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Tierra quemada

Último artículo 21-12-2010 13:15 escrito por cochise. 0 respuestas.
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  • 21-12-2010 13:15

    Tierra quemada

     Cada vez que oigo esta palabra, no se por qué se me viene a la memoria el huno por antonomasia: Atila. Deberá de ser por la imagen esa que la EGB creó en mi subconsciente, modelando a un tipo descomunal, bigotudo cual central de época, con las greñas de Ayala y montao en un caballo que distaba años luz de Imperioso. Un bárbaro de las tierras del norte, que venía a pasarse por la piedra a lo que llamamos "civilización", con sus esclavos, corruptelas y todo. Muchísimos años después, me enteré que esas enseñanzas fueron tan fraudulentas como el dinero del Palé que utilizaron los giles y consorte pa hacerse con los mandos del Club. Atila, el salvaje, fué un menda que hablaba y escribía latín y griego, y que gozaba de una educación exquisita para esos tiempos. Además de hacer gala de un carácter humilde y sencillo, según las crónicas bizantinas de aquél entonces... Sin embargo, en las escuelas se ha propagao la versión "B" del sujeto. De guacamayo en papagayo, de modo que ya ni una confabulación de RAEs aliadas con una pléyade de manoletes, hará cambiar del consciente colectivo la imagen del "azote de Dios"· Existen casos, contemporáneos incluso, en que el sentido de la crítica ha sido inverso. Aunque nunca vienen al caso, o por lo menos viene al caso menos que otras cosas.

    Cuando Atila, con su petate de políglota a cuestas, desenvainaba junto a sus hordas por páramos y baldíos, no había cristo que aguantara el paso. La huella de su caballo, decían que era purito fuego, y por dónde hacía camino, olvídate de ver crecer la hierba. El galope de sus monturas asiáticas, dejaba por ende una tierra quemada tras de sus cascos. Que se veía. Que se palpaba. Que se podía oler. A ningún escribiente de entonces se le ocurría, inducido o no, contar que bajo las pezuñas de los jamelgos bárbaros, crecía el azahar y las petunias. Era algo puramente físico: la tierra quemada, como sustancia orgánica en llamas o brasas, se ve. Se la pueden echar hasta fotos o, sin ancronismos, pintarla al fresco o meterla en los hilos de un tapiz de corte. Ver para creer, que viene a decirse.

    Luego, hay tierras quemadas que no se perciben. No, desde la infalibilidá de los sentidos del gusto, el tacto, la vista o el oído. Suponen parajes devastados, dentro de cotos cerrados, que son inmateriales en su concepto. Así, decir que un país está hecho unos zorros, supone poseer unos conocimientos inmensos sobre el mismo, en todos los ámbitos, que suele estar en manos de cuatro cerebritos. Y que además, no las pían. El resto de los mortales, dependemos de lo que nos cuenten los que antaño se dieron en llamar "medios de información". Incluso cuando es constatable la deriva hacia la desolación, los "portavoces" pueden engañar el status actual con promesas de Eldorado a la vuelta de la esquina. El campesino de a pie, ante la imposibilidá material de poder tocar esa tierra negruzca, de percibir ese olor a socarrao, de contemplar con sus propios ojos el terruño reseco y humeante, traga con las crónicas oficiales. "Pues no está tan mal, señora". O "anda un poquejo al grill, pero me han dicho que mañana viene un camión de plantavit y que esta misma tarde aparece un hidroavión de extinción que ha partido desde una gasolinera de Dubai". Porque se las cuentan de primera mano unos srs. a quien el sacrosanto deber de la Información, ha puesto ahí. Y la tierra quemada se transmuta en un espacio entre el Tigris y el Eufrates de la Edad Antigua, mercé a algunos pecadillos veniales que los terrenales de baja estofa y menos medios dan en pensar, cesta de navidá. Almuerzos. Comidillas varias. Bañitos en yate privao. Ayuditas en la adquisición de la vivienda. Conchabeo publicitario. Entrevistillas a la carta. Vacaciones teledirigidas. Negocios que se arriman. Alguna exclusiva, payo. Y toda clase de pajas mentales semi-indemostrables, porque los que se han de ocupar de investigarlas tienen que acudir al taller a en punto, dar el biberón al niño o pasarse por la ITV que le caduca mañana... Quid pro quos varios, que los implicados niegan por principios. Cómo si los mantuvieran...

    Hasta el advenimiento de la catarsis. O de los otros jueces. Cuando la Justicia se escribe con mayúsculas. Veremos entonces el cuadro que nos pintan, o despintan. Porque quedarnos, nos hemos quedao con sus nombres. Han estao tanto tiempo defendiendo al Atleti, que no podría ser de otra forma.

    Diles que se vayan
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