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El Atleti campeón de la Europa League. Revista de prensa (II)

El Hacha de Rubén Uría

Alma, corazón y vida

jue may 13 00:37

Quique, sangre de Faraona en sus venas, pidió salir a disfrutar. Su gente, hizo eso en el primer tiempo, sufrió en el segundo y fue un grito de alegría en el alargue. De Gea fue precoz guardián entre el centeno. Ujfalusi, energía alternativa en la diestra; Antonio López, precisión quirírugica; Perea fue ese atleta de 400 vallas capaz de solucionar problemas cuando menos se espera; Domínguez fue una póliza de seguros por arriba; Assunçao, un motor diesel y una escoba para barrer; Raúl García, el pulmón y ese segundo aire; Simao, un punzón derecho; Reyes, una zocata con tiralíneas; Kun volvió a ser puro barrio y desgarró a la zaga rival; y Forlán, homérico y heróico, rompió el mal fario del Atlético justo cuando el partido era una lenta agonía. En la otra esquina, físico, jurásico y rocoso, el Fulham opositó a campeón. Roy Hodgson, manager del año en la Premier pero también el señor que hizo que Roberto Carlos saliera del Inter, diseñó un plan de choque ante el Atlético. Presión asfixiante, fútbol directo y ante la duda, receta añeja inglesa: Kick and rush (Patea y corre). El equipo de los almacenes Harrods buscó llevar el choque a su terreno. Casi lo consigue a base de mucha víscera y poca aventura. Llegó ileso a la prórroga y murió con las botas puestas. Forlán, con la grandeza y fortuna que acompaña a los grandes, les tumbó. El gol del uruguayo fue el colofón a una final "made in Atlético". Fue una victoria agónica, sufrida, trabajada, merecida y no apta para cardíacos. 

Nada más salir, tras diez minutos de tanteo, Forlán hizo crujir el poste de Schwarzer. El Atlético, superior en su registro futbolístico, llegó con claridad en un par de ocasiones más. Una falta directa de Reyes topó con Schwarzer otra vez y Kun, con una culebra en la cintura, puso un nudo en la garganta de Inglaterra. El Atlético, más preciso y decidido, merecía premio. A la media hora, puntual a su cita con el gol, irrumpió Forlán para recoger la recompensa. El principio de todo fue Reyes, magistral, que se llevó por la cal hasta a tres rivales. Levantó la cabeza, abrió al espacio y Kun pifió. Ahí emergió Forlán, melena rubia al viento. En posición dudosa, el charrúa sacó a relucir su instinto matador, barrió un balón suelto y puso por delante al Atlético. Con la final donde la quería, el Atlético bajó los brazos durante cinco minutos. Suficientes para que el Fulham diera réplica. En una jugada embarullada de Zamora, la defensa colchonera sesteó y Davies empaló para batir a De Gea. De ahí al descanso, el Atlético quiso pero no pudo. Simao, Reyes y Forlán probaron de nuevo. Schwarzer tapó sus disparos. Fin del primer asalto y un mundo por delante.

Anémico de confianza por el jarro de agua fría del empate, el Atlético salió frío en el segundo acto. Mantuvo cabeza fría, pero su corazón fue del tamaño de un guisante. Jurásico, pero efectivo, exagerando sus virtudes a costa de los errores ajenos, el Fulham impuso su estilo en el segundo acto. De Gea, con dos manos de oro, sacó sendas ocasiones de los chicos de almacenes Harrods. Quique, a la fuerza ahorcan, movió ficha: Jurado entró por Simao y Salvio, por Reyes. El Atlético, con el de Sanlúcar en el verde, tuvo más criterio y posesión, pero no encontró el gol y se estrelló una y otra vez contra el muro británico. En el último aliento del partido, al Kun lo tocaron en el área, el árbitro italiano se hizo el sueco y todo acabó en prórroga. En el alargue, el Fulham se aculó en torno a su portero y regaló pelotazos a discreción para Dempsey. Allí, Domínguez, bestial, zafó con él y lo redujo a cenizas. En el minuto 116, cuando el partido moría, el Kun hizo un acto de fe y sacó petróleo de la nada. Agarró el cuero sin dejarlo salir, giró sobre sí mismo, enhebró una jugada de pillo y Forlán llegó con todo en boca de gol para ajusticiar. El Atlético, experto en perder una Copa de Europa sin merecerlo en el último suspiro, se tomó cumplida revancha con su historia. El Cacha, a cuatro minutos de ir a la lotería de los penaltis, vacunó al Fulham. El Hamburgo Arena rugió, los transistores de España ardieron, el Príncipe Felipe se saltó el protocolo, festejó el gol empujando a Platini y Neptuno se puso bonito. El Atlético, medio siglo después, era príncipe de Europa.

El Atlético regresó al pasado y se sacudió el fatalismo que muchos guardaban bajo el colchón. Levantó un título europeo, 48 años después de que Enrique Collar alzara al viento aquella Recopa mágica en los sesenta, y mandó a hacer gárgaras esa etiqueta de "pupas" que tanto daño ha hecho a la exigencia del club, con la complacencia de dirigentes y periodistas. Con tanta grandeza como fortuna, a la tremenda, el Atlético vuelve a su lugar natural, el Olimpo de los Dioses del fútbol. José Eulogio Gárate, el máximo exponente de una religión en rojo y blanco, catalogó llegar a la final como un "milagro deportivo". No le faltó razón, porque ni el más sesudo analista habría sido capaz de prever que el Atlético de Miocardio se transformaría en el Atlético de Europa. Después de 14 años en blanco, un descenso a los infiernos, una intervención judicial, un genocidio de una familia Caín y una manada de entrenadores que Imperioso contrataba para después despedir, el Atlético ha recuperado su lugar en el Viejo Continente.

