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Los Sanfermines en el Calderón

Último artículo 21-10-2009 21:07 escrito por hawyer. 5 respuestas.
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  • 20-10-2009 20:09

    Los Sanfermines en el Calderón

                Todos tenemos una idea aproximada de cómo son las fiestas de San Fermín en Pamplona, pero lo que seguro desconocéis, es que aquí, los atléticos, las hemos asimilado, dándoles ese toque chulapo-colchonero para  incorporarlas a la lúdica asistencia los días de partido.

    Aprovechando el enfrentamiento con los pamploneses de Osasuna del pasado domingo 18 de octubre, y dado que tengo algo de las dos culturas, nací en Pamplona y asisto al Calderón habitualmente, os relataré mi opinión sobre dichas similitudes y como se acoplan las historias.

    La principal diferencia es que allí, los festejos, duran toda una semana y aquí en Madrid, con el estrés y las prisas, lo condensamos todo en una sola tarde… pero para resarcirnos, en vez de una vez al año, lo repetimos cada quince días o cuando acontezca que juguemos en casa.

    Llega el 6 de julio, día del partido y se da el chupinazo para que los atléticos vayan al campo, empezando la fiesta. Asistimos a los actos, poniéndonosde este club si tuviéramos una dirección deportiva como Dios manda. El problema es que con este sujeto, no es de extrañar la morralla que aparece  nuestras vestimentas folclóricas, bufandas y pañuelos rojos al cuello. Que gran paradoja, resulta que el pañuelo rojo, el símbolo de la festividad, realmente lo que encarna, es la sangre del Santo, y si se pone al cuello es porque éste murió mártir y degollado… sin embargo, como he dicho, esta representación del festejo, que muchos se ponen creyendo es muestra de juerga, tiene su verdadero significado en la muerte del que veneran. Pero bueno, no nos pongamos tristes… que comienza la diversión.

    Tras el empiece oficial de las fiestas, por la tarde del día 6, viene el Riau-Riau, así en resumen, diremos que en Pamplona, antiguamente, a principios del siglo XX, se hacía una marcha protesta contra la autoridad. Tuvo años de suspensión por las historias políticas que lo rodeaban, pero ahora, es más un acto festivo, con Gigantes, unas marionetas de unos tres metros de alto que son llevadas por personas que van dentro.Y Cabezudos, otros individuos que tienen una gran cabeza de cartón y cuya finalidad en el festejo es, pegarle a los chavales golpes con una esponja atada por una cuerda a un palo.

    Digamos que aquí, equivaldría a las grandes manifestaciones, las que hacemos de vez en cuando y llevan mucha gente, como la del día 12 de septiembre. Es nuestra marcha de protesta contra la autoridad, donde los gigantes son esos medios de comunicación que pululan aledaños para, desde lo alto de sus pedestales, ver que acontece e informar, mientras que los cabezudos son esos periodistas que se dedican a atizar sin hacer daño y que simplemente son unos elementos decorativos que acompañan al grupo para contarle luego a sus gigantes que éramos 100, 1.000 ó 5000, dependiendo de la línea editorial de cada patrón, y que el resto del año, cuando se quitan el disfraz del trabajo, no hacen mucho más que rellanar páginas con noticias que no molesten en exceso a la “corporación municipal directiva del Atleti”, al fin y al cabo, supongo que el ayuntamiento de Pamplona, es quien les paga, así que, no creo vayan a hacer nada contra el poder establecido, si acaso un esponjazo a modo de… -“Aquí estoy, cuidado con lo que dices ó a quien se lo dices, que te atizo”.

    El Riau- Riau, en verdad, es el estribillo final de cada una de las estrofas que forman la canción basada en el Vals de Astrain, melodía que se va cantando durante el paseo de la comitiva. Lo que viene a ser el: “Que se vayan, diles que se vayan, diles que se vayan, de una *** veeeeeeeez” pero con otra letra y acabado en, “Riau-Riau”, que bien podría ser en estas fiestas de la ribera del Manzanares el: Robasteis Impunemente, Ahora Urge Recuperar Inmediatamente, Atlético Ultrajado. O sea, RIAU-RIAU

    Luego, el momento más conocido de las inmortalizadas por Hemingway, son los encierros, ahí, los corredores antes del evento, tienen la tradicional reunión para la petición y cántico, invocando por tres veces la ayuda e intercesión del santo para las carreras ante los toros.

