MOELO – Maniobras Orquestadas En La Oscuridad
o “Sus juguetes favoritos”. Porque sus juguetes favoritos son aquéllos que mejor le sirven para engañar y distraer a la afición cuando ésta medio muestra las uñas. Su oficio es engañar, su profesión dudosa o desconocida, su afán, amasar dinero por los medios que sea y generalmente a costa del Atlético de Madrid. Sombrío, oscuro y taciturno hasta en las celebraciones. Encerrado en una oscura cueva de la que sólo sale cuando ve peligrar su fuente de ingresos que no es otra que la sangría permanente del Atlético de Madrid.
Así es “cara córner” o “cara ocho” como prefieran, aunque evidentemente su única cara, la que mejor le define, es la del cemento armado, doblada en un construcción picassiana imposible, imagino que por el peso de la vergüenza, por poca que tenga, pero de cemento armado.
Sus juguetes de tanto usarlos se le están quedando gastados. Tiene tres o cuatro y siempre utiliza los mismos, incluso aunque las situaciones sean muy diferentes, él las resuelve igual.
Su discurso, de tanto usarlo, ya no convence a nadie. Es difundido por los medios cómplices y aceptado por la afición adormecida, hastiada y conformista hasta decir basta, pero todos saben que ya no convence a nadie. Ni siquiera los más afines al régimen, los cómplices más directos llegan a creérselo cuando lo pronuncian y en el esfuerzo el resultado es tragicómico, en un escorzo imposible que roza el patetismo y provoca el estupor en el receptor mínimamente dotado de una cierta cantidad de neuronas.
Ahora me saco el fuego de artificio por aquí, aparezco desde la cueva, hago mi discurso y desaparezco. Desvío la mirada de la masa como la naturaleza desvió mi cara. Pero el señuelo cada vez es más evidente, más manido, más torpe. Él sigue usándolo porque hasta ahora le ha valido. ¿Por qué cambiarlo? –pensará. Si siempre hago el mismo truco de trilero barato y la gente sigue buscando la carta marcada, ¿para qué voy a cambiarlo?
En este caso la jugada es tan evidente que hasta un niño la vería, pero aún así parece que funciona. ¿Crísis? ¿Una cierta presión? ¿Acorralamiento? Matemos dos pájaros de un tiro.
Estoy como loco por vender uno de los pocos activos que me quedan. Lo saco al mercado, lo muestro, le pongo un lazo dorado al enemigo más odiado y luego digo que no voy a hacerlo. Distraigo atenciones. Alguno incluso pensará que soy un gran gestor –coño, que para eso me han dado un premio, y luego cuando todos estén mirando al pajarito, el pajarito vuela a otras tierras con gran alivio general. Y a otra cosa mariposa. Un remiendo por aquí, otro por allá y me vuelvo a subir el sueldo. Regreso a mi cueva frotándome las manos con mi cara torcida y taciturna y a esperar a que las aguas vuelvan a bajar revueltas. Mientras mi saltimbanqui favorito, el mono de feria que heredé de mi papá, seguirá haciendo sus gracias de feria en feria, de emisora en emisora, de gala en gala.
Papá, haya donde estés, te echo de menos. Me dejaste buena herencia y buenos fundamentos para vivir de la estafa, del robo y del cuento, pero yo a veces te echo de menos. Pero la vaca sigue dando leche, no te preocupes, que como dijiste no pienso soltar la ubre.