Blogs Rojiblancos

Escritos con esencia Rojiblanca

mayo 2006 - Artículos

Un hasta pronto.

Ilustres amigos de Señales, necesito un descanso. Un paréntesis. Ha sido un placer estar con vosotros. Os prometo que volveré.

Un fuerte abrazo.

Un hasta pronto.

Necesito descansar. Necesito desconectar un poco del fútbol, y a la vez necesito ver el mundial para volver a ver fútbol y disfrutar. Necesito gastar mi tiempo libre en otras cosas. Necesito estar más con mi familia. Necesito leer más libros y dejar volar la imaginación. Necesito centrarme más en mi trabajo y hacer que la imaginación vuelva. Necesito descansar.

 

Desde aquella tarde del 31  de diciembre en la que, aburrido cual ostra perlera, creé un blog y me puse a rajar del “Primer Memorial Jesús Gil y Gil” han caído varios meses con una producción de posts casi febril. Empezó casi como una broma, una forma de matar el tiempo escribiendo sin pretender llegar a ninguna parte, pero pronto me metí hasta el cuello.

 

Siempre me pasa. Empiezo algo y trato por todos los medios de llegar al final. Pero aquí no hay final, por eso necesito hacer un paréntesis, necesito descansar, renovar las fuerzas y, sobre todo, la ilusión. No caer en la monotonía, en el tedio, en la desgana. Que el blog, que Más allá de Orión sea un reto, nunca una carga.

 

Por todo eso paro aquí. De momento. En el post ciento treinta y tantos. Parecen muchos, sin embargo me da la impresión de haberme dejado tantas cosas en el tintero… No importa demasiado. Las contaré cuando vuelva, porque volveré. Posiblemente a la vuelta del verano, al comienzo de un nuevo año futbolístico.

 

Queda cierta pena por partir, es indudable, y queda el orgullo de haber compartido con hinchas de todos los equipos, fueran simpáticos o enemigos encarnizados, queda el orgullo de haber sido linkado sin pedirlo en tantas páginas, queda el placer de haber conocido a tanta gente buena y brillante, y queda, claro que sí, la gratitud.

 

Sólo una cosa pido a todos los que amablemente han linkado este blog en sus páginas. Por favor, no eliminéis el link, porque volveré, os lo prometo, y porque no me gustaría que todos los testimonios dejados en Más allá de Orión en estos cinco meses se perdieran sin más. Al fin y al cabo constituyen un testimonio más de lo ocurrido. De todas formas no será extraño que me sigáis viendo en más de un foro (ahora podré leer con más tranquilidad…) El que quiera contactar conmigo puede escribirme a canadian@mixmail.com.

 

Y nada más. Sólo una frase del gran Groucho: “Al que llore en mi entierro no le vuelvo a invitar”.

 

Hasta pronto, amigos.

 

Victor Hegelman.

 

Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer.

 

En el pasado mes de febrero la Plataforma Salvemos el Calderón lanzaba en un comunicado de prensa una serie de preguntas a los máximos accionistas del Club Atlético de Madrid. Conozco de primera mano el esfuerzo que tuvo que realizar el citado grupo de atléticos para sintetizar en una página una montaña de dudas sobre la “presunta” operación de desalojo del estadio colchonero.

 

Una de las cuestiones redundaba sobre la oscuridad en la que se mueve el aficionado colchonero sobre este asunto. Rezaba así:

 

¿Por qué los máximos accionistas del Club Atlético de Madrid S.A.D. niegan la voz a la totalidad de los abonados atléticos en esta relevante decisión llamada a determinar el devenir de la entidad rojiblanca, negándole la posibilidad de expresar su posicionamiento acerca de la conveniencia o no de la venta del estadio Vicente Calderón en un más que pertinente referéndum?”

 

Sin respuesta, ni aquí ni en ningún punto. A día de hoy ninguna de las incógnitas presentadas en aquel documento han sido resueltas al aficionado colchonero. Todo lo contrario. Las tinieblas, la nebulosa, el lodo, el fango, no sólo no desaparecen sino que cubren todo. Y la verdad, casi da miedo esperar a que se aclare el panorama, pues la realidad, tétrica realidad atlética, amenaza con superar los más oscuros presagios. Y es que las calamidades, no por ser esperadas, son menos calamidades.