De la mano de Quique Flores, que dio sentido a la palabra dignidad y trabajó para su afición, el Atlético ha recuperado sus valores. QSF, con cromosomas madridistas, ha sido el primero en limpiar, fijar y dar esplendor a la historia colchonera. Cogió un equipo enfermo, en cama, que estaba moribundo. Quique tocó fondo, habló con sus jugadores y les dijo que "o se curaban como equipo, o morirían como individuos". Así que harto de ser parcheado por "atléticos de toda la vida" y tuneado por directivos de corazón enano y corbatas caras, el Atlético se curó a sustos. Tuvo recaídas, partidos que harían vomitar a una cabra y momentos de zozobra, pero Quique escaló el Everest. A pelo, sin serpa a su vera, a esforzado golpe de piolet, instaló el campamento base al lado de la cima de dos finales en tiempo récord. Esta noche, en el Hamburgo Arena, su Atlético logró ollar en la cima de Europa. Quique, valiente y honesto, ha rescatado el significado de la palabra dignidad para los atléticos. Esos fieles, único activo y patrimonio decente del Atlético, que habían olvidado su condición de grande y habían quedado sepultados en los medios de comunicación, relegados a leer sobre su equipo siempre y cuando la información no estorbara la cubertería oficial del Real Madrid y la vajilla con la cara de Iker Casillas. Quizá acabe con una patada donde la espalda pierde su casto nombre, como Antic, el destinatario del grito "Radomir, te quiero". Pero desde esta noche, pase lo que pase, QSF ya forma parte del santoral de mitos atléticos. El Atlético, esa pasión inexplicable, soñó más fuerte que nadie. Los atléticos, de Hamburgo a Neptuno, de Estepona a Albacete, de Cádiz hasta Valladolid, han vuelto a recuperar lo que habían perdido, su grandeza. Hay razones que el corazón no entiende, pero este Atlético es más que un sentimiento. Es alma, corazón y vida.

Rubén Uría / Eurosport

http://es.eurosport.yahoo.com/futbol/ruben-uria/article/10963/

La Razón


El Atlético gana el primero del siglo

12 Mayo 10 - Hamburgo - Domingo García - Enviado especial

Dos goles de Forlán dan al Atlético la Liga Europa ante el Fulham en la prórroga. Es el primer título de los rojiblancos desde que los años empiezan por «2»

Cuando marcó Diego Forlán se acabaron los años de sufrimiento, de derrotas, de reproches y de lágrimas. Empezaba una nueva era después de 14 años sin títulos y casi 120 minutos de angustia. El tiempo de la felicidad. Un nuevo siglo en el que el Atlético ya empieza a contar títulos. Ayer llegó el primero, la semana próxima puede llegar el segundo. Desde que los años empiezan por «2», el Atlético no había sido capaz de ganar un título. Cambió el siglo con el equipo en Segunda, una muy mala señal, y todavía no se había recuperado de aquella caída.

Hasta que llegó el tanto de Forlán. Los tantos, porque en la primera parte ya había hecho a su equipo sentirse campeón. Pero aquello duró exactamente cinco minutos. El tiempo que tardó en empatar Simon Davies. Fue un pequeño intermedio, una pausa para la publicidad, la fugaz oportunidad para soñar un mundo mejor. Es lo que duran las alegrías en el Atlético, un club donde sufrir es la costumbre.

El Atlético ha sido durante años yonqui de la lágrima fácil. Cuanto más padecía, más le gustaba. Porque así podían presumir de las carencias que le eximen de sus obligaciones. Pero ayer lo puso todo para ganar. Tenía que hacerlo por los aficionados que había en el estadio y por los que no pudieron estar. Por aquellos a los que la memoria se les paró en el nodo, en películas en blanco y negro.

Hay dos formas de jugar una final, con fútbol o con el alma. El Atlético eligió el alma y se fue arrimando al fútbol. No quería renunciar a ninguna posibilidad, pero tampoco le quedaba otro remedio, porque el Fulham le obligó a tener la pelota. Los ingleses no la querían, era una molestia que convenía tener lo más lejos de su área posible. Pero cuando la tenían, la movían con rapidez. Y con un solo objetivo, la portería contraria. No necesitaban más ideas, que luego se confunden cuando los argumentos son limitados. Algo que no acaba de entender la defensa del Atlético. Porque fue un enredo de Perea el que abrió la puerta al gol del empate.

El Atlético tampoco se entretenía mucho más. La diferencia eran los futbolistas, Y es que donde el Fulham tenía a Zamora, el Atlético tenía a Forlán. El uruguayo es egoísta. Porque es delantero y porque es Forlán, dos veces Bota de Oro. Goleador. Avaricioso.

No tardó demasiado el «7» del Atlético en avisar. Un disparo al poste para que nadie se sintiera tranquilo. Después, una falta de Reyes que despejó Schwarzer. Los rojiblancos se iban preparando para la felicidad.

A ser feliz no se llega de cualquier manera, hay un paso entre el éxito y la depresión. Cuesta asimilarlo cuando se vive rodeado de desgracias. Da miedo a veces. El que tuvo el Atlético cuando regresó del vestuario. Era ya un equipo encogido, sostenido sólo por las paradas de De Gea, tan joven que todavía no ha aprendido ni a tener complejos. Se jugó la cara en una salida ante Gera, que llegaba con los pies por delante, y le salvó la vida a su equipo en otro disparo de Davies.