    Según se sube la cuesta de Santo Domingo, por donde las reses pasan velozmente después, está el pequeño oratorio de San Fermín, su equivalente en nuestros particulares encierros, es la puerta cero, lugar por el que también pasan raudos, otros astados con una mirada taciturna, astifinos, caratorcida, meanos, encerezados y guardaespaldas de negro bragao.

    Allí se realizan los conocidos cánticos pidiendo la protección del Santo. Los mozos apuntando hacia el rincón de la cero, blanden sobre sus cabezas los periódicos enrollados, en los pone: Hartos, Gil mafia, Soy del Atleti no GILipollas, DELINCUENTES… bueno, todas esas reivindicaciones que tienen los distintos rotativos en sus portadas, mientras entonan el tradicional:

    A SAD Magil pedimos

    Por ser nuestro ladro-ón

    Nos devuelva el Atleti

    Me cago en la prescripción

    (bis)

    Viva SAD Magil… Viva

    Pero que viva en Alhaurín… ¡Agora!

                También le podríamos haber mandado a Guantánamo o Alcatraz o Isla del Diablo… pero es que estas cárceles no rimaban, y Auschwitz, sonaba un poco fuerte… que seremos “pesaos”, pero no tenemos tan mal corazón. Así que, puesto que la de Carabanchel, que era la más cercana ya no existe, le deseamos sea bien acogido en tierras malagueñas, junto a su Marbella.

    Luego, tras el sonido del chupinazo, sueltan a los morlacos antidisturbios de la policía nacional y la marcha empieza a desfilar sin grandes carreras. Es lo que tiene la no violencia, que así, los mansos no embisten, te pueden atropellar, pero si no les molestas, no hacen más que su trabajo, por lo que, les respetaremos, no adjudicándoles el nombre de cabestros.

    El recorrido pamplonés empieza por la cuesta de Santo Domingo. Aquí, Santos, (aparte del cabrón del Mirasierra que sólo vino una vez, se tiró de espontáneo a los bravos, y nos cerraron el coso impidiéndonos de esa manera, ver la corrida siguiente de la ganadería holandesa PSV) son todos los domingos que venimos a ver al Atleti, pero a falta de santos para nombrar la calle, buenas son la vírgenes, por lo que, empezamos la carrera por la Virgen del Puerto. La calle de Mercaderes es el Paseo de los Melancólicos, que acapara toda la trasera de la tribuna contraria al río, el que puso la placa a esta calle, no sabía bien hasta que punto acertaría con el nombre en el futuro, y si llegamos a la Estafeta del Duque de Tovar, en el fondo norte, ya hemos “corrido” un encierro más que largo, porque a partir de aquí, sino antes, cada uno va entrando por la puerta que tiene asignada a la plaza de Toros del Vicente Calderón. Normalmente estos encierros son limpios, algún improperio o mirada despectiva, pero ninguna cogida grave, y si acaso hubiera de asta algún puntazo, pues que fueran “asta” tres… los puntazos por ganar el partido.

    Es curioso, pero los periódicos que se llevan durante el encierro, se supone que sirven para hacerse un quite, o distraer al toro en caso necesario, que alguno me dirá –“Será porque llevas el Marc-Asco, y cuando el bicho que te persigue, con ese casco de vikingo, se te acerca demasiado, lo tiras a un lado para que se entretenga leyendo las primeras 20 páginas con sus chorrinoticias merengonas, aprovechando así la distracción para poner pies en polvorosa”. Pues podría ser, pero no, resulta que estos cornudos no saben leer, no porque sean analfabetos, sino porque los bovinos no tienen esa capacidad (me refiero a los toros de verdad, no se me susceptibilicen), así que, como no sea que el periódico que lleves tenga el formato del ABC, y cojas las grapas para metérselas en el ojo, cegarles y poder escapar, yo tampoco sé exactamente como parar una mole de 500 kilos, que te embiste en plan ariete con unas simples hojas de papel, porque la opción de aprovechar que el papelito está enrollado y meterle dentro una china del tamaño peñón de Gibraltar para fumártelo según vas corriendo (que de entrada no es muy saludable, pero con lo mamaos que van algunos, no pondría yo la mano en el fuego del mechero con el que se lo encendió) y levantando una humareda pillaras un “sobresaliente” colocón: tú, el toro, el resto de la manada, la mitad de los corredores…  y toda la zona cercana al recorrido en Pamplona si me apuras…, pues que quieres que te diga… que tampoco lo veo.