 

Llevábamos un tiempo sin mayores noticias sobre el estadio, nuestro estadio, un aparente compás de espera esperando no sé qué. Y llegamos a hoy, el día en el que se empieza a levantar la alfombra dejando ver las múltiples porquerías acumuladas. El As descubre ufano en la mañana que Gallardón “acepta ceder al club rojiblanco la propiedad de La Peineta con tal de que se vaya a jugar allí”. La noticia no tiene pinta de ser un bulo. Es lo que tiene la propaganda. Cuando quiere desviar, desvía, y cuando se le ordena informar, informa.

 

Y en efecto, la nueva es real y es confirmada por Cerezo en pocas horas. Sostiene el empresario del cine: "Efectivamente estamos en conversaciones con el Ayuntamiento para presentar nuestro proyecto, que implica el cambio de estadio y nosotros creemos que, si el estadio olímpico (La Peineta) es como tiene que ser y como va a ser, será un buen estadio, con gran capacidad y con una situación prácticamente inmejorable dentro de la Comunidad de Madrid", añadiendo que el estadio Vicente Calderón realmente está muy mal ubicado y, por las circunstancias de todo el problema de la M-30, no es fácil estar allí”, esperando que el acuerdo se cierre “antes de agosto”.

 

Alucinante no es. Las situaciones alucinantes se caracterizan por el factor sorpresa, y aquí hay más bien poco. Esto es deplorable y vergonzante, ni más ni menos dentro de la línea de gestión habitual del club.

 

Porque deplorable es (o al menos me parece) ver cómo se ningunea y se prescinde de la opinión de los abonados y aficionados colchoneros en un asunto tan importante como es la propia casa. ¿Para qué reparten ustedes acciones entre los abonados si su voz y su voto se la pasan por el mismísimo forro? Y todo ello con la mirada complacida y cómplice del Alcalde de los madrileños, no lo olvidemos.

 

Caen las cortinas de humo: Campamento, fichajes… Ya no hay tiempo para la distracción. Hay que cerrar el acuerdo. Es bueno. Porque resulta que ahora el Calderón está mal situado y la Peineta bien. Acojonante. Porque es un estadio de setenta mil plazas para una afición que no llena cincuenta y cinco mil porque está hasta las pelotas. Porque hay que sanear la “deuda histórica”. ¿Qué parte de esa deuda histórica es anterior a 1.987, el año de su irrupción? Más histórico es el Calderón que su deuda y ya vemos lo que les importa.

 

Y sobre todo, hay que cerrar el acuerdo de la Peineta ya porque no se contempla que opinen los abonados, esos pobres desgraciados. Si ha funcionado la política de hechos consumados durante diecinueve años, ¿porqué cambiar?

 

Algunos me dirán que ya veré, que es buena la venta del Calderón, que con el dinero que se reciba el club se va a convertir (volver a convertir, añado yo) en un grande… No me preocupa el dinero, me preocupan las manos.

 

Victor Hegelman. 

Un año.

Un año.

 

Un año. El compromiso de Aguirre con el Club Atlético de Madrid finalmente se extenderá únicamente durante una temporada, y después ya se verá. Comentan que la sociedad del Manzanares ofrecía dos, pero que fue el mexicano quien impuso que su relación abarcase tan sólo durante un ejercicio.

 

Se rompe de esta forma la tendencia atlética de los últimos tiempos consistente en extender los contratos con los entrenadores por dos temporadas, tratando de dar una impresión de estabilidad y confianza en el proyecto. Y es que aquí, en jaula de grillos actual que es el Atlético de Madrid las urgencias pesan mucho más que las paciencias. Como digo, la firma por dos años de Ferrando y Bianchi no fueron más que huidas hacia delante del club, apuesta a doble o nada de un “gambler” perdedor con muchas malas noches a sus espaldas, la esperanza del jugador de casino chapucero y atolondrado que, sin un plan preestablecido ha ido dilapidando sus fichas ante una ruleta europea que acaba siendo rusa en la cual, el éxito requiere, además de suerte, método, prudencia e inteligencia. Y de eso los mandamases del Manzanares, poco poquito. Apostaron la miseria que les quedaba sobre el tapete a rojo… y, como no, el color fue negro. ¿A quién le extraña?