Había que tener paciencia. Superar los ataques del Fulham y, además, una prórroga que anunciaba los penaltis por todas las ocasiones desperdiciadas.

Sólo había que poner las cosas en orden. El pase fue de Agüero, el remate de Forlán. Por una vez hubo suerte, la pelota golpeó en Hangeland y alcanzó la red del Fulham. El título era del Atlético. El primero del siglo.

http://www.larazon.es/noticia/6818-el-atletico-de-madrid-otra-vez-grande-de-europa-2-1

La gloria es para Forlán


13 Mayo 10 - D. García (e. e.)

Fue decisivo en la final igual que lo había sido en la semifinal contra el Liverpool. Ha marcado los cuatro últimos goles del equipo en el torneo

Hamburgo- «Volveremos, volveremos, volveremos a ser campeones, como en el 96». Es el grito que lleva ensayando la afición del Atlético durante todo el año. Desde que descubrió que la Liga era una larga molestia y su refugio de felicidad estaba en las Copas. En la de Rey y en la Liga Europa, esa heredera de la UEFA, la hermana pequeña de la Liga de Campeones que ayer eligió a su primer campeón. Catorce años de padecimiento que se borraron cuando Antonio López levantó la Copa. No hay maldiciones eternas, aunque lo parezcan.

La que castigaba al Atlético mu- rió en los pies de Forlán. En dos goles que devuelven al club al lugar que ocupó alguna vez, un sitio entre los mejores de Europa gracias a uno de los mejores delanteros del mundo. Porque el «7» tiene mucha culpa de que el Atlético vuelva a sentirse grande. Suyos fueron los dos goles contra el Liverpool y suyos los dos de la final. Ha marcado los cuatro últimos tantos de su equipo en la Liga Europa y cinco de los últimos seis, porque también acertó en Valencia. Allí consiguió el 0-1 de un partido que terminó 2-2.

No necesita compañeros, sólo socios que le den la pelota en el momento apropiado. Y si no los tiene se acelera. Pero tenía que ser él quien eligiera el instante para acabar con la desgracia, para descubrir que con rayas rojas y blancas también se puede ser feliz. Y ganar después de 48 años sin un título europeo, 24 sin una final.

El uruguayo aparecía feliz en la sala de prensa, con la camiseta del Atlético y el trofeo de mejor jugador de la final. Que en su caso es lo mismo que decir el que más ganas tuvo de ganar. «Son los dos goles más importantes de mi carrera. El año pasado fue un gran año, pero este es mejor. Estoy muy contento de llevar un título a los hinchas para que lo disfruten». Especialmente los que ayer gritaban desde uno de los fondos del Arena de Hamburgo «que bote el Calderón». Los mismos que hicieron salir a los jugadores del vestuario para festejar una victoria histórica. «Estuvo bien, pero hubiera preferido que se acabara en 90 minutos», comentaba Forlán.
Hoy es un día de esos que los rojiblancos llevaban tiempo esperando, un día en el que sentirse orgullosos de su equipo.

http://www.larazon.es/noticia/354-la-gloria-es-para-forlan

ANÁLISIS: Al Atlético le faltó un plus de experiencia


12 Mayo 10 - Enrique Gozalo

- ¿Estuvo el Atlético a la altura de las circunstancias?
- Jugó un partido gris, con muchos altibajos, irregular y sin el poderío suficiente para imponer su ley y sus virtudes ante un rival que es, simplemente, discreto y voluntarioso.

- Además, no supo administrar la ventaja.
- Entró mejor en el partido que el Fulham, dominó sin hacer mucho daño, pero se encontró con el gol de Forlán. Y un gol en una final es un tesoro, pero el equipo no supo tener la pelota y permitió el empate de Davies.

- ¿En qué zonas falló el equipo de Quique?
- Como ha ocurrido a lo largo de la temporada el centro del campo es el punto débil. El balón circula con lentitud, no hay pases entre líneas y eso favoreció a la defensa inglesa que, por arriba, era infranqueable. Forlán y Agüero no recibieron balones en condiciones y amagaron, pero no pegaron.

- El Fulham cambió tras el descanso y fue más ambicioso.
- Los ingleses cambiaron de actitud en la segunda parte, tuvieron más la pelota, abrieron a las bandas y los movimientos de Gera crearon problemas. La marcha de Zamora, muy mermado, mejoró al Fulham porque Dempsey tiene más recorrido. Y cuando crearon peligro ahí estaba De Gea para refrendar que es tá ya al nivel de los grandes.

