El Blog de Bernardo Salazar

diciembre 2007 - Artículos

EL CÁNTARO Y LA FUENTE
Hay un viejo proverbio castellano utilizado en 'El Quijote' por Miguel de Cervantes que dice Tanto va el cántaro a la fuente, que al fin se rompe.
Todos los que hayan tenido la santa paciencia de leer mis anteriores artículos, -algunos me han tachado por ellos de pesimista- habrán visto las denuncias de todo tipo que vengo reflejando sobre el mal juego y los defectos, algunos subsanables, del equipo rojiblanco.
 
Aguirre se ha convertido en la antigua campesina que periódicamente se pone el cántaro en la cabeza y recorre el tortuoso sendero que le conduce a la fuente en busca del precioso agua.
Ha sido incapaz de apartar los guijarros, desbrozar las zarzas, suprimir las zonas resbaladizas y recorre el camino cantando alegremente, con una confianza desmedida en que el frágil cántaro que lleva en la cabeza es irrompible.
Pues, no.
 
Antes o después tenía que suceder. Todos los defectos anteriores se mostraron de nuevo ayer. Los malos y los tontos hicieron acto de presencia y los esfuerzos de Forlán y Abbiati, más el magnífico detalle de Simao, no sirvieron para impedir el resbalón y la consiguiente rotura del cántaro del mexicano.
Perea y Pernía, que cuando se hizo español dejó de ser listo, fueron dos grandes coladeros. ¿De verdad que Eller y Cléber son brasileños? Del tonto Agüero más vale no decir nada, aunque algunos sorprendentemente le ovacionasen al retirarse expulsado. Maxi se ha convertido en el Raúl rojiblanco (por lo de capitán), corre y corre por todo el campo y no aporta más que desorden e ineficacia, aunque a veces golee. Y de Jurado qué quieren que les diga; pues que es un blando merengue en todos los aspectos. No le he visto en el tiempo que viste nuestros colores ningún detalle de gran jugador. 
 
Y por hoy, ya está bien.
Felices Navidades y hasta el año que viene, que espero sea mejor que este en todos los aspectos.
DE MAL EN PEOR, HACIA LA VICTORIA FINAL
Cada día jugamos peor y salimos más contentos del campo.
El resultado final y la forma de obtenerlo tapan todos los insufribles minutos anteriores. 
No conozco personalmente al 'vasco' Aguirre. Por tanto tengo una imagen suya que he formado a través de los medios de comunicación.
Hombre agradable en el trato con los periodistas, se maneja entre ellos con soltura. Generalmente simpático, intenta ser objetivo en sus juicios que casi siempre remata con gracejo mexicano. Cae bien a casi todo el mundo y probablemente dirige con habilidad sus relaciones personales con un grupo humano variopinto, como es la plantilla de un equipo de fútbol siempre repleta de egos. Pero tengo serias dudas sobre sus conocimientos futbolísticos. 
Desde nuestro paso por el purgatorio de Segunda (del infierno nunca se sale), el Atleti se olvidó de jugar al fútbol. Sucesivos entrenadores de todas las doctrinas y la abundancia de jugadores mediocres configuraron un tipo de juego plagado de vicios que se ha mantenido hasta la actualidad. Ahora contamos con un número de jugadores de mayor talento que en las pasadas temporadas. Probablemente esa sea la causa de que los resultados sean mejores.Pero el juego no.
 
¿Qué pinta Maxi en el extremo zurdo? Nada. Tampoco por su escasa calidad técnica debe cumplir labores de creador de juego en centrocampo. Sus virtudes son otras. 
¿Por qué los defensas son incapaces de dar un pase hacia adelante y entretienen el balón con pasecitos insulsos entre ellos? Jugando en casa, ¿es necesario que los volantes tengan que bajar a recoger el balón de los pies de los defensores cediendo el campo al adversario? Hay momentos en que poseyendo el balón, ante un único delantero rival, tenemos al guardameta, los cuatro defensas y los dos volantes en nuestro propio campo, pasándose la pelota, mientras que en su terreno hay diez contrarios frente a los cuatro aislados rojiblancos.
 
De las jugadas a balón parado ¡para qué hablar! Algunos de los actuales eruditos las llaman jugadas de estrategia, ignorantes de que la estrategia es una ciencia superior y no simplemente saber patear con sabiduría a la pelota (como hacía Pantic o ahora Simao). El año pasado fue Galletti el encargado de lanzar las faltas. Contabilicé más de una treintena sin que en ninguna ocasión colocase el balón entre los tres palos. Llegó el Mundial sub-20 y en la primera media hora de juego del primer partido de Argentina le tocó al Kun Agüero lanzar dos golpefrancos, cada uno desde un ángulo distinto. El primero fue gol y el segundo dio en el poste. Agüero no había lanzado ninguno en toda la temporada con el Atleti (cuando no lo hizo Galletti, habían sido Pernía, Antonio López o el nefasto Luccin los encargados de hacerlo y sin ningún éxito).
¿Dónde practicaba Agüero sus lanzamientos? ¿Alguna vez lo había hecho delante de Aguirre? ¿Por qué no tuvo ninguna posibilidad en toda la temporada de hacerlo en el Atleti?
 
