Aviación: Se le podía regalar un libro con todas esas cosas que quisieramos decirle. Como Cochise....Es fácil, copiar y pegar, imprimir y encuadernar, espiralizar o encanutar.
yo no es que quiera decirle esto a Luis, porque no es en sí un elogio hacia su persona, sino una mera anécdota y como tal, recogiendo tu guante, la cuento:
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La puntualidad me permitió tener mis cinco minutos de gloria
a solas con Luis Aragonés. Dicen que la puntualidad es un valor muy positivo en
las relaciones humanas, que puede ser la clave del éxito, que es un rasgo
esencial de disciplina, que, en definitiva, es una muestra de respeto a uno
mismo y a los demás. Yo comulgaba con todas esas frases hechas pero fui incapaz
de inculcárselo a mi novia, hace ya más de veinte años y, aún hoy, siendo ya mi
mujer, confieso que me siento impotente
en esa tan ardua labor de llegar puntualmente a las citas a las que
hemos de acudir juntos.
Yo ya sabía que la puntualidad le adornaba como virtud, pues
era nuestra segunda cita. Intenté llegar antes que él, pero me fue imposible.
Ya estaba allí, impasible, tranquilo, saboreando una cerveza y un plato de
panchitos. No saluda efusivamente, suele utilizar el “qué tal estás” mientras
te estrecha la mano con firmeza. Va
impecablemente vestido, traje y corbata. El pelo muy arreglado, dejó las
pobladas patillas hace unos años. “Tengo
por costumbre ser puntual desde que jugaba al fútbol, para evitar las multas”.
Esa frase me rompió el mito de la puntualidad como virtud y me introdujo de
lleno en el fascinante mundo de la puntualidad por conveniencia. A partir de
ahora debía hacer ver a mi mujer lo conveniente que es llegar en tiempo y forma
a nuestras citas. No podía fallar.
“Todavía no sé por qué me quieren ustedes entregar este
premio”, me espetó un poco a traición y
con cierta timidez que se asoma al inicio de sus contactos, hasta que se acaba
soltando, sin desmelenarse nunca, pero sintiéndose ciertamente a gusto. Ante
tan inesperada pregunta , después de haber mantenido ya con él una primera cita
explicativa, le solté lo primero que me vino a la cabeza “por ser usted quien
es…¿ le parece poco Don Luis? “. El sorprendido entonces fue él. Una leve
sonrisa iluminó algo su cara, incluso pude intuir cierto fulgor orgulloso en su
mirada. En ese momento llego un señor con gafas y barba incipiente y se rompió
el hechizo.
Dirán ustedes que para cinco minutos que dispuse a solas con
Luis Aragonés, el bagaje es muy pobre, pero yo creo que no. Que casi a tus
cincuenta años alguien te de la clave secreta de por qué hay que ser puntual te puede llegar a marcar y a hacer que te replantees algunas cosas, pero
el haber tenido ocasión de colocar una sonrisa sobre ese gesto serio,
adusto, solemne, incluso a veces imponente, no se me olvidará nunca.
"El Atlético no se merece que le estén tratando como le están tratando. No se puede conformar con entrar en Europa, estoy en contra de anuncios como ese de 'Papá, ¿por qué somos del Atleti?'. ¡No! Cuando yo estaba siempre salíamos a competir a por la Liga, la Copa, todo. ¡Vuestros padres no nos permitían otra cosa! Somos el tercer equipo de España, pero nos hemos alejado de nuestra historia. Pero pensad que, cuando una puerta se cierra, se abre una ventana".
Luis Aragonés en su Gaudeamus
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