El País
El Atlético pone el fútbol por las nubes
- El equipo madrileño, liderado por Diego y Falcao, golea a un Athletic atenazado por los nervios
Eduardo Rodrigálvarez Bucarest 9 MAY 2012 - 23:05 CET
Gorka no puede detener el primer gol de Falcao. / INA FASSBENDER (REUTERS)
Neptuno
tenía visita. En Bucarest lo llenó de agua un equipo grande ante un
rival muy grande al que le pesó el tamaño de la final. La Liga Europa
parece una competición hecha a medida del Atlético. Si la regularidad no
es su fuerte, los momentos estelares no le deslumbran. En Bucarest
deslumbró al fútbol con una noche mágica de sus dos grandes figuras, el
goleador Falcao y el violinista Diego. Los grandes partidos reclaman
siempre a los grandes futbolistas. Si acuden a la cita, ratifican su
grandeza. Si llegan tarde, se pierden la gloria. Falcao es de los que
madruga para no faltar a su destino. Siempre intenta coger el primer
tren que pase por su puerta. Cuando llegó apenas habían gastado unos
pocos minutos de espera, cuando, gentil, Amorebieta le abrió la puerta.
Falcao, implacable, le rompió la cintura en un par de quiebros y puso el
balón con un toque precioso en el ángulo donde anidan las telarañas,
muy lejos de los guantes de Iraizoz.
El gol no solo le dio al
Atlético la ventaja en el marcador y el estilo que ansiaba para
disfrutar de los espacios. Le dio mucho más, porque sacó del partido a
la mayoría de los futbolistas del Athletic, que sufrieron el mayor
pecado que se puede cometer en una final: regar el manojo de nervios con
el que acudieron a la cita europea. En apenas 45 minutos, cometió más
errores no forzados que en toda la temporada. Difícil que en tales
circunstancias el balón llegue a Llorente, encarcelado por Godín y
Miranda, y muy fácil que la pelota acabe en los pies de Falcao, o de
Adrián, o de Turan o del omnipresente Diego.
Tan generoso andaba
Amorebieta, confuso desde el primer gol del colombiano, que se permitió
una delicatessen en el área que no se corresponde con su jerarquía
futbolística. El centro subsiguiente lo recogió Falcao, que ya viajaba
en business, y se marcó un quiebro de espaldas a la portería, para
hacerse sitio en la butaca del área, y marcar con la izquierda un gol
soberano.
Un suicidio ante un equipo como el de Simeone,
convertido en un ejército que maneja bien los tiempos, que sabe frenar
los ataques, al límite o sobrepasándolo si es preciso de la legalidad
reglamentaria, pero ajeno a la violencia. Gabi y Mario Suárez eran como
un cortacésped que le segaron el juego a Iturraspe, ausente. Todo el
Athletic se reducía a dos futbolistas que, ajenos al nerviosismo,
maniobraron en la segunda línea: Muniain y Herrera pusieron electricidad
a un equipo bilbaíno que se había quedado sin voltaje. Aún así, con
1-0, tuvo su acercamiento a la gloria, es decir a la cita con los
partidos fundamentales, cuando empalmó un centro de Iraola, pero le dio
con el costadillo del pie y en vez de rematar despejó. Y la tuvo más
tarde Muniain con un disparo que repelió, muy ágil, Courtois.
Fueron
los fogonazos bilbaínos en un partido que en su primera mitad tenía
fijados los focos en el Atlético y especialmente en su ilustre figura
Falcao, que buscaba rabiosamente el flanco por el que se movía
Amorebieta. Diego y Turan se movían por todo el campo como puñales en
busca de su diana. Herido habitual era Iturraspe, normalmente el faro
que ilumina la transición del equipo de Bielsa, pero le rompieron la
bombilla. Por eso era más sombrío, más tenue, con su estrella apagada y
apenas con las luces de posición que se empañaban en mantener Herrera y
Muniain.
El primer gol le dio a los rojiblancos la ventaja y el estilo para disfrutar de espacios
Bielsa
recompuso estrategia y futbolistas tras el descanso. Íñigo Pérez dejó
en el banquillo pensando a Iturraspe e Ibai Gómez hizo lo propio con
Aurtenetxe. Despobló Bielsa la defensa en busca de más profundidad. Pero
la armadura rojiblanca era poderosa y apenas tenía leves rasguños. No
solo se sentía ganador sino gobernador del partido, por más que la
pelota estuviera en los pies del oponente. Se sentía asegurado por la
fortaleza de sus centrales, que convirtieron a Llorente esta vez en un
arma de fogueo. Amén de la pelota, le robaron la ilusión. La sucesión de
faltas rojiblancas en el medio campo acrecentó los nervios del equipo
verde esperanza, casi al mismo ritmo que caían los minutos en el reloj.
