En relación con el fracaso de la candidatura olímpica, el futuro de La Peineta y de próximos proyectos vinculados, ASdH desea poner en conocimiento de la opinión pública varias cuestiones desde la posición relevante que ocupa en este debate:
Debemos recordar que fuimos los actores que elevaron ante el TSJM la ilegalidad del ámbito Calderón-Mahou, clave en la financiación del estadio olímpico, pero también del propio ámbito del Sector Olímpico - La Peineta, aún pendiente de sentencia en vía contencioso-administrativa que debería conocerse en unos meses. Es decir, hemos sido una voz crítica que creíamos conocer la auténtica imagen que ofrece el deporte español fuera de nuestras fronteras: no se pueden seguir haciendo leyes inútiles que no expulsan de la competición a los responsables de una gestión perjudicial para el propio deporte, cuando no delictiva, ni gastando lo que no se ingresa, ni polarizando los beneficios en lugar de repartirlos para estimular la competencia, ni abandonando el deporte base y casi todas las disciplinas olímpicas a su suerte. El Club Atlético de Madrid se gestó como club polideportivo, de ahí su nombre.
No obstante, decidimos dar un paso atrás y permitir que la candidatura disfrutase de todas las oportunidades que les otorgaran sus valedores, pues sólo representamos a una parte de los atléticos, no a todos, ni a los madrileños, ni a los españoles. Así lo puede constatar la responsable de comunicación de la Candidatura, la Sra. Olalla Cernuda; la teniente fiscal anticorrupción: Dª Belén Suárez, o los representantes de grupos políticos que han tenido a bien intercambiar opiniones con nosotros. Ahora, alguien deberá asumir la plena responsabilidad del fracaso y del coste económico asociado, tanto en el bolsillo de los ciudadanos madrileños como en el de los atléticos.
La gestión de las diversas candidaturas, sobre todo esta última, se ha hecho de espaldas a la ciudadanía, sin consultarse nada, sin debate crítico público (también se echa en falta algo de autocrítica en los propios mass-media ), sin referéndum como en otras ciudades europeas, dirigidas por personas sin legitimación real (recordemos que la alcaldesa y el presidente regional no han sido elegidos por los ciudadanos pues iban en listas cerradas confeccionadas por las secretarías de partidos) etc... Se demuestra una deriva alarmante en la clase política: no dejan espacio a la participación ciudadana, gobiernan a golpe de decreto favoreciendo intereses muy concretos y que habitualmente colisionan con los del ciudadano, y no asumen la responsabilidad de sus actos dejando desprovistos de mecanismos de control, intermediación, influencia y actuación al ciudadano, convertido en el paganini de corruptelas, nefastas gestiones de lo público y aventuras a mayor gloria de la carrera política personal. Algo tiene que cambiar, si queremos albergar alguna vez unos Juegos Olímpicos, lo ha expresado el COI, al que hoy en día no tenemos mucho más que ofrecer, cada vez menos.
Todo lo dicho antes es absolutamente extrapolable al caso del Atleti con la circunstancia agravante que sus propietarios, ilegítimos según sentencia del Tribunal Supremo, han mercadeado en connivencia con las autoridades madrileñas con un estadio que fue construido con aportaciones de miles de socios. De lo que se prometió cuando se planteó el proyecto a los seguidores rojiblancos, a lo que hoy se vislumbra media un abismo y si antes estábamos en contra de dicho proyecto, hoy debemos seguir afirmándonos en dicha oposición habida cuenta del más que presumible escenario final con el que nos encontraremos. El Atleti no necesita la Peineta, el Estadio Vicente Calderón es capaz de albergar esos 70.000 espectadores, único argumento actual del Consejo de Administración. Siempre tuvo esa capacidad desde su inauguración, solo hace falta voluntad para proceder a un mantenimiento que en los últimos años se ha abandonando de forma vergonzosa.
Desde aquí se pide abrir ese debate sobre la conveniencia de un éxodo atlético, se pide facilitar la autentica información sobre el Club y sobre todo proyecto público que pretenda arrogarse el 95% del apoyo ciudadano, especialmente la próxima candidatura olímpica si es que se da.