El Blog de Bernardo Salazar

COMIENZA LA EUROCOPA AUSTRO-HELVÉTICA

Dentro de pocas horas se pondrá el balón en juego en el Sankt Jakob Park de Basilea.

Suiza y Chequia comienzan el baile que finalizará el próximo día 29 en Viena. El vals del Emperador sólo sonará para un equipo de los dieciséis que toman parte en el concurso. Los quince equipos restantes irán cayendo porque algún rival será superior, porque otros se les impondrán en la prórroga o en los penaltis, porque una equivocada decisión arbitral desequilibrará injustamente la balanza o por algún desacierto ofensivo o defensivo que clasificará a otro de los contendientes. Cualquier selección que sume el máximo de estos requisitos puede proclamarse campeona. En el fútbol actual, y no hay más que repasar las historias de los últimos mundiales y europeos, las diferencias entre los equipos son mínimas. El fútbol es un juego sencillo donde en teoría debe ganar el mejor. El que más  posee el balón debe crear mayor número de oportunidades, marcar más goles y por tanto obtener la victoria. Es una afirmación digna de Perogrullo, pero que muchas veces no se cumple. Por eso puede ganar cualquiera.

Repasando la prensa especializada y escuchando los medios total o parcialmente auditivos, es fácil el pronóstico. Francia, Alemania e Italia tienen las mayores probabilidades de obtener el triunfo. En el segundo escalón se sitúa a Portugal (no faltaba más, ya que cuenta con Cristiano Ronaldo) y se menciona a Chequia y España. La primera porque sus resultados clasificatorios son espectaculares y a los nuestros porque...  son los nuestros.

Después, la mayoría de las predicciones no se cumplirán y cada uno explicará su fallo de pitoniso con los mismos argumentos banales con los que emitieron su pronóstico. Afortunadamente el fútbol no es una ciencia y el periodismo tampoco exige a nadie que tenga dotes de profeta.

Sorprende que en los principales medios se cuente con antiguos futbolistas para que nos cuenten lo que sucede en los terrenos suizos y austriacos. Repasando la prensa de todo el siglo XX apenas existen jugadores entre los más afamados cronistas futbolísticos (me parece que sólo figura Teus). En ningún caso haber sido un buen jugador capacita para ser un buen crítico. Ni por sus dotes literarias ni por la objetividad de sus juicios. Pero, qué podemos pedir si semanalmente se ofende la inteligencia de los buenos aficionados desde tantos púlpitos televisivos por predicadores bufonescos o ignorantes de nuestro sagrado deporte rey.

Tal vez nuestra selección llegue a cuartos de final. Si los superase, Luis Aragonés será coronado emperador austrosuizo (bueno, creo que era austrohúngaro). ¡Ah! pero si no superásemos la primera fase, saldrán a relucir de nuevo los defensores raulistas para echarle en cara su ausencia. Como si en las pasadas eurocopas o mundiales la presencia del siete madridista hubiese resuelto algo. Algunos incluso se acordarán de Guti, quien en su larga trayectoria profesional fue suplente del equipo blanco con una decena de entrenadores y en la selección española, camiseta que vistió en trece ocasiones, una vez dio un pase de gol, brillantísimo promedio ¡pardiez!.

Siempre, desde que era niño, espero que nuestra selección quede campeona. Me produciría  una gran satisfacción que esta vez lo consiguiese. Sueño con ello, pero reconozco la dificultad que comporta. Es como ir al casino y jugarte tu dinero en la ruleta al cero y vecinos. La probabilidad es similar y casi nunca te toca. Eso sí, siempre permanece la emocionante ilusión mientras rueda la bolita.

Posted: 07 jun 2008, 01:10 por bsalazar | con no comments
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LA APOTEOSIS DEL KUN

¡Qué alegría! La satisfacción rebosaba en la hinchada atlética al finalizar el partido frente al Barça.

La lenta marcha hacia la estación del metro de Pirámides estaba amenizada por toda clase de comentarios entusiastas sobre la victoria rojiblanca y el virtuosismo del Kun Agüero.

Atrás quedaban las penurias del juego, la inseguridad de los defensores, la falta de juego del centrocampo, una y otra vez desbordado por los azulgranas, en medio de un ensordecedor griterío cuando los jugadores colchoneros corrían detrás de la pelota sin conseguir arrebatársela a sus rivales. La primera media hora de juego fue de abrumador dominio del equipo catalán.

Una y otra vez los barcelonistas llegaban ante las cercanías de Abbiati y afortunadamente eran incapaces de culminar su superioridad. En una de esas ocasiones marcó Eto'o y el linier señaló fuera de juego. Después una genialidad de Ronaldinho hizo temer lo peor.

El Atleti apenas había tocado la pelota. Jugaba con un enorme complejo de inferioridad. Nueve hombres defendiendo, a veces ayudados por Forlán, y sólo Agüero en punta de forma permanente. Y el balón cayó a los pies del argentino. Inició un slalom hacia la puerta de Valdés y disparó con precipitación. Parecía que el balón iba fuera de la puerta cuando rebotó en Puyol y tomó una trayectoria que equivocó al meta culé. Era un gol de fortuna pero que valía lo mismo que el de Ronaldinho. Cinco minutos después el argentino se hizo otra vez con el esférico. Esta vez no quiso profundizar sino que tocó sabiamente hacia el espacio vacío. Allí llegó Maxi que remató en semifallo y el balón, cruzadísimo, superó a Valdés para traspasar la línea de su puerta. Era el dos a uno, resultado inesperado pero agradablemente sorprendente para la fiel hinchada colchonera.

Nadie estaba tranquilo en el descanso, pero sí ilusionado ante la perspectiva de mantener un resultado favorable. En la segunda parte el Barça salió con mayores precauciones defensivas. Ello permitió que el Atleti jugase con mayor desahogo. El Atleti seguía sin crear juego, pero todos y cada uno de sus hombres se esforzaban al máximo para impedir la creación del adversario. Era un despliegue físico impresionante y el público supo apreciarlo. De pronto el Kun persiguió un balón alto. Parecía en situación de poder dominarlo cuando Puyol le desequilibró por la espalda. El árbitro esta vez señaló el punto de penalti y Forlán no desaprovechó la oportunidad.

El Barça siguió insistiendo en su ataque, pero esta vez con menor frescura que en la primera parte. El público vivía la posibilidad de la victoria y arreció en sus gritos de ánimo. También en los gritos contra el presidente Cerezo que contestó con gestos impropios de la primera autoridad del Club. Afortunadamente vino la jugada definitiva. Agüero peleó el balón a Puyol y salió triunfante; después rompió la cintura de Milito y supo aprovechar el inteligente cruce de Forlán para encontrar posición de disparo. Su tiro salió colocadísimo, sin excesiva potencia y con cierto efecto curvado hacia adentro. Valdés no llegó y el balón entró junto a su poste izquierdo. ¡Goooool! De esos que levantan del asiento hasta al aficionado más frígido.

Restaban veinte minutos de juego y Messi ya se encontraba sobre el césped. La inseguridad defensiva rojiblanca se puso de nuevo de manifiesto y produjo un gol que pudo evitarse si Gudjohnsen hubiese estado mejor vigilado o Pablo sobre la raya no hubiese permitido que el balón pasase entre sus piernas.

Ahora el público llevaba en volandas a sus jugadores hacia la victoria. Los cánticos atronaban a orillas del Manzanares. Era cuestión de fe. No podía escaparse la victoria y los jugadores respondieron con su titánico esfuerzo. Incluso los sustitutos Cleber y Jurado, silbados al aparecer sobre el césped, se emplearon a fondo. Los minutos pasaban y el cuarto árbitro levantó el cartelito con tres minutos de prolongación. Se pasaron en un soplo.

El pitido final levantó el entusiasmo y los jugadores fueron despedidos con una estruendosa ovación a la que correspondieron desde el centro del terreno.

Nadie se acordaba ya de los minutos de desconcierto, del juego rácano y temeroso de la primera parte, de la camiseta blanca de Cerezo y de sus gestos burlones ante los cánticos adversos. La victoria estaba sobre todas las cosas. A ningún verdadero atlético se le ocurría pensar que este resultado favorecía al Madrí.

En otros tiempos se hubiesen lanzado flores sobre el Kun, como las recibía Collar en el Metropolitano. O se le arrojarían sombreros como a Ufarte, pero ya no se usan. O incluso se le habría sacado a hombros del estadio como a Jorge Mendonça el día de su apoteosis ante el Dinamo de Zagreb.

Eso sí, camino de Pirámides se reproducían a viva voz sus regates y fintas, como los aficionados al salir de los toros dibujaban toreo de salón después de una tarde triunfal de Curro Romero.

Esperemos que se repita muchas veces. Amén.

INDIGNANTE Y LAMENTABLE

Lo del pasado domingo ante el Athletic fue indignante, lo de anoche lamentable.

Se puede culpar a los jugadores, que son los que están sobre el césped. Al entrenador, que es el que les elige, les sitúa, y les corrige. Al director deportivo, que es el que configura la plantilla y lleva a cabo los fichajes y las bajas.

Desde que bajamos a segunda división hemos cambiado de jugadores a razón de diez o doce por temporada. Se han sentado en el banquillo, sabios, científicos e ignorantes; de alto copete o de baja estofa (con todo respeto, por supuesto).

Se han sucedido los directores deportivos, nacionales y extranjeros, atléticos de toda la vida y foráneos sin prestigio. Repasen la nómina de sus fichajes.

A pesar de todo ello, el fracaso para resituar al Atleti en el puesto que ocupó históricamente se repite una temporada tras otra.

Lo único que no ha cambiado en estos años es la cúpula dirigente de la sociedad anónima. La familia Gil, el presidente Cerezo y los consejeros Albarracín, Abásolo, Alonso y López siguen sentándose en la sala de juntas del Vicente Calderón año tras año, acumulando decepciones y, según dicen, perdiendo dinero a espuertas.

¿No serán ellos los culpables de que el club no prospere en lo deportivo?

En una revista del año 1920 puede leerse:

Al hacer el pase los delanteros deben de tratar que el balón vaya a un compañero en las mejores condiciones, imponiéndose por lo tanto, de ser posible, el pase por bajo, que permitirá recoger el balón con facilidad. De llegar el balón botando o por el aire, será más difícil dominarlo y se tardará más en hacer la jugada.

Al hacer el pase por bajo ha de tenerse en cuenta que no se debe enviar el balón a los pies del compañero, sino algo más adelantado, para que este pueda recogerlo y continuar la jugada en velocidad.

