Pasaba que la mayoría de las veces me aburría. O quizá no. O pasaba tan sólo que me armaba de pretextos para enfilar el paseo de las Acacias camino del Manzanares. Pasaba que no era más allá del comienzo de los 90 y que no andaba uno más allá de los 15. Pasaba que en mi cabeza no había lugar para la gramática y el álgebra, y sí para el fútbol y el "Aleti". Pasaba que igual la cosa era al revés: el "Aleti" y el fútbol. Por ese orden. Pasaba que desde el instituto de Embajadores no hacía más de media hora hasta plantarme en la grada del Calderón. Pasaba que era mediodía. O quizá un poco antes. Pasaba que allí todo el mundo miraba el entrenamiento de pie, en el pasillo "preferente", o subido a uno de esos bancos tan característicos de cemento. Pasaba que era raro el día en que faltaba alguno de los habituales en ese corrillo de jubilados al que uno se imantaba por curiosidad. Pasaba que siempre había quien llevaba la voz cantante. Pasaba que una vez, entre dimes y diretes, escuché aquella historia. Pasaba que a Luis le había querido el "Madrí" cuando Mendoza hizo negocios con el innombrable mexicano. Pasaba que se contaba que, de haber entrado en esos tratos con el eterno enemigo, a Luis le hubiesen retirado más que la palabra. En aquella orilla del río. Y en su casa. Pasaba (o eso decían) que había sido la mujer de Luis la que había impedido que se consumase aquella unión contra natura. Pasaba que aquéllos eran tiempos de "agilada" verborrea y que Luis era el borracho, el putero y el binguero. También. Cada uno y todos. Todos y cada uno. Pasaba que seguía aburriéndome en clase y que mi mejor recreo era acercarme a "casa" y esperar a los "baltazares" y "donatos" para que me volviesen a firmar una de sus postales repleta de versículos bíblicos. Pasaba que no todos los días tenía uno la oportunidad de darle una palmadita a su ídolo: "Futre es Dios". Pasaba que el grupo de jubilados seguía atizando a todo lo que se movía en el césped. Pasaba que uno seguía pegándoles la oreja. Pasaba que aquella historia de Luis cobraba cada día renovados contornos. Pasaba que seguían diciendo que la señora Aragonés había amenazado con echarle de casa si algún día era capaz de consumar aquella traición a la familia "alética". Pasaba que había que creerles lo justo. Pasaba que siempre tuve la certidumbre de que Luis era mucho más que uno de los nuestros. Pasaba que Luis era Lo Nuestro. Y pasaba que si su doña era más "alética" que la osa del escudo, como también decían, Luis lo era aún más que el madroño, las estrellas y las rayas rojiblancas. Pasaba que Luis era, es y será el "Aleti".

Espléndido. A columnas.

Aúpa Atleti. Aúpa Luis.

 A parte de lo bonito del escrito, un merecido homenaje a su mujer, una persona entrañable.

 Bonito...

vafe también tiene una historia fantástica a propósito de cuanto escribía y que ha tenido a bien compartirnos en Facebook; y que, con su permiso también, me permito trasladaros. Porque como hemos convenido, todos los caminos -y ninguno quizá como el paseo de las Acacias- conducen al Manzanares. ¡Aúpa "Aleti"!:

"Estaba estudiando en Madrid, año 68 o 69, vivía en Martín de Vargas 1, esquina a la glorieta de Embajadores, en un piso de alquiler con cuatro asturianos. En aquellos tiempos de universidad revuelta y esperanzadora, los días que no había movida era muy aburrido ir a la facultad, los bares de Argüelles eran muy caros, y las mañanas soleadas de Enero eran una tentación. Acacias hacia abajo me dirigía al estadio a ver el entrenamiento del Atleti. Luis, Gárate, Ufarte, Iru, Alberto, Jayo, Reina.......... Un día recibo una llamada de cas en Burgos. ¿Qué tal las clases? ¿Vas a la facultad?¿Estudias? Normal, lo clásico. Mi padre, el que nos inculcó el veneno, me dice qué si había visto el Marca. No ¿Por qué? En la foto de portada, entonces salíamos en portada, del entremamiento del Atleti, estaba su hijo tomando apuntes de termodinámica del sólido rígido, disfrutando del solecito mañanero acompañado de jubilados y desocupados varios. La bronca fue épica y la falta de liquidez el mes siguiente total, los asturianos eran buena gente, la sidra no bajó de precio."

Excelente. Muy bueno, Nexus.