Columnas del Foro

Las Perlas del Foro de Señales de Humo

Sobre las Columnas

El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

Recursos Sindicaciones

febrero 2008 - Artículos

El fútbol

Se quedó mi nombre en el silencio. Lo quisieron los hados, las redes invisibles, esa extraña mecánica que otros llaman olvido. Pugné por él con la paciente espera, lo convoqué como si fuera espíritu, o forma, dejando que el azar obrase su milagro. Hélo aquí: otro nombre, tan recién nacido. No habré de reprochárselo, que el azar es a veces más benévolo que el designio, ni habré de celebrarlo, pues es inexorable que quien hace un hijo hace un muerto. 

Pero lo que de verdad cuenta es el paisaje, las cosas, la gente. Las mañanas de los domingos, las aceras del Paseo de las Acacias, sobre todo a la altura del campo del Gas, estaban atestadas. Los coches aparcados en batería, con una hoja de cuaderno cuadriculado en el parabrisas donde se establecía un precio escrito en tinta de rotulador azul. Dauphines, Dos Caballos, Mil Quinientos, algún Dodge antiguo. Había una alegría muy cierta allí, la del negocio y la transacción, la de la ganga y el hurto, esa dicha dominical un poco seca que es la dicha del pícaro, que lleva en el bolsillo la navaja con sangre todavía caliente de la noche anterior. Yo olía esa sangre como olía el perfume de jazmines de una mujer al pasar, entre el humo denso de los cigarros. Iban los chulos y los padres de familia y los pintas y los de la secreta con los trajes recién planchados, marrones o grises, el pelo corto, negro y húmedo, bien peinado, y un bigotito fino que ya empezaba a verse antiguo. Los últimos años de Franco fueron el encarnizamiento de una nostalgia sólida y profunda de algo que todavía no se había muerto, fue un tiempo de abismo donde casi no había nada más que el vacío y el polvo. Se oía por el patio cantar a una vecina joven como Juanita Reina o como Concha Piquer, en el Rastro estaban Los Tamara junto al I Wanna Be Your Man, se mezclaba el Chanel con Varón Dandy y aún firmaba Pemán muchas terceras en abc mientras otros, con barbas y desencanto estudiado, adoraban a Rosa Luxemburgo.

Pasábamos por allí a diez por hora para no atropellar a nadie, tranquilos, camino del Manzanares. A las doce, con rocío todavía en la hierba y la lateral hasta arriba, ese hermoso regalo que fue el Madrileño: Domingo, Muñoz, Peter, Morón y Abarca. O sea, el Atleti. O sea, el fútbol.

Posted: 12 feb 2008, 09:11 por admin |
Archivado en: