Sr. D. Enrique Cerezo.
Levante la cabeza y recapacite: Son cientos de miles de personas que por su manera de ser, han coincidido en sus preferencias futbolísticas en el ATLÉTICO DE MADRID.
Esta manera de ser se puede resumir, en virtudes como el alejamiento de los poderes establecidos; huir de la prepotencia; estar lejos de los poderosos; buscar lo difícil; tener capacidad de sufrimiento; caer y volver a levantarnos…
Pues bien, no se puede jugar con los sentimientos de todas ellas. Ignorarlas, es ser indigno y miserable. Si usted no puede darnos alguna satisfacción, (yo la haría), deje a otra persona en la Presidencia.
Usted no puede presenciar impertérrito el ridículo que el equipo hace por esos campos de Dios, donde nos conformamos con no perder, añorando que los equipos que nos acompañan en la clasificación no ganen para seguir ahí.
No podemos contestar con el “Hemos perdido otra vez”, a las preguntas de nuestro amigos, hijos o nietos.
Cuando usted era niño, soñaría con ser alguna vez presidente del Atléti, ¿verdad?. Seguro que propondría entregarse a la causa rojiblanca en cuerpo y alma, para conseguir un equipo mejor que el que entonces conocía.
¿Ha sido así?.
Usted llegó a NUESTRO equipo en unos momentos oscuros de la mano de Jesús Gil, conociendo o rozando actuaciones más o menos legales o ilegales. Tras, la superación de las acusaciones judiciales, da la impresión de estar por encima del bien y del mal, y que nada ni nadie le puede obligar ni por asomo, bien a presentar su dimisión o, en otro caso, a tomar medidas drásticas que cambien la actitud del equipo, entrenador o jugadores.
Sigue dando la impresión, de que la mayoría de jugadores que aquí llegan, entienden que han llegado a su meta, y que ya lo tienen todo hecho: vivir en la maravillosa Madrid, ganar dinero… y poco más.
A los jugadores hay que apoyarlos en los malos momentos, cuando hayan dado todo su esfuerzo por la camiseta rojiblanca. En otro caso, como ahora sucede, hay que “cortar cabezas”. Usted sigue diciendo que: “Estamos en las tres competiciones y con la ayuda de los Atléticos, superaremos los obstáculos y …”. “Tenemos un cuadro de jugadores estupendos y entendemos que no hemos de fichar”.
Los que vemos al equipo, y entendemos un poquito de fútbol, sabemos que el equipo no sabe a que juega. Aguirre no ha sabido dar al equipo una actitud defensiva imprescindible para poder llegar a ser equipo importante. Conseguir un centro del campo que mueva al equipo es más difícil, sobre todo si no se cuenta con hombres de calidad. Vemos la coladera de nuestros laterales. Vemos a los centrales saliendo constantemente a las bandas a “tapar” los agujeros que estos dejan. Vemos como el Kun y Forlán se desesperan esperando balones que nunca le llegan.
¿Qué harían estos dos hombres en la delanteras, por ejemplo, del Madrid, Barcelona o Villareal?. Aquí se están devaluando y perdiendo la ilusión con la que llegaron a nuestro equipo.
Haga ahora un MÄXIMO esfuerzo y fiche, aunque se arruine o arruine a la entidad, dos laterales y un centrocampista de máxima calidad. Es el momento para despegar o para hundirnos definitivamente.
Tal como estamos, ningún niño se verá atraído por nuestros colores. Los que ahora los lucen, “han sido obligados por la última hornada de Atléticos auténticos: sus padres o más bien sus abuelos”.
Mientras, somos el hazme reír de los demás aficionados y de periodistas infames como el Tomás Roncero, el Roberto Gómez, Lama, etc etc..
Mientras, los árbitros demuestran su hombría en Madrid en el Calderón y no en el Bernabéu, amonestando injustamente a nuestros Torres, Kun, ante el silencio de ustedes. Se ha perdido el respeto a nuestro glorioso equipo
Sea realista, si en la Liga estamos bien clasificados, se debe no a la calidad de nuestro juego: sucede que si en cuatro de las victorias que inmerecidamente alcanzamos, hubiéramos empatado, tendríamos ocho puntos menos de los que tenemos y estaríamos en el pelotón de los torpes.
Recuerde aquellos momentos en los que usted daría su vida por el ATLÉTICO DE MADRID”, Y ACTÚE EN COSECUENCIA.
Esta carta la he dirigido al citado señor.