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Sevilla - Atleti o cómo cogerle el punto al punto



El Atleti empató en Sevilla y, qué cosas pasan, hay ya quien empieza a hartarse de Simeone, que es una cosa muy nuestra. Desde que llegó Simeone el equipo empata más que otra cosa, a veces con cierta justicia como en Sevilla, a veces por fallar muchas ocasiones claras, como contra Racing y Sporting. En un año en que la Champions parece asequible, por más que haya una sola plaza para varios equipos, habría que empezar a ganar partidos y dejar de empatar. En Racing de Avellaneda, Simeone terminó haciendo del empate el resultado estrella y culminó una buena temporada que no gustó a muchos. ¿Pasará esto en el Calderón?

Analizando el partido del Sevilla, uno llega a la conclusión de que quizás fuera el empate el resultado más justo. El Atleti fue mejor en el primer tiempo, pero no así en el segundo. En el primer tiempo, el centro del campo del Atleti controló el partido y Salvio tuvo hasta tres ocasiones, de las que marcó solo una que fue un golazo. En el segundo tiempo, el Atleti perdió metros, el Sevilla jugó por las bandas y el Atleti sufrió. Más que por las bandas, jugó por una, por la derecha, por la de Navas. Filipe Luis Filipe, a ratos fuera de sitio y a ratos sencillamente incapaz de hacerse con su par, fue una bendición para el Sevilla. Por el otro lado, entre el buen partido de Juanfran (una vez más) y el clásico partido de Reyes (una vez más), se vivió más cómodo. El partido de Reyes, con sus conducciones de balón mirando al césped, con sus carreras en dirección contraria a donde indica la lógica y el movimiento de sus compañeros, con sus caídas exageradas y buscadas, con sus deslizamientos por la hierba, sus miraditas al árbitro y sus sonrisas en momento inoportuno llenaron de lágrimas de alegría los ojos de la afición colchonera que, ante el televisor, recordaron cómo hace no tanto tiempo Reyes hacía exactamente lo mismo en el Atleti para asombro y loa de parte de la prensa y mansa obediencia de aquella parte de la grada que delega su criterio en los voceros oficiales de los medios.

¿Qué le pasó pues al Atleti, además de que jugó contra un equipo que lo hizo bien, sobre todo en el segundo tiempo? ¿Por qué empató de nuevo un partido que podía haber ganado? Varias cosas se adivinan como causas. La primera, y más de Perogrullo, es que faltaban los buenos. Ni Falcao, ni Diego, ni Arda. Faltaba también Godín, pero a Godín le puede suplir Domínguez mientras que a Falcao no le suple nadie y a Diego casi tampoco. De entre Falcao, Diego y Arda al menos dos son imprescindibles, y de esos dos, uno es Falcao. Sin Falcao, Adrián hizo a ratos de delantero centro y dejó claro que no es su sitio, que su sitio está cerca de alguien como Falcao. Falcao puede fallar goles fáciles o quedarse en blanco en esos partidos en los que acaba con cara de angustia. Pero Falcao, juegue como juegue, marque o no, se desfonda, lucha, presiona el primero, permite con su presión que el resto de compañeros no estén en inferioridad casi nunca, entra al remate con la determinación suicida del primer forçado de la línea. Falcao siempre da posibilidades a los centrocampistas y siempre hace que los centrales rivales anden con la mosca tras la oreja. Los interiores y laterales saben que, cuando no hay otro remedio, un balón hacia el centro del área será casi seguro rematado por Falcao aunque haya dos centrales de dos cero cinco, aunque Falcao llegue desde más lejos que los defensores, aunque se juegue un puñetazo en la sien; sin Falcao, los centrocampistas siguen elevando balones al centro del área, pero casi nunca hay rematador. Y eso que ayer lo hubo y Salvio metió un golazo en el minuto 9.

Sin los tres de arriba, de la defensa hacia delante el Atleti formó con Tiago, Mario, Koke, Gabi, Adrián y Salvio. En un buen equipo, estos serían jugadores que rellenarían los huecos para los que no hubiera jugadores más capaces; Adrián, claro está, es la excepción a esta regla. Mario y Tiago, jugadores más blandos de lo deseable, ocuparon el doble pivote. Gabi, omnipresente pero cada vez más fundido, salía el primero a presionar. Koke corrió como gusta a Simeone y tuvo poco el balón en un partido de muchas carreras y muchas pulsaciones. Adrián anduvo más perdido que de costumbre, posiblemente por no tener la referencia de Falcao dentro del área o de alguno de los centrocampistas más creativos por detrás de él, dado que Koke anduvo más concentrado en tapar que en destapar.

