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El Atleti tricampeón de la Europa League. Revista de prensa (III)

El Español

Griezmann logra una victoria de Champions para darle la Europa League al Atlético

El conjunto de Simeone se impuso al Olympique de Marsella en la final (0-3) con dos tantos del francés y otro de Gabi. Payet tuvo que retirarse en el minuto 30 lesionado.

David Palomo

No es la Champions. No, no lo es. Pero sabe muy bien. Quién lo va a negar. Esta Europa League, por lo que significa y por cómo ha transcurrido la temporada, es como encontrar agua en el desierto. Porque el Atlético, tras caer en la primera fase de la máxima competición europea, se pudo venir abajo. Por qué no. Sin embargo, llegó a la Europa League –perdón, “a la mierda de Europa League”– y se conjuró para ganarla. Compareció ante rivales rutinarios, coleccionó victorias, acumuló goles y, tras ganar al Arsenal, se vio campeón. Esperaba el Marsella en la final. Y se vio favorito, para qué vamos a negarlo. Y lo corroboró sobre el césped con dos goles de Griezmann y otro de Gabi.

Esta Europa League, además, era necesaria para el Atlético por muchos motivos. En primera instancia, porque la temporada lo merecía –“la más complicada desde que llegué”, reconoció Simeone–. Sin fichajes en verano, con más jugadores saliendo que entrando… el conjunto rojiblanco se sobrepuso a todo lo que vino. Mantuvo la segunda plaza en Liga y se plantó en esta final  para brindarle un título a Torres, darle argumentos a Griezmann para quedarse y a la afición que esto no es más que una parte del camino. Que lo mejor, obviamente, está por venir.

Esta vez, el sufrimiento se redujo a los primeros 15 minutos. “Van a salir a presionar e intentar hacer un gol pronto”, anticipó Simeone en la rueda de prensa previa. Y eso es lo que hizo el Olympique, que tocó, creó ocasiones (un disparo de Payet, varias incursiones de Thauvin…) y mantuvo al Atlético metido en su campo. Pero esas buenas sensaciones se diluyeron pronto. En el minuto 20, un fallo de la defensa acabó con cualquier plan de los franceses. Griezmann recibió la pelota y le ganó un mano a mano a Mandanda para hacer el primero. El equipo de Simeone golpeó en cuanto pudo. Y, claro, con el marcador a favor, empezó a crecer poco a poco hasta controlar por completo el partido antes del descanso.

Pero esa no fue la única mala noticia de la primera mitad para los franceses. Payet, que quiso romper la maldición, tocó la copa antes de saltar al césped. Pues bien, se lesionó en el minuto 30. Pidió el cambio y fue sustituido por Maxime López. Griezmann, que había marcado previamente, fue a abrazarlo. Dio igual. Sin su estrella, el conjunto de Rudi García se vino abajo. De pronto, el Atlético empezó a llegar a todos los balones divididos y los franceses erraron a la hora de dar el balón. El partido tornó del lado colchonero en el mejor momento posible: antes de terminar la primera mitad.

Y el tercer golpe llegó nada más comenzar la segunda mitad. Esta vez, Koke la puso y Griezmann, de nuevo, en el mano a mano con Mandanda, definió a la perfección para poner el segundo. Y, a partir de entonces, el Atlético ya no encontró rival. Con Payet en el banquillo y el Atleti controlando, el Marsella ni encontró reacción ni aliento para seguir y acabó capitulando ante un Atlético inmensamente superior, que puso la guinda con un último tanto de Gabi. En fin, un campeón de Europa League con nivel de Champions.

https://www.elespanol.com/deportes/futbol/europa-league/20180516/griezmann-victoria-champions-darle-europa-league-atletico/307720544_0.html

La Razón

El Atlético gana al Olympique y vuelve a ser feliz

Dos goles de Griezmann y uno de Gabi llevan a los rojiblancos a reinar de nuevo en Europa y a ganar un título cuatro años después.