Atacaba
el Athletic, pero asustaba el Atlético. En los partidos afilados, la
hoja de Turan, Adrian y Diego es demasiado fina para una defensa
demasiado blanda. Cuando hay que tirar del mazo, encontraba a Falcao. El
Athletic nunca encontró a Llorente, atosigado en el área, sin
movilidad, fijado por los centrales como un poste a la tierra firme. Su
mayor peligro eran las diagonales, cada vez más espaciadas de Muniain
para pasearse entre las dos líneas defensivas que propuso Simeone. Más
alegría le dio Ibai Gómez, un chico con un toque poderoso. La presencia
de Toquero buscaba el objetivo de mover a los centrales, de abrir la
defensa para que corriese el aire en la calurosa noche rumana. Ibai
Gómez se convirtió en la dentadura de un equipo con demasiada caries.
Sus arrancadas y su fe le dieron al Athletic dos ocasiones para volver a
la vida. La última de De Marcos, que se fue alta, era otra puerta
abierta tras el suicidio de los centrales rojiblancos.
El Athletic estuvo sombrío, tenue, con su estrella apagada y sin apenas luces
Por
momentos pareció que el Atlético volvía a su versión más tópica, la que
le hace caer en apenas un suspiro en depresiones que le devuelven a su
mitología de equipo capaz de lo mejor y de lo peor. Tan insistente era
el agobio del Athletic que se echó a temblar, se fue para atrás, tan
hacia atrás que casi se acula en la valla. Tanto acoso produjo el
momento fiero de un león herido. Las ocasiones se incrementaron en tal
medida (la de Susaeta fue clamorosa) que alguien vio volar unas cuantas
pupas por el cielo de Bucarest. Era la versión menor del Atlético, ya
más preocupado por el reloj que por el juego, y que a punto estuvo de
secar la fuente de Neptuno.
Pero en las grandes citas, y en la
noche de Falcao (también disparó al poste), no podía faltar Diego, el
ingeniero, el artista, el artesano, para dejar su sello con un gol al
nivel exigido en una acción individual. Todo el acoso laborioso,
entregado, del Athletic, atacando en tromba, dejando el corazón más que
la cabeza, en busca de un objetivo casi imposible, fue borrado de un
plumazo por un gol de bailarín, de esos que se construyen con un violín
en los pies.
El fútbol, para ser eléctrico, necesita unos
principios inquebrantables, goles como soles y unas aficiones
indesmayables. Las tres cuestiones se cumplieron a rajatabla. Aunque los
goles cayeron de un solo lado y en momentos psicológicos del partido. Y
en asuntos psicológicos el Atlético vive muy por delante del Athletic.
Una final exige poner muchas cosas en juego. Y el Atlético las puso
todas (incluso un cierto suspense como resucitando sus viejos fantasmas)
ante un rival más que digno, más que laborioso, más que valeroso. Le
queda la ilusión de saber que dos jovenzuelos, Muniain e Ibai Gómez,
pudieron con el peso de una final. Cuestión de futuro. Por unas y otras
razones, entre ambos pusieron el fútbol español por las nubes.
http://deportes.elpais.com/deportes/2012/05/09/actualidad/1336585425_386481.html
Público
Falcao encumbra al Atlético
El
'Tigre', con dos golazos, devora a los leones del Athletic, que se
quedan sin el que hubiera sido su primer título europeo tras una
temporada espectacular. Los colchoneros reconquistan el continente con
su segunda Europa League en tres años
SERGIO LEÓN Madrid 09/05/2012 23:00 Actualizado: 10/05/2012 00:38
Los jugadores del Atlético de Madrid celebran su victoria. - REUTERS
En
2010 fue Hamburgo. Apenas dos años después, el Atlético de Madrid ha
vuelto a conquistar Europa. Los colchoneros se han hecho con su segunda
Europa League en tres años en una nueva noche inolvidable. (Así te lo
hemos narrado en directo)
Y lo han hecho con una alineación en la
que no había ninguno de los jugadores que disputaron la última final.
Simeone, que cogió el equipo a mitad de temporada, ha conseguido
contagiar a sus seguidores de su espíritu de lucha. Garra combinada con
la clase que el equipo atesora de tres cuartos para arriba.
Cada balón que tocaba Falcao era sinónimo de peligro
La
batalla española de Bucarest ha tenido un invitado de excepción:
Radamel Falcao. El colombiano se ha consagrado como uno de los mejores
goleadores del mundo. Todas las cámaras le enfocaban con el pitido
final. No es de extrañar. Él solo ha devorado a los leones con una
primera parte de ensueño. Dos golazos, dos zarpazos del Tigre. Sobre
todo el primero, para enmarcar.
Cualquier balón que tocaba el
ariete era sinónimo de peligro. El 9 colchonero acaba la Europa League
como el pichichi del campeonato con 12 tantos y reedita el galardón
conseguido el año pasado con el Oporto, con el que también se proclamó
campeón. En dos años, dos copas de la Europa League. Y dos años
consecutivos siendo el goleador de referencia de Europa.
La otra
cara de la moneda es el Athletic. Su espectacular temporada en Europa se
ha quedado sin premio. Los leones no han encontrado su juego y se han
visto sorprendidos por el gol tempranero de Falcao. Un soberbio disparo
que se coló por la escuadra de Iraizoz tras deshacerse dentro del área
de un flojo Amorebieta. Otro tanto a los 34 minutos, tras un error del
venezolano, atajó cualquier atisbo de reacción. Esta vez el de Santa
María fusiló la red rival desde el borde del área pequeña tras internada
de Turan.
El colombiano, pichichi y campeón europeo, por segundo año consecutivo
Jugar
a remolque del marcador y contra un Atlético bien armado, esperando
atrás, a la espera de una nueva contra mortal, ha sido demasiado para
los jóvenes jugadores del Athletic. Muchos de ellos, desolados, no han
podido contener las lágrimas al finalizar el encuentro. Una vez perdido
el título europeo, el que hubiera sido el primero en la historia del
club, tienen hasta el próximo 25 de mayo para volver a recuperar la
magia de cara a la final de la Copa del Rey ante el Barcelona.
El
Athletic, fiel a la filosofía de su entrenador, lo intentó hasta el
final. El conjunto vasco, hoy de verde, confiaba en que, visto que a ras
de suelo era imposible, llegara algún balón aéreo a Llorente, que tuvo
en la cabeza y en su pie derecho el tanto que metiera a su equipo en el
encuentro.
Bielsa movió ficha al descando con la entrada de Iñigo
Pérez e Ibai Gómez, lo que pareció que daba algo de resultado. Lo
intentó Munian con una internada por la derecha al principio de la
segunda parte. La tuvo Susaeta, con un disparo a bocajarro que despejó
Courtois. Pero los colchoneros tenían controlado el partido. Le bastaba
con esperar atrincherado en su campo. Y cuando cogía el balón, hacía
daño. El 3-0 estuvo a punto de llegar tras una nueva jugada de Falcao,
que acabó en el palo.
El Athletic, fiel a la filosofía de Bielsa, lo intentó hasta el final
El
asedio final de los bilbaínos fue infructuoso. Una internada de Ibai y
un disparo del joven atacante al larguero desde más de 20 metros fueron
las últimas oportunidades para cambiar el tono del partido. El brasileño
Diego se encargó de sentenciar la final y cerrar la fiesta del Atlético
con otro buen gol tras arrancar con el balón desde el medio campo.
La
temporada para los de Simeone no acaba en Bucarest. Les queda un
partido, el del próximo fin de semana, la última jornada de Liga, para
agotar sus últimas opciones de colarse en los puestos Champions. No será
fácil. Aparte de ganar a domicilio al Villarreal, que se juega el
descenso, tendrán que esperar a que el Málaga pinche. Pero hasta
entonces, Neptuno tiene un nuevo título que celebrar.
http://www.publico.es/deportes/432563/falcao-encumbra-al-atletico
Qué
El Atlético gana al Athletic y se lleva la Europa League (3-0)
El Atlético de Madrid se llevó su segunda Europa League en tres años tras deshacerse en la final del Athletic de Bilbao. Un dolete portentoso de Falcao, y un gol postrero de Diego sentenciaron el partido con justicia para los de Simeone.
