No sé si será coincidencia, pero desde luego es muy sospechosa la conjunción.
Se estrena en el Liceu la Coronación de Popea, de Monteverdi, que tiene como personajes protagonista a una de las grandes putas romanas y esposa de Nerón: Popea, aquella de la que Tácito dijo que lo poseía todo menos la honradez. ¡De qué no habría sido capaz este personaje en el gilesco Aleti!
En el Reina Sofía, ahí al ladito de nuestra ex casa, pues, podemos disfrutar de las instalaciones de Eulalia Valldosera, esa artista posmoderna, que se refiere a su obra diciendo que "siempre he trabajado con los desechos. Cuando trabajo con las colillas, cuando trabajo con las sombras, no deja de ser parte de ese mundo de los ruidos, de los desechos". Como de molde, ¿no? Y parece estar pensando en el mismísimo Gil Marín cuando dice que "sólo lo fugitivo permanece en el jardín de los desechos".
Un poco más lejos, en el Dos de Mayo de Móstoles, podéis disfrutar de otra interesante instalación: Cisnes y Ratas. Aunque lo de los cisnes no cuadra bien, porque aquí, los cisnes, hace mucho tiempo, quizás ya demasiado, se han convertido en gansos.
En el mismo centro mostolense, una posible inspiración para contestarios: la exposición dedicada a Leopold Kessler, ese gran especialista en la intervención urbana, en la que dicen que se mueve inspirado por la idea de aprovechar las fisuras que pueden encontrarse en la sistemática organización del espacio social.
Y hablando de contestación, si se piensa en alguna mani en Neptuno, cómo no hacer una previa visita al Prado, para ver la gran retrospectiva de Bacon. Eso sí, recomiendo hacerla con la guía del gran Quesada.
Nota marginal: Según los datos publicados ayer por el Ministerio de Industria (¡qué grande, el Sebastián!), sobre la evolución mensual de los precios de los alimentos que entran el cálculo del IPC, sigue subiendo el precio de la bacaladilla. Mal presagio nos diría, seguro, cualquier augur.