- ¿Mejoró el Atlético con la entrada de Jurado?
- Le dio más juego, más posesión y más clarividencia. Tuvo cambios de orientación para buscar a Ujfalusi y trató de asociarse con Agüero y Forlán, que no estuvieron muy inspirados. Sin embargo, una acción de Domínguez, la continuó Agüero y la remató Forlán cuando los penaltis eran ya una amenaza.

http://www.larazon.es/noticia/3407-analisis-al-atletico-le-falto-un-plus-de-experiencia

Con el sello del Atleti 

12 Mayo 10 - Julián REDONDO

Esperaba que Forlán, Agüero, Simao, Reyes, Raúl y Assunçao rindieran como poco al 70 por ciento. Sería suficiente, pensaba, para derrotar al Fulham. Y que Ujfalusi, Perea, Domínguez y Antonio no se liaran con la pelota para que el «petisuí» De Gea no pagara las consecuencias, y con él purgara su increíble afición. Patinó Perea, «centró» Assunçao y marcó Davies. El sello atlético, inconfundible: tirar la ventaja, con el regalo de rigor, y después, sufrimiento, agonía y... victoria. Adiós «Pupas». Deseaba que el equipo se creyera grande, más que histórico, y afrontara la final como si enfrente jugara el Barça, no el Espanyol o el Xerez. Bastaba con eso para soñar porque es mejor que el Fulham; tanto que, a priori y pelo a pelo, no cambiaría un solo jugador de los madrileños por uno de los londinenses. Pues el Atleti, en general, es malito porque desespera, y el Fulham, muy malito; pero si se lo regalan... Confiaba en que con «alegría y atrevimiento», prédica de Quique antes de la añorada cita, el Atlético que hizo saltar al Príncipe en el asiento cuando marcó Forlán, fulminara, no sin apuros, padecimientos y situaciones de infarto, a los ingleses. Lo acarició con las manos; lo tuvo en sus botas, lo desaprovechó, y agotó los 90 minutos con 1-1, cansado de no entenderse ni comprender cómo fue incapaz de zumbar a un rival tan malo. Dejó escapar el partido cuando era superior y se topó con la prórroga por su mala cabeza, por su intrínseca  fragilidad. Pero resurgió para ser grande de Europa. Otra vez. 

http://www.larazon.es/noticia/4216-con-el-sello-del-atleti-por-julian-redondo

Forlán la ganó

12 Mayo 10 - Julián GARCÍA CANDAU

El Atlético no puede ganar si no es angustiosamente. Su sino es complicarse la vida aun cuando cielos y tierra le sonríen. Por ello tuvo que llegar a las postrimerías de la prórroga para que Forlán marcara el segundo tanto y la copa fuera suya. El goleador y Agüero fueron, de nuevo, la solución. Entre ambos se consiguió el triunfo.

El Fulham no pertenece a la élite inglesa y, sin embargo, ha llegado a la final después de haber eliminado a equipos de superior categoría. Contra el Atlético tenía que tratar de imponer su juego de desplazamientos largos y ataques oportunistas en el área contraria. Para el equipo madrileño la propuesta tenía que ser distinta. Le convenía jugar más en el control de la pelota. Dado que los colchoneros tampoco tienen  centrocampistas que acaricien el balón todo sistema podía quedar reducido a la entrada en juego de Forlán y Agüero.

El uruguayo, para empezar, estrelló un balón en el poste. Fue un aviso. Luego apareció Agüero para demostrar que en medio de vulgaridades es capaz de hacer brillar la calidad. Darle la pelota es crear emoción porque es capaz de burlar a los contrarios en un metro cuadrado. Y no son adornos, sino soluciones repentinas. Lo peor que hizo fue fallar un remate a gol que en la dirección errónea fue a parar a la jurisdicción de Forlán, quien marcó. Luego, la angustia. Jurado dio más aire y en el momento cumbre apareció el uruguayo.

http://www.larazon.es/noticia/10044-forlan-la-gano-por-julian-garcia-candau

Público

Kun, Forlán y la gloria

El argentino y el uruguayo fabrican el gol de la victoria a cinco minutos del final de la prórroga y que proclama al Atlético campeón de la Europa League

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ 12/05/2010 23:13 Actualizado: 13/05/2010 00:38

Diego Forlán celebra eufórico junto al Kun Agüero el gol que proclama al Atlético de Madrid campeón de la Europa League. - AFP

Diego Forlán celebra eufórico junto al Kun Agüero el gol que proclama al Atlético de Madrid campeón de la Europa League. - AFP

Sin resuello, con la afición rojiblanca agarrada ya a De Gea en previsión de los penaltis inminentes, Kun y Forlán, las dos joyas letales, se juntaron para desempolvar una leyenda que siempre estuvo ahí. Medio siglo, 48 años después, el Atlético levantó la Liga Europa, su segundo título continental, tras ganar al Fulham en el último suspiro de la prórroga.

El argentino y el uruguayo atisbaron una pelota larga que llegaba desde la cueva. Rebuscaron un último soplo de aire en sus pulmones, apenas se cruzaron una mirada y supieron qué hacer exactamente. Agüero salió a recibir el balón y Forlán se escabulló hacia el área. El bravo Kun escondió el esférico como sólo él sabe hacerlo, burló a Baird y lo sirvió al uruguayo. Este metió la bota derecha, apenas rozó el cuero, y el Hamburgo Arena estalló en éxtasis colchonero.

Una final es un dolor. Un asedio a la gloria que no puedes dar por alcanzada hasta oír el bendito pitido final. Salvo casos contados, palizas únicas e históricas, ningún combatiente se da por vencido. Cuesta tanto llegar a la cita suprema que, una vez que comparece, nadie dimite así como así. Ni siquiera el Fulham, un equipo de fútbol antediluviano cuya presencia en Hamburgo sólo se comprende por su fe y por el miedo que, dicen, provoca en los rivales la ratonera que es su estadio.

El Fulham, un equipo feo y sin fútbol, aguantó más de lo previsto 

Los ingleses se declararon inferiores al Atlético desde siempre, pero eso no les impidió buscar su ocasión bajo cualquier brizna de hierba. Según el guión previsto, se replegaron sin complejos, dejaron hacer a los rojiblancos y esperaron con paciencia.