                Luego de seguido, ya se celebra la corrida de toros, el plato grande de las fiestas, o sea el partido de fútbol. Allí en la Monumental se pasan dos horas entre las charangas de las peñas, comiendo y bebiendo, sin hacer prácticamente puñetero caso a lo que acontece en la arena. Como dijo aquel peñista cuando le preguntaron que por qué no miraba al ruedo: -“Pues porque la fiesta está en la grada, al torero se le paga para que esté ahí abajo, y nosotros, que somos los que pagamos, venimos a divertirnos como creamos conveniente, si queremos le hacemos caso, y sino, pues cantamos y bailamos al son del tararata, chunda chunda chun”

    Aquí también tenemos nuestras peñas, unas son más instrumentales y ruidosas y otras lo son menos, así, mientras en el coso verde nuestros toreros hacen una nueva faena, la gran mayoría del calibre de las espantás del maestro Curro Romero, en la grada resuena la melodía de Pipi -“Te quiero Atleti… tararata chunda chunda chun”, y efectivamente muchas veces, el soporífero espectáculo que se ve, hace más que interesante mirar hacia ese otro coro, o comer el bocata, o pipas o simplemente cantar también… a la madre que parió a los del palco y a los jugadores.

    Y se pide el cambio de tercio y la devolución a chiqueros de algunos que creemos inválidos, pero nada, que la presidencia decide que se quedan, que no había dinero para fichar a más, y torean… al respetable. Pues nada, que sigan los matadores… de espectáculo pegando la gran petardá.

    –“Mira que centro de banderillas acaba de meter aquel, en todo el costado se lo ha lanzado”, comenta el del tendido inferior, -“Pues anda que ese, toma, ni para picador vale” continua su socio. A lo que le respondes “!Eh!, ¿y el otro?, que más que primer espada, de una baraja, parece la sota de oros… sólo pose, y ganando un pastón”.

    Y venga, patapumba p´arriba, y otro balón al contrario con una larga cambiada. Y te desgañitas de nuevo desde la grada hacia el maletilla, porque alguno, el traje de luces lo tiene fundido –“Pero arrímate… ¿no ves que si te escondes no te pueden pasar la pelota?”. Mientras sigues pasando la soporífera tarde con muletazos de balón sin sentido –“Vaya faena nos estamos tragando otra vez”. A la que, de fondo se sigue oyendo el: tararata, chunda chunda chun.

    Cansado ya, sacas el pañuelo y gritas -“Cerezo, ladrón, fuera del Calderón”, y el colega de al lado se anima también a gritar, pero va más allá y ondeando el pañuelo, también pide las orejas y el rabo… del presidente. –“Que lo devuelvan… a los corrales”, chilla según va pasando la becerrada insulsa por los mismos derroteros.

    Y cuando más hastiado estás en el transcurso de la tarde, ¡zas!, nos meten una estocada en todo lo alto y por la escuadra, cayendo redondos y sin puntilla. –“¿Pero donde estaba la defensa?, ¡si ha rematado sólo!”. Y vuelves a sacar el pañuelo y la pancarta. –“¡Esto es una mierda!”.

    Todavía hay algún “entendido”, que te replica y te dice, -“No pasa nada, aún quedan más toros”. Y piensas para ti –“Sí claro, y las pipas y el bocata de tortilla y… Taratata chunda chunda chun”.

    De repente en una colada del Victorino, nos enganchan por la taleguilla, y toma revolcón.- “!Hombre!… que eso es tarjeta, que ni iba al balón ni nada”, pero el trencillas, cual alguacilillo con sombrero emplumado, se hace el paseillo de rigor hasta el lugar del incidente… para nada, pues se deja la llave amarilla en el bolsillo. –“Joder… no nos tiene ningún respeto”. Efectivamente, lo perdimos con lo años de mediocridad. Mientras, el monosabio (no el de Hortaleza), sino el que ayuda al picador, al que pica, o sea, al practicante médico sanitario, se lleva en camilla al diestro de camas, que de diestro tiene, que juega por la derecha, (pero sólo cuando le sale de los cojones), porque luego pierde la posición cada dos por tres, y de diestro con el pié… Puffff, le pega casi peor que mi abuela.