 

Ahora han venido nuevamente con las promesas de seriedad y estabilidad a un nuevo candidato al banquillo, pero el Vasco Aguirre es listo y sobre todo ambicioso. Apuesta por sí mismo, sabe que su carrera está despegando y no quiere compromisos largos, y mucho menos con un club histérico. Hubiera sido seguro más fácil hacer como sus predecesores, es decir, trabajar unos meses y cobrar dos temporadas. Pero no. Confía en sí mismo y espera enderezar la nave en un año, si bien recela de un entorno en el que son ya muchos los caídos. Un año está bien, es suficiente para saber si esto marcha, y si no, puerta, nuevos aires.

 

En el Calderón un año es un universo temporal en el que cabe de todo. Pasado ese año, ese único año, las dos partes verán si interesa seguir.

 

Un año me parece bien. Nadie engaña a nadie. De momento.

 

Victor Hegelman.

Inoportunas fotos.
Contaban esta tarde en Onda Madrid que el linier, noruego de nacionalidad, que intentará impartir justicia en la final de París ha sido fotografiado con la camiseta del Barcelona. ¿Se hará eco el Sport de la noticia o guardará un “respetuoso” silencio? ¿O la comentará en tono de guasa restando importancia al hecho? Me inclino por la segunda o la tercera opción.

Cómo cambian las cosas, ¿no? Recuerdo hace años, ante una semifinal de Champions Madrid-Barça el lío que se montó con el trencilla del “match”, el singular Collina. Resultaba entonces que el árbitro superstar rodó un anuncio meses antes con algunos cracks blancos y se tomaron fotos en las que se veía al italiano departir sonrisa en boca con ellos. La prensa de la Ciudad Condal casi pidió la suspensión del colegiado. Cada uno interpreta según el color de sus pares de gafas.

Pero la historia del fútbol ofrece anécdotas más extremas. Una de las mejores que conozco con respecto a “jueces de campo dudosos” la protagoniza un linier habitual en la asistencia al afortunadamente retirado López Nieto. Aquel señor del banderín proclamaba a los cuatro vientos y sin rubor su madridismo, y, entre otros comportamientos visibles, algunos le recuerdan a la finalización de un partido en Chamartín corriendo cual colegiala detrás de Míchel a pedirle un autógrafo. Otro día, en una plácida victoria local blanca, algún bestia en la grada le lanzó un objeto contundente impactando entre su cuello y oreja. El linier abandonó el campo entre sollozos declarando: “… que me pase esto a mí, en mi propio estadio…”

En fin, que reine la deportividad, aunque sea de casualidad.

Victor Hegelman.
De Torres.
Me piden los amigos de Pasando Revista que dé mi opinión sobre el posible traspaso de Torres, y sinceramente, ni yo mismo tengo claro qué pensar.

Por un lado lógicamente me da pena y no quiero que el Atleti se desprenda de su principal símbolo, “uno de los nuestros”, un chaval que muere por su Atleti desde pequeño y que llega a ser su estrella. Un ejemplo, un paradigma.

Por otro me molesta, cómo no, que el Atleti tenga que desprenderse de sus estrellas por dinero. Conservamos pese a todo en el Calderón aquel sentimiento de club grande y vender al mejor simplemente por pasta nos da mil patadas. Uno ha visto aquí retirarse a estrellas de verdad, a Aparicio, Escudero, Adelardo, Luis, Collar, Gárate, Ufarte… atléticos de más de una década. Uno se olvida del presente y sigue viendo al Atleti como lo más para un jugador, y uno recibe un pinchazo en lo más profundo cuando oye que un buen jugador quiere marcharse del Atleti para progresar. Pero la realidad es la que es.

Y entonces vuelvo a pensar en Torres, el único orgullo que mantuvo la sonrisa en los aficionados tras el descenso, líder y esperanza de uno de los Atletis más depresivos de la historia (sino el que más). Y uno, pese a todo lo dicho, piensa que Torres puede llegar a ser absorbido por la marea negra que hunde al club, que hoy es alabado e idolatrado, pero que mañana, si la caída libre sigue, puede convertirse ante la afición en uno de los cabezas de turco. Porque sé como funciona esto. Los que mandan no se van a ir de momento, y si tienen que apuntar al Niño para desviar la atención, le apuntarán y harán que salga por la puerta de atrás, como un desagradecido, como falso culpable de la crisis que ellos trajeron mucho tiempo ha.