Domingo García

Para Antoine Griezmann Lyon ya nunca será el lugar donde empezó a soñar con el fútbol, donde se ilusionaba con los goles de Sonny Anderson y los tiros libres de Juninho Pernambucano que hicieron siete veces campeón de Liga a su Olympique. Lyon es, desde ahora, el lugar donde por fin pudo levantar un título europeo. Delante de su gente, a setenta kilómetros de Macon, su pueblo, consiguió un trofeo que el Atlético vio complicado durante muchos minutos.

Jugaba en un ambiente hostil, con dos tercios del campo entregados al Marsella y una intensa niebla provocada por el humo de las bengalas que invitaban a los rojiblancos a hacerse pequeños. Por primera vez en el torneo se sentían inferiores en el campo. Sobre el césped, los jugadores del Marsella apretaban muy arriba y la presión de los aficionados marselleses se hacía sentir en todo el estadio. Pero la diferencia estaba en el número «7» del Atlético.

Entre balonazos para un lado y para otro, el Marsella disfrutó de sus primeras ocasiones. Un pelotazo de Rami desde fuera del área, ­un disparo lejano de Sarr y, sobre todo, un mano a mano de Germain con Oblak que ni siquiera se acercó a la portería. El Atlético, entre tanto, sufría para mantener la pelota en los pies. Cada intento de progresar desde el centro del campo era atrapado por Zambo Anguissa, presente en todas partes. Le cuesta entregársela a sus compañeros, pero el centrocampista marsellés las recupera todas. Sin embargo, el fútbol, como la vida, a veces es cruel. Y fue un error suyo el que permitió al Atlético sentirse superior por primera vez. No hacía falta más. No controló un pase de Mandanda al borde del área que pretendía sacar la pelota jugada y la intuición de Gabi y el instinto de Griezmann hicieron lo demás. El capitán acudió a recoger el balón que había salido rebotado de los pies del rival y con un solo toque se lo entregó al «7», que corrió al espacio justo para encontrarse mano a mano con Mandanda. El portero se venció a un lado y el delantero mandó la pelota, pegada al suelo y obediente, al otro. Un gol para un título.

Pero Griezmann no quiso quedarse ahí. El Atlético es de los pocos equipos que son capaces de disfrutar cuando el rival lo encierra en su área esperando un gol que nunca llega. Por si acaso, Antoine fue a buscar uno más al comienzo del segundo tiempo. Y lo encontró en un pase de Koke. Quedaban algo más de cuarenta minutos, pero la final parecía haberse terminado ya. Para entonces el Marsella ya había perdido a Payet, su capitán y su referencia, que se tendió en el suelo desconsolado y vencido por un dolor muscular a la media hora del encuentro. Sus lágrimas camino del banquillo se llevaron también el juego de Thauvin, con el que se había asociado de manera peligrosa al comienzo del encuentro. Y con ellos desapareció el juego del Marsella, que, entonces sí, fue consciente de su inferioridad. Hasta entonces había mantenido la ilusión y la energía impulsado por el ánimo de su público y por la ilusión de poder ganar un título europeo en el campo de uno de sus grandes rivales.

Pero la realidad llegó con los goles de Griezmann y el Marsella se apagó definitivamente cuando el francés marcó el segundo tanto y la lluvia disipó la niebla. Se apagaron las bengalas. Se apagó el Marsella. El remate de cabeza de Mitroglou al poste era a la vez un espejismo y una señal de que la final había acabado para ellos.

Para el Atlético ya sólo era cuestión de esperar unos minutos más el momento que llevaba esperando cuatro años, el de volver a levantar un título. Y ha tenido que ser en la Liga Europa, una competición en la que los rojiblancos se sienten como en casa y que sólo dejaron de ganar por abandono cuando se instalaron en la Liga de Campeones. Como un campeón de boxeo que sube de peso dejando vacante el cinturón de la categoría.