El tirar bien a goal es un arte muy difícil que se aprende y se perfecciona en los entrenamientos. Hay jugadores que tienen gran facilidad para darse cuenta instintivamente de la situación de la portería adversaria y de la colocación del goal-keeper. A esto es debido en gran parte el por qué algunos delanteros marcan más goals que otros. También los delanteros que saben dar al balón lo mismo de bolea, media bolea o bote pronto, que a balón parado o sin levantar del suelo y que tiren a goal lo mismo con el pie izquierdo que con el derecho, serán los que más goles marquen.

¡Cuántas veces vemos en los campos de fútbol a delanteros solos enfrente del goal y cuando todos pensamos en ver el goal hecho, quedamos estupefactos al ver que el balón va por alto. Esta mala jugada tiene su explicación y los delanteros al entrenarse debieran pensar en el por qué de este defecto grave y tratar de corregirlo.

Las razones de por qué tan bonísimas oportunidades se pierden lastimosamente, son las siguientes:

En primer término, al tirar a goal se debe mirar al balón; de lo contrario, lo mismo se le puede dar arriba que abajo o a los lados. Mirando al balón se da uno cuenta de la clase de bote o efecto y no se pega a ciegas.

Muchos delanteros tienen también la manía de tirar con toda su fuerza y, al hacerlo así, levantan demasiado la pierna y el balón toma la dirección del pie, o sea la de abajo hacia arriba. Si al tirar a goal no levantaran tanto la pierna, y, además de mirar al balón, dieran el golpe seco, el balón no se levantaría. En vez echar el cuerpo hacia atrás debe inclinarse ligeramente hacia adelante.

Para marcar goals es necesario tirar mucho a goal. Cuantas más veces se tire, más probabilidades hay de marcar y por esto aconsejamos a los delanteros que no desaprovechen las oportunidades y que en cuanto están en posición de tirar a goal, lancen el shoot.

   Estas recomendaciones se hacían a futbolistas que no cobraban un euro, que jugaban por el honor de sus colores, apenas entrenaban, y practicaban el fútbol en terrenos y con materiales que hoy rechazarían hasta los más modestos escolares. A unos futbolistas que ganaron la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Amberes.

Han pasado más de ochenta años y los jugadores rojiblancos, los que ayer fueron eliminados por un modesto conjunto inglés, cobran al año lo que muchos aficionados no cobrarán en toda su vida laboral.

Pues estos millonarios, todavía no se han aprendido una lección tan sencilla como antigua

RIGOR y FIABILIDAD
Compromisos familiares me impidieron ayer seguir el partido del Atleti en Santander. Supe que llegamos al descanso con empate a cero y que cinco minutos antes de finalizar el encuentro íbamos ganando por cero a dos. Por la noche pude ver el resumen, los dos goles de Forlán y varias jugadas meritorias que no acabaron en gol. Me alegro porque siempre me produce alegría el triunfo rojiblanco. También por el uruguayo, que rompió su sequía goleadora y obtuvo el premio que sus esfuerzos merecen. Después de una extraña semana donde García Pitarch, primero, y Aguirre, a continuación, han llenado varias páginas en los periódicos sin decir apenas nada, era conveniente un triunfo que devolviese el sosiego a jugadores y aficionados ante el duelo con el Bolton. Las de uno y otro merecen un detallado análisis.
No será fácil el partido en Inglaterra, pero más vale ir con buen ánimo que con las alforjas repletas de desilusiones. En fin, veremos qué pasa el jueves.
La lectura de la prensa vuelve a brindarme una imagen triunfalista que en esta ocasión no puedo discutir. Me fío de lo leído. Jugamos muy bien en El Sardinero y hasta el mismo entrenador racinguista proclama que fuimos superiores y merecimos la victoria. 
 
Pero esta mañana me ha entrado de nuevo la neura por la información que recibimos los aficionados.
He tenido que ir al Corte Inglés de Nuevos Ministerios a recoger un encargo y he aprovechado el tiempo para visitar la anunciada exposición fotográfica que el MARCA expone en dicho centro comercial con motivo de su 70 aniversario. Aniversario que no corresponde al diario, nacido el 25 de noviembre de 1942, sino al semanario aparecido en San Sebastián durante la Guerra Civil el 21 de diciembre de 1938.
Efectívamente, en el edificio donde estuvo Celso García y que el Corte Inglés dedica ahora a juguetes y deportes, en su primera planta, se haya expuesta una colección de fotografías bajo el título 'La Historia del Deporte en Imágenes'. Muchas y buenas imágenes.
La desilusión, mi preocupación, llega al leer el texto de cada una de ellas. A simple vista, de memoria, he visto más de setenta errores. Unos simplemente son ortográficos. En otros se escriben mal los apellidos de las personas fotografiadas. En otras se omiten todos los nombres o el de alguno de los retratados, o se dan en orden diferente al que aparecen en la imagen. Peor sucede en aquellas donde se cambia los nombres de las personas retratadas. En bastantes casos la fecha de la fotografía no se corresponde con la del año en que se plasmó. En algunas con tres, cinco o incluso cuarenta años de diferencia (hay una foto del Tour fechada en los setenta que pertenece a los años veinte).
 
Supongo que después de 70 años el archivo fotográfico del MARCA debe de ser importante, magnífico.
Sin embargo, o no está bien documentado o las personas que han redactado los textos son unos ignorantes de tomo y lomo. Esta parece ser la tónica general en las nuevas generaciones de profesionales. ¿Kubala en el Barça en 1947? ¿El Alemania - España de 1942 se jugó en Milán? ¿Emilín fue el jugador que marcó de penalty el gol español ante Alemania? ¿Un jovencísimo Matías Prats pudo retransmitir en 1951 un inexistente España - Portugal? ¿Los delanteros (nueve, cuyos nombres no figuran: Eulogio Martínez, Suárez, Di Stéfano, Puskas, Gento, Del Sol, Adelardo, Peiró y Collar) se entrenaban en 1963 para ir al Mundial de Chile - 1962? y así una tras otra, incluso de tiempos bastante recientes. Lamentable. 
 
