Aunque sea retórica la petición, digamos que Sísifo era un jeta como él que se dedicó a hacer fortuna a costa de los demás, y al que le tocó por castigo, luego de ésta y otras fechorías, dedicarse a una empresa que nunca jamás llegó a completar: trasladar una piedra enorme hasta la cima de una ladera. A saber, un día de la marmota mítico en el que los paralelismos son más que obvios.