Vaticino, sin querer dármelas de listo, que si el Atleti corona una temporada más como esta y el Niño no mete más de diez goles dentro de un año el ambiente se le va a hacer irrespirable. Y esa perspectiva no me gusta porque no es justa, pero no me extrañaría verla porque conozco a los que mandan y a los que van al Calderón.

Contemplo que la cuestión de estado creada en torno a la permanencia de Torres en el Atlético de Madrid produce más daños que beneficios. El club necesita un cambio y la plantilla una completa reestructuración, un cambio de filosofía. Estar centrados en si Torres sí o no puede llevar a no prestar atención sobre el problema principal. Lo necesario es crear una plantilla (que no un once) buena, competitiva, con Torres o sin él.
A veces parece que se dice: “Se ha fichado mal, la plantilla es mala otra vez, pero al menos Torres sigue”.

¿Vender por un buen precio y reforzar bien el equipo? Ay señor, esto es el Atleti no cualquier otro sitio. Ha habido equipos que han vendido sus estrellas por las buenas o por las malas y con inteligencia se han mantenido arriba del todo (la Juve con Zidane) o han crecido aun más (el Valencia que tuvo que deshacerse de Mendieta, el Piojo, Farinós, Gerard… o este admirable Sevilla del que se han ido largando Reyes, Ramos y Baptista y lejos de debilitarse tienen una gran plantilla y han crecido hasta donde no imaginaron en su vida). ¿Pasaría eso mismo en el Atleti? No sé porqué pero mucho lo dudo. Y esa es la preocupación, la incapacidad manifiesta de hacer una buena plantilla, con dinero o sin él. Si la pasta y la plantilla la gestionasen los cerebros de este Sevilla (y ojo, que no es el de Nervión un club por el que simpatice en absoluto) vendía a Torres mañana. Como manda quien manda, muchas sombras me ofrece el traspaso y el futuro de la plantilla. Como dicen algunos, la chochona ya tocó una vez por estos barrios.

Otro punto a comentar. ¿Cómo tratará la prensa deportiva a Torres una vez que se vaya? Recuerdo el primer derbi que jugó el Niño. El lobby mediático blanco se volcó en la presión para que el ídolo colchonero se pronunciase a favor de dirigir sus pasos en breve al Madrid. Se alcanzaron límites alucinantes. El Marca, en una entrevista a Roberto Carlos, le preguntó por el susodicho tema de moda. El brasileño afirmó: “Me gustaría que Torres viniera al Madrid. Sería bueno para él”. ¿Saben lo que hizo Marca? Añadía a la frase un “y para el fútbol español”. El brasileño no dijo nada de eso. La “afirmación patriótica” corrió a cargo del ecuánime redactor. Que una estrella, sobre todo atlética, fuera al Madrid era buena para el fútbol español. Te cagas.

Huele a redención casi inmediata. Si marcha del Atleti a corto plazo dejará de ser considerado un petardo por muchos, demasiados. Si el Niño va a la Premier vaticino aquí también que inmediatamente será puesto por las nubes. Ojo, Torres, no se te ocurra fallar porque se olvidarán de ti en tres meses. No más. Y ya no estarán los incondicionales del Calderón Cantando el “Fernando Torres” a voz en cuello. Te metes en el pelotón de cabeza, pero como vayas al suelo te van a pisar con saña cien bicis. Pregunta a Mendieta, Martín Vázquez, De la Peña, Luque…

Termino con un dato que me cabrea especialmente sobre esta situación y que ya ha expuesto Severino Lorences en su blog. Dicen que la marcha de Torres depende del Mundial. Si lo borda se va. Menuda mierda de institución “grande”. ¿No debía ser al revés? Es decir, que si la caga en Alemania y vuelve con las orejas gachas, aquí está el Atleti para acogerle en su seno y seguir pagándole una nómina multimillonaria. Y si triunfa “good bye”. Para el hincha colchonero lo peor no es perder. Es la cara de gilipollas que se te queda.

Y ya no se me ocurre nada más. Será porque prefiero no darle muchas vueltas al asunto.