Con estos 'profesionales' ¿podemos confiar en que la información que actualmente se nos suministra tiene la fiabilidad que merecemos los lectores?   
Bueno, el Atleti ganó en Santander y jugó estupendamente.
SELECCIÓN ESPAÑOLA

Anoche la Selección española derrotó a Francia gracias a un gol de Capdevila. En el periodo previo al encuentro y durante el discurrir del mismo no se les caía de la boca a los informadores mediáticos lo de la categoría amistosa del partido, su carácter de venganza de la última eliminación mundialista y el tema ya cansino de la ausencia de Raúl.

Sigo con fervor la trayectoria de nuestro equipo nacional desde que en la primavera de 1948 asistí en el recién estrenado Chamartín al España - Portugal que ganamos por 2-0 a nuestros vecinos. Era una  época en que se jugaban pocos partidos internacionales y además no había televisión. Si España no jugaba en Madrid había que seguir las incidencias a través de la radio y posteriormente con la lectura de los periódicos y algunas imágenes en el No-Do.

En aquellos tiempos nunca se llamaron partidos amistosos a los encuentros entre dos selecciones nacionales y con árbitro designado por la FIFA, aunque no perteneciesen a ningún torneo oficial (sólo existía  la Copa del Mundo). Los partidos amistosos eran los que enfrentaban a nuestros posibles internacionales con equipos de club, bien fuesen españoles o extranjeros, y generalmente con gran afluencia de público. Lo mismo los rivales eran el Valladolid, Alavés, Osasuna o Plus Ultra, que San Lorenzo de Almagro, Stade de Reims, Bayern de Múnich o Ajax. Esos sí eran partidos amistosos y no computaban en el palmarés de nuestra Selección.

Recuerdo las dificultades para conseguir entradas ante un choque con Argentina, Alemania, Inglaterra... cuando únicamente estaba en juego el prestigio de nuestro fútbol; ni más ni menos que el prestigio de nuestro fútbol. 

Ahora todo lo que no sea competición organizada parece que no es más que un trámite y que fundamentalmente estorba. La responsabilidad no sólo recae en los medios de comunicación y la ignorancia de sus colaboradores, sino también en nuestra Federación y sus hombres. Más que un partido serio parece que organizan una pachanga verbenera. Algún día analizaré seriamente este tema.

Ayer jugamos contra Francia, últimamente gran potencia del fútbol mundial. Ganamos y en ningún caso se puede considerar venganza de nada. De entrada no me gusta el término venganza. En el deporte no hay venganzas. Hay desquites, partidos de revancha, devoluciones de visitas deportivas...

Me sorprendió, supongo que a todos, la vestimenta de nuestro equipo nacional. España siempre jugó con camiseta roja desde su debut en los Juegos Olímpicos de Amberes (1920), excepto en la inmediata posguerra que lo hizo de azul (1941-46).

Cuando había que cambiar de colores para evitar confusiones con los del equipo contrario lo hizo de blanco o de azul. ¿A qué obedece salir de dorado-amarillo cediendo al rival nuestro tradicional uniforme? ¿Es otro negocio más de las personas que rigen los destinos de nuestro fútbol?

Me costaba seguir las evoluciones del juego en la pequeña pantalla sin confundir a los nuestros con los rivales. Tenía que hacer un gran esfuerzo mental para reprimir mi susto ante un ataque de los ‘amarillos' sobre la portería roja o mi decepción por un remate fallido de los ‘rojos' sobre la puerta dorada. ¡Qué patético!

Referente al problema Luis - Raúl estoy curado de espanto. He visto a lo largo de los años como la prensa quería y a veces lograba meter a Molowny en nuestro equipo nacional por encima de hombres mucho más completos para la función de interior, como Herrerita, Panizo, Arza, Igoa, Hernández o Venancio. He visto jugar en nuestro equipo representativo (sobre todo si el partido era en Chamartín) a jugadores del club blanco que no eran los mejores españoles en sus puestos. Repasen la lista de nuestros internacionales y adivinarán sus nombres.

Mayoritariamente nuestros seleccionadores han pagado ese peaje para contentar a los poderes mediáticos, madridistas principalmente. Todavía el año pasado se pedía la inclusión del lateral blanco Miguel Torres después de jugar sólo cuatro partidos en el primer equipo merengue y hace un par de temporadas se solicitaba la llamada del defensa Pavón. Hemos visto a Raúl Bravo hacer el ridículo en la Eurocopa de Portugal o a Iván Campo fracasar rotundamente como lateral ante Nigeria. Ninguno de ellos tenía (tiene) lo que antes se llamaba clase internacional.

¿Hay que recordar las grandes enemistades que se ganó Clemente por eliminar de su equipo a los componentes de ‘La Quinta del Buitre'?   

Luis Aragonés se equivocó al llevar al Mundial- 2006 a un Raúl ya en la cuesta abajo de su carrera y apenas repuesto de una grave lesión. ¿Fue una concesión mediática? Pues le salió muy mal. No se lo agradeció nadie salvo Raúl, bueno, parece ser que ni Raúl.