Y esos córners a cuyo saque acuden dos futbolistas y que incluso representaron el gol del Mallorca esta temporada en el Manzanares, al dejar Simao y Pernía la banda izquierda desprotegida para el contraataque rival.
La utilización permanente de los extremos a pierna cambiada. Los cambios, generalmente absurdos, que parecen más hechos para contentar a las figuras de la plantilla que para resolver los problemas del juego. Las permanentes faltas de Eller cuando salta a despejar de cabeza, siempre con el brazo por delante como para protegerse del rival. Son defectos subsanables y no se pone remedio alguno.
En fin, como los resultados mandan y no son malos...
 
Ayer me encontré con un panorama desolador. Las gradas estaban casi vacías. Eso sí, los asistentes eran los más fieles y entusiastas. Menos mal.
Pocos de los habituales de mi entorno acudieron al encuentro. Comodidad ante el frío, la lluvia, la hora... la clasificación ya conseguida.
En la fila de detrás se me situaron cinco personas deconocidas y mayores de veinte años. Atléticos furibundos, por supuesto. Desde el comienzo del encuentro fueron para mi una permanente pesadilla. Rojiblancos a machamartillo desconocían en absoluto las reglas del juego. Protestaban constantemente todas las faltas que nos pitaban en contra y solicitaban insultantes la tarjeta para cada intervención de los rivales. Además escupían cáscaras de pipas a diestro y siniestro sin la menor consideración a las dos únicas personas que se sentaban delante de ellos (el otro era mi hijo Borja). Estuve tentado de cambiar de asiento. 
No reconocían el más mínimo fallo de los nuestros y toda la culpa era de los árbitros y de los jugadores griegos. Por supuesto que aplaudían entusiásticos cada vez que se lograba un córner o que un rojiblanco se excedía en una entrada. ¿A esto ha llegado la fiel afición colchonera? ¡Qué vergüenza!
El poco fútbol que vi lo pusieron los chicos del Panathinaikos. Del Atleti, sólo la jugada del primer gol y el acierto lanzador de Simao. Escaso balance para noventa minutos de juego.
 
Eso sí, cuando se produjo la falta le dije a mi hijo: espero que no lance Maxi, sino Simao. Presentí como nunca que en la pierna del portugués se escondía la victoria. Creo que fue un sentimiento generalizado de todos los presentes en el estadio (bueno, no de los griegos). Y esta vez la fe si movió las montañas. 
Jugamos como siempre, es decir mal, y ganamos como mayoritariamente sucede esta temporada. 
A lo mejor obtenemos incluso un título. Ya veremos.
 
En la euforia final perdí el paraguas, pero en esta ocasión no me ha importado mucho. 
Posted: 21 dic 2007, 11:31 por bsalazar | con 3 comment(s) |
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ADEMÁS DE MALOS, TONTOS

Lamentable espectáculo el que acabo de presenciar en el Manzanares. Al margen de lo que digan los ‘sabios’, al fútbol sólo se puede jugar de dos maneras: bien y mal. Lo de hoy roza el esperpento. Creo que sobran dedos de una mano para contabilizar las jugadas de mérito que se han producido en los más cien minutos que en teoría ha durado el partido.

Me pareció que desde el principio los chicos del Getafe, esta vez no sé por qué de amarillo, se situaban mejor sobre el campo. Sin embargo, unos y otros se empeñaban en destrozar el juego con pases sin sentido, entradas a destiempo, algunas ‘gotitas’ de mala intención y una pésima puntería sobre la puerta rival. El Getafe tenía mejores oportunidades pero le fallaba la pólvora.

De pronto, un despeje aéreo lo aprovechó intencionadamente Agüero para prolongarlo de cabezazo sutil hacia Simao en el el hueco creado por el lateral derecho que había acudido al salto. El portugués aprovechó la ocasión para ofrecernos ese detalle de buen jugador que suele ofrecer en cada partido, y su internada y centro los aprovechó Forlán para marcar el gol que sería el de la victoria. Iban veinte minutos de juego y restaba mucho tiempo para el final.

os jugadores rojiblancos, en lugar de asentarse con la ventaja adquirida, volvieron al despropósito de pelear el balón, recuperarlo y volver a regalárselo a su adversario. Estos siguieron la misma tónica y desperdiciaron sus oportunidades de forma lamentable. l partido entró en una fase de ataque y contraataque donde se puso de manifiesto la escasa calidad de muchos jugadores, incapaces de dar el sentido adecuado a la circulación de la pelota. Los amarillos fallaron algún gol cantado y los colchoneros estrellaron un saque libre en el larguero por medio de Pernía. Y llegó el descanso.

a segunda parte se inició con las mismas características, pero pronto pude advertir, en el minuto cinco o seis de la reanudación, que los defensores rojiblancos comenzaban a perder el tiempo con la colaboración de los muchachitos recogepelotas. ¡Qué barbaridad! en casa, con uno a cero y todo un mundo por delante. ¿Recibieron esa consigna los chavales durante el descanso? Si es así, y supongo que lo fue, me parece intolerable.  Si los malos lo hacían rematadamente mal, los buenos demostraron que no eran listos. Unos y otros se empeñaron en ofrecer toda clase de despropósitos.

