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No sé si será el resultado del partido –por lo inesperado- o que realmente el juego del equipo ha cambiado a mejor, pero el caso es que por primera vez en los últimos años tengo una extraña sensación –ligera pero perceptible- de felicidad por lo que el equipo de mi vida puede realizar en las próximas jornadas. Que conste que también considero que el mal de fondo que tiene este cluzzzzzz son los actuales propietarios y en arreglarlo estamos, pero me centraré en lo que es el juego desplegado en el campo. Del árbitro no quiero hablar porque ha sido una auténtica vergüenza.

 

Evidentemente no voy a ser yo quién eche las campanas al vuelo y loe hasta llegar al paroxismo a los integrantes propiamente del equipo de fútbol y su cuerpo técnico. No es mi estilo y soy bastante más prudente que eso para dejarme llevar. Pero después de ver el partido de ayer, debo reconocer y aquí lo hago público que el desánimo que me inspiró Abel tras el partido contra el Oporto, lo he cambiado en esperanza tras estos dos últimos partidos. Intentaré explicarme.

 

Todo sea dicho, la verdad es que me puse a ver el partido con la sensación de que iba a durar poco ante la pantalla, pues me había conjurado que, dado que el juego iba a ser horrible por parte del Atleti, en cuanto nos metieran el primero, me largaba a hacer algo más provechoso. Y también debo confesar que el juego no me enamoró, pero si la actitud del equipo. Con las mismas fui dejando pasar los minutos y el partido me fue interesando cada vez más pero sin dejar de pensar que todo acabaría en una tragedia previamente anunciada.

 

El resultado final todos lo conocemos, pero a mí es lo que menos me interesa. Me interesa más el cambio de actitud del equipo. Nunca con tan poco cambio en un equipo se pudo obrar una transformación tan importante. Todo gracias a Abel. No, no vayan Vds. a pensar que soy un fan incondicional del toledano. De ninguna manera, pero tiene una virtud de la que carecía el con razón denostado Aguirre: la ambición. Desea ganar, y además, por increíble que parezca, lo intenta. Que lo consiga o no, ya es otra cosa, pero lo intenta.

 

Que la plantilla en general no tiene categoría es algo sabido y no ha cambiado ni cambiará, pero esa ambición hace subir un par de puntos a cada jugador en una escala del 0 al 10. Y eso, la ambición, es lo que me emociona.

 

Con este nuevo sistema de juego hasta está empezando a gustarme Leo Franco. Ya está obligado a salir de debajo de los palos y parece mucho mejor portero.

 

En cuanto a la defensa también ha mejorado, y Pablo se ha ganado la titularidad a pesar de sus fallos puntuales. Jugar con la defensa adelantada es arriesgado pero mucho más arriesgado es jugar cómo Aguirre con el culo puesto en el área pequeña.

 

Lo que no tiene remedio es el centro del campo. Es dónde se debería, a mi juicio, realizar los fichajes importantes –si es que hay alguno que lo dudo- para el año que viene. No son capaces de encerrar en su área a ningún equipo. No pueden dar cuatro pases seguidos sin perderla. No hay nadie que tenga un mínimo de categoría. No se apoyan. No se desmarcan. Un pase a 10 metros es un mundo para ellos y lo del pase al hueco lo tratan cómo una patada a seguir a la línea del ¾ en rugby (¡¡Aupa País de Gales, mi favorito!!). Pero… ¿qué le vamos a hacer?. Es lo que hay. Han mejorado por la presión que se ejerce sobre el contrario, pero nada más.

 

En cuanto a la delantera no me gusta regalar flores gratuitas y además todos sabemos que son el alma del equipo y que sin ellos estaríamos aún peor de lo que estamos. ¿Peor?. Si, peor, porque para mí estar 5º es estar mal. Además Agüero ayer no tuvo su día. La verdad es que Casillas te puede parar una, pero cuando te paran cuatro es que no es tu día, y cómo tal quiero decirlo. Aún así, que nadie me malinterprete. Agüero es insustituible y debe jugar todos los minutos de todos los partidos.

 

A pesar de todo lo que he comentado, sigo observando una falta de mentalidad ganadora en los jugadores. Ese déficit es subyacente de la etapa anterior y no hay manera de cambiarlo pues lo he observado en varios partidos. Ayer en el cambio de Maxi, creo que estábamos 1-1, bueno pues este tipo se retiró del campo andando. Para él, espero que no para Abel, había que perder tiempo. Daban por bueno el resultado, y eso faltando tantos minutos suele ser sinónimo de derrota y eso me temí. En cambio observad los cambios del Real Madrid. Se hacen con toda rapidez porque querían ganar a toda costa. Eso es algo en lo que llevamos desventaja con casi todos los equipos. Aquí se ha instalado una mentalidad conformista sumamente negativa.

 

En definitiva, esperanzado. Ahora tengo la sensación de que algo ha cambiado en el campo, aunque sólo sean esas ganas de ganar. Parece que nunca nadie hizo tanto con tan poco.

 

DELENDA EST CARTAGO.

 

Saludos.