El conjunto de Quique tampoco ha prometido nunca florituras. Bastante que, cosido a una refundada seguridad defensiva y a la inspiración de sus atacantes, ha sido capaz de aspirar a dos títulos, algo impensable hace no demasiados meses. Nunca ha sido aconsejable cambiar de caballo cuando cruzas el río, así que el Atlético aplicó su modelo: orden, concentración, criterio y fogonazos esporádicos de sus puñales delanteros.

Tras sondear la pretendida orfandad balompédica del Fulham, y una vez comprobada la certeza del diagnóstico, compareció Agüero. El argentino sirvió una pelota de oro a Forlán -que la estrelló en el palo izquierdo- y luego dibujó tres chicanes de vértigo entre otros tantos defensas por el costado izquierdo del ataque español. La zaga británica se asustó, contagió el pánico al resto del equipo, y el Fulham reculó.

El Atlético intensificó el asedio, pero se enceló en fabricar centro aéreos, la gran y única especialidad británica. Hasta que apareció Reyes, el futbolista de perfil ideal para atravesar la doble muralla planteada sin complejos por el viejo Hodgson. El sevillano se presentó ante el público con una carrera de extremo puro, en la que dejó desmadejado sobre el césped a Duff antes de levantar la cabeza y ver a Simao al borde del área. Activada la conexión del cuarteto mágico, no hizo falta más. Agüero prendió la mecha y Forlán hizo explotar la red de Schwarzer y las gargantas rojiblancas.

Forlán adelantó

al Atlético, y cuatro minutos después empató Davies 

Pero una final es eterna. E imprevisible. Y, sobre todo, no conoce la piedad. Cada error es una condena. Así que cuando la zaga atlética rememoró viejas y peliagudas pájaras, los limitados delanteros ingleses se cansaron de fallar pases y remates hasta que, en el más complicado, Davies empaló con la diestra la volea de su vida y empató. En apenas cinco minutos equilibraron de nuevo el partido y la final, cómo no, arrancó de nuevo.

La secuencia de los dos goles fue tan fugaz como inocua. A ninguno se le atragantó el golpe. Uno y otro se levantaron, se sacudieron el polvo y siguieron a lo suyo.

Desfallecimiento español

Sólo el argumento físico logró moldear el paisaje. Al menos durante el primer tramo del segundo tiempo, cuando el Atlético sufrió un escandaloso desfallecimiento que quedó en nada por la mediocridad del Fulham. Y, claro, por la excelencia de De Gea. El portero no es de los que olvidan. Le debía a Davies la parada que no pudo realizar en el empate, y le devolvió el acierto en una enorme estirada a tiro lejano y envenenado del galés.

Exhaustos, los 22 protagonistas parecían dejarse llevar a los penaltis

Quique decidió borrar las bandas, donde Reyes y Simao fueron intrascendentes -salvo en la jugada del gol-, y apostó por el control. Tiró de Jurado y Salvio, y la final giró de nuevo hacia el libreto previsto: dominio del Atlético y frontón del Fulham. Una película fea y sosa de la que salió reforzado, por razones obvias, el conjunto británico.

Empecinado en colgar balones hacia el único territorio donde el Fulham es superior, el cielo del área, el Atlético amenazó con desesperarse, justo lo que esperaba el aguerrido equipo inglés para buscar la hazaña. Fue entonces cuando emergió Jurado, el único que entendió el delicado equilibrio de una final. El centrocampista, sabedor de que el hilo que separa un trofeo del llanto es fino y tenso, propenso a quebrarse en cualquier momento, tejió con pausa y precisión cuanto pudo. Ralentizó el fútbol y dejó que el partido desembocase en la prórroga.

Exhaustos, los 22 protagonistas parecían dejarse llevar a los penaltis. A la suerte pura. Y entonces aparecieron Kun y Forlan para sacar brillo a la grandeza. Para siempre. 

http://www.publico.es/312277/atletico/campeon/europa/league

Atlético: año cero, día uno

Á. L. MENÉNDEZ 13/05/2010 00:23 Actualizado: 13/05/2010 07:02

Más allá de lo sucedido ayer en Hamburgo, la catarsis colectiva que vive el Atlético -y que se prolongará, como mínimo, hasta el próximo miércoles, día de la final de Copa- tiene que servir para cambiarle el paso a una entidad centenaria desnortada desde hace años. Es hora de arrancar la mala hierba victimista que brotó del fatalmente ingenioso calificativo de Pupa" acuñado por el presidente Vicente Calderón tras la fatídica derrota ante el Bayern en la final de la Copa de Europa de 1974.

Alentada por campañas publicitarias tan geniales como perniciosas, el poso de sufridor se instaló en las entrañas del club, engordó y acabó tapando el auténtico espíritu del Atlético. Para justificar el descenso a Segunda (año 2000), envolvió su grandeza en compasión impostada y encerró la gloria en un baúl de lástima y xcusas baratas que contagiaron a buena parte de la masa social. Dejó de ser un equipo respetado, incluso temido y cualquier rival se cree con licencia para subírsele a las barbas.

La cantera como símbolo

Un silente grupo de veteranos jugadores de leyenda y un puñado de aficionados con memoria y coherencia ha mantenido viva la llama del verdadero sentimiento atlético. Ese fuego parece haber prendido estos días, avivado, paradójicamente, por Quique, un entrenador de origen blanco -ha habido y hay varios infiltrados madridistas, luego conversos, en las entrañas del Calderón- que ha sabido leer la historia y, sobre todo, transmitirla al mundo.