Los mismos que el año pasado (ver hemeroteca) pedían la suplencia de Raúl en el once madridista, son los que ahora piden su inclusión en el equipo que debe acudir a la Eurocopa. Todo porque ha marcado varios goles a comienzos de temporada. El más listo de la clase lleva dos meses en los que sólo ha logrado un gol (precisamente ante el Atleti), a pesar de jugar en el equipo líder y, de nuevo, en su puesto preferido de segunda punta. Las presiones de todo tipo sobre el seleccionador son tremendas ¿Terminará Luis bajándose los pantalones? Por si acaso le han preparado otra disyuntiva, la de Guti. Un jugador que a sus 31 años no ha sido titular fijo en su equipo con ninguno de los ocho o nueve entrenadores que en estos últimos años se han sentado en el banquillo merengue. Por algo será.

Desgraciadamente Luis Aragonés da pie a numerosas críticas con un comportamiento que me resulta extraño. Llegó al cargo de seleccionador aplaudido por todos y va a dejar su puesto con más adversarios que defensores. ¿Le pesan los años?

Continuará.

EL CÁNTARO Y LA FUENTE
Hay un viejo proverbio castellano utilizado en 'El Quijote' por Miguel de Cervantes que dice Tanto va el cántaro a la fuente, que al fin se rompe.
Todos los que hayan tenido la santa paciencia de leer mis anteriores artículos, -algunos me han tachado por ellos de pesimista- habrán visto las denuncias de todo tipo que vengo reflejando sobre el mal juego y los defectos, algunos subsanables, del equipo rojiblanco.
 
Aguirre se ha convertido en la antigua campesina que periódicamente se pone el cántaro en la cabeza y recorre el tortuoso sendero que le conduce a la fuente en busca del precioso agua.
Ha sido incapaz de apartar los guijarros, desbrozar las zarzas, suprimir las zonas resbaladizas y recorre el camino cantando alegremente, con una confianza desmedida en que el frágil cántaro que lleva en la cabeza es irrompible.
Pues, no.
 
Antes o después tenía que suceder. Todos los defectos anteriores se mostraron de nuevo ayer. Los malos y los tontos hicieron acto de presencia y los esfuerzos de Forlán y Abbiati, más el magnífico detalle de Simao, no sirvieron para impedir el resbalón y la consiguiente rotura del cántaro del mexicano.
Perea y Pernía, que cuando se hizo español dejó de ser listo, fueron dos grandes coladeros. ¿De verdad que Eller y Cléber son brasileños? Del tonto Agüero más vale no decir nada, aunque algunos sorprendentemente le ovacionasen al retirarse expulsado. Maxi se ha convertido en el Raúl rojiblanco (por lo de capitán), corre y corre por todo el campo y no aporta más que desorden e ineficacia, aunque a veces golee. Y de Jurado qué quieren que les diga; pues que es un blando merengue en todos los aspectos. No le he visto en el tiempo que viste nuestros colores ningún detalle de gran jugador. 
 
Y por hoy, ya está bien.
Felices Navidades y hasta el año que viene, que espero sea mejor que este en todos los aspectos.
DE MAL EN PEOR, HACIA LA VICTORIA FINAL
Cada día jugamos peor y salimos más contentos del campo.
El resultado final y la forma de obtenerlo tapan todos los insufribles minutos anteriores. 
No conozco personalmente al 'vasco' Aguirre. Por tanto tengo una imagen suya que he formado a través de los medios de comunicación.
Hombre agradable en el trato con los periodistas, se maneja entre ellos con soltura. Generalmente simpático, intenta ser objetivo en sus juicios que casi siempre remata con gracejo mexicano. Cae bien a casi todo el mundo y probablemente dirige con habilidad sus relaciones personales con un grupo humano variopinto, como es la plantilla de un equipo de fútbol siempre repleta de egos. Pero tengo serias dudas sobre sus conocimientos futbolísticos. 
Desde nuestro paso por el purgatorio de Segunda (del infierno nunca se sale), el Atleti se olvidó de jugar al fútbol. Sucesivos entrenadores de todas las doctrinas y la abundancia de jugadores mediocres configuraron un tipo de juego plagado de vicios que se ha mantenido hasta la actualidad. Ahora contamos con un número de jugadores de mayor talento que en las pasadas temporadas. Probablemente esa sea la causa de que los resultados sean mejores.Pero el juego no.
 
¿Qué pinta Maxi en el extremo zurdo? Nada. Tampoco por su escasa calidad técnica debe cumplir labores de creador de juego en centrocampo. Sus virtudes son otras. 
¿Por qué los defensas son incapaces de dar un pase hacia adelante y entretienen el balón con pasecitos insulsos entre ellos? Jugando en casa, ¿es necesario que los volantes tengan que bajar a recoger el balón de los pies de los defensores cediendo el campo al adversario? Hay momentos en que poseyendo el balón, ante un único delantero rival, tenemos al guardameta, los cuatro defensas y los dos volantes en nuestro propio campo, pasándose la pelota, mientras que en su terreno hay diez contrarios frente a los cuatro aislados rojiblancos.
 