Victor Hegelman.
Bernardo Schuster.


Recientemente Matallanas en su blog publicó una entrevista realizada a Schuster en Noviembre de 2.004. Los artífices (brillantes, todo hay que decirlo) de la misma fueron el propio Mata y Palomar.

La conversación es jugosa en todo momento, sin bien hay unas perlas que brillan más que otras dentro del singular collar. Bernardo, con la misma seguridad y la solvencia que durante tantos años exhibió sobre los pastos nacionales, reivindica casi altanero su verdadera importancia en la historia reciente del fútbol patrio: “Se han eliminado los jugadores tipo 'Schuster', yo sería hoy un galáctico”, dice seguro de sí mismo, para culminar con un: “"Cuando Zidane da un balón y la gente dice ‘¡Vaya pase!’ Yo ya lo estaba pensando. Pensaba el mismo pase que él. Eso es el talento". No tiene dudas. La cabecera de la entrevista lo dice todo: “Veo a Zidane y me veo a mí”

Algunos ven estas declaraciones y se echan las manos a la cabeza. Ven a un rubio pedantéelo y jactancioso que, ahora que no juega, se da más importancia de la que realmente tuvo. Yo no lo veo así. Es más, creo que Bernd se queda incluso corto al compararse con Zidane. Me explicaré.
Zidane, grande entre los grandes, único, elegante y tantas veces determinante, siempre ha sido una pieza clave, principal, en los equipos en los que ha militado. Un par de genialidades suyas marcaban para siempre la historia del partido. Un genio, sin más, capaz de convertir en una obra de arte un simple control del balón: Eternamente sobrado y superior, su talento no parecía tener su origen en este mundo.

Y como digo, Zidane era la pieza clave, la esmeralda que más brillaba, el extraterrestre. Una pieza vital, pero, al fin y al cabo, una pieza. Schuster era el equipo entero, la batería del coche, el cerebro y el corazón. Era todo, y sin él no es que no hubiera nada, había algo, pero totalmente diferente. Bernardo era capaz de convertir un utilitario en un Fórmula Uno.

Decía Valdano que cuando Schuster avanzaba se abría tierra y Cuellar calificó al alemán como la Estrella Polar que daba sentido al Universo atlético. Los dos tenían razón. Porque recuerdo que el rubio, con su sola presencia en el campo, convertía al Atleti en un buen equipo con independencia de cuales fueran el resto de sus compañeros. Él los hacía buenos.

De hecho cuando llegó al Manzanares, tras su salida del Madrid de mala manera, llevaba meses sin entrenarse. Con un evidente sobrepeso y unas carencias musculares que le impedían correr más de diez metros seguidos debutó en Gijón, y el Atleti, que hasta el momento sólo había ganado un partido de seis disputados, fue otro y venció a domicilio. Y fue otro porque a Schuster le bastaba su mera presencia para despertar el fútbol en sus compañeros. Aquel equipo de Tomislav Ivic que empezó siendo carne de una más que segura decepción fue el único capaz de dar réplica al “Dream Team” culé, culminando la temporada con la consecución de la Copa del Rey. Entretanto el Atleti, y por supuesto Abel, batían el record mundial de minutos sin recibir un gol, completando la cifra de diecinueve partidos sin perder. Y no, no había detrás un equipo de deslumbrantes y carísimas estrellas: Abel, Pizo, Juanito, Donato, Solozábal, Tomás, Vizcaíno, Schuster, Juan Carlos, Manolo y Futre. La lesión de Pizo por una patada de Gordillo en la Copa y la “espantada” de Juan Carlos al Barcelona dieron la oportunidad de entrar en este memorable equipo a Toni, Alfredo y al final Orejuela. Excepto Futre, no había cracks ni galácticos ni cosas así. Todo lo más algunos buenos jugadores. Sin embargo, con la llegada de Schuster un equipo condenado a la mediocridad se convirtió en una máquina casi perfecta. Sus pases, sus goles, su inteligencia, su dirección imperial revalorizaron a toda la plantilla, convirtieron a un equipo discreto y muy bueno. Luis Aragonés heredó y mejoró la una máquina que ganó otra Copa y no hizo doblete por la mala suerte y algún pésimo arbitraje (curiosamente de aquel año se recuerda a Loza pero no a Urío). Terminó Schuster y, como era de prever, la máquina gripó. Previamente fue el Barça el que tuvo que acostumbrarse a su ausencia y después el Madrid de JB, que pasó de aplastar a deambular sin orden en el año de la marcha del teutón (alguna lumbrera vio en Hagi a su sustituto…).