Y ha reforzado su discurso renovador con hechos. O, para ser exactos, con De Gea y Domínguez, dos chavales de la cantera a los que la afición se ha ido agarrando hasta convertirlos en icono de los nuevos tiempos. El espíritu del Atlético de siempre, el de verdad, tiene que florecer bajo la alargada sombra de esos futbolistas noveles y de los miles de jóvenes seguidores que descubren estos días la versión gloriosa y grande del club que aman. 

http://www.publico.es/deportes/312310/atletico/ano/cero/dia

El truco del Kun vale un título histórico

El argentino desvela la seña que le hizo a Forlán en el gol que supuso la victoria ante el Fulham. Las celebraciones rojiblancas se iniciarán esta tarde a las 17.30 en la capital.

HUGO JIMÉNEZ Enviado especial a Hamburgo 12/05/2010 23:49 Actualizado: 13/05/2010 00:29

"Le hice una seña a Diego para que fuese al primer palo, lo entendió y marcó". Una argucia para la historia fue la que le hizo Aguero a Forlán. Después de esa carrera infinita, el argentino aún tuvo tiempo para mostrarle al Forlán el camino del gol con esa seña que sella una sociedad que ayer hizo historia. "Desde que llegué estoy feliz de defender la camiseta y lo haré de acá hasta donde pueda", dijo Aguero, alusión a su incierto futuro. "Esto va por ellos, por los que han venido hasta aquí para animarnos y por los que se han quedado en Madrid. El título es de todos", confesó el Kun.

Por fin, Antonio López pudo formar parte de la composición de su fotografía soñada. Capitán del Atlético y brazos arriba alzando la Copa. "Se lo dedicamos a todos los atléticos. Mi primera final y mi primer titulo. Es increíble, no hay palabras palabras. Siempre he estado orgulloso de ser capitán de este club, pero hoy es el día más feliz de mi vida", se expresaba, visiblemente emocionado Antonio López, al que Aguirre le arrancó inexplicablemente el brazalete de capitán . "Me siento un privilegiado, lo mejor que me ha pasado en la vida es haber fichado por este club", decía Perea, él, que ha sido tan vapuleado por sus errores, pero que ha levantado cabeza y ahora ya no es un incomprendido y un apestado para la grada.

"Este partido merecíamos ganarlo, fue una lástima el empate, me tocó hacer los goles y siempre los disfruto. Aún más el segundo, claro", relataba extasiado Forlán, el héroe del partido junto al Kun y a De Gea. "Con el tiempo nos daremos cuenta de lo que significa esto", proseguía el uruguayo, que encabezó la vuelta al terreno de juego del equipo para lanzarle un saludo de eterno agradecimiento a sus seguidores. "Quique me ha ayudado mucho. Le estoy muy agradecido a él y también a la afición", balbuceaba Reyes, otro como Perea que ha reconquistado a la hinchada atlética.

"Admiro a estos jugadores y el trabajo que hacen . Estoy emocionado"

"Admiro a estos jugadores y el trabajo que hacen . Estoy emocionado. Está siendo una temporada muy dura. Ha sido una oportunidad que nos brinda la historia y la hemos aprovechado. No se repetirá fácilmente", advirtió Quique Flores, todavía con ese abrigo azulón estilo Mourinho, igual que esa barba dejada de dandy que lucía. "Siento mucha emoción e ilusión. Nosotros hemos trabajado para generar felicidad", proseguía Quique, que tenía clara la dedicatoria: "Se lo dedico a mis cuatro hijos, a mi mujer Patricia y a la afición".

"Estamos decepcionados. Hemos hecho todo. Todo apuntaba a que íbamos hacia los penaltis, pero hemos fallado. Estábamos organizados bien disciplinados, hemos intentando lograr un buen resultado, pero Forlán ha sabido aprovechar la oportunidad en el segundo tiempo de la prórroga. Y no nos ha dado tiempo a recuperarnos", declaró Hodgson, técnico del Fulham. "Para nosotros, es una decepción haber perdido esta final, pero estoy muy orgulloso de lo que han hecho nuestros jugadores", añadió el técnico.

"Es uno de los momentos más felices de mi vida, todo esto me hace recordar a mi padre y lo mucho que hubiese disfrutado en esta final. Esto es algo muy grande para los aficionados del Atlético, pero yo lo siento un poco más por todo el sufrimientos de los últimos años. No sé la de pastillas que me he tomado hoy", decía un agotado Miguel Ángel Gil, director general del club.  "Hemos merecido ganar, aunque haya habido momentos en los que lo hemos pasado mal", reconocía el presidente Cerezo.

"Es uno de los momentos más felices de mi vida"

El Atlético tiene previsto ofrecer el trofeo conquistado desde desde la sede del ayuntamiento al pueblo de Madrid a las 17.30 horas. A causa de la prórroga la expedición rojiblanca retrasó el horario previsto de su salida desde Hamburgo, que estaba inicialmente fijada para la 1.30 de la madrugada.