    Poco después, otro soberbio volapié en el hoyo de las agujas de la cepa del poste, allí donde se dice que pastan las vacas, nos deja completamente muertos.-“Normal, si aquí no corre ni dios para ayudar, y además, a ese bulto central con la camisa rojiblanca le han roto la cintura cuatro veces seguidas entre manoletinas, bicicletas y afarolados”.

    Y llega el descanso, y la megafonía a todo volumen impide puedas protestar o conversar con un tono normal para comentar la primera parte de la corrida. Así que, casi deseas termine y salga el siguiente toro para, al menos, descansar lo oídos.

    Mediado el último tercio, el de muerte, así tildado porque de esa ya no salimos vivos, el apoderado, llamado de esta manera porque se han “apoderado” de él, abduciéndole y retirándole esa libertad en cuanto que entró en el club, de forma que, la casta con la que llegó a realizar su trabajo originalmente, desapareció según firmaba, dejando de tener personalidad alguna para pasar a ser un mero estabón más de la cadena de arrastre, eslabón que por cierto, fruto de los malos resultados volverá a ser por donde se vuelva a partir cuando se lleven las mulillas al entrenador defenestrado camino del desolladero. Pues bien el Mister-apoderado llama al subalterno para darle las últimas órdenes y pidiendo el pertinaz permiso a la presidencia, realiza el cambio en la línea medular, saliendo el novillero de turno entre grandes aplausos, y sin haber sudado nada, el muy geta aún nos brinda la faena. – “!Va por ustedes!, y venga, que pase el siguiente.

    Terminando ya la tarde, de repente, en uno de los pocos lances interesantes, disfrutamos de una buena tanda de pases naturales entre “Espar-retaco Agüero” y “Simao de Portugal” adornándose incluso con un sombrero de pase de pecho, para dejar el esférico a puerta gallota de forma que con un sutil remate de chicuelita “er niño de Uruguay” también conocido por “Diegito de la bota de oro” lo meta en el arco. ¡Gooooooolé! , estallan los tendidos mientras se viene abajo el estadio.

    Entonces, es cuando de nuevo, la banda, empieza a tocar el famosísimo pasodoble “El gato Andrés Montés”, en homenaje al ¡Jugón! creador del Tiki-taka y cuya réplica acaban de enlazar de esa manera los tres artistas, maestros y grandes figuras del escalafón que realmente tenemos. El resto que les acompaña, salvo honrosas excepciones, son los llamados taurinamente “sobresalientes”, que traducido a la terminología futbolera, y puesto que algunos no llegan ni al “aprobao raspao”, más bien son, los que sobran y salientes, o sea, que estarían nominados para abandonar la academia en las alineaciones, y si hubiera un empresario que se preciara, no juntaría novilleros y maletillas con grandes maestros en el mismo cartel. Pero claro, si miras al palco presidencial, resulta que es más parecido al de una plaza de toros que al de un estadio de fútbol: ¿Quién asesora al presidente en la plaza?... pues eso, el veterinario, como en el Calderón, menuda faena nos están haciendo.  

    Estando a punto de acabar la lidia, y cuando lo estábamos bordando, retumba un –“¡Huyyyy!” porque el equipo rival se ha librado de una cornada estrellada en todo el poste, coincidiendo además estos minutos con que, increíblemente, algunos intenten un amago de la ola por el golazo que acortaba las diferencias y el juego actual. -“¿Pero esto que es?, ¿Por tres jugadas que hemos hecho en condiciones de entre toda la mierda de charlotada?”, entonces piensas en el peñista de Pamplona y mientras sigues escuchando una algarabía general, aflora un nuevo canturreo -“Hemos venido, a emborracharnos, el resultado nos da igual… tararata, chunda chunda chun”.

    Así acabas de nuevo, unas veces ganando el partido, otras perdiendo, otras empatando, pero la gran mayoría con la sensación de que te has vuelto a tragar un pestiño de festejo: -“Los toreros mal, los toros peor…” recordando que esta fiesta nacional se muere y ya no es lo que era.