De las jugadas a balón parado ¡para qué hablar! Algunos de los actuales eruditos las llaman jugadas de estrategia, ignorantes de que la estrategia es una ciencia superior y no simplemente saber patear con sabiduría a la pelota (como hacía Pantic o ahora Simao). El año pasado fue Galletti el encargado de lanzar las faltas. Contabilicé más de una treintena sin que en ninguna ocasión colocase el balón entre los tres palos. Llegó el Mundial sub-20 y en la primera media hora de juego del primer partido de Argentina le tocó al Kun Agüero lanzar dos golpefrancos, cada uno desde un ángulo distinto. El primero fue gol y el segundo dio en el poste. Agüero no había lanzado ninguno en toda la temporada con el Atleti (cuando no lo hizo Galletti, habían sido Pernía, Antonio López o el nefasto Luccin los encargados de hacerlo y sin ningún éxito).
¿Dónde practicaba Agüero sus lanzamientos? ¿Alguna vez lo había hecho delante de Aguirre? ¿Por qué no tuvo ninguna posibilidad en toda la temporada de hacerlo en el Atleti?
 
Y esos córners a cuyo saque acuden dos futbolistas y que incluso representaron el gol del Mallorca esta temporada en el Manzanares, al dejar Simao y Pernía la banda izquierda desprotegida para el contraataque rival.
La utilización permanente de los extremos a pierna cambiada. Los cambios, generalmente absurdos, que parecen más hechos para contentar a las figuras de la plantilla que para resolver los problemas del juego. Las permanentes faltas de Eller cuando salta a despejar de cabeza, siempre con el brazo por delante como para protegerse del rival. Son defectos subsanables y no se pone remedio alguno.
En fin, como los resultados mandan y no son malos...
 
Ayer me encontré con un panorama desolador. Las gradas estaban casi vacías. Eso sí, los asistentes eran los más fieles y entusiastas. Menos mal.
Pocos de los habituales de mi entorno acudieron al encuentro. Comodidad ante el frío, la lluvia, la hora... la clasificación ya conseguida.
En la fila de detrás se me situaron cinco personas deconocidas y mayores de veinte años. Atléticos furibundos, por supuesto. Desde el comienzo del encuentro fueron para mi una permanente pesadilla. Rojiblancos a machamartillo desconocían en absoluto las reglas del juego. Protestaban constantemente todas las faltas que nos pitaban en contra y solicitaban insultantes la tarjeta para cada intervención de los rivales. Además escupían cáscaras de pipas a diestro y siniestro sin la menor consideración a las dos únicas personas que se sentaban delante de ellos (el otro era mi hijo Borja). Estuve tentado de cambiar de asiento. 
No reconocían el más mínimo fallo de los nuestros y toda la culpa era de los árbitros y de los jugadores griegos. Por supuesto que aplaudían entusiásticos cada vez que se lograba un córner o que un rojiblanco se excedía en una entrada. ¿A esto ha llegado la fiel afición colchonera? ¡Qué vergüenza!
El poco fútbol que vi lo pusieron los chicos del Panathinaikos. Del Atleti, sólo la jugada del primer gol y el acierto lanzador de Simao. Escaso balance para noventa minutos de juego.
 
Eso sí, cuando se produjo la falta le dije a mi hijo: espero que no lance Maxi, sino Simao. Presentí como nunca que en la pierna del portugués se escondía la victoria. Creo que fue un sentimiento generalizado de todos los presentes en el estadio (bueno, no de los griegos). Y esta vez la fe si movió las montañas. 
Jugamos como siempre, es decir mal, y ganamos como mayoritariamente sucede esta temporada. 
A lo mejor obtenemos incluso un título. Ya veremos.
 
En la euforia final perdí el paraguas, pero en esta ocasión no me ha importado mucho. 
Posted: 21 dic 2007, 11:31 por bsalazar | con 3 comment(s) |
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ADEMÁS DE MALOS, TONTOS

Lamentable espectáculo el que acabo de presenciar en el Manzanares. Al margen de lo que digan los ‘sabios’, al fútbol sólo se puede jugar de dos maneras: bien y mal. Lo de hoy roza el esperpento. Creo que sobran dedos de una mano para contabilizar las jugadas de mérito que se han producido en los más cien minutos que en teoría ha durado el partido.

Me pareció que desde el principio los chicos del Getafe, esta vez no sé por qué de amarillo, se situaban mejor sobre el campo. Sin embargo, unos y otros se empeñaban en destrozar el juego con pases sin sentido, entradas a destiempo, algunas ‘gotitas’ de mala intención y una pésima puntería sobre la puerta rival. El Getafe tenía mejores oportunidades pero le fallaba la pólvora.

De pronto, un despeje aéreo lo aprovechó intencionadamente Agüero para prolongarlo de cabezazo sutil hacia Simao en el el hueco creado por el lateral derecho que había acudido al salto. El portugués aprovechó la ocasión para ofrecernos ese detalle de buen jugador que suele ofrecer en cada partido, y su internada y centro los aprovechó Forlán para marcar el gol que sería el de la victoria. Iban veinte minutos de juego y restaba mucho tiempo para el final.

os jugadores rojiblancos, en lugar de asentarse con la ventaja adquirida, volvieron al despropósito de pelear el balón, recuperarlo y volver a regalárselo a su adversario. Estos siguieron la misma tónica y desperdiciaron sus oportunidades de forma lamentable. l partido entró en una fase de ataque y contraataque donde se puso de manifiesto la escasa calidad de muchos jugadores, incapaces de dar el sentido adecuado a la circulación de la pelota. Los amarillos fallaron algún gol cantado y los colchoneros estrellaron un saque libre en el larguero por medio de Pernía. Y llegó el descanso.

a segunda parte se inició con las mismas características, pero pronto pude advertir, en el minuto cinco o seis de la reanudación, que los defensores rojiblancos comenzaban a perder el tiempo con la colaboración de los muchachitos recogepelotas. ¡Qué barbaridad! en casa, con uno a cero y todo un mundo por delante. ¿Recibieron esa consigna los chavales durante el descanso? Si es así, y supongo que lo fue, me parece intolerable.  Si los malos lo hacían rematadamente mal, los buenos demostraron que no eran listos. Unos y otros se empeñaron en ofrecer toda clase de despropósitos.

