Madrid, 26 de agosto de 1983.
Por fin, hoy voy a pisar el Calderón por primera vez. Parece que mis lloros los domingos por la tarde al ver a mi padre irse después de comer al fútbol, han surtido efecto. No es un partido de liga, es un Villa de Madrid, pero a mí eso no me importa, ¡voy a pisar el Calderón!
-Uff, Papá, ¿no hay mucha gente por aquí? – Mi timidez, que aún conservo en parte, y mi poco gusto por las aglomeraciones, ya se dejaban notar.
-Tranquilo hijo, ahora entramos al campo y verás como disfrutas. Venga vamos a comprarte una bandera.
Mi primera bandera. Seguramente no debía medir más de 30 cm de largo por 20 de alto, pero a mis cinco años la veía enorme. Cuanta veces la ondee orgulloso, sin importarme si molestaba a mis vecinos de localidad. Es bandera que me duró hasta que acabó completamente deshilachada de tanto sacarla por la ventana del Ford Granada de mi padre al acabar el partido.
- Toma hijo, tu entrada, tienes que dársela al portero para poder pasar.
Treinta años después, aún tengo perfectamente guardada en la retina mi primera visión del Calderón nada más salir del vomitorio en el Primer Anfiteatro de Lateral. Y la frase que le dije a mi padre:
- Papá, ¿no crees que hay demasiada gente? ¿no sería mejor que nos fuéramos a casa?
- Jajaja, tanquilo hijo, ya verás como te va a gustar.
Aún estaban jugando el Sporting y el Valencia el partido por el tercer y cuarto puesto.
- ¿Cuándo sale el Atleti? ¿va a jugar Arteche?.
- Si hijo, mira ahí dicen las alineaciones: “Mejías; Marcelino, Arteche, Balbino, Quique, Julio Prieto, Marina, Landáburu, Pedraza, Hugo Sánchez, Rubio”. Luego salieron Votava y Mínguez.
Ese día el Atleti ganó 2-1, con goles de Rubio y Hugo Sánchez. Al terminar mi última frase antes de salir del campo fue bien distinta a la primera:
- ¿Papá, el próximo año me haces socio y vendré todos los domingos, verdad?
Y así volví a casa, en el Ford Granada con mi flamante bandera al viento, sabiendo que ese día lo recordaría de por vida.
Ésta fue mi primera vez, que la recuerdo aún con más nitidez y emoción que la “otra”, aunque en esto tal vez los efectos del alcohol también tengan algo que ver. Tras mucho tiempo de lector en el foro, sin decidirme a escribir, creo que os conozco bastante bien a la mayoría, así que me parecía que lo justo era escribir algo de mí en mi presentación.
Así que aquí se presenta un rojiblanco por herencia paterna, como muchos de vosotros, orgulloso de serlo y defendiéndo a muerte a mi Atleti, aún habiéndome criado en una zona pija de Madrid en minoría frente a los vikingos, incluso en solitario, en clase o en mi círculo de amigos. ¡Ah! y antigilista a muerte desde el principio.
Siempre que mi escaso tiempo libre me lo permita, espero aportar a partir de ahora mi granito de arena al foro.
Saludos rojiblancos.
"¿Lo han entendido? Pregunto, ¿lo han entendido? ¿Sí? Pues esto, esto (golpeando la pizarra), no vale para nada. Lo que vale es que ustedes son mejores y que estoy hasta los huevos de perder con estos, en este campo. Son el Atlético de Madrid y hay 50000 dentro que van a morir por ustedes. Por ellos, por la camiseta, por su orgullo, hay que salir y decir en el campo que sólo hay un campeón y va de rojo y blanco."
Don Luis Aragonés