    Terminas marchándote a tu casa, quitándote la bufanda o pañuelo rojo… y blanco del cuello, como señal de finalización, y despidiéndote de las fiestas por este año, o sea, hasta que llegue el próximo chupinazo dentro de dos semanas, ensimismado en tus pesarosos pensamientos, mientras vas silbando por el camino el:

    Pobre de mi, pobre de mi

    Se ha acabado el partido

    Perdiendo y me aburrí

    Pobre de mi, pobre Atletí

    Ya es mi único deseo

    ¡Fuera los Gil!

     http://www.infiernorojiblanco.com/index.php/opinion/tirreinotorio-hawyer/503-los-sanfermines-en-el-calderon.html

    PD: Si habeis llegado a leer hasta aquí, enhorabuena, y ya aprovecho para agradecerles las palabras que han dejado en anteriores post-artículos a gente como: Rago, Metropolitano, Jesuskun... y demás 

     

    "Podemos jugar mejor, ganar o perder, pero hay una idea que no se negocia, que es el trabajo y que nadie es más importante que el equipo" Cholo Simeone
  • 20-10-2009 22:54 en respuesta a

    Re: Los Sanfermines en el Calderón

     Que bueno eres,pamplonés.Pese al"gato"que se nos tiene por allí,Navarra y Pamplona siempre me han gustado.

    Un placer leerte.

    Mi madre me dió la vida,y el Atleti el corazón
  • 20-10-2009 23:12 en respuesta a

    Re: Los Sanfermines en el Calderón

    A pesar de algún fallo taurino sin importancia, me ha encantado Javier.

    No se puede negar tu originalidad y buen hacer.

    Un saludo.

    "El Atlético no se merece que le estén tratando como le están tratando. No se puede conformar con entrar en Europa, estoy en contra de anuncios como ese de 'Papá, ¿por qué somos del Atleti?'. ¡No! Cuando yo estaba siempre salíamos a competir a por la Liga, la Copa, todo. ¡Vuestros padres no nos permitían otra cosa! Somos el tercer equipo de España, pero nos hemos alejado de nuestra historia. Pero pensad que, cuando una puerta se cierra, se abre una ventana".
    Luis Aragonés en su Gaudeamus

    Diles que se vayan
    https://fbcdn-sphotos-d-a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash4/404125_10151097005874053_1474836781_n.jpg
  • 21-10-2009 0:20 en respuesta a

    Re: Los Sanfermines en el Calderón

     

     Me lo he leído entero por su originalidad. 

     Saludos.

  • 21-10-2009 1:40 en respuesta a

    Re: Los Sanfermines en el Calderón

     

    A SAD Magil pedimos

    Por ser nuestro ladro-ón

    Nos devuelva el Atleti

    Me cago en la prescripción

    (bis)

    Viva SAD Magil… Viva

    Pero que viva en Alhaurín… ¡Agora!

     

    Plas plas plas plas....coincido con mis compañeros en el tema de la originalidad, la comparación entre los Sanfermines y el día a día del Atleti ha sido tremendo. Hawyer con su permiso voy a guardar este cántico, bonita canción para cantarles a los golfos.

    Te has dejado atrás el famoso:

    "Pamplonesas, pamploneses, ¡Viva, San Fermín!"

    "Atléticas, atleticos, ¡Viva el Atlético Madrid SAD! " (el de toda la vida).

    Un saludo



  • 21-10-2009 21:07 en respuesta a

    Re: Los Sanfermines en el Calderón

    lo siento Jesús, ya sabes que aprendiz de mucho... maestro de nada, je,je.

    Por supuesto que te puedes quedar con el cántico Rago, no cobro derechos de autor, no estoy en la SGAE, je,je.

    Tienes razón, me faltó el Atléticos, atléticas... viva el atletí SAD , los prescritos habrían añadido:

    Y este año... a la champion "lig" (no a ganar la de Europa, sino a quedar 4º en la de casa para entrar y cobrar las primas), ja,ja.

    PD: Lo siento, para el próximo sermón, haré separaciones entre los párrafos (tal como me ha sugerido un amigo) para que no sea tan complicado leerlo... y si puedo hacerlos más cortos, también, je,je

    "Podemos jugar mejor, ganar o perder, pero hay una idea que no se negocia, que es el trabajo y que nadie es más importante que el equipo" Cholo Simeone
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