Abbiati mostró que no sabe jugar con los pies y sin embargo salvó a su equipo en dos o tres oportunidades. López hizo saber que su banda no es la derecha; los centrales que no se entienden a la hora de repartirse el trabajo y Pernía, una vez más, que está para el arrastre. Nunca me pareció válido y mucho menos seleccionable. Faltas absurdas, innecesarias, balones perdidos una y otra vez. Raúl García y Maniche corrían como gallos sin cabeza y los de arriba no terminaban de culminar una sola jugada. ¡Qué horror!

uando la calidad escasea, los jugadores deben demostrar otro tipo de virtudes. Pues tampoco.  Me pareció penalty. Penalty de tonto, otro más, pero penalty. El linier se fue sin dudarlo a la línea de puerta y Forlán, con el balón, al llamado punto fatídico. Todo se resolvió con una absurda cartulina amarilla para el Kun. Las tarjetas comenzaron a causar estragos. Una por aquí, otra por allá. Reiteradas llamadas al orden del árbitro a Carlos Peña (delegado de campo) para que los recogepelotas cumplieran con su obligación. ¡Ni por esas!

Agüero, Abbondanzieri y alguno más demostraron su escasa inteligencia futbolística y propiciaron su expulsión. Mucho peor fue lo de Reyes, que esta vez no tenía a los béticos enfrente. El entrenador, y si no la directiva, debería tomar medidas con el ex sevillista. Cosmin Contra se había tenido que poner de improvisado portero. Faltaban quince minutos y nadie, de un lado ni de otro, supo sacar ventaja de las oportunidades favorables. Se veía llegar el empate, pero entre malos y tontos fueron incapaces de marcar otro gol. El más malo y tonto resultó ser el árbitro que acertó, para desesperación de todos, al  prolongar justificadamente el sufrimiento. Por fin los tres puntos se quedaron en casa y el Atleti asciende al tercer puesto, lugar de podio que no ocupaba desde que estuvo en Segunda División. Por su juego así lo pareció.

Posted: 10 dic 2007, 03:19 por bsalazar | con no comments |
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¿ROJIBLANCOS? NO GRACIAS.

Ayer me senté ante el televisor dispuesto a observar con benevolencia las evoluciones de mi equipo en el frío escenario de Copenhague.

Primera decepción. De nuevo el Atleti compareció, como contra el Betis, sin sus tradicionales colores. Dicen los ‘enteraos' que es el árbitro quien impone el cambio de uniforme cuando la coincidencia de colores puede equivocarle. Yo creo que debe de haber ‘algo más' y me molesta que ese ‘algo' nos haga frecuentemente salir disfrazados.

Durante más de cien años, los Madrid - Atleti, o viceversa, se han disputado sin que ninguno de los equipos haya tenido que cambiar de indumentaria y jamás de los jamases he leído que los fallos arbitrales -mayoritariamente a favor de los blancos- los disculpase el colegiado de turno con la excusa de haber equivocado su decisión por la confusión que le había provocado la coincidencia de unas rayas blancas en la camiseta de nuestro Atleti con los blancos uniformes de sus adversarios.

Bueno, pues nuestro rival de ayer vestía de merengón.

Lamentable tener que compartir pantalla con el Villarreal y menos mal que nos tocaba ocupar la misma cuando conseguimos los dos goles. Afortunadamente mi televisor es grande y cuando sus imágenes compartían ambos encuentros, pude seguir el de mi equipo sin tener que esforzar mi ya cansada vista.

Fue otro partido como el del Betis, pero con un segundo gol marcado a tiempo de evitarnos las inquietudes de última hora.

Nuevamente el Kun y en menor medida Forlán marcaron la diferencia. Apareció de nuevo Motta, que esperemos no reincida en sus frecuentes lesiones y Simao mostró con la jugada del primer gol que puede dar mucho más de sí.

Esta vez la retaguardia, como en Heliópolis y ante el Levante, mantuvo la puerta a cero, pero mostrando sus graves carencias. Un jugador puede ser más o menos técnico, tener una mejor o peor forma física, pero ambas circunstancias las debe desarrollar dentro de un esquema táctico adecuado. Nuestros defensores, como ya es norma de obligado cumplimiento en el fútbol moderno, juegan en zona. Pero ello no significa que los laterales concedan a los extremos contrarios diez metros para recibir el balón, controlarlo y pensar cuál debe ser su siguiente actuación. Igualmente, en las jugadas sobre nuestra área, los defensas no pueden esperar a que les llegue el balón, sino que deben buscarlo anticipándose a la acción del atacante rival. Esos defectos debe de eliminarlos el entrenador ya, porque todos los rivales no serán como los Copenhague y Aberdeen.

Ahora nos queda el último esfuerzo ante los griegos del Panathinaikos. Hay que obtener la victoria para acudir al sorteo de  la siguiente eliminatoria con el mínimo riesgo de afrontar a un rival poderoso.

Espero y deseo que el próximo día 20 veamos cumplida esa pretensión.