Los jugadores decidieron no ir a Neptuno al llegar para no hacerlo por dos veces. Los festejos oficiales se iniciarán esta tarde con visitas a la catedral de la Almudena, la sede de la Comunidad de Madrid, el ayuntamiento y el fin de fiesta en la fuente de Neptuno, donde los jugadores esperan llegar sobre las 20.30 horas.

http://www.publico.es/312277/atletico/campeon/europa/league  

La Gazzetta Dello Sport

Forlan fa il fenomeno
Europa League all'Atletico

L'attaccante dei madrileni segna la doppietta che dopo i tempi supplementari regala la competizione, appena rinominata, agli spagnoli. Ad Amburgo superato 2-1 il Fulham di Hodgson, che aveva pareggiato nei regolamentari la rete dell'uruguaiano grazie a Davies

MILANO, 12 maggio 2010 - La prima Europa League della storia finisce nella bacheca dell'Atletico Madrid. Che non vedeva un trofeo internazionale dal 1962, quando conquistò la Coppa delle Coppe battendo la Fiorentina. L'eroe della serata è Diego Forlan, attaccante uruguaiano stagionato ma di gran livello, che con una doppietta stende un Fulham indomito, però con meno qualità tecnica degli spagnoli.

sfida spagna-inghilterra — È stuzzicante, di primo livello, come confronto di stili e valore assoluto, anche se i biancorossi della capitale iberica sono soltanto noni nella Liga (seppure in finale di Coppa del Re) e la formazione di Hodgson, manager dell'anno, è finita solamente 12ª in Premier League. Ma questa finale di Amburgo premia chi a questa competizione ha creduto, mentre per esempio le formazioni italiane l'hanno colpevolmente un po' snobbata.

Diego Forlan esulta dopo il gol vittoria. ReutersDiego Forlan esulta dopo il gol vittoria. Reuters

atletico in vantaggio — Il primo tempo mostra un Atletico più convincente. Più manovriero, propositivo, sempre pericoloso in avanti con la coppia Aguero-Forlan. L'argentino è funambolico, svaria su tutto il fronte offensivo, bravo anche ad allargarsi e a proporsi da rifinitore, l'uruguaiano è maestro nel farsi trovare al posto giusto al momento giusto, e la porta la vede bene, eccome. Colpisce infatti un palo di sinistro su assist del Kun, poi, trova il vantaggio scattando sul filo del fuorigioco sulla conclusione sbagliata del "genero" di Maradona che si trasforma in assist. Azione originata da un bello spunto di Reyes, che si accende a sprazzi. È l'1-0 meritato per la squadra di Quique.

Simon Davies esulta dopo l'1-1. ReutersSimon Davies esulta dopo l'1-1. Reuters

pari fulham — Gli inglesi, giustizieri della Juventus, tengono botta con Hangeland che spazza l'area e sbroglia un paio di situazioni intricate senza stare a guardare alla forma. Rinvii alla cieca, e via, pur di restare in partita. E gli sforzi della squadra di Hodgson vengono premiati. Grazie ad un super gol di Davies, che segna con un gran destro al volo sul primo palo dopo un'azione insistita di Zamora. È l'1-1. Che penalizza i colchoneros, che caricano a testa bassa senza sfondare sino all'intervallo.

il fulham cresce — Nella ripresa. La gara diventa più fisica e giocata a ritmo alto, il che favorisce gli inglesi. Che guadagnano anche in tecnica quando l'americano Dempsey sostituisce Zamora, un pennellone che fa volume davanti, ma ha piedi da ricalibrare. L'Atletico accusa la stanchezza, la pioggia che appesantisce il campo diventa un fattore. E così chiude sì il tempo in avanti, provando a scongiurare i supplementari e invocando senza successo un rigore per fallo su Aguero, ma l'occasione più pesante porta però una firma inglese, quella del solito Davies, pericoloso con un improvviso destro di prima intenzione, bravissimo De Gea.

Forlan si gode la coppa. ReutersForlan si gode la coppa. Reuters

tempi supplementari — Quando sembra che gli inglesi possano portare la finale ai rigori, o addirittura fare il colpaccio uscendo fuori alla distanza, gli spagnoli regalano due guizzi. Sempre di Forlan, che prima serve su un piatto d'argento a Salvio un'occasione poi divorata, poi si mette in proprio e con una zampata sottoporta su assist di Aguero trova il gol vittoria sfruttando anche la deviazione di Hangeland. Il testimone dello Shakhtar Donetsk, ultimo vincitore della Coppa Uefa, lo raccoglie l'Atletico Madrid.

Riccardo Pratesi

http://www.gazzetta.it/Calcio/Estero/12-05-2010/forlan-fa-fenomeno-603958357155.shtml

AS

Hijo, por esto somos del Atleti

Iñako Díaz-Guerra 13/05/2010

Un gol de Forlán al final de la prórroga dio la primera Europa League. El uruguayo también marcó el 1-0. Igualó Davies. Primer título rojiblanco en 14 años

Ustedes leerán esto hoy, pero yo escribo en directo. En este momento el Atleti da la vuelta de honor al Hamburgo Arena con la copa de la Europa League en sus manos. Saltan, se abrazan, besan a Forlán, Agüero se ríe compulsivamente, Joel viste la camiseta de Asenjo, Quique flota sin perder la compostura ni la bufanda... Y yo estoy empapado por dentro, pensé que era la maldita humedad de esta gélida noche alemana, pero no, son unas lágrimas de emoción que, aunque contengo, calan. El Atleti, 48 años después, vuelve a ser campeón en Europa y si ni por éstas me puedo poner cursi, ya me contarán...

