Los cómplices de Javi Navarro (22/03/2005)
1. Esos árbitros que nadie se explica cómo pueden arbitrar tantos años, menos aún llegar a primera, y ya para qué hablar de que incluso lleguen a ser internacionales. Esos mismos que, por preguntarles si es que han dormido mal, te despachan a la ducha, que anotan en sus actas lo que han cantado los hinchas, qué tipo de onomatopeyas se han gritado en la grada y si los entrenadores han eructado en presencia del cuarto árbitro; pero que luego permiten que en los córners y faltas te arraquen hasta las orejas, te cace cualquier criminal y te mande al hospital por una falta de esas que llaman tácticas, despachándolo, si acaso, con una amarilla. O sea, tipos no ya como el imbécil del Pino Zamorano, manifiestamente incapaces, sino como el tal Iturralde, que es internacional, se postula para suceder al sinvergüenza de Sánchez Arminio, con alta probabilidad de éxito, y se suma a la vergonzosa protesta y amenaza de huelga por las 'inadmisibles injurias' proferidas por Mourinho contra uno de los árbitros de cámara de UEFA y FIFA, como es el impresentable Frisk.
2. Las autoridades deportivas, y muy en particular las que se dedican a administrar 'justicia', cuya conducta errática y sometimiento a los chanchullos y chalaneos de los dirigentes, depara cosas como que sí puedan quitar una tarjeta, pero no reponer la justicia cuando un árbitro no ha podido o querido ver un grave atentado a la integridad física de un futbolista.
3. Los caraduras e incompetentes dueños y/o directivos de los clubes, que, como el chorizo Del Nido, justifican lo injustificable de sus jugadores, mientras echan espumarajo por sus bocazas cuando le hacen un rasguño a uno de ellos o un árbitro no les pita un penalty.
4. Esos entrenadores que, como Caparrós, pertenecen a la vieja escuela de los antiguos y odiosos pincharratas, que piensan que el fin de la victoria justifica cualquier medio utilizado para alcanzarla.
5. Los medios de desinformación deportiva, que silencian las salvajadas de los integrantes de los grandes equipos, tipificándolas como lastimosas pero inevitables consecuencias de los lances del juego, por lo que carecen de cualquier legitimidad para luego cargar contra los navarros de turno.
6. Finalmente, los hinchas ciegos por la pasión, que ven la paja en el equipo ajeno pero no la viga en el propio, justificando cualquier desmán de los suyos con esos tópicos de que el fútbol es una deporte de contacto, es cosa de hombres, o simplezas por el estilo. Y pongo un ejemplo bien conocido para quienes visitamos este foro: la famosa entrada de Simeone a la Barbie de San Mamés, y la ola de indignación que recorrió las filas de la hinchada colchonera, cuando fue luego sancionado el Cholo por una conducta que carece de toda justificación deportiva.