Salvio fue el protagonista del partido, nos pese o no. En el primer tiempo marcó un golazo, hizo un buen tiro al palo largo con la zurda en un balón que pudo haber pasado a Juanfran, y casi marca un buen gol de remate complicado al palo más corto pero Palop hizo un paradón. Hasta ahí lo bueno, a partir de ahí el resto. En el segundo tiempo, una contra fácil, nacida de un balón robado por Mario, terminó en una pérdida de balón calamitosa, un contraataque, un pase de Navas desde la derecha y el remate de Babá; Babá es de esos jugadores que no tocan casi el balón durante el partido y siempre acaban marcando al Atleti. El fallo de Salvio manchó su gol, y la consecución de fallos que vinieron después, aún más. Se supone que Salvio es un jugador de banda y desborde que vive cómodo con espacios, pero esas suposiciones chocan con lo que se ve en el campo: es una lentitud cómoda para sus marcadores, una previsibilidad que facilita al defensor su tarea, un lenguaje corporal en carrera que hace evidente hacia qué lado girará, si frenará, si acelerará, si pasará o intentará regatear. Ausentes Falcao, Diego y Arda, las alternativas en ataque disponibles en el banquillo era Salvio o Pizzi, pareja de atacantes conocida en ciertos sectores de la grada como “Susto y Muerte”, y con esto queda todo dicho.

El segundo motivo que puede explicar la pérdida de control en el segundo tiempo y el empate es el cansancio. El equipo se mostró fundido en el segundo tiempo, y dispuesto a asumir el empate como mal menor al final del partido. Gabi hizo la labor de dos hasta que sólo pudo hacer la de medio, Koke no paró de tapar espacios y renunció al trato del balón por llegar siempre apurado y tener pocos espacios. El altísimo ritmo que impone el estilo de Simeone implica motores de alta cilindrada y muchas revoluciones, y esto sólo es viable con jugadores que sean portentos físicos, de los que el Atleti carece, o con varios jugadores intercambiables. Simeone está tirando de pocos jugadores, el equipo titular es casi fijo y en partidos en los que no están aquellos capaces de tener el balón y marcar el ritmo como Diego y Arda, el esfuerzo se multiplica. Según avance la temporada y se llegue a las semanas finales, se verá un equipo aún más cansado, si no directamente fundido.

Y esta idea lleva al último elemento, recurrente, anual, un clásico. La plantilla del Atleti la confecciona el departamento financiero, sección comisiones, y no el departamento técnico. No hay recambios para puestos claves, no hay atacantes y todo se fía a Falcao, que marca la mitad de los goles del equipo. Si Filipe Luis Filipe se funde, el recambio es Silvio, recién llegado de una lesión eterna; Juanfran es lateral derecho y lo hace bien, pero no se le contrató para eso, para su puesto estaban el frágil Silvio y Perea, jugador al que se lleva buscando sustituto años. Hay unos cuantos centrales, eso sí, y un portero cedido y otro que inspira pánico, mientras que se ha cedido a un tercero a un equipo que va por delante en la clasificación y ahora está en el punto de mira de algunos clubes extranjeros. Hay varios medio centros con características similares, carentes todos de ese algo especial que les haría indiscutibles, ni muy muy físicos (salvo Assunçao) ni muy muy técnicos, algunos más tácticos y disciplinados, otros con supuesta clase y talento que enseñan con cuentagotas. De los jugadores de talento, uno está cedido y el otro es conocido por su querencia a las lesiones frecuentes y, desde hace unas semanas, por su afición a hacerse fotos en discotecas a altas horas de la mañana durante períodos de lesión. Como comodín para la parte delantera está Pizzi, el hombre de los 15 millones de euros al que nadie ha visto jugar lo suficiente y que cuando se le ha visto ha dejado la impresión de ser un jugador mucho más barato del pago de cuyo traspaso, por cierto, no se sabe nada. La plantilla es rara, descompensada, carece de jugadores clave para puestos clave y dos de ellos están sólo cedidos. Es más, las características de la mayoría de jugadores casan mal con la idea de juego de Simeone, técnico elegido más por lo que representa en la grada que por lo que convenga a la plantilla. El Club suele optar entre entrenadores de toque y posesión y otros de agresividad y contraataque independientemente de los jugadores disponibles, haciendo del grado de protección que puedan ejercer ante las críticas al palco y el monto de las comisiones los únicos criterios válidos para elegir cuerpo técnico.

Y, aún sin contar con jugadores ideales para su sistema y filosofía, sin haber participado Simeone en la confección de la plantilla, los futbolistas parecen haber entendido lo que se pide de ellos. Quizás porque la inmensa mayoría de partidos vistos este año por el que suscribe han sido de equipos dirigidos por Manzano y Villas Boas, lo hecho por Simeone en el Atleti en las últimas semanas le merece todo el respeto. De un equipo perdido e insulso se ha pasado a un equipo aguerrido y comprometido. De un grupo deprimido y sin chispa, se ha pasado a un grupo de jugadores que saben lo que tienen que hacer y que quieren hacerlo, jugadores que se apoyan, que ayudan a su compañero, que esperan el fallo del rival ante la presión del compañero para recuperar el balón rápido y cerca del área rival. El Atleti juega a algo y los jugadores lo entienden. El Atleti es por fin un equipo y no un grupillo sin fin común, y eso es mérito de Simeone. El equipo empata pero hace por ganar, y si no lo consigue es por las propias limitaciones de la plantilla. Con lo que hay, y más aún cuando hay ausencias importantes, poco más se puede pedir. Perder ya la fe en Simeone sería prematuro y, sobre todo, algo que una afición que ha sufrido recientemente a Quique Flores y Manzano no se debería permitir. Confiemos.

URL de la noticia: http://elrojoyelblanco.blogspot.com/2012/03/sevilla-atleti-o-como-cogerle-el-punto.html

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