Crónicas en la Distancia

Fases finales a lo rojiblanco

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Estas notas son probablemente gotas insignificantes en un océano. Pero saben a sal rojiblanca, a la playa del expatriado, y a la fortuna de vivir in situ de nuevo la fase final de un campeonato de fútbol de naciones. No son por tanto mucho, pero son las nuestras. O al menos sólo tendrán sentido si así consigo que las sientas.

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Erlebe Emotionen

Se abre el telón en Basilea, la que será capital suiza del fútbol en las próximas semanas, la sede más querida por la UEFA para esta Eurocopa, con seis partidos. Y lo hace probablemente por su situación geográfica, encajada como está en la esquina suiza que da por igual a Francia y Alemania. Y pese a tener un estadio catalogado con sólo cuatro estrellas, pese a ser ya capital tanto de relojeras como de empresas químico-farmacéuticas, pese a su discreta posición administrativa frente a Berna y económica y poblacional frente a Zúrich o Ginebra.

Tierra de obispos cuyos cetros jalonan su escudo, Basilea se ha distinguido por Concilios, pestes, exposiciones artísticas y un equipo de fútbol contestatario. Porque aunque la Axpo Superleague suiza sea entre las europeas una liga menor, el F.C. Basel, equipo blaugrana del que tomó sus colores el fundador de cierto equipo catalán, se ha hecho hasta el momento con doce títulos nacionales, dos de ellos a primeros de los setenta gracias a un delantero pichichi llamado Ottmar Hitzfield y nacido a menos de veinte kilómetros, pero al otro lado de la frontera. El mismo Ottmar que condujo al Bayern de Munich a grandes éxitos a finales de los noventa y en 2001. El mismo que se hará con las riendas de la selección suiza al final de esta Eurocopa.

Si no antes, puesto que Kobi Kuhn, míster y mítico jugador suizo, tuvo que llevar hace dos noches a su esposa al hospital, aquejada de un derrame cerebral, y parece que no será capaz de superarlo. Es el último revés para la selección de la anfitriona, que en los últimos dos meses ha visto cómo sus principales estrellas se partían ligamentos, intestinos y huesos. Para la inauguración estarán todos, pero no apuesto gran cosa por ellos: Alex Frei, el nueve, con distintas lesiones menores este invierno, quizá consecuencia de su operación de cadera en 2007; Tranquilo Barnetta, el líder del vestuario y jugador más carismático, aún con el tobillo débil pese a los numerosos desmentidos; y Senderos, central gigantesco, empequeñecido por sus errores en la Champions, que le valieron incluso una depresión tras la eliminación frente al Liverpool de Torres.

El ánimo de la nación está sin embargo para los estándares de aquí por las nubes. Esas mismas nubes que cubren el país desde hace tres semanas, hago frío, calor o bochorno. Y a las que tendremos que acostumbrarnos probablemente al menos en esta ronda inicial. Para una de las pocas naciones que nunca ha ganado un partido en una fase final, el creer que esta vez sí, aunque sólo sea por su papel de anfitriona, ya les permite estar satisfechos con su escuadra. Si bien los suizos no necesitan gran cosa para estar muy orgullosos de su patria, surgida de la resistencia ante grandes imperios, de la astucia y la discreción de gente de campo, y, según el mito, de una flecha de ballesta que atravesó cierta manzana, aunque a la Historia ya la evocaremos.

Quizá el ánimo sea por otro lado elevado porque la República Checa está a menos de cinco horas de coche (palabra checa, por cierto), y ésta es su rival, y los checos tienen las checas y no son prisiones. Y porque estos partidos de inauguración suelen acabar en empate, y a las dos selecciones, empeñadas en querer ocupar el segundo puesto, les vale. Y porque el otro partido de la jornada, Portugal frente a Turquía, será un duelo y una fiesta en las calles de este país y de Alemania, llenas de inmigrantes de uno y otro lado, aunque en Ginebra no me consta que haya muchos de uno u otro colectivo. Ay, Ginebra, mujeres así se merecen un post aparte.

De momento, dejaremos que se abra el telón en Basilea, para seguir el guión de esta pieza dramática, con final feliz sólo para un afortunado: "Erlebe Emotionen", nos propone Platini. Intentaremos sentirlas, monsieur Michel.

 

Comentarios

makako ha opinado:

Los Portugueses son la comunidad extranjera mas numerosa en Ginebra (Franceses aparte, claro). Y las mujeres de Ginebra, mas que un post, merecen un monumento.

Saludos.

# junio 9, 2008 12:54