Miguel Sesé / Qué.es 9 de mayo de 2012
El Atlético de Madrid jugó uno de los mejores partidos de la temporada en el momento preciso, al menos la primera media hora de la final de la Europa League. Bielsa tenía un miedo en la previa, no dar la talla como lo habían hecho hasta ahora, algo que sucedió en parte porque acusaron la presión, y por otro lado porque los de Simeone se habrían comido a casi cualquier equipo de Europa.
Con dos onces de gala, desde el primer minuto se supo quién había salido más enchufado. Mario y Gabi se pluriemplearon en el centro del campo, Diego se cansaba de tirar diagonales y Arda hasta tenía sangre fría para lanzarle 'caños' a sus adversarios.
Enfrente, el Athletic intentó ajustarse al modelo de su entrenador, pero los nervios les traicionaron. Atrás fueron flanes, regalando balones y sin sacar la pelota con tranquilidad. Delante, el estilo fue más parecido al de Caparrós, buscar por abajo a Muniain para que hiciera diabluras y por arriba a Llorente para que la empujara. Poco fútbol para lo que nos tenían acostumbrados.
Sin embargo la diferencia la puso no un estilo, sino un delantero: Radamel Falcao. El colombiano, a quien los atléticos acusaban de no tener el carisma de Agüero, volvió a mostrarse como un delantero de talla Mundial, que sería titular sin duda en cualquier equipo del mundo. Suyos fueron los goles, el partido y la competición. Y vaya goles.
El primero, similar al de la semifinal ante el Valencia, con pausa, control, regate y un zurdazo tremendo a la escuadra de Gorka. El segundo, tras un error de Amorebieta, con un control de espaldas en el área, un reverso digno de cualquier escuela de baile y una definición portentosa. Dos destellos que no fueron aislados en un partido muy completo en el que siempre fue la referencia.
Bielsa buscó revulsivos en el banquillo, pero el Athletic es un equipo que ha llegado a mayo con la reserva. Nada aportaron los suplentes y los minutos pasaron en la segunda parte lentos de tedio, y con pocas ocasiones para darle emoción a la final. Diego, a cinco de la conclusión, hizo el tercero y mandó el trofeo en dirección a Madrid, concretamente a la plaza de Neptuno. El Atlético, justo campeón en la final española.
http://www.que.es/deportes/futbol/201205092233-atletico-gana-athletic-lleva-europa-cont.html
La Razón
El Atlético de Madrid campeón
El Atlético de Madrid se ha proclamado campeón de la Europa League por segunda vez en tres años tras imponerse al Athletic de Bilbao en un emocionante partido en el que los de Simeone han ganado por tres goles a cero a los de Bielsa, con dos tantos de Falcao y uno de Diego.
Falcao celebra uno de los goles que metió en el partido - Foto: eFE
9 Mayo 12 - Bucarest - larazon.es/Agencias
El colombiano Radamel Falcao García se ha encumbrado hoy en Bucarest como uno de los mejores goleadores del mundo con dos goles que han doblegado al Athletic Club de Bilbao y han dado una nueva noche de gloria, y van tres en dos años, al Atlético de Madrid, al que el brasileño Diego le redondeó el 3-0 definitivo.
El equipo colchonero parece haberle cogido el gusto a los títulos europeos y ha sumado el tercero -de los cuatro que tiene- en las dos últimas temporadas imponiéndose sin paliativos a un Athletic que hoy careció de todos los recursos y la magia que le han acompañado durante todo su trayecto por la Euroliga.
Pero hoy los de Diego Simeone han sido manifiestamente superiores a los Marcelo Bielsa, a los que ha superado de principio a fin. Desde que Falcao hiciese en el minuto 6 un precioso gol en una jugada personal en la que superó a Amorebieta antes de enganchar un disparo letal para Iraizoz hasta que Diego certificase en el 85 con el 3-0, otra vez con Amorebieta de por miedo, el claro triunfo madrileño.
En medio, en el 34, Falcao había asestado un segundo aguijón a la defensa hoy de verde, en otra jugada que dejó mal a Amorebieta aunque también a Aurtenetxe, con un segundo tanto a la media hora que ya cuando lo marcó tuvo visos de decisivo.