Abbiati mostró que no sabe jugar con los pies y sin embargo salvó a su equipo en dos o tres oportunidades. López hizo saber que su banda no es la derecha; los centrales que no se entienden a la hora de repartirse el trabajo y Pernía, una vez más, que está para el arrastre. Nunca me pareció válido y mucho menos seleccionable. Faltas absurdas, innecesarias, balones perdidos una y otra vez. Raúl García y Maniche corrían como gallos sin cabeza y los de arriba no terminaban de culminar una sola jugada. ¡Qué horror!

uando la calidad escasea, los jugadores deben demostrar otro tipo de virtudes. Pues tampoco.  Me pareció penalty. Penalty de tonto, otro más, pero penalty. El linier se fue sin dudarlo a la línea de puerta y Forlán, con el balón, al llamado punto fatídico. Todo se resolvió con una absurda cartulina amarilla para el Kun. Las tarjetas comenzaron a causar estragos. Una por aquí, otra por allá. Reiteradas llamadas al orden del árbitro a Carlos Peña (delegado de campo) para que los recogepelotas cumplieran con su obligación. ¡Ni por esas!

Agüero, Abbondanzieri y alguno más demostraron su escasa inteligencia futbolística y propiciaron su expulsión. Mucho peor fue lo de Reyes, que esta vez no tenía a los béticos enfrente. El entrenador, y si no la directiva, debería tomar medidas con el ex sevillista. Cosmin Contra se había tenido que poner de improvisado portero. Faltaban quince minutos y nadie, de un lado ni de otro, supo sacar ventaja de las oportunidades favorables. Se veía llegar el empate, pero entre malos y tontos fueron incapaces de marcar otro gol. El más malo y tonto resultó ser el árbitro que acertó, para desesperación de todos, al  prolongar justificadamente el sufrimiento. Por fin los tres puntos se quedaron en casa y el Atleti asciende al tercer puesto, lugar de podio que no ocupaba desde que estuvo en Segunda División. Por su juego así lo pareció.

Posted: 10 dic 2007, 03:19 por bsalazar | con no comments |
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¿ROJIBLANCOS? NO GRACIAS.

Ayer me senté ante el televisor dispuesto a observar con benevolencia las evoluciones de mi equipo en el frío escenario de Copenhague.

Primera decepción. De nuevo el Atleti compareció, como contra el Betis, sin sus tradicionales colores. Dicen los ‘enteraos' que es el árbitro quien impone el cambio de uniforme cuando la coincidencia de colores puede equivocarle. Yo creo que debe de haber ‘algo más' y me molesta que ese ‘algo' nos haga frecuentemente salir disfrazados.

Durante más de cien años, los Madrid - Atleti, o viceversa, se han disputado sin que ninguno de los equipos haya tenido que cambiar de indumentaria y jamás de los jamases he leído que los fallos arbitrales -mayoritariamente a favor de los blancos- los disculpase el colegiado de turno con la excusa de haber equivocado su decisión por la confusión que le había provocado la coincidencia de unas rayas blancas en la camiseta de nuestro Atleti con los blancos uniformes de sus adversarios.

Bueno, pues nuestro rival de ayer vestía de merengón.

Lamentable tener que compartir pantalla con el Villarreal y menos mal que nos tocaba ocupar la misma cuando conseguimos los dos goles. Afortunadamente mi televisor es grande y cuando sus imágenes compartían ambos encuentros, pude seguir el de mi equipo sin tener que esforzar mi ya cansada vista.

Fue otro partido como el del Betis, pero con un segundo gol marcado a tiempo de evitarnos las inquietudes de última hora.

Nuevamente el Kun y en menor medida Forlán marcaron la diferencia. Apareció de nuevo Motta, que esperemos no reincida en sus frecuentes lesiones y Simao mostró con la jugada del primer gol que puede dar mucho más de sí.

Esta vez la retaguardia, como en Heliópolis y ante el Levante, mantuvo la puerta a cero, pero mostrando sus graves carencias. Un jugador puede ser más o menos técnico, tener una mejor o peor forma física, pero ambas circunstancias las debe desarrollar dentro de un esquema táctico adecuado. Nuestros defensores, como ya es norma de obligado cumplimiento en el fútbol moderno, juegan en zona. Pero ello no significa que los laterales concedan a los extremos contrarios diez metros para recibir el balón, controlarlo y pensar cuál debe ser su siguiente actuación. Igualmente, en las jugadas sobre nuestra área, los defensas no pueden esperar a que les llegue el balón, sino que deben buscarlo anticipándose a la acción del atacante rival. Esos defectos debe de eliminarlos el entrenador ya, porque todos los rivales no serán como los Copenhague y Aberdeen.

Ahora nos queda el último esfuerzo ante los griegos del Panathinaikos. Hay que obtener la victoria para acudir al sorteo de  la siguiente eliminatoria con el mínimo riesgo de afrontar a un rival poderoso.

Espero y deseo que el próximo día 20 veamos cumplida esa pretensión.