Pero ahí quedaba su sello, su impronta, su sabiduría. Ese sello que dejan unos pocos jugadores, capaces de “inventar” grandes equipos. Lo hizo Di Stéfano cambiando la historia de un Madrid mediocre, lo hizo Pelé con un timorato Santos, Maradona con un débil y gris Nápoles, Cruyff con un frágil Ajax y Schuster, aunque fuera por dos años, lo hizo con el desequilibrado y absurdo Atleti de Gil. Por eso no, no me sorprende comparar a Zidane con Schuster. Lo que me sorprende es que haya sorprendidos.


Victor Hegelman.

Esquemas.
Tomaba el otro día una caña con un amigo atlético. Me contaba, en una mezcla de sorpresa y en parte preocupación, que había escuchado que Aguirre no estaba de acuerdo con el fichaje de Rosicky, ya que el mexicano juega sin “mediapuntas”.

Dos ideas se me vinieron a la cabeza. La primera es esa facilidad que tenemos en el mundo del fútbol para dar por hechas las cosas. O sea, que me están planteando una ecuación en la que entran un posible entrenador y un posible jugador… y el primero opina sobre la conveniencia de tener en su plantilla al segundo. Es decir, habla de una plantilla que desconoce (porque nunca la ha entrenado y porque a buen seguro cambiará en los próximos meses), de un club que desconoce y sobre un jugador al que conoce, en el mejor de los casos, de verlo en algún vídeo, y que, para más INRI, sólo ha sifo “confirmado” por la prensa. En fin, la sombra del rumor es alargada, que diría aquel.

La segunda idea tenía ya más al balón como protagonista. Así que Rosicky no le vale a Aguirre porque en el esquema empleado en Osasuna no utilizaba “mediapuntas”... A lo mejor no los utilizaba porque no los tenía buenos. Puede que si Rosicky hubiera pertenecido este último año al Osasuna y no al Borussia, Aguirre lo habría utilizado muy frecuentemente, pese a no ser adecuado a “su esquema táctico”.

Veamos señores. Líbrenos Dios de aquellos técnicos incapaces de anteponer la calidad y las prestaciones de un jugador a su dibujo en la pizarra. No hablo de cambiar el esquema por un jugador, hablo de adaptarlo para tratar de jugar con los mejores. Si Aguirre juega con doble pivote, ¿porqué no hacer que Rosicky retrase su posición y forme dúo con Luccin? Se me ocurren así, a bote pronto, jugadores como Beckenbauer, Matthaus, o más recientemente Pirlo que comenzaron jugando de mediapuntas o volantes y acabaron dirigiendo como manija.

Otra idea más: ¿y hacer un trivote incorporando a Maxi poniendo a Agüero (si viene) de enlace con dos puntas (los que sean…)? ¿O no se puede sencillamente hacer un rombo y cambiar la idea inicial?

Señores, si tiramos de planteamientos lógicos en un mismo equipo no podrían jugar, por ejemplo, Giuly, Etoo y Ronaldinho. Pero juegan. Ni Shevchenko, Gilardino y Kaká. Pero juegan (a veces, no olvidemos que el Milán es italiano). El buen entrenador es el que sabe sacar el mejor rendimiento de su plantilla, el que sabe combinar a sus mejores futbolistas sobre el césped, y eso puede implicar hacer cambios sobre el “esquema inicial”.

De todas maneras, todo este rollo viene por un chascarrillo sobre algo que se cuenta que dijo Aguirre. Es decir, fiabilidad cero. Hablar por hablar, ahora que se acaba otra decepcionante temporada.

Victor Hegelman.
La miserable envidia del más afortunado.
La prensa. La prensa blanca, amarilla o del color que sea, pero en cualquier caso alérgica a la combinación cromática rojo y blanco si esta se produce en la capital del reino. La prensa. Una vez más la prensa. La deportiva. O mejor antideportiva, según se mire.