El Athletic, fiel a la filosofía Bielsa, lo intentó hasta el final, pero no fue el de todo el torneo y se lleva otra decepción en su segunda final europea. De nuevo, 35 años después, no pudo ser para el conjunto vasco, que además de su mal día ha sufrido la eclosión de un ariete de raza, uno de esos jugadores nacidos para días así, para finales importantes: Radamel Falcao, sin ningún género de dudas el jugador del partido.
Sin sorpresas en el entramado táctico de ninguno de los dos equipos y con Adrián atacando por la derecha comenzó ya mejor el Atlético que el Athletic el partido.
Los de Bielsa parecieron algo nerviosos al inicio del choque, con varias pérdidas de balón que le complicó mucho la vida ya en el arranque. Y ya pronto los de Simeone, que ya habían avisado en el minuto 1, se adelantaron.
Fue Falcao, intenso y concentrado al mil por mil desde el principio, el que abrió el marcador. Lo hizo en el minuto 6 con un golazo en el que se deshizo con un recorte dentro del área a Amorebieta para acabar colocando el balón al palo largo, adonde no pudo llegar Iraizoz porque el balón era casi imposible de atajar.
Recibió un duro castigo el Athletic a su comienzo dubitativo y el Atlético un enorme premio a su salida a por el rival a su campo, donde los colchoneros recuperaron varios balones muy peligrosos.
Poco a poco fueron recuperándose los vascos del mazazo y empezaron a surtir de balones a Llorente, que tuvo dos oportunidades a pesar de estar bien amarrado por los centrales, especialmente en el juego aéreo por Godín.
Aún así, el ariete internacional español logró rematar de cabeza un centro desde la derecha Iraola, en el que pidió penalti del central uruguayo. Otro remate fallido de Llorente, en esa ocasión con el pie y fuera, un fuerte tiro de lejos de Munian bien detenido por Courtois y un par de caídas en el área local protestadas por los jugadores visitantes dieron paso al segundo gol del partido. Marcado, como no, por Falcao, que sacaba petróleo de cada debilidad -hoy unas cuantas- de los de Bielsa.
El colombiano puso el 2-0 en una jugada nacida de una pérdida de Amorebieta al borde en la frontal de su propia área y continuada por Tura, que robó el balón al central 'vinotinto'. El turco centró sobre Falcao, frente al que se resbaló dos veces Aurtenetxe, y el de Santa Marta, fusiló de nuevo a Iraizoz.
Falcao, que se jugó una segunda amarilla al borde del descanso, aún pudo aumentar su cuenta en un nueva acción terminando una primera parte a la que dio carpetazo un chut desviado de De Marcos al borde del área.
Con casi todo perdido, Bielsa movió sus piezas en el paso por vestuarios y Aurtenetxe e Iturraspe se quedaron en ellos para dar paso a Ibai Gómez, un cambio habitual, e Íñigo Pérez, raramente medio de contención con Iturraspe en condiciones.
Simeone, en cambio, nada tenía que cambiar de su casi perfecta media parte. Y parecía darle algo de resultado el movimiento de sus peones al de Rosario, ya que a los 20 segundos de la reanudación una peligrosa colada por la derecha de Muniain estuvo a punto de dar un disgusto al Atlético. Pero lo enmendó Miranda, cediendo el primero de los varios córneres que botó su rival en los primeros minutos del segundo tiempo. Todos infructuosos.
Superó el Atlético ese pequeño momento de apuro y para el minuto 6 Diego casi encuentra el 3-0 en un balón largo no despejado por la defensa bilbaína. Sobre la hora de partido, Llorente tuvo una opción en el área pero no estuvo rápido y se le cerraron dos rivales.
Un lanzamiento fuera de Adrián y un chut alto de Ibai, en ambos casos fuera del área y en el segundo tras no llegar Llorente a un centro desde la derecha, dieron paso al último cuarto de choque.
Comenzó el tramo final con un error de Juanfran que pudo costarle caro a su equipo. El alicantino perdió la pelota ante Ibai dentro del área, pero el tiro final de De Marcos se fue muy alto.
Siguió con su asedio el Athletic, pero ni Susaeta ni Llorente tuvieron su mejor noche. Al contrario que Falcao que amenazó un tercer tanto con un tiro al palo. Y que Diego, que redondeó la fiesta rojiblanca colchonera marcando el definitivo e inapelable 3-0.
http://www.larazon.es/noticia/8829-el-atetico-de-madrid-campeon