Porque, claro, el infarto también rondó nuestro destino. No podía el Atleti, confortablemente superior al Fulham, haber ganado con cierta holgura, no, le parecería decepcionar a su afición y a su historia. Así que esperó al minuto 117 de la prórroga, cuando los penaltis acechaban, para que Forlán agarrara a los fantasmas de Schwarzenbeck y del Pupas y les metiera una paliza. Le ayudó, cómo no, su socio Kun, que montó una escabechina de defensas en la banda hasta ponerle el balón a Forlán, que remató en carrera, con el exterior, muy difícil. Pero Fortuna entendió que acumulaba demasiadas deudas sin pagar y la pelota pasó entre las piernas de Hangeland, que llegó a rozarla antes de que entrara en la portería y desatar la locura.

Dos horas antes, el uruguayo, perdón, el señor Uruguayo, no había tenido tanta suerte y su remate cruzado pegó en el palo. Era el minuto 12 y el Atleti, asumiendo su condición de favorito, dominaba sin juego pero con carácter. El Fulham parecía un equipo de futbolín, siempre perfectamente alineado pero con la cintura de madera y un pie pegado al otro. Su plan era sencillo: pelotazo y a esperar que Zamora, claramente mermado al correr pero un trolebús al chocar, prolongara la jugada. Pero Domínguez, sensacional, fue un muro.

Intercambio de golpes. Así que el Atleti controlaba esperando un destello de los de arriba. Este llegó en una arrancada de clase de Reyes por la derecha, que tocó Simao, remató en semifallo Agüero y remachó Forlán al filo del fuera de juego. 32 minutos y lo más difícil estaba hecho. O no. Porque de inmediato el Atleti se relajó y el Fulham empató en la primera que tuvo. Zamora se va de Perea, tocan Duff y Gera y remata inapelable Davies. Bajonazo y pánico al descanso.

El primer cuarto de hora de la segunda parte fue un sinvivir. El Fulham, con un fútbol tan elaborado como una naranja sin pelar, empezó a rondar el área de De Gea, que en ese rato tuvo que salir de urgencia a los pies de Gera, hacerle una palomita a Dempsey y un paradón a Davies. La grada era el espejo del alma. Mientras la del Fulham cantaba despreocupada como amigos en un bar, la del Atleti lo hacía como un adolescente histérico en una prueba del conservatorio. La enorme diferencia entre no tener nada que perder y llevar demasiados años perdiéndolo todo.

Pero pasó la tormenta. La afición recobró el aplomo, Jurado entró por Simao, que se fue enfadado en vez de agradecido por seguir siendo titular con el año que lleva, y el Atleti recuperó la pelota. El peligro tardó bastante más porque ayer el Atleti transformó los pases de la muerte en, a lo sumo, pases del susto de muerte. Una y otra vez llegaba hasta la línea de fondo, sobre todo un Ujfalusi desatado, y ponía un balón atrás al corazón del área que acaba inevitablemente alto, desviado o en el trasero de un defensa. La prórroga fue el destino inevitable.

Y de golpe, cuando la tensión ambiental resultaba insoportable y las voces salían tenues de las gargantas, el Atleti se sintió campeón por derecho y se fue a por el partido, entendiendo que la gloria estaba allí, en esa media hora, y que de no agarrarla se arrepentiría hoy, también mañana y para el resto de su vida.

Asedio. El Fulham reculó sin rubor alguno y las ocasiones fueron goteando con cierta lentitud por el empeño del Atleti de colgar balones por alto, que con el Fulham tiene la misma efectividad que un ataque marítimo a Suiza. Pero cuando la pelota rodaba era otra cosa. Una mano salvadora de Schwarzer en un balón muerto, un disparo levemente alto de Forlán y, sobre todo, una doble carambola memorable en la que ni Salvio ni Agüero embocaron un balón que era gol o gol. O fuera por poco. Tras 14 años de sequía y angustia esa jugada dio la impresión de sentencia silenciosa.

Pero ya saben que no. En este instante Quique habla en sala de Prensa y no logra una coherencia absoluta en sus palabras, sin embargo nunca nadie se expresó con tanta claridad. Su discurso emocionado, algo inconexo y absolutamente feliz es el de todos los atléticos del mundo. Miro mi teléfono móvil y tengo 52 mensajes de texto sin leer. No lo necesito. Sé lo que dicen: el Atleti es campeón y la vida es hoy perfecta.

Perfecto

Forlán

Marcó los dos goles que hicieron que el Atlético ganara el trofeo. Su nombre está en la historia rojiblanca.

Fenomenal

Agüero

Suya fue la jugada del gol definitivo. Cuando cogía la pelota, los defensas del Fulham temblaban.

Muy bien

Domínguez

Estuvo enorme durante toda la final. Anuló a Bobby Zamora el tiempo que éste estuvo en el campo.

Bien

De Gea

Solventó con seguridad lo que le disparó el Fulham. En el tiro a bocajarro del gol no pudo hacer nada.

Regular

Zamora

Forzó para estar en la final y no pudo hacer nada ante Domínguez. Apenas entró en juego.

Mediocre

Dempsey

Salió para suplir a Zamora y tampoco llevó peligro. A pesar de su calidad estuvo muy frío sobre el campo.

Flojo

Simao

Se enfadó tras ser cambiado en el minuto 68, cuando no estaba siendo muy incisivo en banda.

Muy mal

Duff

Otro de los pilares del Fulham que estuvo inédito en la final. No fue el líder del Fulham que se suponía.

http://www.as.com/futbol/articulo/hijo-somos-atleti/dasftb/20100513dasdaiftb_1/Tes

Publicado may 13 2010, 08:32 por SDHEditor
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