El posible fichaje de Agüero (y digo posible porque si está “atado” y no firmado, eso y nada es menos que nada aquí) ha vuelto a despertar la peor versión de aquellos que sufren por el Atleti. Me explico en lo referente al sufrimiento. Hablo de aquellos que disfrutan con las desgracias colchoneras y sufren con sus tibios intentos de recuperación. Estos antiatléticos no confesos si bien furibundos existen. Qué grande no será el Atleti para que a estas alturas de caída y desintegración siga despertando pasiones negativas. Sorprendente cuando menos.

A lo que iba. El presunto fichaje del Kun por los todavía del Manzanares ha vuelto disparar unas tensiones que llevan décadas produciéndose cada vez que un crack decide que el Atleti no es mal sitio para recalar.

Como digo no es la primera vez que lo veo. Así, a mediados de los setenta, los sorprendentes fichajes de última hora de las estrellas del Palmeiras Pereira y Leivinha por los del Calderón tras bailar al Madrid en el Carranza fueron respondidas en los medios primero con pasmo y después con cierto desprecio hacia los dos magníficos malabaristas del balón. Aunque hacía dos días que habían alucinado con su fútbol, no serían tan buenos cuando era el Atleti el que fichaba. Muchos años después, Paulo Futre, el héroe del Oporto que le llevó a ganar él solito aquella Copa de Europa frente al Bayern, tenía el feo e incomprensible detalle de elegir al Atleti de la mano del ruidoso y recién llegado Jesús Gil cuando medio continente se lo disputaba. Otra vez pasmo y otra vez ira. Durante un mes unos cuantos medios negaron que el fichaje fuese a concretarse. Llegaron incluso a decir que Gil había pagado cincuenta millones al luso sólo por aparecer a su lado en Jácara y marcharse para no volver. En la casa blanca se dice que la reacción fue más rabiosa, llegando a llamar Mendoza al presidente del equipo porteño para decirle que no le iban a pagar, que no sabía con quién trataba. Efectivamente, ninguno sabíamos bien quien llegaba al trono atlético, pero lo cierto es que el Oporto cobró a tiempo.

Y llegamos al 2.002, retorno rojiblanco a Primera. En un primer momento parece que el Atleti se ha movido bien y el fichaje de la estrella xeneize Riquelme se confirma en algunos medios. En la COPE Roncero echa bilis a bidones. Descalifica al jugador, dice que es problemático, que va a ser una bomba en el vestuario, que es blando, lento y difícilmente válido para el fútbol español. Dos días después se descubre que no hay nada cerrado, que ha llegado el Barça y el Atlético se ha quedado plantado con el contrato en la mesa. La prensa catalana presiona lo suyo mientras la madrileña calla. No nos engañemos, siempre mejor un Barça campeón que un Atleti que dé guerra.

Y ahora Agüero. Suponga que da cierta vergüenza decir que es malo un chaval asociado en los últimos meses al Bayern, Chelsea, Madrid, Barça, United… Como sería fuerte venir con estas se opta por otras técnicas. Antena 3 sale el mismo día en que se “confirma” el fichaje del Kun con la marcha de Torres como noticia de portada. Sin datos, sin confirmaciones ni contrastes, sólo mala leche y tratar de joder a los atléticos antes de que se les ocurra sentirse felices por algo. Entretanto los comentarios de muchos periodistas “afines al movimiento” son entre incrédulos y despectivos: “¿Cómo va a ir Agüero al Atleti? Seguro que es mentira”. Y cuando no llegan los desmentidos lo que llegan son los últimos esfuerzos: “Agüero no sabe donde se mete”, reza el Marca. Suena a pataleta, a envidia miserable del más afortunado que no admite que su vecino el pobre pueda sonreír alguna vez. Observa tras las lujosas cortinas de su acomodado domicilio mientras da un banquete y se muere de rabia al ver en la calle al pobretón, sentado en un banco de madera, disfrutar de un bocadillo de sardinas. Sin embargo, otros que profesan la misma fe se alegran de poder volver medirse al viejo rival después de años de no hacerlo de verdad. Hay de todo. Unos son guerreros, otros simple clá, aplaudidores parasitarios de la victoria.

