención judicial en 1999 (y terrorífico es que se admitiera sin empacho que el descenso se debió a que los jugadores no estaban tranquilos al ver a Hacienda mirando fijamente las cuentas del club y sus nóminas) y una sentencia judicial que estableció que cuando la conversión en SAD quienes se hicieron con la propiedad lo consiguieron mediante una apropiación indebida, con dinero ficticio.

Con el descenso se cambió el discurso, pero un discurso esquizofrénico. Por un lado, el Atlético de Madrid era un club tan desgraciado que sólo se salvaba de la desaparición gracias a una directiva-propiedad que luchaba contra todo y que ponía dinero sin cesar, y una afición cuya misión era pagar y aplaudir y en la que estaba mal visto discrepar porque, al fin y al cabo, somos los Pupas y sobrevivir ya es un triunfo. Pero por el otro se hacían llamadas a la grandeza, a los grandes jugadores que venían cada año cuando la verdad es que ninguno de los que lo han hecho en las últimas temporadas, salvo quizá Forlán y un Kun Agüero que más parece una inversión que otra cosa resistiría el mínimo examen para integrar un club de los que aspiran a lo mismo que el Atlético aspiraba antes de 1987. Hasta Fernando Torres, que estaba, se fue ¿Y quién puede culparle de nada?

¿Qué tenemos hoy en día? Tenemos, como digo, una presidencia de la que se dice que pone dinero sin cesar. No tengo por qué dudarlo pero la verdad es que a mí me sorprende el altruismo de unos dirigentes que deben tener unas fortunas mayores que las del sultán de Brunei pues con todo lo que está cayendo no hacen más que poner dinero en un negocio que dicen que es ruinoso, como el actual Atlético.

Tenemos una afición que parece que empieza ahora a despertarse de un sueño y a darse cuenta de que en estos veinte años les han apropiado indebidamente (sentencia del Tribunal Supremo) de una propiedad que tenían y por más que ahora lo lamenten y hablen de sentimiento, no son más que clientes. Que pueden vincularse con el producto más que con la película que van a ver y el pan que compran cada día, pero cuyos derechos REALES son los mismos que en los otros casos.

Tenemos un equipo hecho con lo que quedaba en el mercado que no fuera demasiado caro (sorprendente, dado el dinero que se mete sin cesar en el club según se dice) y que no da para más.

Qué quieren que les diga. Hay continuidad de gestión de 1987 a 2009. La económica, si se tiene que poner constantemente tanto dinero como se dice, ha tenido que ser rematadamente mala. La deportiva, ya la estamos viendo. Si se hubiera reconocido que el club había abandonado un status y pasaba a tener otro, todavía se podría tener más clemencia pero como el discurso habla de lo bien que se ha hecho todo, pues hay que ser radicalmente exigente. Con todo el dinero que en teoría se ha puesto debería haber habido para fichar a Cristiano Rolando, a Kaká, mantener a Fernando Torres, rescatar a Raúl y fichar a Iker Casillas. De la gestión social sólo quiero hablar de la tolerancia con los ultras. La última vez que fui como espectador me quedé de piedra con las pintadas que pude leer (¡¡Lástima de cámara que no llevaba!!) y en la ExpoAtleti pude ver una caseta con un Totenkopf hitleriano en la que sonaba una música de la que me molesté en oír disimuladamente las letras y me quedé asustado.

Ah. Y moralmente (ya ven) habría que hablar de la legitimidad. Esta propiedad del club parte de una apropiación indebida, según el Tribunal Supremo. El franquismo no puede justificarse por el desarrollo. El origen de la actual propiedad no estaría moralmente legitimado ni aunque se hubieran ganado siete Champions seguidas. Pero esto es lo de menos. Perdón por la ironía.

Así que ya ven donde estamos. Lo que me gustaría es saber dónde vamos.

URL de la noticia: http://marcawas5.recoletos.es/blogs/Controlador?opcion=9&codPost=2372

Publicado feb 03 2009, 03:54 por SDHEditor
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