TRANQUILA DECEPCIÓN

Me costó encontrar mi vieja bufanda rojiblanca, la de los setenta, que he lucido por media Europa y numerosos campos españoles cuando no era peligroso hacerlo.

En el metro, por vez primera en muchos años, había más pasajeros con faldas que en pantalones, pero con piernas peludas.

Al acercarme al Manzanares tuve que atravesar una inquietante humareda rojiza, mirando hacia mi derecha que no fuese a alcanzarme alguna de las numerosas bengalas voladoras que no sé quiénes y por qué arrojaban en medio de la calle.

Diez minutos antes de comenzar el encuentro los graderíos presentaban un aspecto desolador. Parecían albergar más escoceses que españoles. Luego las gradas irían adquiriendo el aspecto habitual, con sus cánticos y coloridos.

La salida del Atleti fue frenética y en los primeros minutos pareció que asistiríamos a un nuevo festival goleador. Pero no.

Los jugadores locales se dieron cuenta que no había rival sobre el campo y decidieron moderar sus esfuerzos pensando en mayores logros.

El Aberdeen no mostraba peligro alguno a pesar de las deficiencias técnicas y físicas de la retaguardia madrileña, una vez más puestas de manifiesto, pero pasaban los minutos y el cero a cero permanecía inalterable en el marcador. Se rozaba el descanso cuando, por fin, Motta lanzó un pase vertical en profundidad que Agüero aprovechó para forzar el penalty. Esta vez no fue el fallón Maxi sino Forlán quien se convirtió en acertado ejecutor. Uno a cero.

Durante el descanso comentamos la inocencia de los escoceses, la inseguridad que transmite Abiatti, el esfuerzo de López para adaptarse a la diestra, lo absurdo de cubrir dos de las plazas reglamentarias de extranjeros con brasileños (¿) de escaso nivel como Cleber y Eller, la decisión de Aguirre de sacar a Agüero en la alineación inicial y el fútbol excesivamente horizontal del equipo rojiblanco, donde sólo el Kun y Forlán demuestran poseer talento y calidad.

La segunda parte fue peor. Sustituido el pibe argentino por Simao, apenas hubo destellos de buen juego. Los inocentes escoceses veían una y otra vez como les llegaba el balón a sus pies y no sabían que hacer con él. A pesar de la mínima ventaja ni uno de los espectadores atléticos veía peligrar la victoria, aunque en este juego nunca se sabe. Simao aprovechó una falta y con carambola entre poste y meta rival obtuvo el gol tranquilizador. Desparecieron del césped Maxi y Forlán y se acabó el fútbol definitivamente. Pases y más pases entre los defensores rojiblancos, incluso el portero, constantes pérdidas de balón, escasos acercamientos a la meta escocesa, y eso que parece gustar a Aguirre de dominar el tiempo del juego, algo quimérico ante la escasa calidad técnica de la mayoría de sus hombres.

Llevo varios años escuchando y leyendo a los sabios mediáticos de nuestro fútbol expresar la bonanza de la calidad de la plantilla atlética. Me gustaría que alguna vez me explicasen qué entienden por calidad. Repasen las plantillas que desde el incalificable descenso a Segunda División ha tenido nuestro equipo y díganme el nombre de una docena de jugadores de calidad técnica notable que hayan vestido de rojiblanco en estos últimos ocho años.

Así nos ha lucido el pelo.

En fin, un partido tranquilo en el Manzanares y un fútbol ramplón y decepcionante ante un pequeño rival.

Posted: 30 nov 2007, 06:31 por bsalazar | con 5 comment(s)
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TRES PUNTOS MUY RICOS

El Atleti ganó ayer en los minutos de prolongación y gracias a un gol marcado en propia meta por un defensor rival. Menos mal que Pedro López acertó a conectar su cabezazo suicida, porque, en el caso de no haber tocado el balón, es probable que el posterior remate del jugador atlético situado a sus espaldas hubiese sido invalidado por fuera de juego.

 

Hubo que marcar cuatro goles para obtener la victoria ya que después de año y medio al frente del equipo, nuestro simpático entrenador no ha sabido corregir los graves errores de la defensa rojiblanca. Da igual quiénes sean sus componentes. Los fallos individuales que pueden suceder a cualquiera de ellos no tienen la corrección oportuna porque la táctica defensiva brilla por su ausencia. Es el caos total.

 

Esta mañana me deleitaba con la lectura del triunfo milagroso en los tres diarios deportivos madrileños.

LOCURA Y ÉXTASIS, pregona el Mundo Atlético que cierra su ejemplar con la página que alguien le escribe a Pantic: UNA CURIOSA VICTORIA.

En los dos boletines oficiosos del madridismo triunfante, Alberto R. Barbero titula EL CALDERÓN PERJUDICA SERIAMENTE LA SALUD en su crónica de Marca, mientras que Iñako Díaz-Guerra proclama en AS, MILAGRO EN EL CIRCO DEL CALDERÓN.

¿Recuerdan titulares parecidos en los numerosos partidos con que nos han obsequiado en los últimos tiempos a orillas de la Castellana? Remontadas heroicas, el espíritu de Juanito, el miedo escénico del Bernabéu, una liga ganada en varios partidos con gol en los últimos minutos...

 

Nuestro campo, incluso para quienes dicen ser atléticos, es un circo o perjudica seriamente  la salud.

Pero si ayer sólo nos faltó salir camino de Pirámides cantando a coro mientras se ondeaban las bufandas rojiblancas: ¡ASÍ, ASÍ, ASÍ GANA EL MADRID!