La afición del Atlético también se sentía en libertad, por fin, para festejar y para reclamar la presencia de su ídolo, Fernando Torres, que estuvo calentando durante toda la segunda parte pero vio cómo Thomas dejaba la banda antes que él a falta sólo de tres minutos para el final. Sólo un momento después marcó Gabi el tercero del Atlético y Fernando se quitó el peto para sustituir a Griezmann, el héroe de la noche. Por fin, la felicidad era completa.

https://www.larazon.es/deportes/futbol/final-de-la-europa-league-2018-simeone-apuesta-por-correa-y-lucas-OM18369153

El «Niño» ya tiene su Copa

Fernando Torres regresó al Atlético para ganar un título y lo consiguió anoche justo antes de abandonar el equipo de su vida. Levantó el trofeo de campeón.

Domingo García.

La Copa era suya más que de nadie. Por eso Juanfran le cogió del hombro cuando esperaban para recoger su medalla de campeones de la Liga Europa y Enrique Cerezó lo abrazó, igual que el Rey Felipe VI, que le decía cosas al oído mientras el trofeo esperaba por fin a su dueño. Fue el capitán, Gabi, el que la cogió del pedestal, pero se la entregó de manera inmediata a Fernando para que fuera él quien la levantara para la foto. Para que la imagen que quede en la historia sea la de Torres con la Copa. Fue él también el que agarró el trofeo para enseñárselo a su público y se animó a coger el megáfono para gritar lo que todo el mundo ya sabía: «Te quiero Atleti».

Es lo que llevaba esperando desde niño. Se quita la camiseta rojiblanca con la ilusión cumplida de ganar por fin un título con el equipo de su vida. Ésa era su mayor obsesión, cuando llegó en enero de 2015 al Vicente Calderón repleto de almas rojiblancas para recibir a uno de los suyos. Porque «Fer», con títulos o sin ellos, siempre ha sido un ídolo para la afición del Atlético. Sólo él ha conseguido que algunos miembros de su hinchada acudieran a animar a su equipo con una camiseta del rival, como sucedía cuando jugaba en el Liverpool. Su marcha estaba muy reciente y los aficionados sentían que un trocito de su escudo estaba enfrente, como si el enemigo fuera un poco menos enemigo. No era extraño ver en el Calderón camisetas rojas con el «9» de Torres y el escudo del Liverpool. Más extraño era ver las camisetas del Chelsea. Igual de extraño fue ver un gol del «Niño» al Atlético en las semifinales de la Champions, aunque no sirviera para apartar a los rojiblancos de la final de Lisboa, que luego terminó como terminó. Aquel fue el último tanto de Fernando con el equipo londinense. Y apenas ocho meses después estaba de vuelta en casa.

La mitología rojiblanca tiene tres nombres que la afición corea en cada encuentro. El de Luis Aragonés, el hombre que marcó el primer gol del Atlético en una final de la Copa de Europa y que después como entrenador consiguió la Copa Intercontinental para el club, el hombre que no dejaba que pisaran el escudo; el de Simeone, que ganó la Liga como entrenador y como jugador y que llevó al Atlético a jugar dos finales de la Liga de Campeones; y el de Fernando Torres, el ídolo que no necesitaba ganar nada para ser ovacionado.

«En el plano personal es un orgullo, una ilusión y una realidad buscada. Ojalá el domingo tenga la despedida que se merece por todo lo que le ha dado al club», dice Simeone. «Yo nunca le regalé nada y no se quejó por ser campeón del mundo. Deja un legado para sus compañeros que es el trabajo, la insistencia y no bajar nunca los brazos. Es un legado enorme para muchos compañeros que tienen que aprender», asume el Cholo.