Y no sé, tratándose del Atleti puede que nada sea cierto o que lo sea todo. Puede que Agüero no llegue y puede que efectivamente se marche Torres. Pueden pasar muchas cosas, puede haber muchas dudas. La que nunca falla es la maquinaria mediática blanquecina, fiel a sus oscuras citas hoy como ayer.

Un dato. Si Agüero llega a fichar por el Atleti (que eso habrá que verlo) que se prepare a recibir palos en cuanto falle una. Si coincide con Torres el Niño le podrá contar algunas cosas. Si coincide, claro.

Y por cierto y para rematar, dicen que Torres ha fichado por los Spurs. Malagón en estado puro. Si es así que no me cuenten que se va para ganar títulos, progresar como jugador y tal y tal.

Victor Hegelman.
Highway to hell.
Un año más la intención del Atleti de jugar en Europa al siguiente ejercicio se queda en eso, en simple intención. Para el aficionado es sin duda una realidad preocupante y cabreante, primero porque semejante racha es imposible de recordar en la historia del club, y segundo, porque presupuesto y plantilla hay, al menos para quedar el sexto de sobra, sin embargo, este Atlético ha cogido la perniciosa costumbre de vivir en la mediocridad y ahí se ha acomodado, pensando que este es su lugar natural y que conseguir algo más sería un gran logro.
 
Así, en las últimas tres temporadas hemos venido viendo una terrible falta de actitud, de intención, de garra y de compromiso justos cuando estos valores eran más necesarios. Primero fue con Manzano perdiendo increíblemente ante un Zaragoza con diez jugadores con dos goles de Toledo en el descuento. Un año después con Ferrando se coronó uno de los peores partidos de la década en la vuelta se semifinales coperas ante un flojo Osasuna en el Calderón. Un tiro a puerta en noventa minutos claves. Posteriormente los jugadores se encargaron de no clasificarse para la Intertoto, no se les fueran a fastidiar las vacaciones. Y ahora el partido con el Mallorca, clave para entrar en una Intertoto que sólo requiere ganar una eliminatoria al representante serbio. Esta vez tuvieron ocasiones, sí, pero como el que las tiene en un entrenamiento.
 
Básicamente ha sido otra vez lo mismo, las mismas carencias, la misma parsimonia, la misma falta de actitud. Han cambiado jugadores y entrenadores, sin embargo, los partidos vitales de los últimos tres años son un calco, como si el problema fue intrínseco, cultural o incluso espiritual, como si fuese impreso junto a las rayas rojas y blancas. Y esto no es cierto. El Atleti se la ha jugado en muchísimas ocasiones en su historia y unas veces ha ganado y otras ha perdido, pero casi siempre ha dado la cara. No olvidemos, por ejemplo, que ocho de sus nueve Ligas las ha ganado en la última jornada, y la que fue en la penúltima la ganó en el Bernabéu.
 
Debía haber salido el Atleti en estos encuentros de los últimos años con el cuchillo entre los dientes, a morder, a machacar y, sin embargo, los jugadores salieron como si fuera un partido más, jugando al tran tran, a lo que salga… que una cosa es salir tranquilos y otra abúlicos, joder.
 
En fin, esta es la marcha actual del club. En otros tiempos hoy estaría sorprendido y cabreado. Hoy ya no sé dónde quedó mi capacidad de sorpresa con el Atleti de los corrientes, y con respecto al cabreo… bueno, parece que el pasotismo se va contagiando del campo a la grada.
 
Victor Hegelman.
 
PD. Aunque lo esperaba no me voy a callar. Sin pretender maquillar lo dicho anteriormente, contra el Mallorca hubo un penalti a Maxi en el tiempo de descuento que podía haber supuesto el empate y del que nadie comenta nada. Contra el Athletic fue poco menos que un escándalo, con un espacio de cinco minutos dedicado en Antena3, y una clara muestra de que los errores arbitrales se reparten. Seguimos en el Calderón con el cojonudo reparto. Van 15 a 4 en contra. No hay tiempo para la remontada, señores. Eso sí, reitero que los jugadores rojiblancos ayudan un huevo a que se noten más estas cosas, sin duda. Si hubieran metido tres chicharros antes (lo suyo y lo obligado) esta jugada y otras serían irrelevantes, pero como son incapaces, un error arbitral se convierte en un desastre de proporciones bíblicas.