Fernando ya era un ejemplo para todos los jugadores que llegaron después desde la cantera, como Koke o Saúl, que disfrutan más del éxito por compartirlo con su ídolo. Es el único futbolista que ha ganado participando desde el césped en las finales del Mundial, la Eurocopa, la Liga de Campeones y la Liga Europa. Lo único que le pesaba de todos esos títulos es que ninguno lo había conseguido con la camiseta del Atlético. Él, que disfrutó desde la grada el año del doblete, que vivió desde el exilio la Liga de 2014, que paseó la bandera rojiblanca por las calles de Madrid en el desfile triunfal después de ganar la Copa del Mundo con España, merecía marcharse con una recompensa. Para eso se había desplazado hasta Lyon su familia. Su mujer, sus suegros y sus tres hijos querían verle levantar un trofeo antes de la despedida como rojiblanco.

Ahora ya lo tiene, pero tuvo que esperar pacientemente en la banda a que llegara su momento. Estuvo calentando durante toda la segunda parte, pero Simeone sólo se permitió un ejercicio de sensibilidad cuando Gabi marcó el tercero y el marcador del Atlético tenía más goles que minutos le quedaban al partido. Torres se va, pero se despide como campeón. Porque todo lo que termina no tiene por qué terminar mal.

https://www.larazon.es/deportes/el-nino-ya-tiene-su-copa-IN18370976

20 minutos

Griezmann le da al Atlético de Madrid su tercera Europa League

Dos goles del delantero galo le dieron la victoria a los rojiblancos ante el Olympique de Marsella.

Raúl Rioja

Hamburgo 2010, Bucarest 2012 y Lyon 2018. El Atlético de Madrid conquistó la tercera Europa League de su historia al superar al Olympique de Marsella (0-3) en una gran noche de Antoine Griezmann. Quién sabe si en su último servicio al Atleti –quiera el destino que no por el bien de los colchoneros– el delantero francés emergió en la final de Lyon para doblegar al Marsella con dos goles propios de un depredador del área.

Necesitaba el Atlético un título europeo después de dos finales de Champions perdidas y lo encontró en la Europa League. No es lo mismo, pero, sin duda, ayuda a curar heridas por las finales perdidas y rearma la moral del equipo de Simeone para intentar asaltar la máxima competición continental la próxima temporada.

La final arrancó entre una espesa niebla por las numerosas bengalas que encendieron los ultras del Marsella y el equipo francés salió dispuesto a mandar en el campo. Con un Atlético agazapado atrás, el cuadro de Rudi García creó las primeras ocasiones, guiado siempre por su estrella Payet. El de la isla deReunión metió un pase al área a los cinco minutos que dejó a Germain solo ante Oblak, pero su remate se marchó alto. Fue la más clara, pero no la única. Al Atlético no le duraba el balón en los pies y otro centro al área de Payet terminó con un remate desviado de Rami. También Sarr lo intentó con un disparo raso desde la frontal.

Fueron 20 minutos iniciales complicados para los de Simeone, hasta que Griezmann aprovechó un error defensivo del Olympique para abrir el marcador y enmudecer a los ruidosos seguidores marselleses. Gabi interceptó un mal control de Anguissa y asistió a Griezmann que no perdonó en el mano a mano con el portero Mandanda.

A partir de ahí, el Atlético empezó a dominar la final, más aún cuando Payet se lesionó y se retiró entre lágrimas a la media hora. El Marsella perdía a su gran estrella, un golpe casi tan duro como el gol encajado.

Con el marcador a favor, el Atlético se sintió superior y dio un paso adelante, especialmente al inicio de la segunda mitad, cuando llegó a acorralar al equipo de Rudi García. En esos minutos de acoso rojiblanco volvió a aparecer Griezmann para sentenciar la final con su segundo tanto. Esta vez el francés recibió de Koke y superó a Mandanda con una sutil vaselina por encima del portero.

El Olympique se rindió, aunque pudo meterse en el partido a diez minutos del final con un cabezazo de Mitroglou al palo. Fue, sin embargo, Gabi quien marcó ya en el 89 para redondear el marcador. En los últimos instantes entró Fernando Torres, un pequeño homenaje al de Fuenlabrada.

https://www.20minutos.es/deportes/noticia/final-europa-league-2018-olympique-marsella-atletico-madrid-directo-3341663/0/

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